Por un feminismo revolucionario: «Las trabajadoras debemos distanciarnos de la «Comisión del 8-M», que no surge de la Lucha de Clases»

Trabajadoras Andaluzas (TA): Manifiesto

Contexto y urgencia política:

Ante la crisis en el movimiento Comunista, consumada finalmente tras la caída del muro de Berlín pero iniciada antes por la deriva socialdemócrata, liberal de muchos de los partidos vanguardia, la clase trabajadora quedó huérfana a nivel organizativo y las luchas se parcializaron estando directamente controladas por movimientos reformistas o a través de instituciones burguesas y sus partidos y sindicatos afines.

En los últimos tiempos hemos asistido a un repunte del movimiento feminista, adornado por florituras académicas posmodernas que han copado gran parte de los espacios de lucha y que sobre todo han buscado atraer a las mujeres trabajadoras a su seno alejándolas de la lucha revolucionaria por el socialismo y la liberación de la clase trabajadora.

Es necesario reconocer que en gran medida han sido las propias organizaciones que ostentaban el legado revolucionario que en medio de su propia crisis no ha sabido dar respuesta a los problemas concretos (no sólo de las mujeres) y ha acabado enviado, a veces directamente, a muchas militantes al seno de dichos movimientos interclasistas. La confusión entre movimientos espontáneos de la clase trabajadora y movimientos organizados por otras ideologías ha llevado a no saber participar en esos frentes de masas, siendo absorbidos más que liderando los mismos. Ya que a menudo se ha ido a ellos sin estrategia alguna y sin el refuerzo teórico necesario.

Esto ha provocado no sólo el desamparo de la mujer trabajadora que ahora en el peor de los casos sirve a causas burguesas como los techos de cristal y en el mejor a creerse seres mitológicos lo que supone un retroceso en la propia concepción de igualdad social y política de las mujeres.

Debemos dejar claro que en los últimos 30 años progresivamente se está produciendo un retroceso político y social alarmante. La situación de la mujer en el plano ideológico está mermando a diario embuido en una guerra de sexos donde el machismo se combate con más machismo, con la anulación del sujeto político de la mujer trabajadora y el intercambio por el objeto político idealizado de la mujer «bruja». Es decir por la nada.

Reivincaciones terribles que llaman a volver al hogar, a prostituirnos, a ser fábricas reproductivas, es decir, a volver a ser objetos de uso y no mujeres en lucha. Segregación sexual que limita, tanto o más que el machismo histórico, la participación de las mujeres trabajadoras en otros ámbitos de lucha y por tanto su anulación política como sujeto revolucionario para la emancipación social y la transformación completa y compleja del estado actual de las cosas.

Ante esta situación es vital crear un tejido de encuentro para las mujeres trabajadoras que sirva de arma contra su anulación como sujeto político. Una plataforma más allá de las siglas existentes pero que incida directamente en la participación política que ya existe y en las que se desarrollen en el futuro.

Porque sin mujeres no habrá revolución, debemos volver a ser sujetos activos de la organización de la misma, codo a codo con nuestros compañeros. Asumiendo las contradicciones y el trabajo teórico-práctico concreto dentro del mismo caminar revolucionario, como parte integrada en este caminar y no como elemento exogeno y mucho menos enfrentado (tal y como algunas feministas académicas tratan de inculcarnos).

Las ideologías de identidad que enfrentan e individualizan a la clase trabajadora son ideologías contrarrevolucionarias por mucha retórica anticapitalista que empleen. Ideologías nacidas en las Universidades de EEUU y su centro de propaganda y difundidas a través de las redes académicas y medios de comunicación. Su fin nunca ha sido la emancipación femenina sino la división de la clase trabajadora y como tal debe ser señalado.

En este contexto es en el que en el Estado Español y otros países se produce una cooptación de la jornada de lucha reivindicativa del movimiento obrero del 8 de Marzo. Son estas organizaciones, insistimos contrarrevolucionarias, quien dirigen estos movimientos de masas que no son en absoluto espontáneos sino completamente diseñados por el control ideológico que ejercen tanto en la producción académica como en los medios de comunicación y producción cultural.

Es necesario desvincularse de «plataformas» como la coordinadora del 8M que no surgen de la lucha real de clase sino de estas teorías y de la cooptación de movimientos.

Así mismo es vital incidir en la formación marxista de las mujeres trabajadoras para evitar las influencias de movimientos internacionales autoproclamados feministas que en plena fase imperialista del capital usan la cuestión de la mujer como trampaantojo para el avance del capital monopolista,

Ejes de acción:

1,- Crear tejido social, alrededor de estas siglas.

2,- Distanciarnos de la comisión 8 M, que está vacía de ideología.

3,- Formación política e ideológica de las trabajadoras andaluzas

4,- Tomar contacto con colectivos parecidos en otras Comunidades Autónomas

5,- Los objetivos, entre otros, no debe ser al aislamiento de las mujeres, sino su imbricación con la lucha de clases

Fuentes:

https://trabajadorasandaluzas.blogspot.com/2020/01/trabajadoras-andaluzas-ta-manifiesto.html

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