- Año 931-935. Juan XI. Según los estudios, era hijo del Papa Sergio III. Fue elevado al trono de Pedro gracias a las maquinaciones e intrigas palaciegas de su madre, Marozia. Un golpe maestro del hermano menor de Juan, Alberico, que encarceló a su madre hasta el fin de sus días y arrestó a su hermano mayor y Papa Juan hasta su muerte el 936, le permitió elegir a los siguientes 4 Papas, que reinaron hasta el 955 como meros títeres del que se nombró a sí mismo “Senador y príncipe de todos los romanos”: León VII 936-939; Esteban VIII 939-942; Marino II 942-946 y Agapito II 946-955.
- Año 955-963. Juan XII. Hijo de Alberico, y de nombre Octaviano. De muy poca inteligencia, los nobles cumplieron la orden del tirano de ver a su hijo nombrado Papa. Además de Papa con 18 años de edad, le nombraron príncipe. Convirtió el palacio Laterano en un auténtico burdel para él y toda la nobleza romana. Pasaron sus años de papado entre carreras de caballos, apuestas, cazar, guerrear y mucha prostituta y prostituto joven. A una de ellas la hizo gobernadora de varias ciudades y le regaló las cruces y las copas de oro de San Pedro. Desfloraba a las vírgenes sobre las tumbas de los Apóstoles. Cuando vio en peligro su papado, pidió ayuda militar a Otón I, que venció y le exigió ser coronado emperador del Sacro Imperio Romano. Juan traicionó a Otón y éste convocó un sínodo para juzgarle. Se le acusó de múltiples asesinatos, y todo tipo de aberraciones sexuales. Se rebeló y volvió a enfrentar al sínodo de 50 obispos. Cuando Otón fue a ajusticiarle, había ya muerto en la cama, junto a una “dama desposada”.
- Año 965-972. Juan XIII. Otón pone en el trono a otro de sus favoritos. De nuevo otro hijo de la dinastía de los Teofilactos, un sobrino de Marozia. El pueblo romano asaltó Letrán tras la elección truculenta y Juan tuvo que huir en el 966. A finales de ese año volvió con las tropas de Otón y tomó venganza. A los disidentes, los ahorcó, a otros les arrancaron los ojos y al cabecilla lo colgó por el pelo de una estatua hasta que murió.
- Años 974 y 984-985. Bonifacio VII. Tras la muerte de Juan XIII, se eligió Papa a Benedicto VI. Otón II lo secuestró y encerró en una fortaleza, trajo a su pelele Bonifacio y le colocó la tiara pontificia. Bonifacio, como primera acción papal, cortó el cuello de Benedicto. El pueblo se levantó en armas y el Papa asesino se refugió en Sant’ Angelo. Después escapó llevándose buena parte del tesoro de la Iglesia. Pero deparaba sorpresas. En el interín, fueron nombrados nuevos Papas sin más reseñas, y en el 984, Bonifacio vuelve con tropas mercenarias, encierra al Papa Juan XIV y le condena a morir de hambre. Un año después es asesinado, mutilaron su cadáver y lo pasearon por las calles de Roma. Le consideran antipapa.
- Año 996-999. Gregorio V. Otón III -que tenía 16 años- designa como Papa a su primo. Éste, como premio, le corona emperador. Otra facción rival asalta el papado y coloca a su títere. Vuelve Gregorio con tropas de Otón. Todos sus enemigos son decapitados y sus cadáveres expuestos como “escarmiento para el populacho”. Al Papa rival, le cortan la nariz, la lengua y las orejas y Gregorio le encierra en un monasterio. En el 999 muere, parece que envenenado.
- Año 1024-1032. Juan XIX. Hermano del anterior Papa Benedicto VIII. De la familia Teofilacto. Como era laico, tras la muerte de su hermano fue ordenado en el mismo día con todas las escalas religiosas hasta convertirse en Juan XIX. Puso a la venta los puestos eclesiásticos y se enfrentó abiertamente a la Iglesia de Constantinopla. Nombró emperador a Conrado II que fue el que se encargó de los asuntos papales que Juan XIX desconocía totalmente.
- Año 1032-1045. Benedicto IX. Sobrino de los dos anteriores Papas. Compraron de nuevo el papado los Teofilacto, imponiendo a Benedicto con tan sólo 17 o 18 años de edad. Depravado sexual, asesino, ordenó robar a los peregrinos que iban a las catacumbas, dilapidó en dos años las riquezas en fiestas y prostíbulos. Tuvo que huir dos veces tras revueltas populares, y cuando volvió, decidió vender el puesto de Papa, a su padrino, Gregorio VI. Pero se arrepintió y volvió a reclamarlo. Como además en esos meses se había proclamado a otro antipapa, la guerra en Roma se emprendió entre ¡3 Papas!. Roma llama a Enrique III para intervenir. Mete en la cárcel a Silvestre III, Gregorio abdica y Benedicto huye. Ordena Papa a Clemente II. Benedicto vuelve otra vez y el guerrero Enrique vuelve para eliminarlo. Huye de nuevo, y parece que para siempre.
- Año 1088-1099. Urbano II. Decreta la primera cruzada contra las ‘hordas turcas’ en 1095 y obliga a los ‘buenos cristianos’ a ir contra los infieles de los confines de Jerusalén y de la ciudad de Dios. El grito de guerra “¡Dios lo quiere!”. Cuando los cruzados llegaron a la ciudad santa, cometieron una de las mayores matanzas de la historia del catolicismo. “No distinguieron al matar si musulmanes o judíos, si ancianos, mujeres o niños de pecho” “Los sarracenos fueron torturados y decapitados y entregados al fuego. En las calles se amontonaban cabezas, manos y pies cortados…”. “Abrían en canal los cadáveres de los musulmanes, pues habían oído que tenían oro en su interior”. “En Maarat, los nuestros cocían a los paganos adultos, ensartaban a los niños en espetones y se los comían asados”. Urbano II había prometido indulgencia plenaria -perdón de todos los pecados fuesen cual fuesen- a los partícipes en la cruzada y había animado a bandidos, mercenarios y disipados de su alma a enrrolarse. Estas cartas, están en el archivo de la Santa Sede. La cruzada fue considerada un “éxito” y la terminaron en 1099.
- Segunda cruzada (1144-1148). La aprobó Lucio II, la continuó Eugenio III. Fracaso absoluto. Matanzas indiscriminadas.
- 1184. Lucio III decreta la inquisición medieval, contra los cátaros.
- Tercera cruzada (1187-1192). En 1187 se sucedieron tres Papas, Clemente III la sustentó durante 3 años y Celestino III durante el restante. Fracaso absoluto. Matanzas indiscriminadas.
- Año 1198-1216. Inocencio III, sobrino del Papa Clemente, ordenó la cuarta cruzada, desde el inicio de su papado hasta 1204. Matanzas indiscriminadas en Constantinopla. Proclamó la bula papal De contemptu mundi, donde se erigía representante único de Dios en la tierra y el poder sobre cualquier hombre o rey. Se otorga la potestad de coronar o deponer a su deseo. Ordenó las masacres de los cátaros en 1209, 1210 y 1213.
- Año 1216- 1227. Honorio III. Persiguió a muerte a los cátaros.
- Año 1227-1241. Gregorio IX. Persiguió a muerte a los cátaros. Se crea en 1228 la “inquisición secular”. Se pagaban dos marcos al que capturase un hereje. En 1239 ordena la matanza de Mont-Aimé, donde se quema a 200 cátaros.
- Año 1254-1261. Alejandro IV. Papa que extermina el último bastión cátaro en 1255.
- Año 1294-1303. Bonifacio VIII. De la familia Gaetani, subió al papado con el apoyo de Carlos II. Una bestia negra. “Desde el comienzo de su gobierno, Bonifacio se lanzó a la práctica de la simonía (compra o venta de lo espiritual por medio de bienes materiales) y el nepotismo”. Confesaba que el papado era “Yo soy la Iglesia y la Iglesia soy yo”. Comenzó a comprar para su familia tierras y campos, hasta tocar con las de otro tirano. Se declararon la guerra y usó bulas papales para sus únicos intereses personales. Arrasó las tierras de los Colonna y saqueó a su antojo. Asesinó a 6.000 personas. Como “el amo del mundo por mandato de Dios” declaró una bula prohibiendo imponer a la Iglesia cualquier impuesto sin el permiso papal. Canonizó a quien admiraba. En 1300 instauró el Año Santo Jubilar, una verdadera mina de oro para sus bolsillos. Declarado enemigo de Felipe el Hermoso, se declaran la guerra. Felipe ordena detenerlo, pero es liberado por sus fieles. Se traslada a Roma, pero muere a los días. Había además metido preso al anterior papa San Celestino V, una verdadera rara avis, un Papa eremita y buena persona, que dimitió nada más llegar al papado. Celestino le dijo a Bonifacio “Has entrado como un zorro, gobernarás como un león y morirás como un perro”.
- Año 1305-1314. Clemente V. De nuevo intrigas, que duran 10 meses, en las cuales el papado está vacante. Los ganadores del enfrentamiento de las familias Orsini y Colonna (ésta con el apoyo de Felipe el Hermoso) son los segundos, que imponen a Clemente. Un vulgar lamebotas de Felipe IV. Llena el cardenalato de franceses próximos al rey y le beneficia cuanto puede. Fue el primer papa francés que trasladó todo el entramado papal a Aviñón en 1308. Hundió económicamente a Roma (que vivía del clero, los peregrinos y la burocracia) y se vivieron años de guerra entre ambas familias Orsini y Colonna. Como las arcas papales también estaban en ruina, se decretó una nueva guerra santa, esta vez contra los templarios. Felipe IV debía mucho, pero que mucho dinero a esta orden templaria. Nada mejor que ordenar actuar al Santo Oficio francés. Desde septiembre de 1307 se producen detenciones de templarios y la confiscación de todos sus bienes. En 1312, Clemente V, disolvió y prohibió el Temple. Se habla de 4.000 presos y muertos, con constancia documental de torturas e interrogatorios a mil. Proclamó bulas papales para robar los bienes de los templarios. En 1314, quemó a los líderes templarios, entre ellos a Jacques de Molay. Para terminar su carrera, Clemente V vendió numerosos cargos eclesiásticos. Dejó la Iglesia en tal estado, que se tardó 27 meses en nombrar nuevo Papa.
- Año 1316-1334. Juan XXII. Le coronaron en Lyon gracias a que esta vez ganó la familia Orsini en el conflicto. Solo decir que ha pasado a la historia como El Banquero de Aviñón. Además, vendió puestos eclesiásticos.
- Año 1334-1342. Benedicto XII. Practicó la simonía. Llegó a la tumba con la fama francesa de borracho empedernido.
- Año 1342-1352. Clemente VI. Ha pasado a la historia como derrochador incansable de la riqueza de la Iglesia y por ser «un terrible fornicador».
- Año 1370-1378. Gregorio XI. Italia estaba en guerra contra los Papas franceses. Gregorio, con Aviñón degradado y pobre, vuelve a Roma. Tras una rebelión en Cesena por causas ajenas a la religión, Gregorio envía a un cardenal. 4.000 muertos.
- Año 1378-1389. Urbano VI. Para empezar, nada más ser nombrado Papa, atacó a los cardenales que le habían elegido, insultó a los embajadores aliados, y pegó personalmente a un cardenal. Eligieron todos estos un papa alternativo y se declaró la guerra a través de un cisma. Tuvo -y quiso- huir de Roma, y allí por donde pasaba, acababan como la narrada «seis cabecillas fueron arrojados a una cisterna hasta decidir su destino final». Empleó brutales torturas contra los cardenales disidentes. Estuvo en Génova durante un año y medio, y cuando sus anfitriones le pidieron liberar a los cardenales presos, ordenó asesinar a cinco de ellos. Huyó y se rodeó de un ejército de mercenarios que le dejaron abandonado. Enfermo, regresó a Roma y murió un año después. Dejó tal cisma en la Iglesia, que los siguientes Papas tuvieron que reconducir el negocio. Varios antipapas y arribistas (Pedro de Luna, Clemente VIII…).
*Del libro “Historia negra de los Papas”. Editorial Espejo de Tinta.
Fuentes: