Dr. Rafael Emilio Cervantes Martínez.
Dr. Lucilo Batlle Reyes.
Dr. José A. Rodríguez Ben.
MSc. Yusmila Zamora Silva.
Ser marxistas-leninistas como Fidel
El primero de enero de 1959 se produce en Cuba una profunda revolución bajo la guía histórica de Fidel Castro. En nuestras condiciones no puede hablarse en rigor de marxismo-leninismo sin estudiar el pensamiento y la práctica revolucionaria de Fidel. Fue él quien desarrolló un modo singular de interpretar el marxismo, el leninismo y el pensamiento martiano, para producir una síntesis absolutamente creadora y desde ella, entender las condiciones histórico concretas de Cuba y llegar al frente de la lucha de todo un pueblo unido, al triunfo del primero de enero de 1959 y conducirlo después victoriosamente.
El modo de ser marxista-leninista de Fidel constituye una reconceptualización muy original del término, alejado de todo esquematismo y dogmatismo. Su concepción es revolucionaria, universal, crítica y abierta, afincada en nuestras peculiares condiciones nacionales, a la vez que defiende los principios universales que dan identidad a la doctrina comprometida con la causa de los oprimidos del mundo.
La visión marxista-leninista de Fidel es patrimonio de la cultura política del pueblo cubano, forjada bajo su intensa prédica, su autoridad política e intelectual y el ejemplo de su práctica revolucionaria, aplaudida por nuestro pueblo en todos los escenarios en que Fidel la proclamó. Ello justifica su idea de “nuestro derecho a ser marxistas-leninistas”.
¿Cuál es el gran mérito de Lenin? Lenin… toma el pensamiento de Marx, lo defiende contra todas las mixtificaciones, contra todos los revisionismos, contra todas las revisiones y los cambios que quisieron hacerle, y armado de la teoría, forma un partido, lucha dentro de ese partido contra todas las corrientes pequeño-burguesas, contra todas las corrientes no revolucionarias… Lenin tiene el extraordinario mérito de haber interpretado cabalmente el pensamiento de Marx, haberlo llevado a la práctica, y haberlo desarrollado en unas circunstancias nuevas, como es la de un partido revolucionario en el poder, y desarrolla toda una teoría, un pensamiento de una profundidad extraordinaria.[1]
Y agrega al respecto:
Nadie, como él, fue capaz de interpretar toda la profundidad y toda la esencia y todo el valor de la teoría marxista. Nadie, como él, fue capaz de interpretar esa teoría y llevarla adelante hasta sus últimas consecuencias… No es que no hubiesen existido algunos antecesores divulgadores del pensamiento de Marx, pero es que de tal manera el desarrollo del pensamiento político y revolucionario está influido por la actividad creadora de Lenin que hay que decir que fue verdaderamente el alma de ese pensamiento revolucionario…[2]
Marx y Lenin constituyen precisamente esas dos personalidades humanas que marcarán el paso de la prehistoria a la historia de la humanidad.[3]
Formación del pensamiento revolucionario marxista-leninista de Fidel Castro
En el proyecto de programa del Partido Socialista del Perú (1928, primer nombre del Partido Comunista Peruano), Mariátegui plasmó su idea sobre la nueva etapa de la teoría del marxismo revolucionario:
El capitalismo se encuentra en su estadio imperialista. Es el capitalismo de los monopolios, del capital financiero, de las guerras imperialistas por el acaparamiento de los mercados, las fuentes de materias brutas. La praxis del socialismo marxista en este período es la del marxismo-leninismo. El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú lo adopta como su método de lucha.[4]
En Cuba, el primer partido de los comunistas cubanos, desde su fundación en agosto de 1925, encarnó las ideas marxistas-leninistas y desde entonces se hicieron presentes en su intensa actividad de educación y movilización de las amplias masas populares por la liberación nacional y el socialismo. “Jamás podrá olvidarse —decía Fidel— el papel que ese Partido de comunistas desempeñó en la divulgación de las ideas marxistas-leninistas, y en la formación de una conciencia revolucionaria entre nuestros trabajadores y pueblo… ¡No había universidades de comunismo, pero había un partido marxista-leninista que enseñaba comunismo!”[5]
Sobre ese proceso de su formación marxista-leninista explica Fidel:
Tuvimos nuestros primeros contactos con los comunistas cuando éramos estudiantes universitarios…En la biblioteca del Partido Comunista de la calle Carlos III compramos nosotros nuestros primeros libros marxistas-leninistas… gracias a esa biblioteca y a la admiración que despertaba la conducta de los comunistas, entramos nosotros en contacto con esa literatura… Y el núcleo fundamental de los que organizamos el Movimiento “26 de julio” adquirimos en esa biblioteca nuestros libros…”[6]
En las numerosas explicaciones que Fidel después del triunfo revolucionario ofreció sobre este importante tema, destacó siempre lo siguiente:
Cuando por primera vez cayó en mis manos el Manifiesto Comunista, yo estaba totalmente preparado para interpretarlo. Me hizo un tremendo efecto. Leyendo esta obra, yo recibí una explicación teórica de todas aquellas cuestiones que me agitaban y de las soluciones que yo había buscado por mis propios medios ¿Qué pasó? Rápidamente comencé a convertirme en comunista por mis convicciones…”[7]
Articulación y síntesis del pensamiento martiano y las ideas del marxismo-leninismo en el pensamiento de Fidel.
Es este otro de las aspectos esenciales de su pensamiento. Fidel incorporó dialécticamente ambos troncos culturales sin conflicto alguno y el pensamiento latinoamericano. De ese proceso de integración cultural se constituyó su frondoso y original pensamiento. A ello se refirió en numerosas ocasiones: “…Creo que mi contribución a la Revolución Cubana consiste en haber realizado una síntesis de las ideas de Martí y del marxismo-leninismo y haberlas aplicado consecuentemente en nuestra lucha…”[8] Y en otro momento, ahonda sobre ello:
Nuestra Revolución se inspiró en las ideas martianas y en las ideas marxista-leninistas; es una síntesis de ambas, y sigue siendo esa síntesis…hay que poner mucho énfasis ahora en lo propio, en lo nacional, en lo martiano, sin olvidarnos ni un minuto del marxismo y del leninismo…Claro, la interpretación del marxismo-leninismo no nos la inculcó nadie, sino que los mismos revolucionarios cubanos hicimos nuestra interpretación del marxismo-leninismo, interpretación que no está exenta de errores ni mucho menos…Es decir que en nuestro país se interpretaron, de manera creadora, las ideas del marxismo-leninismo y las sumamos a ese tesoro inmenso que es el pensamiento martiano; creo que eso explica la fortaleza ideológica de nuestra Revolución y el espíritu de nuestro pueblo. ¡Levantémonos con las ideas martianas! ¡Levantémonos con las ideas del marxismo- leninismo y del socialismo…![9].
Fidel creyó tan convencidamente en la justeza del marxismo-leninismo que no dudó en considerar que José Martí, un hombre tan reconocido por la originalidad y autoctonía de su pensamiento, como lo fue él mismo toda la vida, de haber vivido en nuestro tiempo habría hecho suyo el legado del marxismo-leninismo. Dice al respecto: “…Hay una continuidad de pensamiento de las ideas de Martí y las ideas marxistas-leninistas, que corresponden a esta época donde existe el imperialismo, donde existe el capitalismo… Y si Martí fue capaz de tener aquel pensamiento en aquella época, hoy Martí sería marxista-leninista, sería comunista, no hay la menor duda. En su época y su entorno era imposible, pero era un pensamiento avanzado, luminoso…”[10]
La fuerza del marxismo-leninismo.
En numerosas ocasiones Fidel se refirió a la fuerza del marxismo-leninismo y lo que significó para su formación revolucionaria. En entrevista a la Revista Internacional, afirma:
Yo puedo decir lo siguiente —y esto parte de una convicción muy profunda— que nosotros no habríamos podido hacer la revolución si no hubiéramos partido de los principios marxista-leninistas… hicieron de mi un revolucionario y eso se lo agradezco y se lo agradeceré siempre al marxismo-leninismo…Sin esa base teórica nosotros no habríamos concebido una estrategia revolucionaria correcta y victoriosa…es decir, no hubiéramos cambiado la situación social de nuestro país, no nos habríamos liberado del dominio imperialista[11]
Y en entrevista a Gianni Miná, reitera su profunda convicción acerca del valor del marxismo-leninismo: “He explicado cómo se formó y se desarrolló ese pensamiento, cuáles fueron mis concepciones. Si me preguntan por una prueba, yo diría que la propia Revolución, porque nadie que no tuviera una formación marxista-leninista podría haber interpretado los acontecimientos de Cuba y podría haber elaborado una estrategia para hacer la Revolución, y fueron precisamente esa concepción y esas ideas las que, a mi juicio, me permitieron elaborar una estrategia que nos condujo al éxito al tener nociones científicas de lo que era nuestra sociedad, nuestro país, cuáles eran sus problemas y cuál era realmente el único camino de hacer una revolución…”[12]
Pensamiento y práctica revolucionaria en Fidel es hablar en rigor de marxismo-leninismo.
Los nombres con los que indistintamente se refirió a nuestra doctrina marxista en diferentes momentos, incluso en una misma intervención y hasta en un mismo hilo de ideas, demuestran la forma desprejuiciada en que asumió el modo en que entendió ser marxista-leninista, sin fundamentalismo ideológico alguno, con naturalidad del significado de términos y conceptos, que se complementan y contraponen según el caso. A lo largo de todo su pensamiento en que fue construyendo su propia forma de interpretar el marxismo no encontramos en Fidel una sola alusión crítica hacia el uso de una diversidad de términos al referirse a la tradición marxista. No se le encuentra en polémicas contra la expresión de marxismo, leninismo, marxismo y leninismo e incluso marxismo leninismo sin guion. No concibe la construcción marxismo-leninismo como rango de autenticidad superior a otros términos, que de ningún modo concibe como insuficientes o inexactos o que conlleven algún tipo de lectura ideológica o política negativa. Sin embargo, es indiscutible que el término predilecto de Fidel es el de marxismo- leninismo. Encontró en esta formulación compuesta el modo más acabado y definitorio de resumir el marxismo.
Ideólogo y educador del pueblo en las ideas del marxismo-leninismo.
Es Fidel el que le gana la batalla ideológica al macartismo imperialista en Cuba que había inoculado en los instintos del pueblo cubano un anticomunismo visceral que, en su opinión, al momento del triunfo de la Revolución, presentaba una correlación de fuerzas adversa con respecto al marxismo de 1000 a 1 en contra. Es Fidel quien educó al pueblo cubano en las ideas del marxismo-leninismo y lo hizo, como todo lo suyo, con maestría ejemplar.
El 2 de diciembre de 1961, en ocasión del quinto aniversario del desembarco del Granma, hizo su primera declaración pública de su adhesión al marxismo-leninismo. Entonces afirmó Fidel: “Simplemente tenemos que aplicar el socialismo científico. Por eso comencé diciendo con total franqueza que creemos en el marxismo, que creemos que es la teoría más correcta, la más científica, la única teoría verdaderamente revolucionaria. Lo digo aquí con total satisfacción y con plena confianza: soy marxista-leninista, y seré marxista-leninista hasta el final de mi vida”[13].
En lo adelante, en su condición de ideólogo y educador del pueblo cubano, la exposición de los fundamentos del marxismo-leninismo y la necesidad de su asimilación por las amplias masas y los cuadros de la revolución para la construcción del socialismo, atraviesa la generalidad de sus intervenciones. Y, como Lenin en defensa del marxismo en su momento, ahora es él un gladiador delantero en defensa del marxismo-leninismo frente a todas las tentativas mixtificadoras y revisionistas de la teoría revolucionaria.
El 20 de diciembre, próximo a cumplirse el primer año de constituidas las Escuelas de Instrucción Revolucionaria, en encuentro con sus directores, explicaba Fidel: “La tarea de las Escuelas, la fundamental tarea de las Escuelas es, sencillamente, la formación ideológica de los revolucionarios, y, a su vez, del pueblo”. Y Agregaba: “Una Revolución en los hechos, enteramente marxista, pero que, en la formulación formal, no se presentaba como tal Revolución marxista-leninista. Pues bien, las Escuelas son el resultado de esa síntesis, en que, por fin, la teoría y los hechos marchan identificados, como tienen que marchar.”[14]
Sobre ese proceso inicial necesario de educación marxista de los cuadros que necesitaba la naciente revolución y las amplias masas, en medio del intenso clima anticomunista promovido por los enemigos de la revolución, decía Fidel:
Hay ciertas palabras contra las cuales el enemigo se ha ensañado de mala manera, y ha llegado a crear ciertos complejos…,si cuando se fundaron las escuelas (de instrucción revolucionaria) se hubiera dicho van a ser escuelas de marxismo-leninismo, pues alguna gente hubiera sentido todavía reflejos condicionados contra el marxismo-leninismo, reflejos que se les van quitando con el tiempo. Y, por eso, las palabras instrucción revolucionaria podían ser una denominación más correcta para lo que son las escuelas… nosotros nunca hemos engañado a nadie. ¿Qué hemos hecho? Pues entendemos esa realidad, hemos actuado de una manera marxista-leninista; es decir, hemos actuado teniendo muy en cuenta las condiciones objetivas. Desde luego, si nosotros nos paramos en el Pico Turquino cuando éramos cuatro gatos y decimos: Somos marxista-leninistas —desde el Pico Turquino—, posiblemente no hubiéramos podido bajar al llano.[15]
En su intervención argumenta la significación y necesidad del estudio del marxismo-leninismo para sentirnos revolucionarios más plenos, porque “ nos hace ver cada vez más la riqueza de toda la concepción marxista-leninista de la sociedad, de la naturaleza y de la historia, y cómo tiene una explicación para absolutamente todos los problemas que se pueda plantear la inteligencia humana, y cómo tiene una explicación satisfactoria, y cómo es una doctrina viva, cómo no es un esquema muerto, cómo es un cuerpo de conocimientos que día a día se va enriqueciendo,”[16]. Y agregaba: “Y esa es la gran ventaja, la extraordinaria ventaja del marxismo-leninismo: que ha ido acumulando conocimientos durante 100 años, al extremo de ser hoy una teoría revolucionaria que no admite rival…”[17] Y agregaba en otro momento: “¡Y retamos a cualquier otro sistema, a cualquier otra doctrina que pueda lograr en las masas de un pueblo lo que el socialismo, lo que el marxismo-leninismo, lo que la Revolución ha logrado en nuestra juventud y en nuestro pueblo! “[18]
Fidel siempre resaltó que lo que nos ha hecho fuertes es la conjunción de la doctrina y la unidad forjada con la educación del pueblo en sus mejores tradiciones patrióticas y el marxismo-leninismo a partir de la propia obra de la revolución frente al viejo anticomunismo visceral: “¿Quién les iba a decir a los burgueses y a los reaccionarios que hoy todos seríamos comunistas?…Que hoy todos enarbolaríamos las banderas del marxismo-leninismo, y que hoy un pueblo entero lucharía con sus rojas banderas, por el socialismo y por el comunismo. Esto… es obra de la justicia de nuestra causa, de la justicia de nuestras ideas…”[19]. Confió siempre en la fidelidad del pueblo con su revolución y el marxismo-leninismo: “¡Hoy, 30 años después de aquel primero de enero, podemos asegurar que nuestro pueblo será siempre fiel a los principios del socialismo!, ¡que nuestro pueblo será siempre leal a los principios del marxismo-leninismo.”[20]
Marxismo-leninismo versus dogmatismo en el pensamiento de Fidel.
Desde muy temprano Fidel ofrece ya su concepción rica, amplia, creativa y antidogmática del marxismo-leninismo. En el encuentro con los directores de las Escuelas de Instrucción Revolucionarias (EIR), el 20 de diciembre de 1961, dice:
Es muy importante que de las escuelas de marxismo–leninismo, o de las escuelas de instrucción revolucionaria, salga cada alumno con una idea clara de lo que es el marxismo-leninismo… Es importante, sobre todo, que entiendan que el marxismo–leninismo no es una doctrina muerta, que no es un catecismo, que no es un esquemita, que llega y se le pone a cualquier problema; que no se trata de una serie de uniformes o de modelos de vestidos que se escogen para este caso o para el otro caso, sino que es un método, es una guía, es un instrumento que, precisamente, tiene que usarlo el revolucionario en la solución concreta de los problemas que se le presentan. Es una doctrina viva, que el individuo lo arma, lo prepara, lo capacita, lo lleva a resolver adecuadamente los problemas; de lo contrario, se vuelven revolucionarios dogmáticos, de lo contrario se vuelven cerebros muertos, y los cerebros tienen que ser cerebros vivos, para aplicar fórmulas vivas a cada problema concreto que tienen.[21]
Invitó siempre a ser creativos y enriquecer con la actividad práctica el marxismo-leninismo:
Es necesario que cada marxista–leninista comprenda que él puede contribuir al marxismo–leninismo con un átomo de su experiencia, que cada solución que él encuentre, cada experiencia que él adquiere, en la solución correcta de un problema, será una experiencia más con la cual enriquece al marxismo–leninismo, porque el marxismo–leninismo se ha enriquecido tanto precisamente por la experiencia de millones y millones de marxista–leninistas actuando en la realidad de la vida.[22]
No se cansó nunca de reiterar la esencia revolucionaria y antidogmática del marxismo-leninismo. “El marxismo-leninismo implica, en primer lugar, tomar del marxismo su esencia creadora, su esencia dialéctica, sus principios fundamentales y aplicarlos con sentido crítico revolucionario y aplicarlos con sentido dialéctico a una realidad concreta.”[23]
Rebelde por naturaleza ante los dogmas desde pequeño, no hay mimetismo en la asunción fidelista del marxismo-leninismo, ni copia acrítica de ninguna corriente o tendencia anterior, solo superación crítica y síntesis de su tradición nacional e internacional. Eso lo acompaña en cada reflexión suya:
(…) El marxismo-leninismo, es una teoría revolucionaria que hay que aplicarla de una manera consecuente, de una manera revolucionaria. Hay principios que no se pueden olvidar, y creo que sobre estos temas es que tienen que meditar nuestros cuadros de la Juventud, los cuadros del Partido, los profesores de marxismo-leninismo: la aplicación viva, consecuente, revolucionaria, de las ideas del marxismo-leninismo… ¡pero nosotros debemos tener nuestra forma de interpretar las ideas revolucionarias del marxismo-leninismo![24]
Profundizando sobre esta idea dice en otro momento “…debemos partir de nuestras propias experiencias, de nuestras propias ideas, de nuestras propias interpretaciones del marxismo-leninismo. Haber interpretado de manera creadora y original el marxismo-leninismo, el no habernos dejado arrastrar por dogmas, fue lo que nos llevó a la victoria, fue lo que nos llevó hasta aquí.”[25]
Al mismo tiempo que plantea la necesidad de la crítica creadora dentro del marxismo-leninismo, alerta de que ello no signifique abrirle paso al oportunismo. Dice al respecto:
La tarea de perfeccionar el socialismo es la tarea estratégica de la actual generación, la lucha ideológica, defender el socialismo, defenderse de la ofensiva ideológica imperialista; y no solo con entusiasmo, no solo con convicción y con moral, sino también con el pensamiento, con el estudio, con la profundización en el análisis de los problemas. Las dos cosas: la convicción es esencial, el sentimiento es esencial, el entusiasmo es esencial; pero hay que profundizar, hay que estudiar. Y pienso, desde luego, que la enseñanza de la doctrina revolucionaria, del marxismo-leninismo, la instrucción política, debe ser menos dogmática y más dialéctica, lo cual no quiere decir más liberal y más oportunista. Hay que hacer una interpretación dialéctica de las ideas y no interpretar liberalmente u oportunistamente las ideas.[26]
Fidel, como Lenin, alertó en innumerables ocasiones al pueblo para no dejarse confundir y persistió en ello en medio de la ofensiva ideológica contrarrevolucionaria que siguió al derrumbe del campo socialista. Entonces enseñaba:
… se está usando sutilmente un lenguaje equívoco con los defensores del marxismo-leninismo: a los defensores del socialismo, a los defensores del comunismo, a los que no se rinden, a los que son firmes, a los que no claudican de sus ideas, a los que creen en sus ideas, a los que no se doblegan ante la ideología imperialista…los llaman rígidos. ¡Viva la rigidez! Les dan otros nombres: conservadores, ortodoxos. Vean ustedes qué manera de falsear y de jugar con las palabras…Hay que meditar, estos son tiempos de meditación; pero yo confío en el pueblo; en su capacidad, en su intuición, en su talento que nunca le falló.[27]
Hay quienes presentan el marxismo-leninismo como Stalinismo. Sobre eso dice Fidel:
El fenómeno del stalinismo no se dio aquí; no se conoció nunca en nuestro país un fenómeno de esa naturaleza de abuso de poder, de autoridad, de culto a la personalidad, de estatuas, etcétera; eso no se ha conocido aquí. Nosotros no tenemos por qué rectificar en Cuba errores que se cometieron en otras partes…En nuestro país se hicieron las cosas de una manera, a nuestra manera. Cometimos nuestros errores, pero nosotros no tenemos por qué y es de género tonto que vengamos a rectificar errores históricos cometidos en la Unión Soviética, son dos historias diferentes.[28]
El derrumbe del campo socialista y su apego al marxismo-leninismo
Preguntado sobre la validez del marxismo-leninismo en momentos en que en Europa del Este regresaban al capitalismo y la URSS vivía momentos muy definitorios y peligrosos, dice Fidel:
No puede afirmarse de una manera categórica el fracaso del marxismo-leninismo, porque lo que el marxismo-leninismo ya le dio al mundo es mucho, incluso, aunque pueda tener algún revés, o un gran revés, coyuntural o transitorio… Lenin durante todo este siglo ha influido mucho…A esas ideas se debió, en primer lugar, la Revolución de Octubre,… Esas ideas guiaron la lucha de liberación en todos los continentes y en todas partes…Para nosotros fueron de una gran importancia, nos abrieron los ojos acerca de las realidades del mundo en que vivimos, porque sin el marxismo-leninismo no habríamos tenido una explicación coherente acerca de ese mundo. Nosotros también, como nación, como pueblo, estamos agradecidos a esas ideas…No pueden doblar las campanas… Las causas que originaron las revoluciones y las causas que originaron el socialismo están muy lejos de haber desaparecido del mundo… ¿cómo se puede hablar de la desaparición de las ideas revolucionarias y de las ideas socialistas?[29]
No se aferró nunca de manera rígida, esquemática a ningún concepto; dialéctico impecable los utilizó siempre en correspondencia con la riqueza misma que brota de la realidad que analizaba. En cambio cuando la polémica conceptual comprometía las esencias políticas del asunto defendía con firmeza los términos que consideraba más precisos o que se prestasen a confusiones. En esa misma entrevista, interrogado sobre qué cambios políticos se producirán en Cuba en las condiciones que generan la crisis del campo socialista, respondió enfático: “Cambio espectacular, como cambiarle el nombre al Partido y buscar otro nombre para disfrazar y renegar nuestra condición de comunistas y de marxista-leninistas, eso no ocurrirá”[30].
Sobre esa pobreza de principios exaltó: “Aquí no sentimos vergüenza de hablar de Lenin y enaltecer a Lenin; cuando otros andan quitándoles el nombre de Lenin a calles y a parques, y arrancando estatuas de Lenin, de Marx y de Engels, aquí las construimos, y las construimos no de mármol, ni de bronce, ni de acero, las construimos con nuestra conducta revolucionaria, con nuestro heroísmo, con nuestra posición digna, con nuestras convicciones profundas, elevando más que nunca las banderas del marxismo-leninismo, del socialismo y del comunismo…”[31]
En esas circunstancias cuando las campanas del fin de la historia fueron sonadas en el mundo por los predicadores asalariados del capitalismo, Fidel comprendió la enorme responsabilidad histórica que caía sobre la Revolución Cubana y las ideas martianas y marxistas-leninistas que la inspiraban. Fidel expone esta comprensión del momento histórico que se abre, absolutamente inédito en la historia de transición del socialismo al capitalismo y el lugar que asume Cuba, sin proponérselo, de recibir las banderas del socialismo y el marxismo- leninismo en el mundo. “Si esas pruebas vienen, un día como este, en que se cumple un aniversario más de su nacimiento, podemos decirle a Martí que hoy más que nunca necesitamos de sus pensamientos, que hoy más que nunca necesitamos de sus ideas, que hoy más que nunca necesitamos de sus virtudes. Pero también a Martí, a Maceo y a todos los que fueron como ellos, les decimos: hoy más que nunca, ¡nos sentimos orgullosos de ser sus seguidores, de ser sus más fieles e incondicionales discípulos y reafirmar, este 28 de enero, nuestras dos inmortales consignas, las que unen a Marx, Lenin y Engels con Martí, con Maceo, con Céspedes y con todos los héroes gloriosos de nuestra independencia y nuestra libertad!”[32]
En Notas a la Ideología de la Revolución Cubana el Che logró una formulación que se ajusta plenamente a la forma de pensamiento de ambos: “Hay verdades tan evidentes, tan incorporadas al conocimiento de los pueblos que ya es inútil discutirlas. Se debe ser “marxista” con la misma naturalidad con que se es “newtoniano” en física, o “pasteuriano” en biología, considerando que si nuevos hechos determinan nuevos conceptos, no se quitará nunca su parte de verdad a aquellos otros que hayan pasado”[33]
Hasta el final de su vida Fidel fue fiel a su declaratoria de “soy marxista-leninista y lo seré siempre”. Al concluir el acto por el XXX Aniversario del triunfo de la Revolución reafirma su convicción marxista-leninista: “Con más fuerza que nunca digamos hoy: ¡socialismo o muerte! ¡marxismo-leninismo o muerte!, que eso es lo que significa hoy lo que tantas veces hemos repetido a lo largo de estos años”. En 1997, en la clausura de la reunión provincial de cuadros y dirigentes de la Capital reiteró: “… no nos habríamos contentado jamás con algo que fuera menos que el socialismo, ni nos podían persuadir otras ideas que no fueran las ideas del marxismo-leninismo. Y como pensaba entonces, realmente me siento orgulloso de pensar hoy, exactamente igual, en este minuto, en este segundo.”[34]. En una de sus últimas reflexiones, el 8 de mayo de 2015, en ocasión del 70 aniversario de la Gran Guerra Patria del pueblo soviético, le reiteró a su pueblo, la justeza de “Nuestro derecho a ser marxistas-leninistas”[35], para ahora y para siempre, sin sentir vergüenza.
El marxismo-leninismo está arraigado de forma articulada con el pensamiento martiano en la Ideología de la Revolución Cubana y asumido por millones de revolucionarios y revolucionarias bajo el magisterio de Fidel. Continúa siendo la brújula que nos ayuda a pensar los complejos y desafiantes problemas de la humanidad y de Cuba. Fuimos, somos y seremos martianos y marxistas-leninistas como nos educó Fidel.
NOTAS:
[1]Castro Ruz, Fidel, Charla sobre el PURSC, 1º de diciembre de 1961. En Selección de textos en tres tomos, Tomo 1. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1972, p.7.
[2]Castro Ruz, Fidel , en la velada por el centenario de Lenin, En La Revolución de Octubre y la Revolución Cubana, Fidel Castro, discursos, 1959-1977, Ediciones del Departamento de Orientación Revolucionaria del CC del PCC, La Habana, 1977, p.164;
[3] Ídem, p.166
[4]Mariátegui, J C, proyecto del programa del PSP. En revista Dialéctica, 1946, nº 17, p. 32
[5]Castro Ruz, Fidel, Velada solemne por el 50 aniversario de la fundación del primer partido marxista-leninista de Cuba. En Fidel Castro, Discursos, t 3, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1976, págs. 63 y 64
[6]Ibídem, pág. 65
[7]Castro Ruz, Fidel, Entrevista a El Kommunist, nº 15, octubre de 1978.
[8]Castro Ruz, Fidel, Fidel y la religión. Conversaciones con Frei Betto, Oficina de publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 1985, pág. 163,
[9]Castro Ruz, Fidel, En la clausura del VII congreso del SNTECD, Palacio de Convenciones, 22 diciembre de 1991. Soporte digital, en www.fidelcastro.discursos.
[10]Castro Ruz, Fidel, en Fidel Castro Ruz, guerrillero del tiempo. Conversaciones con el líder histórico de la Revolución Cubana, Katiuska Blanco Castiñeira, primera parte Tomo II, casa editora Abril, 2011, p.265.
[11]Castro Ruz, Fidel, Entrevista a la Revista Internacional nº 1 de enero de 1979.
[12]Castro Ruz, Fidel, en Un encuentro con Fidel, entrevista realizada por Gianni Miná, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 1987, p.171.
[13]Castro Ruz, Fidel, Discurso, quinto aniversario del desembarco del Granma. Periódico Revolución, 3 de diciembre de 1961.
[14]Castro Ruz, Fidel, Intervención en la reunión con los directores de Escuelas de Instrucción Revolucionaria, 20 de diciembre de 1961 en el local de las ORI. Soporte digital, en www.fidelcastro.discursos.
[15]Castro Ruz, Fidel, Ibídem.
[16]Castro Ruz, Fidel, Intervención con los directores de las EIR, 20 de diciembre de 1961. Soporte digital. En www.fidelcastro.discursos
[17]Ibídem
[18]Castro Ruz, Fidel, discurso, II Congreso de la FEU, 20 de diciembre de 1982. Soporte digital. En www.fidelcastro.discursos
[19]Castro Ruz, Fidel. En el acto de masas con motivo de la clausura del Primer Congreso del PCC, 22 de diciembre de 1975. En Fidel Castro, Discursos, t 3, pág. 146
[20]Castro Ruz, Fidel, En acto por el XXX aniversario del triunfo de la revolución, 1º de enero de 1989. Soporte digital. En www.fidelcastro.discursos.
[21]Castro Ruz, Fidel, Intervención con los directores de las EIR, 20 de diciembre de 1961. Soporte digital. En www.fidelcastro.discursos.
[22]Castro Ruz, Fidel, discurso, II Congreso de la FEU, 20 de diciembre de 1982. Soporte digital. En www.fidelcastro.discursos.
[23]Castro Ruz, Fidel, VIII aniversario de la revolución, 2 de enero de 1967. Soporte digital, en www.fidelcastro.discursos
[24]Castro Ruz, Fidel, En la clausura del V Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, Teatro “Karl Marx”, Ciudad de La Habana, 5 de abril de 1987. Soporte digital, en www.fidelcastro.discursos
[25]Castro Ruz, Fidel, en el XXXII aniversario del Desembarco del Granma, Plaza de la Revolución, 5 de diciembre de 1988. Soporte digital, en www.fidelcastro.discursos
[26]Castro Ruz, Fidel, En el acto por el 30 aniversario de su entrada a La Habana, ciudad libertad, 8 de enero de 1989. Soporte digital, en www.fidelcastro.discursos
[27]Castro, Ruz, Fidel, Discurso en el XXX aniversario de la desaparición de Camilo. 28 de octubre de 1989. Soporte digital, en www.fidelcastro.discursos
[28]Castro Ruz, Fidel, No hay dos socialismos iguales: Entrevista con la Revista Siempre. Entrevista a Beatriz Pagés, 9 de mayo de 1991. Soporte digital, en www.fidelcastro.discursos
[29]Castro Ruz, Fidel, entrevista a Beatriz Pagés, ya citada.
[30]Ibídem.
[31]Castro Ruz, Fidel, discurso en el XVI Congreso de la CTC, Teatro Carlos Marx, 28 de enero de 1990. Soporte digital, en www.fidelcastro.discursos
[32]Castro Ruz, Fidel, discurso, 28 de enero de 1990, ya citado.
[33]Guevara, Ernesto, Che, Notas para el estudio de la ideología de la Revolución Cubana. En Mis sueños no tendrán fronteras, Editorial Ocean Sur, 2018, p.88.
[34]Castro Ruz, Fidel, Intervención en la clausura de la reunión provincial de cuadros y dirigentes de la Capital, 29 de diciembre de 1997, en www.fidelcastro.discursos
[35]Castro Ruz, Fidel, Nuestro derecho a ser marxistas-leninistas, Periódico Granma, 9 de mayo de 2015
Fuentes: