La lucha de clases, la lucha por la producción y la experiencia científicas son los tres grandes movimientos revolucionarios en la edificación de un país socialista poderoso. Estos movimientos constituyen una garantía segura que permite a los comunistas deshacerse del burocratismo, de precaverse contra el revisionismo y el dogmatismo, y de permanecer siempre invencibles, una garantía segura que permite al proletariado unirse con las grandes masas trabajadoras y practicar una dictadura democrática. Si en ausencia de estos movimientos, se dejaba que se sublevaran los terratenientes, los campesinos ricos, los contrarrevolucionarios, los elementos malsanos y los monstruos de toda clase, mientras que nuestros cuadros cerraban los ojos y no se haría distinción entre el enemigo y nosotros, en numerosos casos, pero colaborarían con el enemigo, o si este llegaba a infiltrarse en nuestras filas, y si muchos de nuestros obreros, campesinos e intelectuales fueran dejados sin defensa frente a las tácticas tan envolventes como brutales del enemigo, entonces pasaría poco tiempo, tal vez algunos años o un decenio, y apenas algunos decenios, antes que una restauración contrarrevolucionaria, a escala nacional, no tenga lugar inevitablemente, que el partido marxista-leninista no se convierta en un partido revisionista o un partido fascista y que toda la China no cambie de color.
Ludo Martens