La clase trabajadora debe extraer lecciones de los acontecimientos que años de aceptación de la legalidad les han impedido ver; comprender que no son los cuerpos legales los que los defenderán, que no existe un Estado neutral ni una justicia superior a la que podamos apelar contra la tiranía de las dos formas de violencia burguesa, que son el derecho y el poder. El proletariado sólo puede defenderse creando sus propios órganos de defensa y ataque. En el nivel de la ley o apelando al “juego limpio”, la clase trabajadora siempre será derrotada si confía en la protección de la ley y los derechos humanos que el Estado puede ofrecer a los ciudadanos oprimidos.
Onorato Damen