La derecha alemana quiere «refusilar» al histórico lider Ernest Thälmann

Hansi Quednau

En un momento en que los recuerdos de la lucha antifascista se enfrentan a la amenaza del olvido, la figura de Ernst Thälmann y su monumento en Berlín se convierten en símbolos cruciales. ¿Qué nos dice realmente la controversia actual sobre la destrucción del monumento de Thälmann acerca de nuestra comprensión de la historia y la lucha de clases? ¿Cómo se puede interpretar esta situación bajo la luz de los desafíos actuales que enfrenta la resistencia contra el fascismo?

En el corazón de Prenzlauer Berg, Berlín, el monumento a Ernst Thälmann, líder del Partido Comunista Alemán (KPD) hasta 1933, se erige no solo como un recordatorio del pasado antifascista, sino también como un símbolo de la lucha continua contra el fascismo y la opresión. La reciente propuesta de demoler este monumento refleja no solo un desprecio hacia la historia antifascista alemana, sino también una manifestación del conflicto de clases persistente y la lucha ideológica en la sociedad contemporánea.

QUIÉN FUE ERNST THALMANN

Ernst Thälmann, víctima de la brutalidad fascista, pasó once años en las garras de la opresión nazi, resistiendo en condiciones inhumanas. Su resistencia es emblemática de la lucha de la clase trabajadora contra la opresión burguesa, personificada en el régimen nazi. El hecho de que la República Federal Alemana haya optado por silenciar la historia de Thälmann y de otros combatientes de la resistencia comunista no es una omisión inocente, sino una clara muestra de la continuación del conflicto de clases y la lucha ideológica en la Alemania posguerra.

Thälmann nació el 16 de abril de 1886 en Hamburgo, Alemania. Proveniente de una familia trabajadora, comenzó su vida laboral como trabajador portuario, lo que le permitió entrar en contacto con las duras realidades enfrentadas por la clase obrera.

Su activismo político comenzó temprano, afiliándose a la Unión Socialdemócrata de Trabajadores y luego al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Su experiencia en el frente durante la Primera Guerra Mundial profundizó su descontento con las políticas del SPD, llevándolo eventualmente al KPD.

Thälmann llegó a convertirse en una figura destacada dentro del KPD, ascendiendo a líder del Partido en 1925. Durante su liderazgo, el KPD fue una de las fuerzas políticas más significativas en la República de Weimar, a pesar de enfrentar una feroz oposición tanto de la derecha como de la izquierda moderada.

Thälmann y el KPD fueron firmes opositores del nazismo. Bajo su liderazgo, el partido intentó organizar y movilizar la clase trabajadora contra la creciente amenaza del fascismo. Sin embargo, la falta de unidad entre las diferentes facciones de izquierda en Alemania en ese momento fue un obstáculo significativo.

Después de la toma del poder por los nazis en 1933, Thälmann fue arrestado y posteriormente encarcelado. Pasó más de una década en prisión, durante la cual fue sometido a torturas y malos tratos.

Finalmente Thälmann fue asesinado por los nazis el 18 de agosto de 1944, en el conocido campo de concentración de Buchenwald. Su muerte fue un golpe simbólico contra la resistencia comunista y antifascista en Alemania. Según consta en la documentación recuperada, Hitler en persona dio la orden de proceder a su liquidación. Igualmente ordenó que se le diera cuenta puntual del cumplimiento de esa misión.

El legado de Ernst Thälmann va más allá, pues, de su vida; simboliza la resistencia antifascista y la lucha de la clase trabajadora contra la opresión. Su historia es un recordatorio de los peligros del fascismo y la importancia de la solidaridad en la lucha por la justicia social.

EL MONUMENTO QUE AHORA QUIEREN «INCINERAR»

Después de la guerra, Thälmann fue honrado en la Alemania Oriental (RDA) como un héroe y mártir de la lucha antifascista. Se erigieron monumentos en su honor y se nombraron calles y plazas con su nombre. En la Alemania Occidental, en cambio, su legado fue mucho menos reconocido, reflejando las divisiones ideológicas de la Guerra Fría.

El monumento en Berlín, fue una creación del escultor soviético Lev Kerbel, inaugurado en 1986, representa no solo la memoria de Thälmann, sino también la solidaridad internacionalista entre los trabajadores .

La reciente propuesta de la de la derechista CDU de fundir el monumento es una clara expresión de la lucha de clases en la era moderna, reflejando un esfuerzo por borrar la historia de la resistencia y la lucha antifascista, y con ello, la memoria de la lucha de la clase trabajadora.

La destrucción del monumento sería un segundo asesinato de Thälmann, no solo físico, sino simbólico, borrando su legado de lucha y resistencia. Es un intento de reescribir la historia, de eliminar los símbolos de la resistencia antifascista y de la lucha de clases.  La amenaza de eliminar el monumento de Thälmann y la posibilidad de que en su lugar surjan monumentos a figuras nazis, es una advertencia seria. Indica una tendencia alarmante hacia la «naturalizacion» del fascismo y una distorsión de la historia, donde los opresores son venerados y los luchadores por la libertad son olvidados. Esto no es solo un asunto de respeto histórico, sino una lucha en curso en el campo de la memoria y la identidad colectiva.

Fuentes:

https://canarias-semanal.org/art/35436/la-derecha-alemana-quiere-refusilar-al-historico-lider-ernest-thaelmann

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