«En 1948, los demócrata-cristianos ganaron las elecciones nacionales de Italia. Su victoria fue vista como el primer gran paso dado al frente por la CIA, que había orquestado operaciones encubiertas para influir en los votantes en contra de los candidatos comunistas.»Bruce Kennedy
(CNN Interactive Writer, en «Birth of the CIA»)
«Sin la CIA, el Partido Comunista seguramente
habría ganado las elecciones de 1948»
Jack Devine
(ex Associate Director de la CIA; en La Stampa)
En 1948 el PSI y el PCI decidieron unirse para ganar las elecciones de ese año y poder derrotar a las fuerzas de la derecha. Formaron el Frente Democrático Popular (FDP), junto con otras fuerzas de izquierdas. Los Estados Unidos vieron en ello una seria amenaza, un riesgo de que Italia iniciase una vía al Socialismo a través de las urnas, de la mano del poderoso PCI liderado por Palmiro Togliatti.
Uno de los efectos de esta movilización anticomunista a tres bandas (Iglesia, EE.UU., partidos de la derecha) es un hecho que no suele ser recordado: se hace borrón y cuenta nueva con los fascistas, ya que «las elecciones del 1948 también marca el inicio de las primeras actividades de las renacidas organizaciones fascistas» (ANPI).
En la entrada anterior de la serie, pudimos ver el papel desempeñado por el Vaticano en esta exitosa estrategia anticomunista. Detengámonos ahora en el papel desempeñado por la CIA.
«Tuvimos bolsas de dinero que entregamos a los políticos seleccionados, para sufragar sus gastos políticos, sus gastos de campaña, para los carteles, los folletos, lo que tuvieran. Hicimos muchas cosas para ayudar a los seleccionados: los demócrata-cristianos, los republicanos y los otros partidos que eran totalmente fiables y que podían mantener el secreto del origen de los fondos que recibieran»
en entrevista realizada por la CNN)
Hoy en día también se sabe que la CIA financió los partidos políticos de la derecha italiana, además de llevar a cabo campañas de desprestigio contra los líderes del PCI, como por ejemplo publicar cartas con informaciones falsas, tales como acusarlos de estar financiados por Moscú.
Los textos que a continuación se reproducen, nos cuentan con más detalle esta intervención tanto en suelo italiano como en EE.UU. Han colaborado en la traducción Manuel García, Alga Roja y Vigne.
5. Un ex-miembro del operativo de la CIA en Italia, recuerda lo ocurrido. Fragmentos seleccionados de la entrevista de CNN a F. Mark Wyatt.
Sobre amenaza de que los comunistas ganasen las elecciones italianas de 1948:
(…) Lo hicimos lo mejor que pudimos; creo que trabajamos con criterio, y no nos descubrieron, fue un éxito… Fue muy gratificante, no hay duda al respecto. Todos los indicadores anunciaban que los comunistas podían haber formado gobierno, pero no pudieron gracias a los votos de esos cuatro partidos a los que apoyamos.
Existe una importante excepción a este retrato de la incompetencia a largo plazo de la Agencia. “Un arma que la CIA ha utilizado con incomparable habilidad”, escribe Weiner, “es el dinero en efectivo. La agencia descolló en la compra de servicios de políticos extranjeros” [p. 116]. Comenzó con las elecciones italianas de abril de 1948. La CIA no tenía todavía una fuente segura de dinero clandestino y tuvo que conseguirlo en secreto de operadores de Wall Street, ítalo-estadounidenses ricos, y otros.
“Los millones fueron entregados a políticos italianos y a los curas de la Acción Católica, un brazo político del Vaticano. Valijas repletas de efectivo cambiaron de manos en el Hassler Hotel de cuatro estrellas… Los cristiano-demócratas de Italia ganaron por un margen confortable y formaron un gobierno que excluyó a los comunistas. Comenzó un prolongado romance entre el partido (cristiano-demócrata) y la agencia. La práctica de la CIA de comprar elecciones y políticos con bolsas de dinero en efectivo se repitió en Italia – y en numerosos otros países – durante los veinticinco años siguientes” [p. 27].
La CIA gastó finalmente por lo menos 65 millones de dólares en políticos italianos – incluyendo “a cada democristiano que haya ganado alguna vez una elección nacional en Italia” [p. 298]. A medida que el Plan Marshall de reconstrucción de Europa ganaba ímpetu a fines de los años cuarenta, la CIA descremaba en secreto el dinero que necesitaba de cuentas del Plan Marshall. Una vez terminado el Plan, fondos secretos ocultos en la ley anual de asignación para la Defensa, siguieron financiando las operaciones de la CIA.
Después de Italia, la CIA continuó en Japón, pagando para llevar al poder a Nobusuke Kishi como primer ministro de Japón (en el poder de 1957 a 1960), ex ministro de municiones del país en la Segunda Guerra Mundial. Finalmente utilizó su fuerza financiera para establecer en el poder al Partido Liberal Democrático (conservador) y para convertir a Japón en un Estado de un solo partido, lo que sigue siendo actualmente. El cinismo con el que la CIA siguió subvencionando elecciones “democráticas” en Europa Occidental, Latinoamérica y el Este Asiático, a partir de fines de los años cincuenta, condujo a la desilusión con EE.UU. y a un claro embotamiento del idealismo con el que había conducido el comienzo de la Guerra Fría.
Otro uso importante de su dinero fue una campaña para financiar alternativas para los periódicos y libros influenciados por los soviéticos en Europa Occidental. En el intento de influenciar las actitudes de estudiantes e intelectuales, la CIA patrocinó revistas literarias en Alemania (Der Monat) y en Gran Bretaña (Encounter), promovió el expresionismo abstracto en el arte como una alternativa radical para el realismo socialista de la Unión Soviética, y financió en secreto la publicación y distribución de más de dos millones y medio de libros y periódicos. Weiner trata muy por encima estas actividades. Debería haber consultado la obra indispensable de Frances Stonor Saunders: The Cultural Cold War: The CIA and the World of Arts and Letters.
(…)
7. Quinney, Kimber: «My Enemy’s Enemy is My Friend: Italian Immigrants and the Campaign to Defeat Italian Communism» (Resumen).
Fuente.- Resumen de la comunicación («paper») presentada en la reunión anual de la American Studies Association, 16 de diciembre de 2013.
Kimber Quinney es profesora del Departamento de Historia de la California State University en San Marcos.
Traducción del inglés para esta entrada del blog del viejo topo: Alga Roja.
Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, los aliados anglo-estadounidenses mantuvieron la ocupación de Italia para garantizar la transformación del fascismo a la democracia. A principios de 1948, la nación fue de nuevo un estado independiente, plenamente soberano. Las tropas aliadas se habían retirado en diciembre de 1947, y el 1 de enero de 1948, se promulgó la nueva Constitución de la República Italiana. Las elecciones nacionales italianas estaban programadas para el 18 de abril de 1948. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos no estaba tranquilo – la Guerra Fría había comenzado y la administración Truman había identificado Italia como el clave para ganar esa guerra.
En marzo de 1948, el Consejo de Seguridad Nacional publicó el informe “La posición de los Estados Unidos con respecto a Italia en la luz de la posibilidad de la participación comunista en el Gobierno por la vía legal”. El informe reconocía la amenaza de que el Partido Comunista italiano alcanzase el poder legalmente en las siguientes elecciones y proveía recomendaciones para evitar ese resultado. Entre otros planes de acción, el Consejo de Seguridad Nacional recomendó al gobierno de Estados Unidos que animase a ciudadanos privados y líderes públicos a iniciar una campaña sobre la crisis política en Italia.
Este trabajo se centrará en la dependencia de la Administración en los inmigrantes italiano-americanos. La programación de radio de La Voz de América destacaba a los músicos estadounidenses de ascendencia italiana y proporciona conversaciones frecuentes con italo-americanos que eran líderes en los negocios, el trabajo, la educación y la agricultura. El gobierno de Estados Unidos tenía como objetivo recordar a los italianos no solo que los italo-americanos habían triunfado en Estados Unidos y que, por tanto, el modo de vida americano prometía el éxito, sino también la cercanía entre las dos naciones.
Muchos de los participantes en la campaña eran antifascistas, inmigrantes que había desertado del régimen de Mussolini durante la guerra. Sin embargo, muchos otros eran fascistas. En desacuerdo con el gobierno de Estados Unidos a principios de la década de 1940, los fascistas italianos que vivían en los Estados Unidos desempeñaron un papel extraordinario en apoyo del esfuerzo de propaganda anticomunista de la administración Truman en 1948. Funcionó el viejo adagio “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. El antiguo fascista y acérrimo anticomunista Generoso Pope, por ejemplo, inició una campaña nacional de envío de cartas, instando a los Italo-americanos a escribir a los amigos y la familia en Italia para advertirles de las consecuencias nefastas de la elección de un gobierno comunista.
El 18 de abril, 1948, la Democracia Cristiana obtuvo la mayoría absoluta en el Parlamento. En cuestión de meses, Italia parecía camino a la “normalidad” política, económica y social por primera vez desde la guerra. Los funcionarios de Estados Unidos en Italia atribuyeron la victoria a las actividades de propaganda preelectoral. En este trabajo se hace hincapié en una perspectiva transnacional reconociendo la estrecha relación entre las política nacionales e internacionales y revelando el papel esencial de la comunidad de inmigrantes italianos en el éxito de la política exterior estadounidense respecto a Italia en 1948. Este trabajo forma parte del panel “Enemigos a las puertas” y explora cuestiones relativas a la identidad étnica y nacional de Estados Unidos en el contexto de cambio de los enemigos ideológicos al principio de la Guerra Fría.
8. Mastrolilli: «Italia 1948: fue la CIA la que cerró el paso al PCI».
Traducción del italiano para esta entrada del blog del viejo topo: Manuel García.
El ex jefe de estación en Roma Jack Devine, revela cómo la agencia ha cambiado la historia de Italia
«Sin la CIA, el Partido Comunista, en el que los soviéticos tenían grandes intereses, seguramente habría ganado las elecciones de 1948». Después de la votación, la financiación y la ayuda de los servicios secretos de Estados Unidos a los grupos ‘democráticos’ continuó durante varios años, y Gladio fue creada por la «Compañía», para dejar claro que «los Estados Unidos estaban decididos en apoyar a Italia y darles los medios para defenderse».
Devine también habló del encuentro con Juan Pablo II y explica cómo Roma fue el centro de la lucha contra Moscú.
Devine ha sido un pilar de los servicios americanos, que participaron en todas las grandes operaciones del siglo pasado, de Irán a Chile. En 1988 fue nombrado jefe de la oficina de Roma, y por las informaciones de los años precedentes se ha aprovechado de los datos recibidos de otro mito de la «Compañía», el embajador de Montgomery, que ha trabajado mucho en Italia.
El presidente Truman había ordenado a la Agencia librar una guerra secreta contra la URSS, y nuestro país «fue el primer campo de batalla político». Para contrarrestar la influencia del PCI, Truman había «autorizado a la CIA a dar dinero, a través de periódicos, revistas, radio, manifiestos, volantes y organizaciones políticas para derrotarle [al PCI] en las elecciones». Sin esta intervención, de acuerdo con Montgomery [N.T. Montgomery: ex-embajador en Italia y ex-miembro de la CIA], «el Partido Comunista seguramente habría ganado.» Devine añadió que «con el tiempo, los partidos democráticos se convirtieron en lo suficientemente fuertes como para poder competir, y que ya no necesitaron el apoyo y la financiación clandestina de la Agencia». Esto significa que la ayuda había continuado incluso después de 1948, y el modelo italiano tuvo tal éxito que se aplicó en otros países, como Chile.
[Nota del blog. A partir de aquí, se hace referencia a episodios posteriores a las elecciones del 48]
Jack estaba en Roma cuando estalló el caso Gladio, y al admitir el papel jugado por la CIA recurre a Montgomery, que explica las operaciones como un apoyo material a la resistencia contra la URSS, y también una garantía de la lealtad americana a Roma: «Así sabían que los EE.UU. apoyaban seriamente a Italia, dándoles los medios para defenderse. Gladio fue un factor importante para la estabilidad en Italia y en toda la región». Luego se cambió y había llegado a las sospechas de participación en los terribles sucesos tales como la masacre de Bolonia. Pero por entonces, «la Agencia había perdido el interés en Gladio».
Cuando llegó a Italia, la principal tarea de Devine eran los «objetivos duros, incluidos los rusos y sus aliados en el bloque del Este, que tenían una enorme presencia en Roma. Miles de refugiados judíos llegaron de Rusia, antes de ser enviados a sus destinos finales en Israel o los Estados Unidos. Muchos de estos refugiados eran ingenieros, científicos y otras personas con una alta formación técnica. Para la inteligencia tenían valor y había que interrogarles». El oficial que estaba a cargo de espiar a los rusos en Roma era Aldrich Ames, quien luego se convertiría en el más famoso traidor a la «Compañía». Mientras estaba en Italia, había acumulado una cuenta bancaria en Suiza por más de un millón de dólares, recibidos de Moscú para vender sus colegas. Su interlocutor era el agente de la KGB Aleksey Khrenkov, que residía en Italia. Un día se había presentado un alto funcionario de la Europa del Este en la embajada para ofrecer secretos a los EE.UU. El nombre clave de «Motorboat», y Devine ordenó a Ames someterle a un polígrafo. Durante el interrogatorio, «Motorboat», le contó a Aldrich que alguien de alto nivel de la CIA estaba traicionando a sus compañeros, y pasaba la información a través de su red a la KGB, y que luego la eliminaba. Ames, por supuesto, inmediatamente informó de la traición de «Motorboat» a los servicios de inteligencia rusos dándoles toda la información que había obtenido.
Los servicios italianos estaban espiando los movimientos de Devine, y un día se enteró que estaba bajo vigilancia. Al principio no entendía por qué, pero luego descubrió ese día que los agentes italianos iban a tener una entrevista con un importante contacto ruso, y que no querían que él lo supiera.
Jack, de ascendencia irlandesa, había pedido reunirse con el Papa Juan Pablo II, para darle las gracias por el trabajo realizado para la apertura de la Europa del Este. Cuando se volvieron a ver, el Papa le hizo una pregunta embarazosa: «¿Dónde trabaja usted?». Para no mentir al pontífice, y no violar su cometido, Devine respondió que era un empleado del gobierno de Estados Unidos: «Creo que me he dado cuenta de su sonrisa socarrona en su rostro».
El ex-jefe de también recuerda las reuniones periódicas que tuvo con un político de gran experiencia y muy sabio, al que le gustaba comer pasta con una gran cantidad de chile peperoncino rosso. A continuación, las visitas con sus colegas italianos a la Agencia de Seguridad Nacional, veinte años antes del escándalo de Snowden. Y paseos por los jardines de Villa Taverna con el entonces jefe de la policía, quien, cuando se iba a marchar, le invitó a cenar a un restaurante popular, dejando claro entre ellos que no era más que «una demostración de su poder, el cual, sin embargo, nunca había puesto en duda».
«Fue sobre todo este miedo [ha escrito William Colby, antiguo director de la CIA] lo que llevó a la formación de la Oficina de Coordinación de Políticas, la cual dio a la CIA la capacidad de asumir operaciones políticas, propagandísticas y paramilitares en el primer lugar» (6). Pero las operaciones encubiertas, al menos en lo que se conoce, tuvieron un papel relativamente menor en la campaña norteamericana para quebrar a la izquierda italiana. Fue la manera abierta en que se trabajó, sin ningún tipo tapujo, lo que dio a todo el asunto un sello de singularidad y arrogancia -se diría incluso que de fanfarronería. La suerte del FDP comenzó a decaer con sorprendente aceleración ante una asombrosa movilización de recursos como los siguientes (7):
En total se calcula que unos 10 millones de caras y postales fueron escritas y distribuidas por periódicos, emisoras de radio, iglesias, la Legión Americana, individuos pudientes, etc.: los anuncios publicitarios de las empresas ofrecían enviar cartas a Italia incluso si las personas no compraban el producto publicitado. Todo esto con la aprobación expresa del secretario de Estado actuante y de la Oficina Postal que inauguró unos «Vuelos de la Libertad» especiales para dar mayor propaganda al despacho de este correo hacia Italia.
Las cartas impresas contenían mensaje tales como: «Una victoria comunista arruinaría a Italia. Estados Unidos retiraría toda la ayuda y probablemente ocurriría una guerra mundial». «Te imploramos que no entregues a nuestra hermosa Italia en manos del cruel déspota del comunismo. Norteamérica no tiene nada en contra del comunismo en Rusia [sic] pero ¿por qué imponerlo en otros pueblos, otras tierras, y de esa forma apagar la antorcha de la libertad?». «Si las fuerzas de la verdadera democracia perdieran las elecciones en Italia, el Gobierno norteamericano no enviaría más dinero al país y nosotros tampoco enviaríamos más dinero a nuestros familiares».
Estos eran, por supuesto, los mensajes menos sofisticados. Otros ponían el énfasis en que Rusia dominaría a Italia , en la pérdida de la religión y de la vida familiar, pronosticaban la confiscación de las viviendas y las tierras.
El veterano periodista Howard K. Smith señaló en aquel momento: «Para un campesino italiano recibir un telegrama de cualquier lugar es algo extraordinario, y un cable del paraíso terrenal que representa Estados Unidos no es algo que se pueda pasar por alto».
Las cartas de amenazaban con cortar los regalos pueden haber sido igualmente intimidantes. «Tales cartas [escribió en un periódico italiano un funcionario demócrata cristiano] cayeron sobre el sur de Italia y las aldeas sicilianas con la fuera de un rayo». Una encuesta realizada en 1949 indicaba que 16% de los italianos tenían parientes en Estados Unidos con los que estaban en contacto; a esos hay que añadir los que tenían amistades.
► El Departamento de Estado respaldó las cartas anunciando: «Si los comunistas gann […] no habría que considerar ningún tipo de asistencia por parte de Estados Unidos». La izquierda italiana se sintió obligada a asegurar a los votantes en reiteradas ocasiones que esto no sucedería en realidad, lo que provocó que los funcionarios norteamericanos, entre ellos el secretario de Estado George Marshall, repitieran su amenaza (Marshall recibió el Premio Nobel de la Paz en 1953).
«Creo que debe ser política de los Estados Unidos apoyar a los pueblos libres que están resistiendo los intentos de subyugación de minorías armadas o las presiones extranjeras. Creo que debemos ayudar a los pueblos libres a decidir sus destinos según su propia manera (13).
No creo que sea necesario destacar cuán hipócrita demostró ser esta premisa, pero las voces que alzaban en EE.UU. contra la cruzada de su Gobierno en Italia eran pocas y apenas audibles por encima del rugido. El Comité Italiano-Americana para las Elecciones Libres en Italia emitió un comunicado para denunciar la invasión propagandística, declarando que: «Miles de estadounidenses de origen italiano se sienten profundamente humillados por el flujo continuo de sugerencias, consejos y presiones dirigidas a los italianos como si estos fuesen incapaces de decidir por sí mismos a quién elegir» (14).
El Partido Progresista también emitió un comunicado que señalaba: «Como estadounidenses repudiamos la amenaza de nuestro Gobierno de cortar la ayuda en alimentos a Italia a menos que las elecciones sean de nuestro agrado. Los niños hambrientos no deben quedar sin comida porque sus padres no hayan votado tal como se les ordenó desde el extranjero» (15). El candidato de este partido a la presidencia en 1948 era Henry Wallace, el antiguo vice-presidente, quien se había expresado públicamente en defensa de una verdadera distensión con la Unión Soviética. La Historia no dio oportunidad de comprobar cuál hubiera sido la reacción -entre aquellos que no encontraban nada malo en lo que Estados Unidos estaba haciendo en Italia- si una campaña similar hubiera sido llevada a cabo por parte de la URSS, o de la izquierda italiana, en favor de Wallace en Estados Unidos.
Los rusos trataron de responder con algunos débiles gestos durante un tiempo: algunos prisioneros de guerra italianos fueron liberados; se enviaron algunos equipos de impresión a Italia y fueron ofrecidos a todos los partidos para sus campañas. Pero no había manera de resistir a lo que cada vez semejaba más una gigantesca ola [nota blog: maremoto]. Hay evidencias de que los rusos consideraron que el show se encarnizaba demasiado con ellos y llegaron a temer la reacción de norteamericanos y británicos en caso de una victoria comunista en las urnas para ellos y en realidad se convirtió en aprensión de lo que podría ser la reacción estadounidense y británica a una victoria comunista en las urnas. (La preocupación de Rusia acerca del conflicto con Occidente fue expresada también a un mes de las elecciones italianas, en una de las célebres cartas del Cominform a Tito, en la cual se acusaba a los yugoslavos de tratar de involucrar a los soviéticos en un enfrentamiento con las potencias occidentales, cuando «debería ser bien conocido […] que la URSS, después de una guerra tan terrible, no podría comenzar una nueva».) (17)
La evidencia a la que alude Smith fue el rechazo soviético a la propuesta sobre Trieste. Dado el momento en que se produjo, informaba el New York Times, «el inesperado procedimiento llevó a varios observadores a concluir que los rusos habían tirado al Partido Comunista Italiano por la borda» (18). El periódico del partido pasó un momento difícil al conocer la noticia, pero lo mismo le sucedió a Washington, pues contradecía la principal premisa fundamental de su campaña en Italia: que el PCI y la URSS eran uno solo en cuanto a sus fines y medios; que si usted compraba uno, obtenía también al otro. De modo que se adelantó la idea de que quizás la negativa soviética era una táctica para demostrar que EE.UU. no cumpliría su promesa en Trieste. Pero el anuncio soviético no había ido acompañado de propaganda en tal sentido, y no explicaría por qué los rusos habían esperado varias semanas para justo antes de las elecciones asestar este golpe a sus camaradas italianos. En cualquier caso, EE.UU. sólo podía salir del asunto mucho mejor parado que los rusos.
Para cuando finalizó el espectáculo de Broadway en Italia, los demócrata-cristianos aparecían como los claros ganadores con un 48% de los votos. La coalición de izquierda había sido completamente humillada con apenas un 31% de los votos. Había sido una cruzada como la que Aneurin Bevan atribuyera a los conservadores en Gran Bretaña: «Todo la pericia de la política conservadora en el siglo XX [escribió el líder laborista británico] ha sido desplegada para permitir a los ricos persuadir a los pobres de utilizar su libertad política para mantener a los ricos en el poder».
Notas
(7) A menos que se indique otra cosa, los acápites enumerados a continuación se derivan de las siguientes fuentes:
a) New York Times, 16 de marzo a 18 de abril de 1948, passim.
b) Howard K. Smith, pp. 198-219.
c) William E. Daugherty y Morris Janowitz: A Psychological Warfare Casebook. John Hopkins Press, Baltimore, 1948, pp. 319-326.
d) Holt y Van de Velde, pp. 159-205.
e) E. Edda Martínez y Edward A. Suchman: «Letters from America and the 1948 Elections in Italy», en The Public Opinion Quarterly, Princeton University, primavera de 1950, pp. 111-125.
(8) Citado en Smith, p. 202, sin dar fecha.
(9) Tom Braden: «I’m Glad the CIA is ‘Inmoral'», en Saturday Evening Post, 20 de mayo de 1967. Braden había sido un alto oficial de la Agencia.
(10) Miles Copeland: Without Cloak and Dagger. New York, 1974, pp. 235-236; también publicado como The Real Spy World.
(11) Memorándum de la CIA al Comité 40 (Consejo Nacional de Seguridad), presentado al Comité Selecto sobre Inteligencia, la Cámara de Representantes (el Comité Pike) durante audiencias privadas efectuadas en 1975. El grueso del informe del comité en el que aparece este memorándum fue filtrado a la prensa en febrero de 1976 y apareció por primera vez en forma de libro con el título: CIA – The Pike Report, Nottingham, Inglaterra, 1977. El memorándum aparece en las páginas 204-205 de este libro. Ver también notas sobre Iraq.
(12) Stephen Goode: The CIA. Franklin Watts, Inc., New York, 1982, p. 45; William R. Corson: The Armies of Ignorance: The Rise of the American Intelligence Empire. The Dial Press, New York, 1977, pp. 298-299. Corson tuvo una larga carrera en la inteligencia militar y fue secretario personal del Grupo Especial Conjunto DOD-CIA sobre Contrainsurgencia R & D del presidente.
(13) Public Papers of the President of the United States: Harry S. Truman, 1947. U.S. Government Printing Office, Washington, 1963, pp. 178-179.
(14) New York Times, 8 de abril de 1948.
(15) Ibíd., 12 de abril de 1948.
(16) Smith, p. 200.
(17) Ibíd., p. 202.
(18) New York Times, 15 de abril de 1948.
10. Conclusiones
- Es el primer operativo de la CIA (es la puesta de largo de la CIA en el mundo).
- A partir del éxito alcanzado, la CIA crea un «modelo» de intervención que luego se repetirá durante toda la guerra fría. Italia fue el primer laboratorio de la CIA para intervenciones posteriores en América Latina y Asia.
- Posiblemente toda la corrupción impulsada por este operativo (EE.UU y el Vaticano llegan a colaborar con la mafia de una u otra forma) en la recién inaugurada democracia italiana, va a contaminar la República desde este momento. Se crea una base de corrupción que enseguida se enquista en la democracia italiana, con las consecuencias que todos conocemos (véase la entrada de nuestro compañero Manuel García que citamos en «entradas relacionadas» al final).
Fuentes y referencias
ANPI (Associazione Nazionale Partigiani d’Italia) (sin fecha): «Dalla Resistenza a Berlinguer», en anpibresso.altervista.org Vigente 95-3-2015
Bellucci, Dagoberto: «Il piano ‘solo’. Il colpo di stato ‘democratico’ e atlantista dell’Arma dei carabinieri», en dagobertobellucci.wordpress.com, 16/02/2012
Blum, William: «Italy, 1947-1948: Free elections, Hollywood-style», capítulo 2 de Killing Hope: U.S. Military and CIA Interventions Since World War II, Common Courage Press, 2004. Traducción y edición en castellano del libro: Asesinando La Esperanza, Editorial Oriente, Santiago de Cuba (Cuba), 2005.
Camacho, Santiago: «Haciendo balance. El Vaticano y la posguerra», en Biografía no autorizada del Vaticano. Sept. 2005, on line en www.bibliotecapleyades.net. Vigente 1-11-2014.
Caretto, Ennio: «CIA 1947: ‘Piano ‘San Marino’ contro il PCI. Fondi segreti e un ponte aereo dovevano influenzare il voto», en Corriere della Sera, 11 agosto 2007, disponible en L’Archivio storico del periódico. Vigente 4-11-2014.
CNN: «Entrevista a F. Mark Wyatt» (en inglés). Archivo on line de la CNN. Vigente 4-11-2014.
Chalmers Johnson: «La vida y los tiempos de la CIA». Reseña del libro Legacy of Ashes: The History of the CIA [Legado de cenizas: la historia de la CIA] de Tim Weiner, publicada en Tomdispatch.com (enlace desactivado actualmente), traducida y publicada por Germán Leyens en rebelion.org el 03-08-2007.
Kennedy, Bruce: «Birth of the CIA», en CNN Perspectives Series, ‘Episode 3: Marshall Plan‘. Consulta on line 15-11-2014.
Quinney, Kimber: «My Enemy’s Enemy is My Friend: Italian Immigrants and the Campaign to Defeat Italian Communism» (abstract).
Paper presentado en la reunión anual de la American Studies Association, 16 de diciembre de 2013. El abstract está disponible on line en citation.allacademic.com
Mastrolilli, Paolo: “Italia 1948: fu la CIA a fermare il PCI”, en La Stampa, 30-6-2014. Consultado on line con vigencia 15-11-2014. Declaraciones del ex Acting Director y Associate Director de la CIA, Jack Devine, en el contexto de la presentación del libro Good Hunting.
Wikipedia, entradas: «Comitati Civici», «Luigi Gedda», «James Jesus Angleton» e «Italian general election, 1948″.
Fuentes:
http://blogdelviejotopo.blogspot.com.es/2015/03/la-campana-de-eeuu-y-del-vaticano_14.html