Máximo Relti
¿En qué medida las ideas de Galileo representaron un giro en la concepción del mundo y su producción material?
El pasado 15 de febrero se cumplían 461 años del nacimiento de uno de los científicos más relevantes de la historia mundial. Galileo Galilei (Pisa 1564) nació en un mundo dominado por la interpretación escolástica de Aristóteles, pilar ideológico de la estructura feudal del medievo. La iglesia, como institución dominante, mantenía un rígido control sobre el conjunto del conocimiento, priorizando la doctrina sobre la investigación empírica. Galileo, a través de su trabajo en astronomía y física, no solo se atrevió a desafiar con atrevimiento esos dogmas, sino que además se empeñó en impulsar un cambio en la forma en que la sociedad percibía el mundo y el lugar del hombre en él.
Marx, en su análisis de las relaciones de producción, describió cómo las fuerzas productivas en desarrollo eventualmente entran en un violento conflicto con las relaciones de producción que hasta entonces existían. Pues bien, Galileo Galilei representó en cierta forma ese conflicto: su enfoque empírico y sus descubrimientos estaban en directa contradicción con la visión del mundo feudal y sus bases ideológico- teológicas.
EL SIGNIFICADO DE LA BATALLA POR EL «HELIOCENTRISMO»
La lucha de Galileo no fue solo contra la ignorancia, sino también contra un sistema que trataba de mantener e imponer un «status quo» que impedía que nada a su alrededor pudiera moverse.
La defensa de su teoría sobre el heliocentrismo, por ejemplo, que se basaba en observaciones empíricas y no en especulaciones teóricas, constituyó un desafío directo a la autoridad de la Iglesia, que veía en la cosmología aristotélica un medio para mantener su omnímodo control ideológico.
En efecto, en la defensa con evidencia empírica de la teoría astronómica del heliocentrismo, antes propuesta por Copérnico, Galileo colocaba al Sol en el centro mismo del Universo, y a los planetas, incluida la Tierra, orbitando alrededor de él. Esa idea era totalmente revolucionaria para su tiempo, ya que desafiaba la creencia dominante del «geocentrismo», según la cual nuestro planeta estaba en el mismo centro de todo el Universo. Galileo apoyó y defendió su teoría del heliocentrismo basándose en sus observaciones astronómicas, lo que eventualmente le llevó a fortísimos enfrentamientos con la Iglesia Católica, que defendía que el hombre y la Tierra constituían el centro de la atención del Supremo Creador, Dios.
Tras aquel «choque de trenes», que contemplado con ojos actuales podría ser visto, incluso, como trivial, se escondía, sin embargo, una confrontación ideológica de importancia gigantesca. Galileo, armado con la ciencia y la razón, y arriesgando en esa gesta su propia vida, se estaba enfrentando, en realidad, a la hegemonía de una clase dominante que pretendía utilizar la religión como instrumento de control para el ejercicio de su dominio social.
Galileo no solo fue, pues, un científico. Fue también un revolucionario. Su insistencia en la observación y la experimentación empírica como método para analizar la realidad significó un rechazo frontal y sin precedentes a la explicación teológica y metafísica del mundo, basada en ilusiones fantásticas, allanando con ello el camino para una comprensión materialista de la naturaleza.
Aquel enconado duelo terminó resultando fundamental para el desarrollo de las fuerzas productivas, pues logró mover a la sociedad desde una concepción teocéntrica a otra antropocéntrica, un paso imprescindible para que se pudiera abrir el camino hacia el capitalismo primero, y al socialismo, después.
Pero esa no fue la única aportación de Galileo. Su metodología sirvió también para sentar las bases para la Ciencia moderna, que resultó crucial en el desarrollo tecnológico y, por ende, en la transformación de las relaciones de producción a lo largo de la historia. La ciencia, en manos de las clases que trabajan y producen, puede constituir una herramienta que contribuya a que la humanidad se libere de la superstición y de la opresión, algo que Galileo, en su duro litigio con la Iglesia, demostró de manera ejemplar.
GALILEO Y LA CIENCIA MODERNA
Galileo es reconocido por su contribución a la astronomía y la mecánica, incluyendo la confirmación telescópica de las fases de Venus, el descubrimiento de los cuatro satélites más grandes de Júpiter, y la observación y análisis de manchas solares. Sus descubrimientos ayudaron a mejorar la comprensión del Universo enfrentándose por ello a una durísima oposición y persecución.
Sus batallas fueron la expresión de la lucha entre el conocimiento científico y las concepciones obsoletas y dogmáticas sobre la naturaleza, un hecho que puso de manera elocuente a la vista de todos el conflicto entre las fuerzas productivas, -en este caso, el conocimiento y la ciencia– y las relaciones de producción de entonces, así como las estructuras de poder y las creencias de la época que servían para justificarlas y perpetuarlas.
Por otra parte, Galileo situaba al método experimental y a la experiencia como la única fuente de conocimiento, en un mundo donde los teólogos todavía sostenían enfrentadas polémicas sobre cuál era sexo de los ángeles. Las investigaciones de Galileo y su lucha en favor del estudio científico de la naturaleza, así como sus concepciones filosóficas, contribuyeron al desarrollo de la filosofía materialista .
Cuando la vida y obra de Galileo Galilei son examinadas a través de la interpretación marxista de la historia, revelan mucho más que la pura biografía de un gran científico. Ambas representan la lucha continua entre las fuerzas del progreso científico y racional y las estructuras opresivas de poder.
La obra del poeta y escritor alemán Bertolt Brecht, «Galileo Galilei», plantea preguntas fundamentales sobre la libertad de pensamiento, la responsabilidad del científico y el papel de la religión en la sociedad. Brecht utiliza a Galileo justamente como símbolo de la lucha contra las estructuras de poder y la opresión intelectual, mostrando cómo el miedo y la sumisión pueden frenar el avance del conocimiento y la verdad. La representación dramatizada de Brecht resalta la lucha de Galileo no solo en términos científicos, sino también en términos de un conflicto más amplio entre el progreso y las fuerzas conservadoras, un tema que es central en el pensamiento marxista.
Fuentes:
https://canarias-semanal.org/art/37376/galileo-cientifico-o-revolucionario-un-analisis-marxista-sobre-su-contribucion-a-la-ciencia-moderna