La sociedad comunista no puede ser construida por autoridad, con leyes y decretos: surge espontáneamente de la actividad histórica de la clase trabajadora que ha logrado el poder de iniciativa en la producción industrial y agrícola y se encamina a reorganizar la producción de nuevos modos, con un nuevo orden. El obrero anarquista apreciará entonces la existencia de un poder centralizado que le garantice permanentemente la libertad lograda, que le permita no interrumpir a cada instante la tarea iniciada para acudir a la defensa de la revolución; apreciará entonces la existencia de un gran partido de la parte mejor del proletariado, de un partido fuertemente organizado y disciplinado que estimule la creación revolucionaria, que dé el ejemplo del sacrificio, que con su ejemplo arrastre a las grandes masas trabajadoras y las lleve a superar más rápidamente el estado de envilecimiento y postración al que las ha reducido la explotación capitalista.
Gramsci