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Materialismo beligerante significa dialéctico
Es el último artículo del destacado filósofo soviético Evald Vasilíevich Iliénkov, fallecido repentinamente el 21 de marzo de 1979. (se suicidó)
El artículo se publicó a raíz del al setenta aniversario de la publicación del libro de V.I.Lenin Materialismo y empirocriticismo.)
1. Introducción (a cargo del traductor Joaquín Rodríguez Coronado).
En mi trabajo Sobre la lógica de la historia de la URSS en muchos de sus apartados para la explicación de distintas fases de los procesos históricos en la URSS he recurrido con frecuencia a referencias y alegaciones del concepto materialismo dialéctico. La universalidad de la importancia de este concepto me obligó necesariamente incluir en el libro un singular apartado “La dialéctica y dogmatismo de los adalides del socialismo en la URSS”. Pero reconozco que este concepto debería aplicarse más amplia y profundamente en el desarrollo de otros apartados/temas del libro.
Para conseguir el objetivo propuesto para mi libro, definir y determinar la lógica de la historia de la URSS, era necesario (en mi opinión) escoger y presentar una arquitectura-estructura de la obra que permitiese presentar este objetivo al más amplio círculo de lectores, posiblemente muy heterogéneo en su nivel social, cultural y político-ideológico. Por lo tanto, el material didáctico debía ser presentado en forma y modo máximamente accesible para el lector.
Por otro lado, el volumen y la temática del material a “digerir” fueron muy amplios y variados, ya que se intentó analizar, estudiar y presentar múltiples problemas y cuestiones: históricas, geográficas y climatológicas, etnográficas y nacionales, sociales y económicas, y por supuesto ideológicas y políticas. Estas cuatro últimas requieren para su análisis mínimamente serio y riguroso una activa intervención del concepto del “materialismo dialéctico”. Este término-concepto está y estuvo “condenado” a una aplicación, utilización e instrumentalización con frecuencia desmedida, tanto por la propia construcción o estructura del propio texto (fraseología), como por su contenido y significado concreto político-ideológico y filosófico. En otras palabras, se utilizó y se utiliza indiscriminadamente casi en cualquier momento y lugar, sea o no el adecuado. La inevitabilidad y necesidad de la utilización del término “materialismo dialéctico” me obligó al tratamiento de un volumen muy considerable de bibliografía sobre la problemática filosófica del propio materialismo dialéctico para su más o menos correcto uso en una u otra frase y cuestión. La “epidemia” de utilización de este concepto/término por aquellos autores deseosos para salir de un modo “honoroso” de “un callejón sin salida” donde los condujo su “pluma”, ha adquirido características ridículas. Soy consciente que en mi libro “Sobre la lógica de la historia de la URSS” tampoco me salvo debidamente de esta ”epidemia”, y por eso este ensayo está dirigido o destinado a paliar razonablemente esta “enfermedad y pecado”.
Para “curar” con mayor efectividad la “enfermedad” hay que seleccionar y estudiar/analizar en profundidad el propio “fármaco”. Esta tarea requirió una previa preselección, posterior exhaustiva selección del material para un concienzudo estudio del mismo, iniciando como es lógico por la relectura de la obra maestra de Lenin “Materialismo y empirocriticismo”. Esta obra siendo importante para cualquier profesional en ciencias socio-filosóficas y político-ideológicas adeptos o no al marxismo/marxismo-leninismo, fue escrita en los años más difíciles del movimiento revolucionario de Rusia. Después de la derrota de la primera revolución burguesa democrática de 1905-1908, llegaron los años de durísima reacción negra del zarismo: el partido bolchevique y el partido socialista-revolucionario sufren numerosas pérdidas, desarrollando su actividad revolucionaria en condiciones de una profunda y estricta clandestinidad.
Precisamente en este intervalo de tiempo Lenin se dedica plenamente y con una furia y rigidez, extraordinaria e inusual incluso para él, contra la filosofía positivista y sus más destacadas figuras (Bogdanov y Cía). Por eso, en mi opinión, para el lector de aquellos y posteriores años de cualquier nivel político-ideológico y cultural fue muy difícil “digerir” plenamente la obra de Lenin, incluyéndome a mí mismo.
La necesidad de populizar ¿divulgar?, no trivializar, sino explicar esta majestuosa obra era evidente. Los numerosos ensayos con ese objetivo resultaban para mí infructuosos, hasta el “descubrimiento” (para mi) del artículo del destacado filósofo soviético E.V.Ilienkov : “Materialismo beligerante significa dialéctico”.
Ilienkov, según mi opinión, fue un auténtico, serio, fiel y talentoso continuador e investigador del marxismo ortodoxo y marxismo-leninismo. Ilienkov fue uno de los principales filósofos soviéticos en los nada fáciles años 50-70, que recuperaban y reconstruían las tradiciones del arte filosófico y desempeñaron el principal papel en este proceso, demostrando irreconciliación ideológica en una lucha sin compromisos por las ideas y principios, en los cuales no dejaron creer nunca. Estuvieron en minoría manifiesta contra el aparato oficioso soviético científico ideológico y propagandístico.
Después de una escrupulosa y concienzuda lectura del artículo de Ilienkov yo, por fin encontré lo que buscaba: un casi completo entendimiento consciente del valor e importancia del libro de Lenin “Materialismo y empirocriticismo”, que antes era más bien intuitivo y en gran medida merced al gran carisma personal de Lenin.
Mi arrebato para el completo y consciente entendimiento de esta obra de Lenin fue literalmente hechizado con el artículo de Ilienkov.
Merced a filósofos y personas como E.V. Ilienkov la filosofía en el periodo soviético nunca desapareció y no degeneró definitivamente ni en un “dogmatismo cuasi religioso”, ni en una propaganda estrecha oficiosa en forma de una disciplina de estudios.
Yo comprendí con evidente claridad, que este artículo con motivo del 70 aniversario de salida a la luz de la obra de Lenin expresa con tal grado de integridad, profundidad y claridad mi propia interna penetración, intuitiva en parte, del concepto “materialismo dialéctico”, que siendo serio y honesto conmigo mismo, cualquier trabajo sobre este tema salido de mi pluma se convertiría inevitablemente en un plagio disfrazado, en un texto con largas, larguísimas y muy frecuentes citas de Ilienkov, intercaladas por muy breves, poco frecuentes y sosas “aportaciones” del “autor”( Joaquín Rodríguez).
Por eso, al no encontrar en ninguna fuente de información la traducción del trabajo de Ilienkov al castellano, yo propongo al lector hispanohablante mi propia modesta traducción (con muy y muy cortas intercalaciones del traductor NT).
Espero que mi profundo conocimiento de la lengua rusa, con una calificada corrección del castellano permitirá presentar un material interesante para un lector reflexivo, cedente de conocimientos.
2. Materialismo beligerante significa dialéctico
(traducción al castellano)
“¿Reconoce el ponente que la filosofía del marxismo es el materialismo dialéctico?”: Lenin exigía tenazmente una respuesta directa de Bogdanov (1º) en uno de los días de mayo 1908, acentuando con perseverancia las palabras claves. No simplemente “materialismo”, ya que el materialismo sin dialéctica en las condiciones actuales será no tanto “combatiente”, sino combatido, y la dialéctica sin materialismo inevitablemente se convierte en un arte netamente verbal: de volver al revés nociones comunes, determinaciones, términos conocidos de antaño bajo el nombre de sofística (2º). Y solo la dialéctica materialista, solo el materialismo dialéctico, solo la unión orgánica de la dialéctica con el materialismo arman el pensamiento con capacidad y artificio de construir imagen-efigie objetiva y auténtica del mundo circundante, arman con capacidad y artificio transformar este mundo con adhesión a las objetivas leyes y tendencias de su propio desarrollo.
En eso consistía la esencia del pensamiento de toda la comprensión leninista de la filosofía, que el desarrollo consecutivamente en los capítulos del genial libro.
La importancia y el valor del “Materialismo y empirocriticismo” para la historia de nuestro siglo (siglo XX – NT) ni mucho menos no se agota con que ahora y para siempre se pone fin a una “filosofía reaccionaria” y a sus pretensiones a un papel de “filosofía de las actuales ciencias naturales” y de “toda la ciencia contemporánea”. Mucho más importante fue la circunstancia, que en el curso de la polémica Lenin perfiló con claridad su comprensión positiva de todos los problemas decisivos planteados ante la filosofía marxista por los eventos de la época actual, época de grandiosas revoluciones en todas las esferas de la vida humana: y en la ciencia, y en la economía, y en la política, y en la técnica; en todo formulando categóricamente y con claridad los principios fundamentales para la solución de estos problemas, contorneando la lógica del enfoque para su solución. Era necesario declarar con claridad, nitidez y un modo inequívoco y al partido, y al pueblo y a todo el movimiento obrero internacional, que precisamente el bolchevismo como línea estratégica y táctica en la revolución tiene como fundamento teórico la filosofía de Marx y Engels, y que precisamente por eso el bolchevismo es el directo continuador de la causa de los fundadores del marxismo y en el dominio de la política, y de la economía política y en la esfera de la filosofía.
En esto es necesario insistir a causa de que el carácter de este trabajo de polémica muy aguda, algunas veces se interpreta con demasiada estrechez y unilateralidad, y por lo tanto incorrectamente. Así, Roshue Garodi (3º) (y no solo él y no fue el primero) en su libro “Lenin” con indulgencia reconoce al “Materialismo y empirocriticismo” el mérito de exposición de los fundamentos del materialismo en general, para el materialismo marxista absolutamente no específicos y presuntamente no relacionado directamente con la “dialéctica” y solo. Por la “Dialéctica”, (4º) según Garodi, Lenin se interesó presuntamente más tarde, solo durante el periodo de sus “Cuadernos filosóficos” y entonces supuestamente cambió su posición respecto al materialismo e idealismo, limitando considerablemente las prerrogativas del principio de reflexión. Pero esto ya es una manifiesta mentira y en relación al entendimiento leninista de la dialéctica.
Sobre esto queda decir que en su posición respecto al idealismo Lenin nunca cambió. El idealismo en sus ojos siempre fue y se quedaba como un enemigo mortal y del movimiento revolucionario y del progreso científico, enemigo más peligroso, cuanto más meticulosamente se enmascara como amigo y aliado.
La esencia del idealismo siempre es la misma: con indiferencia si se relaciona con “dios” o con el “espíritu absoluto”, “complejo de sensaciones” o sistema de formas de la “experiencia socialmente organizada”.
En cualquier caso “es un complejo de ideas engendradas por la obtusa presión del hombre por la naturaleza exterior y el yugo de clase: ideas astringentes de esa presión, adormecientes de la lucha de clases”: explicaba Lenin a Maxim Gorkyi (5º), maravillado en aquel tiempo por la filosofía de Bogdanov.
El idealismo en cualquier de sus variantes, desde el teológico hasta el positivista (6º) científico Lenin siempre lo situaba en la misma fila con los más asquerosos engendros del régimen social basado en la explotación del hombre por hombre. “El opio para el pueblo”, “orujo espiritual” no eran solo metáforas pintorescas. Es una precisa y voluminosa expresión de la esencia del problema. El “orujo espiritual” al igual que el orujo habitual atonta y alucina la mente del hombre, le priva de claridad mental, crea en su cerebro un mecanismo psicológico-mental de adaptación a cualquiera, incluyendo a las inhumanas condiciones.
Precisamente por eso odiaba tan ferozmente el comunista revolucionario Lenin el “orujo espiritual de cualquier calidad, de cualquier marca”: desde el dulzón-cristiano hasta la “azucarada y retocada” por los “constructores de diosisis” y “buscadores de dios” (7º).
Para muchos de entonces (y algunos hasta el día de hoy) queda inteligible aquel caldeamiento de intransigencia , aquella indignación, que suscitaron a él la marcha colectiva (el trabajo colectivo) de Bazarov, Bogoliubov, Lunacharskyi, Bernan, Gelfand, Yushkevich, Suvorov: “Ensayos sobre la filosofía del marxismo”, obra a la cual el cambio el nombre “Relatos “contra” la filosofía del marxismo”, un libro por definición de Lenin: “absurdo, dañino, furioso, farisaico, todo, desde el inicio a fin, desde las ramas hasta las raíces, hasta Mach y Avenarius”. (Avenarius (10º), filósofo suizo, uno de los fundadores del empirocriticismo (8º); Mach (9º) físico y filósofo austriaco idealista. Idealista subjetivista: el mundo es un “conjunto de sensaciones y por lo tanto la tarea de la ciencia, es solo describir esas “sensaciones”.- NT).
Incluso en el ambiente más cercano a Lenin la furiosa reacción suscito perplejidad. “Momento crítico. La revolución está mermando. Al orden del día sube la pregunta respecto a un brusco cambio de la táctica, pero en este momento Iltich (subnombre, según la tradición rusa-NT) se sumerge en la Biblioteca nacional, sentado allí por días enteros y como resultado escribe un libro filosófico”, recordaba a posteriori, ya sobre el ataúd del adalid de la revolución M.N.Pokrovskyi, uno de los destacados veteranos-bolcheviques.
La rapidez con que fue escrito y preparada la impresión del libro “Materialismo y empirocriticismo”, y la fuerza del impacto teórico, al igual como la furiosa, barriendo todo con la fogosidad del estilo literario del libro se explican por una razón: en ese momento Lenin resulto ser casi el único marxista revolucionario que se dio cuenta hasta el fin de la colosal importancia que tiene y tendrá la filosofía del materialismo dialéctico para los destinos de la revolución socialista, el progreso social y científico. Incluyendo, y en primer lugar, para un auténtico desarrollo científico de la estrategia y táctica de la inminente lucha política, para un análisis concreto de todas, y ante todo de las condiciones objetivas, materiales y económicas para su desarrollo.
Las cabezas contagiadas por la infección machista se convierten en absolutamente ineptas para ese trabajo. Precisamente en eso se encerraba el colosal daño para la revolución de esta especie de “orujo espiritual”. Todos estos peligros de esta diversión ideológica en la retaguardia del marxismo revolucionario no supieron discernir los “líderes” de aquella social-democracia, “guardianes” de la herencia de Marx y Engels. K.Kautskyi, en general impasible a la filosofía, no estaba para nada inquieto que su revista (“Noie-zait”) paulatinamente se convertía en un órgano de propaganda de vulgaridades positivistas, imprimiendo todo consecutivamente sin discernimiento alguno. Plejanov, aunque comprendía perfectamente la impotencia filosófica y las concepciones reaccionarias de Bogdanov y sus amigos, no pudo ver lo principal: ese terreno real en cual penetraba profundamente con sus raíces su especial ignorancia filosófica, la oscuridad filosófica de la enorme mayoría de los naturalistas contemporáneos, incluyendo a los más grandes.
Mach, Ostvald, Pirson, Diugem, Puancare, Fervorn, Herz: todos eran estrellas de primera magnitud en el cielo de aquellas ciencias naturales. Eso de ellos y no de supernumerarios provinciales embrolladores en la ciencia Lenin considero decir en directo y sin nociva, en este caso diplomacia: “A ninguno de estos profesores capaces de realizar los trabajos más valiosos en áreas especiales de la química, física no se les puede creer ni en una palabra, si se habla de filosofía. ¿Por qué? Por esa misma causa, que a ningún profesor de economía política, capaz de presentar unos trabajos más valiosos en áreas de fácticas y especiales investigaciones no les puede creer en ni una palabra, si se trata sobre la teoría general de la economía política. Ya que este último, es la misma ciencia partidista en la sociedad que y la gnoseología (11º)
En la aguda e implacablemente sincera constatación de este hecho consiste la decisiva superioridad del análisis leninista acerca el fenómeno “machista-bogdanovista” frente a la crítica de Plejanov.
Plejanov comprendía que “un daño especial amenaza traer a nosotros esas doctrinas filosóficas, que siendo idealistas en toda su esencia, al mismo tiempo se presentan a sí mismo como última palabra de las ciencias naturales.”
En eso él tenía razón al cien por ciento. Y Lenin en absoluto estaba de acuerdo con que “como última palabra de las ciencias naturales” los seguidores de Mach colaban su filosofía no por derecho, que era ilusión, autoengaño y demagogia de agua pura.
¡Ilusión ni de lejos infundada! Ilusión de la misma variedad que y todo el resto de las ilusiones naturalistas de la conciencia burguesa. Eso era una objetivamente condicionada apariencia e imaginación, que en resultado las netamente sociales (es decir, históricamente surgidas e históricamente perecederas) cualidades de las cosas se aceptan por sus calidades naturales (y por eso eternas) y determinación de esas cosas/objetos por sus características de ciencias naturales.
En eso, y no en la ingenuidad personal filosófica de Bogdanov consiste la fuerza de la ilusión en el poder de la cual fue atrapado. Eso Plejanov no lo vio. Eso lo veía solo Lenin.
Los alumnos rusos, y no solo rusos, de Mach creían en serio que su filosofía de las actuales ciencias naturales, “ciencias naturales del siglo XX y en general de la ciencia de nuestra época” que la diferencian de la “ortodoxa-plejanovista” justamente los métodos de la precisa o asi llamada “ciencia positiva” (todo son términos de los “Relatos sobre la filosofía del marxismo”).
Por eso ellos veían su tarea en la reorientación del marxismo revolucionario según el “método de ciencias naturales” y en su aplicación para el análisis de los eventos sociales.
“De Mach se puede aprender mucho. Y en nuestro tempestuoso tiempo en nuestro país sumergido en la sangre es especialmente apreciable aquello de lo que más enseña él: la pausada constancia del pensamiento, rigurosa objetividad del método, un implacable de todo lo admitido como creencia, una despiadada aniquilación de todos los ídolos del pensamiento”: en cada momento declamaba Bogdanov con sus amigos.
Por eso, lo mucho que sea formalista e intachable la crítica de Plejanov del machismo como doctrina terminológicamente disfrazada de Berkeley, esa no ejercía ninguna impresión a Bogdanov y sus seguidores.
Desde algún tiempo empezaron a creer en serio en que todo lo escrito sobre este tema por Marx y Engels en si una ”semántica (12º) imprecisa”, locución de su propia filosofía. Que todas las enunciaciones de Marx y Engels han “envejecido”, ya que están formuladas en un idioma caduco, en el léxico de la tradición filosófica, en una atmósfera de su juventud cuando se formaba su pensamiento. Pues que todo es simplemente basura verbal de su herencia:” sonajeros verbales de la vanilocuencia “hegeliano- feierbajista” y nada más. Así escriben ellos y sobre la “materia” y sobre la “contradicción”.
De toda esta basura verbal es necesario depurar la “auténtica” filosofía de Marx y Engels y su “grano racional”, exponer en la lengua contemporánea, en la terminología de Mach, Ostvald, Pirson, Puancare y otros corifeos de las ciencias naturales. Todo de ella que sea “científico” podrá ser conservado. Pero Plejanov desde este punto de vista aparecía como un retrogrado, que no deseaba tener en cuenta los logros y avances de las ciencias naturales contemporáneas y aquellos métodos científicos con los cuales esos logros se consiguen, es decir, como un conservador que obstinadamente encarpeta los envejecidos fetiches verbales. Esa filosofía suya los machistas la representan como una “autentica” filosofía de Marx y Engels críticamente (“empiriocriticamente”) depurada de la basura verbal.
Esa demagogia impresionaba al lector filosóficamente no preparado aún más, ya que no era demagogia consciente, sino fruto de un agradable autoengaño, obcecación de los “tontillos de la filosofía”, como los llamó Lenin.
Desenmascarando esa ilusión “V.Ilyuin” (uno de los apodos de Lenin – NT) contrapuso a ella una comprensión marxista consecuente de esa relación real en la que se encuentra la filosofía en general con el desarrollo de las ciencias naturales y ciencias del ciclo histórico.
Ante todo, él determina: que no a todo de lo que se habla y se escribe en nombre de la “ciencia actual” se puede y debe creer ciegamente. De mucho de ello la propia ciencia mañana se negará, colocando la “filosofía” en una situación embarazosa. La credibilidad en el problema de la “generalización de los datos de la ciencia actual” es categóricamente contraindicada para una filosofía seria.
Especialmente se debe relacionarse con suma precaución a todo lo pensado y escrito por los científicos naturalistas y sociólogos sobre la “lógica y teoría del conocimiento” de la ciencia de su actualidad, en aquella área en la cual de ningún modo se pueden denominarse como especialistas. Precisamente en esto, en la “gnoseología” no se les puede creer en “ni una palabra. Es inadmisible.”
Intentando formular conscientemente los practicados por ellos en su área los métodos y procedimientos en forma general, ellos están obligados utilizar no su propia terminología y fraseología de naturalistas, sino una especial, gnoseológica, especial filosófica. Y precisamente por aquí lo más a menudo se produce un desconcierto, ya que incluso los más grandes y listos de ellos utilizan esta terminología como diletantes, copiándola, como regla, no de la mejor y realmente filosofía, sino de esa filosofía de moda trivial de “profesura” banal, que se consideraba en sus círculos como admitida generalmente, como “por sí misma natural”.
Así se engendraba el fenómeno a primera vista “imposible”: brillante y súper progresiva en su área físico (químico, biológico, electrotécnico y etc.) y ese mismo mezquino, insulso y reaccionario gnoseólogo, filósofo. Ernesto Mach el más típico modelito de tal paradójica combinación.
No hay nada de curioso e ininteligible en esa paradoja, ya que “todo el ambiente en el que viven estas personas aparta a esta gente de Marx y Engels, les empuja a los brazos de la insulsa filosofía oficial”, en los más destacados teoréticos se refleja el más absoluto desconocimiento de la dialéctica, su incapacidad de expresar la esencia “ de los métodos científicos” de su propio trabajo con nociones y términos de la gnoseología y la lógica real auténticamente científica, dialéctica y materialista.
No es la culpa de los naturalistas, sino su gran desgracia. La culpa por entero recae sobre aquellos especialistas – filósofos, que al vuelo recogen precisamente esas filosóficamente incorrectas enunciaciones de los naturalistas y se apresuran utilizarlas en calidad de material de construcción para la edificación de sus estructuras filosóficas “como “confirmación de su valor científico”.
Por eso Lenin traza una clara y de principio la faceta divisoria entre una autoconciencia lógica y gnoseología de ese naturalista y de la utilización de ella por el filósofo.
Una cosa es cuando la frase “la materia ha desaparecido” la pronuncia físico, precisamente físico, muy gran físico y la declara por primera vez. En sí es una expresión verbal incorrecta, filosóficamente negligente sobre un hecho real, de un paso adelante en el camino de conocimiento de la realidad física sobre la cual, solo en este se trata. Y otra cosa muy diferente es la misma frase en boca atrapada por un representante de la “filosofía profesoral”. En este caso ya no es una descripción (aunque no sea precisa) de un hecho real de las ciencias naturales, sino una, de una locución de una falsedad, ilusión y ficción filosófica al 100% idealista, con la cual absolutamente no se corresponde ningún hecho real ni el mundo objetivo, ni en su conocimiento.
En este caso (y en cualquier semejante) la tarea del filósofo-marxista, según Lenin, consiste en relevar el hecho real, mal y confusamente formulado verbalmente, y formularlo filosóficamente correcto y gnoseológicamente en irreprochable lenguaje. Convertir este hecho filosóficamente transparente para el mismo naturalista, ayudarle a este comprender correctamente este hecho. Totalmente es diferente la actitud de Lenin a este especialista filósofo, que basa su negocio precisamente en la imprecisión, en la incuria o credulidad de un científico no filósofo, en la “aproximación” de sus expresiones. Esta actitud respecto a su enemigo mortal, que conscientemente especula en la ignorancia del naturalista en el área de la “gnoseología”. En este caso y el tono de la conversación es distinto.
Condenar a tal naturalista como idealista es igual de ininteligible e impropio, como impropiamente (y pernicioso par la revolución) ultrajar públicamente a un campesino atemorizado e analfabeto que reza a su “dios” para que le envié la lluvia, apodarlo a este de cómplice ideológico del régimen terrateniente-burocrático, ideólogo de la reacción. Otra cosa es el pope. Y no un desgraciado sacerdote aldeano, que comparte con el campesino sus inocentes supersticiones, sino a un pope con educación, conocedor del latín y de los ensayos de especialistas teólogos, he incluso de Kant, un pope de rango de Berdiaev (13º) un enemigo profesional del materialismo y la revolución, que parasita en la ignorancia y supersticiones.
“…los filósofos idealistas cazan el mínimo error, la mínima vaguedad en las expresiones de los famosos naturalistas para justificar su renovada defensa del fideísmo” (14º). Y no solo cazan, pero y activamente provocan a estos naturalistas a este tipo de faltas.
Ellos desvergonzadamente halagan a esos personajes citando respetuosamente sus descuidadas declaraciones, inculcándoles la idea que supuestamente cualquier gran naturalista automáticamente es la superior autoridad en la filosofía, en la teoría del conocimiento y en la lógica del conocimiento cientificotes decir precisamente en aquella área que el naturalista conoce mal, no como profesional, de oídas por palabras ajenas de segundas, e incluso décimas manos.
Con alegría y respeto repitiendo estos errores y “confusiones de expresión” el filósofo-positivista crea una ilusión, como si no el mismo la introduce, implantándola activamente en las ciencias naturales, sino las extrae y las saca de las ciencias naturales. Este viejo, hasta el fondo desenmascarado por Lenin y hace tiempo cansino para todo truco ilusionista, y de apariencia novedosa solamente otorga cada vez un nuevo invento terminológico.
Precisamente de esta aspiración de aparentar la imprecisión de lo supuestamente preciso nace esa jerga disparatada con la cual positivistas del siglo XX tozudamente intentan desalojar y suplantar la clara, rectificada durante siglos terminología creada en las mejores tradiciones rusas de la filosofía clásica, precisamente en la cual preferían Marx y Engels manifestar sus puntos de vista filosóficos.
Lenin implacablemente se mofa sobre la pasión de los positivistas al invento de “nuevas palabritas”: de todas esas “introyecciones, coordinaciones de principio”, “transencensus” y “empiriosímbolos”, “nótalos”, “escúrales” y “fidenciales” (15º).
En esos tiempos esa manera solo empezaba aparecer (mejor dicho se introducía)
De moda (en nuestros días es una pasión febril de inventarse nuevos términos-NT),
Pero Lenin consideró especialmente necesario acabar con ella. Él demostró que su único cometido consistía en dar una apariencia “científica” y de profundo sentido a las triviales vulgaridades idealistas.
Sobre eso no sería ningún pecado de meditar a los actuales autores, que tenazmente intentan “enriquecer” el léxico de la teoría dialéctica marxista del conocimiento y lógica con los frutos de vanilocuencia filosófica de Karnap y Ayer, Shoik y Poler como: “conceptos y denotatos”, “exenciónales” y “explananpensamientos”, “postulados epistemológicos” y otras “paradigmas “(16º) y además sueñan a la luz (mejor dicho en la oscuridad) de semejantes “pretenciosos-verificables conceptos” para precisar las determinaciones teóricas de los conceptos de la dialéctica materialista, sus categorías, hacerlas “más efectivas y heurísticas”(17º). Estupenda seria la dialéctica expresada con la ayuda de esa absurda mezcla del latino al “inglés” con los dialectos de Alta Baveria y Nisnyi Novgorod (una de las regiones rusas del rió Volga; brillante humor sarcástico de Ilienkov – NT).
Reabastecer la reserva verbal y de sintaxis de la lengua de la filosofía marxista-leninista, enriqueciéndola, haciéndola más flexible y expresiva, es decir más precisa en relación a los muy finos matices del pensamiento es una cuestión evidentemente necesaria. De esto es necesario aprender y no solo de Marx, Engels y Lenin y los clásicos de ciencias naturales, pero también de Gertzen y Belinskyi (18º), de Puskin (19º) y León Tolstoi.
Sin embargo, esto es totalmente distinto, que una reglamentación pedantesca “de la lengua de ciencias” que conlleva a un resultado justamente contrario, convirtiendo este lenguaje en oscuro-monótono y aburrido-gris, pero definitivamente incomprensible para los no consagrados en los misterios de la jeroglífica positivista, en los secretos de sus específicos códigos y escrituras cifradas. (en los últimos 25-30 años esta tendencia se ha incrementado a causa de las crisis endémicas del globalimperialsmo y la impotencia y esterilidad del desarrollo revolucionario del marxismo-leninismo – NT).
Copiando externamente las posibilidades del lenguaje especial de la matemática y lingüística, de la física y biología, los filósofos positivistas crean la ilusión de la “inteligibilidad” de la lengua de su filosofía para los representantes de esas ciencias. Pero los naturalistas no siempre se dan cuenta, que los términos apropiados a ellos mismos pierden toda su concreción y se convierten en un chupete verbal, conservando, sin embargo, su presentación externa y la gloria de “una determinación y univocidad científicamente seria”. Falsedad y demagogia de agua cristalina. Y Lenin desenmascara esa falsedad hasta el fin: “Bogdanov de ningún modo está dedicado a la investigación marxista, sino al disfraz de los conseguidos anteriormente por esa investigación resultados en un atavió de la terminología biológica y energética”. La colocación de etiquetas biológicas y energéticas (“el cambio de substancias» asimilación y reasimilación”, ”balance energético”, “entropía” y etc.) a unos eventos concretos históricos como la crisis, la lucha de clases o revolución, evidentemente es un juego vació de conjuntar un abalorio verbal, que no añade absolutamente nada nuevo ni al entendimiento de la crisis, ni a la comprensión de cambio de materias. ¿Por qué en este caso Lenin reacciona con tanta cólera y agudeza?
Porque a ella se dedican en mientras de una concreta investigación científica. Y aún más, porque tal juego crea una ilusión, como si con la ayuda de nociones de las ciencias naturales se consigue una “más profunda”, “más amplia” y más “filosófica concepción de aquellos mismos fenómenos de los cuales se trata en la economía política, en la ciencia social-histórica”.
Pero esto ya no es una inocente distracción. Eso ya es una completa desorientación filosófico-logística del investigador como especialista en economía política y como biólogo. El primero deja la dedicación a su tarea, y el segundo empieza a dedicarse no con su tarea, y también en detrimento de su propia tarea. Ambos ya no producen conocimientos científicos, sino abstracciones seudocientíficas, las que se presentan como generalizaciones filosóficas.
Con esta comprensión de la generalización filosófica de hecho resulta indiferente si se traducen los nuevos datos naturalistas de distintas ciencias a una lengua especial de algunas de ellas, aceptándola como universal (por ejemplo, física) o se relatan en la lengua tradicional de la propia filosofía: y en el primer y segundo caso el contenido concreto de estos datos se evapora. Por eso las lecciones de la crítica de la interpretación positivista del papel del filósofo, su correlación con las ciencias naturales Lenin las tenía en cuenta y en sus “Cuadernos filosóficos” el desarrollo de su concepción de la dialéctica como lógica y teoría de conocimiento del materialismo contemporáneo.
El método de exposición (y desarrollo) de la dialéctica como “suma de ejemplos”, que ilustran consumados, ya anteriormente conocidas categorías y leyes dialécticas, en su esencia es igual de estéril como la traducción “bogdanovista” de las ya consumadas conclusiones de la teoría de la plusvalía a un lenguaje de la biología y física. Y no es menos dañino si lo practican no para popularización de las formulas generales de la dialéctica, sino sustituyendo su desarrollo creativo como ciencia filosófica.
Ni a las filosofías, ni a las ciencias naturales tal traducción a “renglón” de los datos de ciencias naturales al lenguaje filosófico no le da ningún provecho. Pero sí perjuicio, ya que crea y alimenta ilusiones, como si la filosofía no es una ciencia, sino un simple abstracto pedazo de las ya existentes, relatadas no críticamente en lengua abstracto-filosófica de los datos concretos de las ciencias naturales de hoy, y nada más. Pero por eso mismo y la propia dialéctica materialista se reconsidera (se tergiversa en su esencia) de una manera típicamente positivista (sobre esta última frase tengo mis tímidas reservas, intentaré formularlas en mi próximo posible artículo bajo el título “La filosofía como método teórico de la epistemología y gnoseología (11º) – NT). Y como semejante “dialéctica” no le hace falta ni de gratis al naturalista, está a sus ojos se convierte en un arte verbal vació, en unas abstractas bellas artes, en arte de generar unos esquemas universales para cualquier evento, incluyendo cualquier estupidez de moda. Esto desacredita la filosofía a la vista del naturalista. Le acostumbra a este divisarla por encima, con desprecio, y por lo tanto socava la idea leninista sobre la unión de la filosofía del materialismo dialéctico con las ciencias naturales.
La unificación de la dialéctica a una suma de ejemplos, alquilados de algún o varias áreas de conocimiento facilitaba excepcionalmente a los adeptos de Mach la misión de su descrédito (a propósito, Plejanov tampoco entendía eso). “No hace falta ser un conocedor demasiado profundo de “El Capital”, afirmaba uno de ellos: “… para ver que todos estos esquemas escolásticos (21º) de Marx juegan un papel exclusivo de forma filosófica, traje en que viste sus generalidades, conseguidas por el camino netamente inductivo”. La dialéctica se interpreta por Berman como un gorro quitado de una cabeza ajena y encasquetado al pensamiento “positivista” de Marx, que no tiene nada en común con esa” superestructura filosófica”. Por eso el marxismo se debe depurar lo más esmeradamente de la “dialéctica”, es decir de la fraseología hegeliana, cambiando esa fraseología por una “científica”, extraída por “un camino netamente inductivo” de los resultados de la “ciencia contemporánea”.
Esta absurda comprensión de la “generalización filosófica” le suscita a Lenin la ira e indignación. La filosofía construida de semejantes “generalizaciones” inevitablemente se convierte en un pesado convoy, que sigue a la zaga de las ciencias naturales y solo frena su avance. De los raíles del marxismo revolucionario a los caminos curvos del oscurantismo clerical tuerce la “energía” intelectual de Bogdanov y sus amigos precisamente su comprensión positivista de la filosofía como un enlace entre el conjunto de las ultimas “más generales conclusiones del positivo conocimiento, y ante todo de las ciencias naturales”.
Esta superficial interpretación positivista de la filosofía, de su sujeto, su papel y función en la estructura de la concepción del mundo, concepción científica en desarrollo fue axiomática para todos los amigos de Bogdanov. La filosofía para ellos era “una tentativa de presentar de presentar un único cuadro de existencia” (A.Bogdanov),”una teoría común de existencia (Suvorov) o un conjunto de “problemas, constituyentes del auténtico objeto de la filosofía” precisamente cuestiones sobre…”que es el mundo como integridad” (Ya.Berman). Es la “ilusión azul” de todos los seguidores de Mach crear ese tipo de filosofía, que sería la finalidad de todos sus esfuerzos.
En contra de esta absurda ilusión Lenin incluso no considera posible discutir en serio. Él mordazmente se mofa: ”Bueno, bueno.” “La teoría general de la existencia” de nuevo esta descubierta por S.Suvorov, después de que fue descubierta muchas veces en formas muy distintas por los numerosos representantes de la escolástica filosófica. “Felicitemos a los seguidores rusos de Mach con la “nueva común teoría de existencia”! Esperemos que su próximo trabajo colectivo lo dedicaran por entero a la argumentación y desarrollo de este gran descubrimiento”.
La contorneada noción la filosofía invariable suscita a Lenin la furia, irritación, burla: “…¡Maruja tonta!”, (entiendo a Lenin soltando esas palabrotas – NT) escribe en los márgenes del libro del positivista Abel Reí por motivo de un semejante razonamiento : (“Porque no será la filosofía una síntesis general de todos los conocimientos científicos…. Un conjunto de hechos, que nos abastece la naturaleza por su propio sistema, como se expresaban en el siglo XVIII o al menos como contribución directa en la teoría de semejante tipo”). La valoración no es muy respetuosa, pero muy invoca. Ni un mínimo compromiso con los positivistas en este punto, e incluso alusión, Lenin no admitía.
Al mismo tiempo consideraba muy importante y necesario ilustrar al lector respecto a los novísimos datos de la física y química sobre la estructura de la materia, es decir, ofreciéndole precisamente un resumen común de todos los novísimos logros científicos, de todos los logros contemporáneos de las ciencias naturales y técnicas. Sin embargo, Lenin nunca y en ningún lugar no considero esta honorable dedicación como filosofía y no la denomino como tal. Es más, a él le indignaba directamente, se ofrecía en vez de la filosofía marxista y encima bajo el título de “filosofía moderna”.
Lenin con absoluta claridad e inequívocamente formula la cuestión sobre la relación recíproca entre la “forma” del materialismo y su “esencia”, sobre la in admisibilidad de la equiparación de lo primero con lo segundo, la “forma” del materialismo componen aquellas concretas nociones científicas sobre la estructura de materia(sobre la “física”, sobre los “átomos y electrones” y aquellas generalizaciones naturales filosóficas, que inevitablemente resultan históricamente limitadas, cambiantes, sujetas a la revisión por la misma ciencia naturalista. Pero la “esencia” del materialismo es el reconocimiento de la realidad objetiva existente independientemente del conocimiento humano y representada por él. El desarrollo creativo de la dialéctica del materialismo en base a “conclusiones filosóficas de los novísimos descubrimientos en ciencias naturales” Lenin lo ve no en revisión de esa esencia y no en perpetuación de las ideas de los naturalistas acerca la naturaleza, sobre “lo físico” con la ayuda de generalizaciones natural-filosóficas, sino en la profundización de la comprensión de “relación de la concepción hacia el mundo físico” la cual está relacionada con esas nuevas ideas sobre la naturaleza. La comprensión dialéctica de las relaciones reciprocas de la “forma y esencia” del materialismo, por la tanto de las relaciones reciprocas de la “ontología”(22º) y “gnoseología”(11º) constituyen el espíritu del materialismo dialéctico”.
Lenin escribe, resumiendo el auténtico enfoque científico de la cuestión de desarrollo creativo del materialismo dialéctica: “Por lo tanto la revisión de la “forma” del materialismo de Engels, la revisión de sus conceptos natural-filosóficos no solo no contiene en si nada “revisionista” en el significado tradicional de la palabra, sino al contrario necesariamente se exige por el marxismo. A los seguidores de Mach les reprochamos, desde luego no el reajuste como tal, sino su “netamente procedimiento revisionista de cambiar la esencia del materialismo bajo la pinta de crítica “de su forma”…”. Azotando sin piedad la visión de “bogdanov-suvorov” de la filosofía, Lenin consecutivamente por todos los puntos, contrapone a esta concepción, que fue cristalizada en los trabajos de Marx y Engels y desarrolla esta concepción más en adelante.
La filosofía en el sistema marxista (dialéctica materialista) de la mundi vencía existe y se desarrolla ni mucho menos para la construcción de sistemas abstractos cósmicos-globales, en las cuales, como en el “vodka del zar” (una expresión del folclor ruso que significa una mezcla química de :ácido nítrico y ácido clorhídrico–NT) se disuelven por completo, sin resto alguno, todas y cualesquiera diferencias y contrariedades(en particular entre biología y economía política), sino precisamente al revés, en provecho de la realmente científica, autentica investigación de concretos problemas de la ciencia y la vida, para una real coaptación al entendimiento científico de la historia y naturaleza. La filosofía en el sistema de concepciones de Marx y Engels sirve para ese concreto conocimiento de la naturaleza e historia. La universalidad y la concreción no excluyen en ella, sino presuponen una a la otra.
El materialismo de esta filosofía se descubre en que ella orienta el pensamiento científico en la dirección del más preciso conocimiento de los eventos en la naturaleza e historia con toda su objetividad, con toda su concreción, contradicción dialéctica: en toda su independencia de la voluntad y pensamiento del hombre. Pero la “filosofía” en su variante de Mach-Bogdanov apunta el pensamiento científico precisamente en orientación contraria, apunta el pensamiento de la persona a la composición/invento de “abstracciones máximas”, que en el seno “neutral” se apagan todas las diferencias, todas las contrariedades y todas las contradicciones y en la materia, y en la percepción, y en la relación recíproca entre la materia y el pensamiento. Eso es la directa consecuencia del idealismo con sus axiomas gnoseológicos. Porque y los “elementos del mundo”, y las tectolologicas “estructuras” de organización, y las “lógicas carcasas” y los “objetos abstractos”, “sistemas comunes”, y el “dios” y el “espíritu absoluto” son solo unos seudónimos que ocultan lo mismo: un pensamiento idealista y mítico del hombre.
El principal eslabón de toda la estrategia de la explicación de los adeptos de Mach contra la filosofía marxista constituía la tentativa de dividir la viva unidad de la dialéctica materialista y como teoría de desarrollo y como teoría del conocimiento y lógica, separando en primer lugar la “ontología” (21º) de la “gnoseología” (11º) y después contraponerlas entre sí, haciendo perecer después la propia esencia de la dialéctica como ciencia filosófica. En este caso el cálculo era simple: con esta disección la visión materialista del mundo sería más fácil equiparar con cualquier concreto e históricamente limitado de la ciencia natural “cuadro del mundo” con el “físico” y atribuir en base a eso a todo el materialismo los defectos y errores de esta “ontología”. Por otro lado, se podría realizar la misma operación y con la “gnoseología” materialista equiparando a esta con cualquiera novísima concepción de la ciencia natural de lo “psíquico”. La identificación de la filosofía con el generalizado resumen de datos científicos precisamente permitió presentar el problema de tal modo como si las ciencias naturales por si solo engendran el idealismo. Liquidar la singularidad de la filosofía, su enfoque de los eventos, su sistema de concepciones, de hecho significaba apropiar el idealismo a las propias ciencias naturales. Lenin desenmascara hasta las raíces sus intenciones, indicando con lecciones demostrativas en que consiste “el principal espíritu materialista” de la contemporánea ciencia natural, que crea el materialismo dialéctico.
Según Lenin a la generalización filosófica (y por lo tanto a la introducción en el sistema del conocimiento filosófico) estos sujetos desde luego no son los últimos resultados de las ciencias naturales, que por sí mismo son “datos positivos”, sino precisamente el desarrollo de los conocimientos, el proceso dialéctico cada vez más profundo y multilateral, de concepciones más concretas de los procesos dialécticos del mundo material, ya que no se excluye, que ya mañana la ciencia natural misma valorara estos resultados “negativamente”. Comprendiendo y valorando desde posiciones de la filosofía dialéctico-material la revolución en las ciencias naturales Lenin hace las conclusiones generalizadas: que el objetivo de los conocimientos científicos se podría determinar y valorar solo desde las posiciones de la teoría dialéctico-materialista del conocimiento, que revela la dialéctica de la verdad objetiva, absoluta y relativa, que la “ontología” también esta inseparablemente unida con la “gnoseología”, como y las categorías que expresan la naturaleza dialéctica de la verdad con la dialéctica objetiva. Incluir lo “negativo” en la noción de lo “positivo”, sin perder con eso la unidad de las contrariedades (en eso consiste la dialéctica) es imposible sin un enfoque “gnoseológico” de la “ontología” de los conocimientos científicos. La auténtica conclusión general científica filosófica consistiría, según Lenin, en el “tratamiento dialéctico” de toda la historia del desarrollo del conocimiento y la actividad práctica, en la comprensión de los alcances de la ciencia en el contexto integro histórico del desarrollo. Exactamente desde estas posiciones Lenin enfocaba la relación de la filosofía y ciencias naturales en sus trabajos: “Materialismo y empiriocricismo”, “Cuadernos filosóficos” y en su artículo “Sobre el significado del materialismo beligerante”. Los adeptos de Mach pretendían precisamente de desacreditar el materialismo, arrancándole de la verdad de este histórico contexto.
Desde posiciones análogas el positivismo (6º) consideraba (y considera) también la gnoseología. Su intención consiste en contraponer la gnoseología como “ciencia “estricta y precisa” a la dialéctica materialista como ciencia filosófica y someter a critica la dialéctica a la luz de esa “gnoseología”. Ese intento se refleja en el nombre del libro de Ya. Berman “Dialéctica bajo las luces de la teoría contemporánea del conocimiento”.
Pero en su esencia no significa ninguna teoría de conocimiento. De nuevo es un conjunto de los “últimos datos” de las investigaciones en el área de psicología, psicofisiología, fisiología de los órganos de sentido, más tarde de la lógica matemática, lingüística y etc. La comprensión y utilización de estos datos en incomunicación con las leyes generales de desarrollo de la naturaleza y sociedad, auguraba la posibilidad de contraposición de esa “gnoseología” a la dialéctica.
Lenin indica con exactitud la incompatibilidad de la “gnoseología” escolástica (20º) de los partidarios de Mach con la auténtica teoría científica del conocimiento, teoría de verdadera investigación del mundo real por el hombre verdadero (y no por “sujeto gnoseológico” inventado) de la lógica autentica del desarrollo de la ciencia, de la lógica real de la producción y acopio de la verdad objetiva.
Su sujeto real es todo el proceso históricamente (dialécticamente) en desarrollo del objetivo conocimiento del mundo material (mundo de eventos naturales y socio – históricos) por el hombre social, proceso de reflejo de este mundo en la conciencia del humano y toda la humanidad. Un proceso en cual el resultado y el absoluto fin es la verdad objetiva. Un proceso realizado por miles de millones de personas, por centenares de generaciones, que siguieron una tras otra. Un proceso comprobado en cada paso por la práctica, experimentos, hechos; un proceso realizado por los resultados de la totalidad de concretas (“positivas”) ciencias y materialmente plasmado no solo, e incluso no tanto, en los mecanismos neurofisiológicos del cerebro, pero y en modalidad de la técnica, industria, en modalidad de reales conquistas socio-políticas, realizadas conscientemente por las fuerzas revolucionarias bajo la dirección de la vanguardia política e intelectual, el partido.
La lógica, como ciencia filosófica del pensamiento, se entiende por Lenin como una teoría sobre aquellos objetivos (no dependientes ni de la voluntad, ni de la consciencia de la persona) leyes generales y necesarias, a las que se supeditan igualmente tanto el desarrollo de la naturaleza y de la sociedad, como y el desarrollo de todo el conocimiento agregado de la humanidad, y no solo el pensamiento entendido como un proceso subjetivo-filosófico, localizado en las profundidades del cerebro y psíquica, ya que las especificas leyes del pensamiento se investigan no precisamente en la filosofía, no en la dialéctica, sino en la psicología, fisiología de la superior actividad del sistema nervioso y etc. Estas leyes generales actúan en el conocimiento con la fuerza de necesidad objetiva, nos demos en eso cuenta o, al fin de cuenta se abren el camino y en el pensamiento individual. Por eso las leyes de pensamiento en su límite, en su tendencia coinciden, en general, con las leyes de desarrollo, y la lógica y la teoría del conocimiento con la teoría del desarrollo. Pero la lógica, según Bogdanov (Berman; Mach, Karnap, Popper), es el reflejo de manipulaciones “subjetivas” de “métodos”, “reglas” conscientemente utilizadas por el pensamiento, sin rendir a sí mismas un balance científico sobre las profundas leyes de conformidad que son la base del conocimiento.
La tarea de la dialéctica como lógica y teoría del conocimiento del materialismo Lenin la veía en cómo convertir estas leyes generales en patrimonio de cada persona pensante, enseñarle pensar dialécticamente.
Y si la “teoría de conocimiento” y la lógica (teoría de pensamiento) entenderla de modo leninista, es decir dialéctico-materialista, no habrían ningunos fundamentos para temer que la consecuente encarnación de la idea de coincidencia de la dialéctica con la lógica y teoría de conocimiento podría llevar a la “infravaloración del significado filosófico de la concepción del mundo”, de su “antológico” (es decir objetivo) “aspecto”. Temer a esto significa entender la gnoseología no según Lenin, sino como Mach y Bogdanov, y la lógica como Karnap ( ¿? ) o Popper( ¿¿ ), es decir como ciencias encerradas en el estudio de los hechos de la consciencia, de su específica, “fenómenos de la consciencia como tal” (indiferentemente individual u “organizada colectivamente”) y prestan su atención al mundo externo solo en la medida, que ya está presente en la consciencia.
A inicios del siglo XX, Lenin fue precisamente el único marxista, que entendió y valoró todo el enorme significado de mindivision?? para la gnoseología y la lógica. El significado que no entendieron, no supieron valorar entonces ni Kautskyi, ni siquiera Plejanov, sin hablar ya de otros marxistas. Los adeptos de Mach leyeron a Marx (incluso lo tradujeron al ruso), pero no se percataron que en el curso de desarrollo de las nociones de este científico trabajo “fue utilizada” una muy determinada “teoría de conocimiento”, una completamente determinada lógica de pensamiento, la dialéctica materialista. Y no se percataron por una simple razón: que la propia noción sobre la “teoría de conocimiento” la prestaron a Mach.
La auténtica teoría y lógica del conocimiento de Marx y Engels es la dialéctica materialista (y solo materialista), como ciencia de las leyes generales de desarrollo de la naturaleza, sociedad y pensamiento humano. Esta es realmente la idea-alma de todo el trabajo “Materialismo y empirocriticismo”, es la tesis que expresa la esencia de todo el libro. Esta tesis podría servir como epígrafe al libro y como conclusión que lo corona, como un resumen que directamente como aforismo apto para citarlo. Lenin lo formula después en sus “Cuadernos filosóficos”.
“En “El Capital” se aplica a una ciencia la lógica, dialéctica y la teoría de conocimiento (no hace falta más de tres palabras, es lo mismo) del materialismo, que ha recogido todo lo preciado de Gegel y lanzo este valor adelante”… : “La dialéctica y es la teoría del conocimiento (de Gegel) y del marxismo: y a esta “faceta” del asunto (esto no es la “faceta” del asunto, sino la esencia del asunto) no prestó atención Plejanov, por no hablar ya de otros marxistas”…”la lógica es una doctrina no sobre las formas externas del pensamiento, sino sobre las leyes de desarrollo “de todos los sujetos materiales, naturales y espirituales.”
En realidad estas formulaciones surgieron precisamente como una conclusión total de toda esa lucha de muchos años, que Lenin llevo todos esos años y contra los adeptos de Mach, y contra esa vagamente-oportunista interpelación de la filosofía por los teóricos de la II Internacional, como resumen del posterior desarrollo creador de la filosofía del materialismo dialéctico. En ellas precisamente esta expresada la esencia de la concepción leninista de la dialéctica, de su sujeto, de sus problemas, de su papel y función en el conjunto de la mundi visión científica en desarrollo. Y de ningún modo no de “la faceta del asunto”, “no uno de los aspectos” de la comprensión.
La incomprensión de esta circunstancia decisiva, y hasta el día de hoy, lleva a algunos marxistas por el camino de revisión del entendimiento leninista de la “materia” expresada con su clásica determinación de esta noción, idea fundamental de toda la filosofía dialéctica-materialista y de ningún modo solo de su “gnoseología”. Así nos vemos obligados leer y en nuestros días: que la definición leninista es incompleta e insuficiente, que es de carácter “gnoseológicamente estrecho”, presenta solo “el aspecto unilateral gnoseológico”, y por lo tanto debe ser “ampliado” y “suplementado por un aspecto antológicamente ancho”.
Estas “ampliaciones” y “suplementos” a primera vista parecen inocentes, pero en realidad están dirigidas exacta y directamente contra la “esencia”(y no contra la “faceta”) del asunto, en contra de la concepción de Lenin sobre la materia.
El sentido de tales tentativas es único : presentar el “Materialismo e empirocriticismo”, este trabajo clásico sobre la filosofía del materialismo dialéctico, que alumbra en forma general los contornos y problemas principales de esta ciencia como un libro dedicado solo a una (y no la más importante) “faceta del asunto”, solo a la gnoseología (11º), solo a aquel supuesto “estrecho” circulo de cuestiones, que fue impuesto a Lenin por las condiciones específicas de la polémica con una de las escuelitas de segundo orden del idealismo subjetivista. Interpretado de tal modo el ”Materialismo y empirocriticismo” con todas sus definiciones se priva de cualquier importancia general filosófica, fuera del marco de una disputa especial, del significado de un libro que desenmascara hasta las mismas entrañas cualquier idealismo, y no solo en especial el subjetivista.
En su trabajo “Sobre la importancia del materialismo beligerante” Lenin legaba a los filósofos marxistas, “vigilar por las cuestiones que destaca la novísima revolución en el área de ciencias naturales”. Sin solución de esta tarea el materialismo beligerante “de ningún modo no podrá ni beligerante, ni materialista”.
La unión de los filósofos con los científicos naturalistas, según la idea de Lenin, puede ser fuerte y voluntaria solo con la condición si es recíprocamente fructuosa y también recíprocamente excluye cualquier tentativa de dictado, como por parte y de la filosofía y de las ciencias naturales contemporáneas. Tal unión, tal colaboración voluntaria en el conocimiento del mundo son posibles solamente desde el entendimiento leninista de la dialéctica.
Al mismo tiempo Lenin remarcaba: que “…sin una sólida argumentación filosófica ningunas ciencias naturales, ningún materialismo no podrán sostener una lucha contra el empuje de las ideas burguesas y la recuperación de la mundi vision burguesa.
En estas condiciones un filósofo marxista no tiene derecho de consolarse con el pretexto de que la física (y todas las ciencias naturales en general) de “cualquier modo”, espontáneamente (es decir a regañadientes reculan) por los raíles del pensamiento dialéctico, por el camino de comprensión dialéctico –materialista (reflejo) de la realidad objetiva, sin concienciarse en un correcto auto informe, sino satisfaciéndose con lo incorrecto que le meten los positivistas.
Aquí (y no solo en la política) cualquier reverencia ante la espontaneidad del movimiento hacia delante, cualquier menoscabo de la consciencia y su enorme significado para el progreso supone en realidad el reforzamiento de la concepción reaccionaria-idealista sobre la “espontaneidad”, que a fin de cuentas aumenta el embrollo gnoseológico en las cabezas de los investigadores científicos.
Por eso Lenin asevera que si el investigador científico no domina la dialéctica materialista con plena consciencia, es decir del modo como la dominaban Marx y Engels, entonces el inevitablemente pase a su espontánea propensión hacia ella resbalara y deslizara a la ciénaga del cuasi científico clericalismo (positivismo),cada vez cuando ante el crezca un hecho (sistema de hechos), que encierra en su conjunto una dificultad dialéctica, y por lo tanto en el conjunto de su correcto reflejo en su pensamiento, en el sistema de conceptos.
Y hasta que el vea en la contradicción dialéctica no la forma correcta del reflejo de la realidad objetiva en su consciencia, sino una ilusión engendrada por los específicos rasgos del cerebro o la “lengua”, él no se librará definitivamente de su vergonzosa esclavitud en el cautiverio del idealismo y oscurantismo clerical.
Naturalmente, el científico y en estas circunstancias seguirá como un participante activo de la “revolución en las ciencias naturales”, en la revolución científico-técnica. La lógica de los hechos al final le sacará de la ciénaga. ¿Pero a qué coste?
Aproximadamente con los mismos gastos, el cuadro completo de los cuales presentaron al mundo la participación de los adeptos rusos de Mach en los eventos revolucionarios de los 1905 y sobre todo de 1917. Esto fueron las estúpidas izquierdistas (objetivamente no preparados y por eso condenadas al fracaso) acciones e inevitablemente seguidas tras ellas las retiradas de pánico a las fronteras hace tiempo abandonadas y la absoluta perplejidad en condiciones de unas situaciones dialécticamente tensas del verano y otoño de 1917, más la caricatura del culto proletario de la “revolución cultural”, el daño ocasionado a la economía del país merced a la influencia de la “teoría de equilibrio” de Bogdanov (1º) y mucho más de lo que se debería escribir no en artículo, sino en libro entero (de algún modo he realizado la demanda-deseo de E.Ilienkov y presente mi modesta aportación a la idea del destacado filósofo soviético, un libro titulado “Sobre la lógica de la historia de la URSS” y publicado por la editorial “Templando el Acero” – NT)
La revolución es una revolución, efectuada o realizada en un “organismo” socio-político de un país enorme o en el “organismo” de la contemporánea ciencia natural en desarrollo. La lógica de un pensamiento revolucionario, la lógica de la revolución y allí y aquí es la misma. Se domina esta lógica: dialéctica materialista. Por eso, y no por algo más no son necesarias, en este caso, dos distintas palabras no solo dos (incluso más de tres) distintas ciencias, es indiferente e igual: la dialéctica materialista es la misma lógica y ella misma es la teoría de conocimiento del marxismo-leninismo.
*A esto nos enseña ante todo el libro-trabajo “Materialismo y empirocriticismo” de Lenin, si se lee a la luz de la ulterior historia del desarrollo político e intelectual de Rusia y todo el movimiento internacional de la clase obrera. La historia lo ha demostrado con claridad y su veredicto no está sujeto a ninguna apelación: ¿A dónde llevo y lleva el curso de Lenin, y a donde las curvadas veredas de Bogdanov? Veredas de revisión de los principios de la lógica de la revolución desde el punto de vista del positivismo, de esa filosofía de parasitismo verbal sobre los resultados obtenidos por el trabajo cerebral ajeno. (a)
(a) : Ilienkov consciente y fiel adepto de la dialéctica materialista, al igual que Lenin valoraba sobre todo los cruciales logros socio-económico-culturales del sistema soviético y las heroicas hazañas del pueblo soviético en los primeros 40 años del poder soviético e infravaloró la influencia y fuerza del positivismo en una fase histórica del periodo soviético, cuando la dialéctica de Lenin paulatinamente se reemplazaba por el dogmatismo de la ideología oficial de un partido, PCUS, estancado en el desarrollo teórico y práctico de ese mismo materialismo dialéctico de Lenin bajo el peso del oportunismo político – NT.
** Por suerte en nuestros días el asunto ya no se presenta igual como a inicio del siglo, cuando muchísimos investigadores científicos se encontraban bajo la hipnosis de la demagogia positivista. En nuestros días ya un enorme(¿?-NT) número de investigadores científicos, y no solo en nuestro país, se han convertido en aliados conscientes de la dialéctica leninista y esta unión se amplía y fortalece, pese a todos los intentos de los “curas” del positivismo de impedir este proceso.
(b) : (con rigor y seriedad objetiva debo presentar mis dudas, e incluso disconformidad, con Ilienkov, muy respetado y apreciado por mí, destacado filosofo soviético sobre algunas afirmaciones de este párrafo (**): la historia de los últimos 40 años (desde el fallecimiento del autor de este artículo) está demostrando lo contrario a escala global. La filosofía liberal-positivista ha conquistado enormes espacios a la filosofía marxista/marxista-leninista y el materialismo dialéctico tiene por delante una muy y muy difícil y complicada tarea de reconquistar el espacio perdido, recuperar su carácter beligerante. –NT). Esta unión es irreversible y el deber de los filósofos es ampliarla y fortalecerla. Este es el principal legado de Lenin, la principal lección de su libro inmortal.
3. Necesarios y obligados comentarios al artículo de E. Ilienkov
(de su traductor Joaquín Rodríguez Coronado – NT)
La importancia y brillantez de este trabajo del destacado filosofo soviético E.V. Ilienkov merece, en mi opinión, unos obligados comentarios teniendo en cuenta los más de 40 años de publicación del artículo.
El artículo fue escrito a finales de los 70 del siglo XX, en una fase de la historia de la URSS, cuando la irreversibilidad de la decadencia económica y sobre todo, y lo más importante, político-ideológica y socio-cultural se pronunciaba con creciente evidencia hasta el derrumbamiento del sistema socialista y desaparición de la URSS como estado 12 años después en 1991.(Este proceso fue analizado y expuesto en mi libro “Sobre la lógica de la historia de la URSS”, publicado por la editorial “Templando el Acero”). Por eso surgió por mi parte la incomprensión consciente y la sorpresa inesperada respecto al insistente e incontenible optimismo de Ilienkov sobre el subsiguiente desarrollo de la filosofía marxista/marxista-leninista en un futuro a ¿medio y largo plazo? por parte de un filósofo auténticamente profundo en sus conocimientos y capacidad analítica, serio y perspicaz como fue Ilienkov, un adepto de profunda y objetiva consciencia del materialismo dialéctico en general y de la dialéctica materialista beligerante de Lenin, en particular.
Estoy seguro, que Ilienkov se daba cuenta con suficiente claridad y natural dolor de las presentes y futuras complicaciones que esperaban al desarrollo de la teoría y filosofía marxista-leninista, al futuro a corto, medio y largo plazo del movimiento revolucionario mundial de los trabajadores y consideraba indispensable y necesario reiterar una vez más su consciente e indoblegable fe en el marxismo dialéctico, inspirando de este modo en otros su fe y su trascendencia en el futuro previsible del desarrollo histórico-social de la percepción mundial.
Pienso que debería interpretarse de este modo el gran entusiasmo y optimismo del materialista Ilienkov y no dedicarse a la crítica y difamación de este guerrero filósofo como fracasado en su trayectoria filosófica falta de pragmatismo. (Este capítulo recoge los comentarios/sugerencias (a) y (b) de los párrafos con asteriscos * y **.
4. Glosario del léxico filosófico e histórico
1º. Bogdanov A.A. …seudónimo, verdadero apellido Malinovskiy: destacado, economista, filósofo y científico (gerontólogo y hematólogo); desde 1896 militante del Partido social-democrático obrero de Rusia. Desde 1905 serias discrepancias políticas y tácticas con Lenin. En 1908 se incorpora al Partido bolchevique y en 1909 es expulsado por su destacada actividad fraccional (dirigente del grupo “Adelante”(“Vperiod”). Firme en su posicionamiento idealista.
2º. Sofistica….tendencia filosófica surgida en la Antigua Grecia. Representa un sistema de razonamientos y justificaciones, basada en sofismos de diferentes subterfugios verbales que conllevan a la confusión alejando al público en discusión de la esencia de la cuestión.
3º. Rosheut Garodi (se refiere a Garaudy??)… en los años 60-70 del siglo XX con el inicio del “deshielo jruschovista” un símbolo del revisionismo del marxismo-leninismo bajo el lema del “socialismo con rostro humano”. Fue miembro del CE del CC de PCF y cercano compañero de lucha del Secretario General Moris Tores. Con su libro “El realismo sin orillas” abrió el frente de lucha del revisionismo idealista contra el marxismo-leninismo ya en fase de estancamiento ideológico. Su curso hacia el “socialismo con rostro humano” le lleva a su expulsión del CE y CC y posteriormente del PCF.
El escritor-filósofo francés con su libro “Brusco giro del socialismo” rompe definitivamente y para siempre con el marxismo-leninismo y la idea comunista. Sin embargo, e inesperadamente en 1994 en su libro la “La breve historia de la URSS” se lamenta sinceramente de la derrota del potente estado.
4º. Dialéctica…(del griego “dialktike”(techen): el arte de llevar una conversación, discusión), estudios sobre las leyes más generales de los procesos de formación desarrollo. La fuente interior de este proceso se percibe en la unidad y lucha de las contrariedades. El sentido de la dialéctica se contrapone a la metafísica un método de pensamiento que divisa o percibe los objetos y eventos como invariables e independientes entre ellos).
5º. Maxim Gorkiy…Gran escritor ruso del proletariado de fama mundial de finales del siglo XIX y primeros 30 años del siglo XX. Autodidacta toda su vida. Depositario del auge revolucionario de la clase obrera desarrolla las mejores y progresivas tradiciones del realismo y romanismo del XIX.
Sus búsquedas ideológico-sociales le conllevan al contacto con los marxistas. En 1905 ingresa en el Partido bolchevique. El 27 de noviembre de 1905 su primer encuentro con Lenin. Gorkiy financió poderosamente el partido bolchevique y sus destacamentos obreros armados durante la revolución 1905-1908.
En 1906-1913 vive en Capri, Italia, y se acerca al grupo “Adelante”(“Vperiod”) con una activa participación cultural- literaria, en forma de cursillos, y muy considerable colaboración/ayuda material. Serias divergencias con Lenin.
6º. “Positivista científico o partidario científico del positivismo”.
Positivismo…corriente o tendencia filosófica: todo lo auténtico, positivo es resultado de distintas ciencias especiales o de su sintética unión, y que por lo tanto la filosofía como ciencia especial, como independiente investigación de la realidad no tiene derecho para su existencia.
Evolucionó hasta una clara conducción, hasta su lógico final: el idealismo subjetivista. Ciencia del pensamiento/concepto de O.Konf, pensador francés y creador del positivismo cuando la decisiva ruptura con la tradición filosófica (“metafísica”), considerando que la ciencia no está resucitada en una filosofía sobre ella, sin embargo no excluía el sintes del conocimiento científico y que a este se le puede conservar el viejo nombre de la “filosofía”. Dicho de otro modo: todo se lleva o concluye en unas conclusiones generales de ciencias naturales y sociales. El positivismo rechaza tanto el idealismo, como el materialismo. Sin embargo, el positivismo conserva algunos elementos del materialismo de ciencias naturales, pero… con comentario que la ciencia no contesta a la pregunta “¿Por qué?”, sino a la pregunta “¿Cómo?”. Por lo tanto, en cierto modo, es el heredero de las tradiciones de la ilustración francesa del siglo XVIII, la capacidad de la ciencia a un desarrollo infinito.
7º.”Constructores de diosisis y buscadores de dios”.
Corriente filosófica a inicios de los años 10 del siglo XX en la social- democracia rusa (curiosamente en el ala derecho del Partido bolchevique) cuyo objetivo filósofo – ideológico principal era unir y empalmar el marxismo con el cristianismo. La famosa escuela de ”Capri” en el Golfo Napolitano fundada y dirigida por Bogdanov (ver 1º), Lunacharskyi (futuro comisario popular de educación y cultura de la República de los Soviet), Maxim Gorkiy(ver 5º) como figuras destacadas y otros. (A propósito el renegado español del marxismo-leninismo, el eurocomunista Santiago Carrillo, pese a su habilidad “politiquera” se retrasó en 50 años con su libro “Con la cruz y el martillo” (con sarcasmo tengo que decir, que incluso en este caso poco prestigioso, los bolcheviques se “adelantaron” a este traidor y sus aliados. – NT.))
8º. Empirocriticismo.
Tendencia subjetiva-idealista en la filosofía a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, fundada por E.Mach y R.Avenarius, que negaban la existencia objetiva del mundo material presentaban los sujetos como conjuntos –complejos de sensaciones del individuo, como fenómenos de su consciencia (machismo).
9º. Mach Ernst.
Destacado físico austriaco y filósofo idealista. A Mach como físico de primera línea le pertenece una serie de importantes y destacadas investigaciones físicas y descubrimientos geniales: investigación de los procesos de visión y oído (explicación del mecanismo de acción del aparatado vestibular); descubrimientos de efectos ópticos(los así llamados “anillos de Mach”); investigaciones de los procesos aerodinámicos en vuelos supersónicos(El “número de Mach”, ”ángulo de Mach” y otros).
Propuso el principio, según el cual la existencia en el cuerpo de una masa inerte, es consecuencia de la interacción gravital con toda la materia del Universo.(ver principio de Mach). Fue enemigo de la teoría atómica.
Los trabajos filosóficos de Mach recibieron una amplia notoriedad a finales del siglo XIX e inicios del XX merced a sus tentativas de resolver la crisis en la física con la ayuda de nueva interpretación de la nociones iniciales de la física clásica (de Newton). A las nociones del espacio absoluto, tiempo, movimiento, fuerza y etc. Mach contrapuso la comprensión relativista de estas categorías, que según él son subjetivas por su procedencia (de algún modo se le puede considerar como “inspirador” del gran físico suizo-alemán A. Einstein. Creador de la teoría de relatividad”, con la enorme diferencia entre estos dos físicos: Mach fue idealista y subjetivista puro de la idea de la teoría de relatividad, mientras Einstein un científico objetivo materialista). Por eso en su espíritu de idealismo subjetivo, Mach insiste que el mundo es un “complejo de sensaciones” y por eso la tarea de la ciencia es limitarse a descubrir esas “sensaciones”.
La filosofía de Mach se puede considerar como una variante del positivismo (ver 6º).
10º. Avenarius Rihard….filósofo suizo, uno de los creadores del empirocriticismo. La idea principal de su filosofía: el experimento con el cual trataba disolver o diluir la contradicción entre la materia y el espíritu, de lo físico y psicológico. La doctrina de Avenarius se resume en: la consciencia es primaria, ya que el experimento sin el sujeto, sin consciencia es imposible. En otras palabras, su malabarismo filosófico….”sin sujeto no hay objeto y sin objeto no hay sujeto” y es el idealismo subjetivo, que excluye la realidad objetiva, que existe independientemente de la consciencia. Es decir Avenarius contrapone al valor biológico del conocimiento y pensamiento según el “principio de menor esfuerzo empleado”.
11º. Gnoseología….: apartado de la filosofía, que estudia y examina las fuentes, formas y métodos del conocimiento científico, las condiciones de su autenticidad y veracidad. En amplio sentido es un conjunto de ideas, puntos de vista y nociones dirigidos a la interpretación y explicación de determinado fenómeno/evento. En sentido más concreto y estrecho: la superior, más desarrollada forma de organización del conocimiento científico, que ofrece una integra representación sobre la regularidad y las existentes relaciones de un área determinado la realidad, el objeto.
12º. Semántica….(del francés “sematique”, a su vez del griego “sematikos”, “sema”- signo) en la logística :
1.Uno de los aspectos de estudios de los signos en la semántica (ciencia sobre las propiedades de los signos y sistemas de los signos).
2.En la historia de la lingüística lo mismo que la semasiología.
3. Acepción de las unidades de lengua.
4. Un apartado de lingüística, que estudia el estadio de la acepción de las unidades de lengua.
13º. Berdiaev N.A….un filósofo-místico religioso ruso, cercano al existencialismo (la filosofía de existencia, concepción irracional de la filosofía burguesa contemporánea : en 1914-1918 en Rusia L.Chostov, N.A.Berdiaev ; después de la I GM en Alemania (M. Haiderer y otros); 1939-1945 J.D. Sartr, Camyu y otros en Francia. En los años 40-50 se divulga en otros países. La aspiración de concebir y comprender la existencia como alguna integridad directa y natural del sujeto y objeto, la misma reviviscencia por el sujeto de su “existencia en el mundo”. E. reflejo de la situación espiritual de la sociedad burguesa, sus contradicciones y enfermedades.
14º. Fideísmo….(del francés “fideisme”, raíz latina, “fides, creencia).
Concepción religiosa de la mundi visión que establece la primacía de la fe sobre la razón.
15º. Los términos que siguen a continuación son tan específicos en su construcción, contenido y significado filológico y filosófico, de tal difícil traducción(al menos para mi cualificación), que estuve obligado recurrir a breves y bastante aproximadas traducciones y explicaciones de su significado, e incluso transcripciones de los mismos, debido a lo cual presento mis disculpas y solicito colaboración de otros.
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Introyeccion…inserción del individuo en su mundo interior de unas ideas y puntos de vistas asimilados por el de otras personas.
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Transcensus… el paso de lo subjetivo, surgido de la esfera de su subconsciencia a la esfera del mundo objetivo.
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Empiriosimbolo/empirosimbolismo…tendencia idealista en la filosofía a inicios del siglo XX, una de las variantes “inventada” por el empiriocriticismo (ver 8º)
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Nota;,secural;fidenzial…….??????
16º. Epistemología…apartado de la filosofía que estudia la esencia del conocimiento y criterios de su veracidad.
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Denotad…sujeto como objeto del significado con la ayuda de signos(en la filosofia y lingüística).
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Extencional;Explanandum…..?????
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Paradigma…conjunto de formas gramáticas de una palabra(tipo, muestra, declinación o conjugación)
…..17º. Heurística…teoría que estudia los procesos del arte productivo del pensamiento. El conjunto de los métodos de investigación sobre el descubrimiento, conocimiento de lo nuevo, antes desconocido.
…..18º. Belinskyi V.G….(1811-1848) gran publicista y crítico literario. Uno de los principales adalides de la tendencia realista en la literatura rusa. Primer demócrata-revolucionario ruso.
19º. Puskin A.S. (1799-1837)
Gran escritor y poeta ruso, fundador de la nueva literatura rusa. Noble, descendiente de una antigua gran alcurnia. Una gran parte de su poesía contenía un marcado carácter de lírica política. En los años 20 del siglo XVIII, el espíritu de libre pensamiento ateo? de su poesía le suben a la cima de la gloria del primer poeta en la historia de la literatura rusa.
20º. Entropía….una noción empleada al inicio de la termodinámica para la determinación del grado de la inconvertible desmasificación de la energía. Contiene distintos enfoques que permiten presentar profunda interconexión en distintos áreas de la física.
…..21º. Escolástico….seguidores de la dominante tendencia de la filosofía medieval, cuya finalidad era la teórica justificación de los dogmas eclesiásticos con ayuda de los contemplativos, formal y aparentemente lógicos argumentos.
22º. Ontología….apartado de la filosofía que estudia los fundamentos, principios de la materia y naturaleza existente fuera e independiente de la consciencia del ser humano.
Fuentes:
http://librosml.blogspot.com/2020/07/materialismo-beligerante-significa.html