Pero… ¿continúa siendo el socialismo una expectativa realista y de futuro?

Andres Sánchez Pomares

El magnate financiero Warren Buffett, a la vez que reconoce la existencia de una guerra entre clases sociales, ha dicho que son ellos los que están ganando

En nuestro día a día, es común escuchar términos como «capitalismo» y «socialismo», pero ¿realmente sabemos qué significan y cómo impactan en nuestra vida? En este artículo, pretendemos desglosar estas ideas de manera sencilla para intentar entender mejor qué son y cómo nos afectan.

Capitalismo, en esencia, es cuando las fábricas, tierras y negocios pertenecen a individuos o compañías privadas que buscan ganar dinero.  El socialismo, en cambio, propone que estos recursos sean de todos, buscando una distribución más justa de la riqueza.

A lo largo de la historia, países como la Unión Soviética y China intentaron adoptar el socialismo, pero con el tiempo por una serie de circunstancias que no abordaremos ahora aquí, terminaron adoptando prácticas capitalistas, lo que llevó a no pocos a pensar que el socialismo era una meta difícil de ser alcanzada.

Algunos estan convencidos de que la existencia de ricos y pobres es natural, e incluso predestinada. Sin embargo, si miramos atrás en la historia, vemos que la desigualdad es más bien un resultado de cómo las sociedades se han organizado. Por ejemplo, la invención de la agricultura llevó a algunas pocas personas a acumular más recursos que otras, creando la propiedad privada y las diferencias de clase. Esto nos enseña que la desigualdad no es natural, sino que ha sido creada de manera deliberada por decisiones humanas.

Las ideas juegan un papel importante en cómo se organizan las sociedades. A lo largo de la historia, ha habido intentos por construir sociedades basadas en la igualdad y la justicia social, mostrando que es posible organizar la sociedad de manera diferente a a aquella que ha sido la resultante de la acumulación de riqueza por unos pocos.

Aunque el capitalismo ha demostrado ser, en efecto, un sistema resistente, adaptándose a lo largo del tiempo, esto no significa ni mucho menos que sea la única manera de organizar la sociedad. La historia nos enseña que los sistemas económicos y sociales cambian y que no es  una utopia irrealizable imaginar un futuro con un sistema más justo y equitativo.

El debate entre capitalismo y socialismo nos invita a reflexionar sobre qué tipo de sociedad deseamos. ¿Preferimos un mundo de grandes desigualdades o buscamos formas de compartir más equitativamente lo que tenemos?

Hoy en dia podemos constatar cómo la globalización ha permitido que una clase dominante consolide su poder a nivel mundial, manteniendo el status quo con cambios superficiales que no afectan la estructura fundamental de la sociedad. Aunque se han logrado avances significativos en áreas como los derechos sociales, estos no abordan el problema central: la lucha de clases.

Warren Buffett, un magnate financiero, ha reconocido la existencia de una guerra de clases, admitiendo que su clase, la clase rica, minoritaria pero poderosa, está ganando la batalla. Ello pone de manifiesto la injusticia estructural del capitalismo y la necesidad de un cambio hacia el socialismo como alternativa viable.

La historia nos muestra que cambios significativos, como la jornada laboral de ocho horas o el voto femenino, no se han logrado sino a traves de la lucha. Esto indica que el capitalismo jamás caerá por sí solo y que es necesario el esfuerzo consciente y colectivo para lograr derribarlo. Esto no ha sido comprendido por parte de las fuerzas politicas y sindicales que se habian reclamado como «transformadoras» terminaron integrandose en el Sistema politico hecho a su medida por el capitalismo, quedando convertidos en puros cachivaches inservibles para la lucha social 

El panorama actual nos lleva a preguntarnos quién será el sujeto revolucionario en la lucha por el socialismo. En el pasado, se veía a la clase obrera industrial como el motor de la revolución. Hoy son muchos los que consideran que tambien los  sectores sociales marginados y desempleados, que suman la cifra de millones, tambien podrian ser potenciales actores de cambio.

Pero ha sucedido tambien que   los avatares de este último siglo han puesto en evidencia que las experiencias socialistas o socializantes  en países con poco desarrollo industrial han mostrado  que es posible construir una sociedad más justa, incluso desde condiciones de precariedad. Ello nos invita a considerar el socialismo no como una utopía vaporosa, sino como una necesidad urgente frente a las injusticias del capitalismo.

Las ideas de capitalismo y del socialismo nos desafían a pensar críticamente sobre la sociedad en la que vivimos y cómo podríamos trabajar juntos para construir un futuro más justo y equitativo. La historia nos ha enseñado tambien que el cambio es posible, pero requiere de reflexión, esfuerzo y la voluntad colectiva para imaginar, organizar  y construir alternativas.

Fuentes:

https://canarias-semanal.org/art/35733/pero-continua-siendo-el-socialismo-una-expectativa-realista-y-de-futuro

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