Stalin y la Revolución

Raúl Marco | Unidad y Lucha

«Los líderes vienen y van, pero el pueblo permanece. Sólo el pueblo es inmortal, todo lo demás es efímero» (Stalin).

«Es la historia de tres revoluciones: la revolución democrático-burguesa de 1905, la revolución democrático burguesa de 1917 y la revolución socialista de 1917.

La historia del P.C.(b) de la URSS es la historia del derrocamiento del zarismo, del derrocamiento del Poder de los terratenientes y capitalistas, la historia del aplastamiento de la intervención armada extranjera durante la guerra civil, la historia de la edificación del Estado Soviético y de la sociedad socialista de la URSS.» [1]

Stalin, dedicado en cuerpo y alma a la difusión del marxismo, a la lucha revolucionaria huelguística a la constitución organizativa de los revolucionarios (por entonces dirigía dos círculos militantes), participa directamente en la gran manifestación del primero de mayo que tiene lugar en Tiflis en 1901.

 

En aquellos momentos, llega clandestinamente a la organización el primer número de Iskra (La Chispa, elaborado en el extranjero y llevado clandestinamente a Rusia) el periódico concebido por Lenin y editado con el apoyo de Plejánov y Axelrod, que dirigían el grupo «Emancipación del Trabajo». Ese periódico desempeñó un papel fundamental para la difusión de las posiciones de Lenin. Como el Poeta Pushkin clamó: «de la Chispa, nacerá la llama»

Pese a las múltiples precauciones tomadas por Stalin, lo que le había librado varias veces ser detenido por la policía, en Batum fue hecho preso y deportado a Siberia. El joven Stalin no estuvo allá mucho tiempo. Consiguió fugarse y llegar, tras múltiples peripecias, a Batum, donde se incorporó de nuevo a la lucha.

Más tarde, el bolchevique Ordzhonikidze, escribió:

«De 1904 a 1905, Koba[uno de los nombres de guerra de Stalin] era para los mencheviques el hombre más odiado… se convirtió en el dirigente reconocido»

Y como tal, continuó la lucha, ganando un prestigio que nunca perdió, pese a los múltiples ataques sufridos. En diciembre de 1905, se convocó una conferencia en Tammerfors (Finlandia), a la que Stalin acudió como delegado. Allí Stalin conoció a Lenin, y allí empezó a forjarse una camaradería basada en el marxismo (se podría decir “y el leninismo”). Según comentarios de Stalin sobre su encuentro con Lenin, éste «no es solamente el dirigente indiscutible de los bolcheviques, sino el más gran revolucionario de todos los tiempos, el verdadero «águila de las montañas».

La guerra ruso-japonesa, en la que Japón derrotó a la flota y el ejército zarista (1904), provocó un amplio movimiento en Rusia contra la guerra y de rechazo contra el zar. Y allí se manifestaron claramente las diferencias entre los leninistas o bolcheviques y los mencheviques. Estos, los mencheviques, entre los que estaba Trotski,

«descendieron a las posiciones del “defensismo”, es decir, abrazaron la defensa de la “patria” del zar, de los terratenientes y de los capitalistas.

En cambio, los bolcheviques, con Lenin a la cabeza, entendían que la derrota del gobierno zarista en aquella guerra de rapiña sería beneficiosa, pues conduciría al quebrantamiento del zarismo y al fortalecimiento de la revolución.

 […] El zar había querido estrangular la revolución con la guerra. Pero consiguió lo contrario…» [2].

La represión fue terrible en los tres años que duró la revolución (1905-1907). Stalin en esos momentos, desempeñó una actividad tremenda, participó activamente en las batallas ideológicas que se planteaban, siempre en defensa del marxismo y de las posiciones de Lenin. Su prestigio crecía de día en día. En tanto que leninista convencido se ganó el aprecio y admiración de sus camaradas, y también el odio y rencor de gente que posteriormente quedarían al descubierto.

La lucha entre bolcheviques y mencheviques se agudizaba, sobre temas importantes como era la participación o no en el parlamento (la Duma), la cuestión del trabajo, legal e ilegal del Partido. La represión había golpeado duramente y en algunos lugares surgió el desánimo. ese desánimo, estimulado por los mencheviques, se manifestó en el congreso de Estocolmo (abril de 1906), donde los bolcheviques no pudieron llevar representantes de todas sus organizaciones, debilitadas por la represión.

Stalin, una vez más, demostró su fidelidad al marxismo y a Lenin. Destacó en sus intervenciones. Pero en ese congreso los bolcheviques estaban numéricamente en minoría. El Comité Central elegido en ese congreso, estaba compuesto por seis mencheviques y tres bolcheviques.

En el V Congreso (Londres, 1907), los bolcheviques consiguieron el triunfo sobre otras tendencias, particularmente la de los mencheviques. Al regreso del Congreso, Stalin se incorporó de nuevo a Bakú y tomó la dirección de El proletario de Bakú, organización que jugó un importante papel en la lucha ideológica planteada: de nuevo, los mencheviques preconizaban liquidar totalmente el trabajo clandestino.

Stalin fustigó a los «legalistas» que negaban toda acción clandestina. Las detenciones que sufrió, le impidieron profundizar en ese trabajo. Stalin era uno de los revolucionarios más buscados por la policía. No se puede saber exactamente cuántas veces fue detenido, cuántos meses pasó en las cárceles Nada doblegó su espíritu de militante revolucionario.

Más veamos algunos datos que por sí solos dejan ver cuál era el temple de Josif Visariónovich: Detenido en 1907, se fugó en 1908 de Campos de Siberia; detenido de nuevo en 1910, se fugó en 1911, también de Siberia, se instala en San Petersburgo, donde desarrolla un trabajo incansable: Detenido de nuevo, no tarda en fugarse y vuelve a San Petersburgo. Las peripecias mencionadas, imposibilitan su asistencia a la conferencia del Partido celebrada en Praga, en 1912, pero Stalin ya era un dirigente reconocido hasta por sus enemigos que trataron varias veces de eliminarlo políticamente, y fue elegido para el Comité Central. Stalin participó en la creación del, periódico Pravda (La Verdad), que sirvió para impulsar la lucha contra los oportunistas. Asiste a la conferencia celebrada en Cracovia a finales de 1912, donde se lleva a cabo la ruptura con los mencheviques.

Marzo de 1913: Stalin es de nuevo detenido. Además de su trabajo de organizador, de propagandista, encuentra el tiempo para escribir sobre la ideología, etc. Ese mismo año, Lenin dirigió una carta al periódico «Social-Demócrata»:

Hemos recibido (sufrido) varios golpes y detenciones: Koba ha sido detenido, pero ha tenido el tiempo de escribir un gran artículo para tres números, sobre el problema nacional. Está muy bien, tenemos que luchar por la verdad, contra los separatistas y los oportunistas del Bund [el Parlamento] y los liquidadores.

Se trata del famoso trabajo El marxismo y la cuestión nacional, que aborda con lucidez y plantea la problemática nacionalista. Es un trabajo que ha servido a todos los partidos del mundo, donde se da el problema nacional, para abordar ideológicamente ese problema. Basta con señalar que ese trabajo de Stalin sirvió de base para la primera constitución (1922) de la URSS. Molotov afirma, años después:

«Stalin no era solamente un excelente difusor de Lenin; él introdujo elementos nuevos en la teoría. Antes de la revolución, Lenin le había felicitado por su trabajo sobre las nacionalidades y le había calificado de «maravilloso georgiano». Yo leí por entonces ese libro de Stalin: una obra extraordinaria, que ha contribuido de manera excepcional a clarificar la teoría marxista sobre las nacionalidades, de una importancia colosal».

Stalin continúa su actividad y colabora con Pravda. Molotov afirma: «Stalin posee un estilo excepcional de propagandista». [3]

Y en febrero de 1917, un mes antes del hundimiento del zarismo, Lenin insistía: «El nombre de Trotsky significa: fraseología de izquierda y un bloque con la derecha contra los fines de la izquierda.»

Es significativo que Lenin calificara a Trotsky de «judas de la revolución rusa»…

*  * *

Esos «diez días que estremecieron al mundo» (John Reed), pudieron triunfar, entre otros temas, por la lucha implacable contra los oportunistas y liquidadores.

Así lo señala la Historia del PCUS:

«Podría pensarse que los bolcheviques han consagrado demasiado tiempo a luchar contra los elementos oportunistas dentro del Partido (…) No es posible tolerar en el seno del Partido el oportunismo …El Partido es el destacamento dirigente de la clase obrera, aunque haya dentro gentes sin fe, oportunistas, capituladores y traidores. Luchar a vida o muerte contra la burguesía teniendo dentro del propio Estado Mayor, dentro de la propia fortaleza, a capituladores y traidores es caer en la situación de quien se ve tiroteado desde el frente y desde la retaguardia»

«Si nuestro Partido, afirma Stalin en “Cuestiones del leninismo”, ha conseguido forjar dentro de sus filas una unidad interior y una cohesión nunca vistas, se debe, ante todo, al hecho de que supo limpiarse a tiempo, de la escoria del oportunismo, arrojar del Partido a los liquidadores y mencheviques. Para desarrollar y fortalecer los partidos proletarios, hay que depurar sus filas de oportunistas y reformistas, de sociales imperialistas y socialchovinistas, sociales patriotas y sociales pacifistas. El Partido se fortalece depurándose de los elementos oportunistas»

* *  *

En unas cuantas páginas es imposible, lógicamente, escribir todo lo que fue, lo que hizo, la historia de ese gran hombre, verdadero titán revolucionario. A su muerte, el 6 de marzo de 1953, la radio soviética emitió este mensaje del Partido:

«A todos los miembros del Partido. A todos los trabajadores de la Unión Soviética, el corazón de Joseph Visariónovich Stalin, compañero de armas de Lenin y genial continuador de su obra, guía sagaz y educador del Partido Comunista y del pueblo soviético, ha cesado de latir.»

Años después vino el golpe de Jruschov. La historia ya se conoce. La destrucción de la URSS en tanto que país socialista, e implantación del capitalismo. Y todo ello acompañado de una feroz campaña contra Stalin, a nivel mundial…

Nuestro camarada Carlos Hermida aborda esta cuestión en el prólogo a la Biografía política de Stalin, editada por el PCE (m-l):

Stalin no necesita hagiografías absurdas ni alabanzas desmesuradas. Se trata de algo tan sencillo como hacer historia de forma rigurosa y científica. Sin negar los errores, su política de planificación económica convirtió a la URSS en diez años en una gran potencia industrial y puso la, base científica y técnica que permitió a la Unión Soviética vencer a la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.(…) Las patrañas urdidas en su momento por Robert Conquest, difundidas con el generoso apoyo económico de la CIA por fundaciones pretendidamente culturales, y repetidas en nuestro país por cuentistas como César Vidal, Pío Moa y Ricardo de la Cierva, sin olvidar a catedráticos con pedigrí académico, no, sólo pretenden difamar la figura de Stalin. Detrás de esta demonización hay un objetivo más ambicioso: la criminalización del comunismo.

Hoy se emplea habitualmente el término estalinista como un insulto, pero conviene no olvidar que esos estalinistas tan denostados se enfrentaron al fascismo en los años treinta, defendieron Madrid ante las tropas de Franco, lucharon en la resistencia contra la ocupación nazi, vencieron en Stalingrado y llegaron a Berlín en 1945.

Acabamos este artículo recordando unas palabras de Stalin, que, desgraciadamente, los hechos posteriores corroboran. En el XVII Congreso del Partido señaló:

 «una de las tareas políticas fundamentales consiste en vencer las supervivencias del capitalismo en la economía y en la conciencia de los hombres» .

¿Puede decirse que hayamos vencido la supervivencia del capitalismo en la conciencia de los hombres? ¡No!, respondió categóricamente Stalin, y ello

«no solamente porque el desarrollo de la conciencia de los hombres se retrasa con respecto a su situación económica, sino también porque existe aún el cerco capitalista, que se esfuerza por reavivar y sostener esas supervivencias del capitalismo en la economía y en la conciencia de los hombres de la URSS, y contra el cual nosotros, los bolcheviques, debemos tener siempre la pólvora seca.»

Artículo publicado en el número especial de Unidad y Lucha -órgano de la CIPOML-, de próxima aparición.


M. Hartmann, «Stalin».

Historia del PCUS.

Sayer y E. Khan, La Gran conspiración contra Rusia.

Fuentes:

http://www.pceml.info/actual/index.php/actualidad/centenario-de-octubre/465-stalin-y-la-revolucion

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