Jorge Luis Oviedo
¿A quién beneficia lo que, las personas y las instituciones públicas de seguridad social, ahorran en los bancos?
El capitalismo ha creado muchos mitos, uno de los principales es el Ahorro.
Se usa como sinónimo de reserva; pero está última es real y ha estado siempre vinculada al almacenamiento previsor de la producción alimentaria; o de leña, por ejemplo, en los lugares donde, en invierno, las temperaturas congelan a los animales que no están adaptados para soportar el frío.
En el caso del ahorro monetario resulta que entre más depósitos de Institutos de Previsión Gremial o de Seguridad Social, hay en el Sistema Financiero, más rentabilidad obtienen los banqueros de esos depósitos enormes.
¿Por qué los banqueros se benefician con el ahorro ajeno? Pero antes unas preguntas al respecto:
¿Cuánto ahorran los obreros de la construcción
¿Cuánto ahorran los que recogen la basura?
¿Cuánto ahorran los jardineros?
¿Y los limpia vidrios de altos edificios, que todos los días ponen su vida en alto riesgo, que altísima cantidad ahorrarán por trimestre?
¿Esos vendedores de la semana o del mes en grandes las tiendas, cuánto dinero ahorran al año?
¿Y cuánto ahorran los meseros, los cocineros y los lavadores de platos de los restaurantes cada fin de mes?
¿Ahorrarán anualmente estos y otros trabajadores lo mismo que acumularon las diez mayores familias de multimillonarios en los doce meses de 2019?
Ahora respondamos ¿Por qué los banqueros se benefician con el ahorro ajeno?
Se benefician por dos razones poderosas. La más conocida, y que se originó hace milenios, es el interés sobre el dinero.
Por cierto, Aristóteles, muy acertadamente, dice: «el interés sobre el dinero no es natural».
La otra razón es más perversa y sutil; no la imaginó Aristóteles y no existía en el Reino Unido en el siglo XVIII ni en el siglo XIX, de modo que no pudieron abordar este mecanismo perverso ni Adam Smith, que se decantó por aquello que denominó: un sistema comercial, en vez del otro al que llama: agrícola. Tal vez hubiese sido mejor que lo llamase de Subsistencia.
Pero no es el tema central de este escrito; así que señalaremos también que tampoco David Ricardo ni Marx pudieron dedicarle su tiempo a una realidad que no existía como una práctica cotidiana.
Antes de la existencia de la imprenta o, en general, de cualquier mecanismo de reproducción en serie de muchas copias de una escrito, el pensamiento contenido en los códices, papiros, pergaminos… era exclusivo de las élites gobernantes y de sus asesores, ya religiosos, militares y astronómicos, entre otros.
Para la gran mayoría esa tradición escrita no era accesible. Hoy y, desde hace buen tiempo, hay que procurar tener primero el acceso a cierto tipo de información: científica, geopolítica, militar, económica, etc. Se la llama información privilegiada.
¿Por qué señalamos esto?
Porque la teoría objetiva del valor de Carlos Marx está ligada al Manifiesto Comunista. En el Manifiesto se postula la necesidad de que la dictadura burguesa o capitalista sea sustituida por la dictadura del proletariado para que la relaciones de producción no sean tan desiguales, sino que, por el contrario, deriven en equidad.
Marx, postula, como es sabido por muchos, el inevitable final del capitalismo y el surgimiento del Socialismo primero y del comunismo después. Eso está ocurriendo; el capitalismo ya llegó a su máxima expansión; ahora está en declive. Algunos deseamos ayudar a que esta agonía afecte lo menos posible a la gran mayoría de personas que han sido afectadas por muchas generaciones. (Hace tres décadas, por cierto, alguien sostuvo, con entusiasmo que la historia había llegado a su fin y daba como vencedor al capitalismo. Hoy, por todas partes, voces autorizadas señalan que el sistema llegó a su fin y que es necesario un nuevo contrato social. Pero este asunto necesita un desarrollo aparte.)
En el Capital Marx desarrolla la teoría objetiva del valor; pero no se detiene en los aspectos señalados por Smith y Ricardo: la relación valor-precio, costos de producción y la escasez.
A Marx, sabemos, le interesaba demostrar otras cuestiones más profundas y sutiles. ¿Cómo los empresarios, y comerciantes obtienen la ganancia? Y ¿Cómo la acumulación originaria de capital favorece, a su vez, la acumulación continua de más capital, incrementando así la desigualdad de ingresos entre los ricos y la gran mayoría?
Y lo demostró. Pero al demostrarlo no solo le facilitó esa información a los proletarios, quedó también a disposición de los empresarios y, sobre todo, de los banqueros y los filósofos de las mercancías y el liberalismo comercial y financiero.
Smith, esto es un paréntesis necesario, incluyó a los filósofos, artistas, gobernantes y otros trabajos no manuales, entre los que nos encontramos los docentes, los escritores, los artistas y los científicos en el grupo de personas dedicadas al trabajo improductivo. (Cap. 3 del libro II).
Los economistas también están en ese grupo (él lo estaba) de los improductivos, igual que los pastores, los sacerdotes, los militares, según su descripción. Allí debemos incluir también a los banqueros.
Pero de esos trabajadores improductivos (intelectuales orgánicos dirá desde la cárcel Gramsci, en reconocimiento a las cualidades del enemigo de la clase trabajadora. Son los intelectuales dedicados a fortalecer el sistema de «libre mercado» (una idea que calza muy bien con muchos filósofos de la libertad que eran, incluso, dueños de esclavos y otros, que no siéndolo, consentían la esclavitud como natural) y a defenderlo, a crearle todas las nebulosas necesarias para que los asalariados no entiendan para nada el origen de sus desgracias.
Existe, pues, una intelectualidad orgánica de tipo financiero que manualmente no produce nada que tenga valor de cambio; sin embargo, producen ilusiones, mecanismos de estafa continua para despojar de su fuerza de trabajo de forma permanente a la clase trabajadora, a quienes consideran maniqueamente, esclavos por naturaleza; contrariando así el sentido que Aristóteles da a los que considera esclavos por naturaleza.
Así fue como surgió la BANCA DE RESERVA FRACCIONARIA y, con ella, el mecanismo para crear o emitir dinero.
Este es un artilugio y un privilegio que los banqueros crearon para sí; pero con la complicidad de las élites políticas corruptas y traidoras.
Si bien hay antecedentes de su uso mucho antes, es con la creación, por parte del Congreso de EE UU, de la Reserva Federal (Fed) que este mecanismo se consolida.
Los alquimistas batallaron décadas, siglos, tratando de encontrar un método que produjera oro, dado que este metal junto a la plata, pasaron a convertirse en los preferidos para intercambiar objetos en cualquier momento.
Sin embargo, fueron unos «buenos para nada»; perezosos para el trabajo manual: barrer las calles, recoger la basura, cargar bultos en los puertos, mojarse el culo pescando, etc.; los que pusieron a trabajar el taller de satanás.
No descubrieron ninguna nueva ley de la física; porque no estaban interesados en eso, pero crearon un mecanismo de estafa continua que lleva ya más de un siglo dando función.
¿Cuándo comenzó, realmente, esa desgracia para 99% de la población y «bendición» para el 1%; aunque muy especialmente, para el 0.000 001%, que es es el pequeño grupo de los $mil millonarios?
Comenzó en la segunda década del siglo XX. EE UU (1913), luego en el Reino Unido en 1931 y, después de la Segunda Guerra Mundial se impuso a la mayoría de países dominados por EEUU.
En 1971, con el abandono definitivo, por parte EE UU, del «patrón oro» , alcanzó la cúspide.
¿Por qué este mecanismo de emisión monetaria es favorecido por el ahorro de la Seguridad Social y de los demás seguros: médicos, riesgos, de vida… ?
Porque entre más depósitos registrados hay en el sistema, más dinero crea para préstamos el sector financiero; y como todo el dinero fluye (la metáfora que se usa es que el sistema financiero es el sistema circulatorio de la economía: los bancos son el corazón y bombean el dinero, al crear los préstamos; las venas y arterias y vasos sanguíneos, los mercados por donde, el dinero, circula para luego volver a los bancos reiniciar la circulación a través de nuevos préstamos.
Dado que la Reserva Fraccionaria implica reservar una décima o ninguna parte de los depósitos de alguien para prestarlo a otro (siempre que se le pueda devolver, llegada la fecha convenida) se produce un círculo favorable para los bancos.
Resulta que de mil millones, por ejemplo, depositados en enero, los bancos podrán crear (prestando a distintos clientes) unos cinco mil o o diez mil millones, en el transcurso de un año.
No se trata, pues, solo de los intereses de un primer depósito de mil millones, del que restando lo que se le devuelve al depositante como renta, más lo que se obtienen por prestar esa cantidad a los primeros clientes, puede significar un 3% o 5%, en las economía más grandes; y un 20% 0 25%, en las periféricas.
Se trata de algo fabuloso. de Conseguir clientes suficientes para que se cree dinero sucesivamente a través de nuevos préstamos.
Por ello son los banqueros los que más propaganda hacen al ahorro.
Por cierto, en los días que corren, los intereses están al 0% (cero por ciento) en EEUU y otras economías del mundo, (bonos de la Fed y BCE).
Pero la cuestión fundamental no está allí, sino en la custodia del dinero.
Claro, no se monta guardia para cuidar los billetes. lo que se lleva es en un registro de los depósitos y la firma de unos documentos de compromiso para devolver lo depositado.
Una vez ese dinero en manos del banco, legalmente es de la entidad financiera y puede prestar la totalidad varias veces.
De ese modo los bancos más importantes, los que reportan más liquidez, ofrecerán mucho más dinero al 0% o con interés (no importa) a 6, 12 o 18 meses, a través de las tarjetas de crédito y otras formas de manejo electrónico del dinero.
¿Con qué propósito?
Que los asalariados gasten ese dinero en cualquier cosa para, dicen, incentivar la economía. Que haya crecimiento económico. No importa la contaminación de los ecosistemas, el trabajo duro de millones de personas en las maquilas, en las minas, etc. porque solo interesa la rentabilidad de los inversionistas y los banqueros.
Y tienen otra ventaja: comparten entre ellos información de toda la actividad económica, climática, política y los ingresos y egresos de cada ciudadano de su país y el mundo.
De ese modo ofrecen crédito según rangos de ingresos monetarios. No se les queda ningún asalariado o pequeño empresario por fuera.
Y en la maquilas ofrecen salarios de hambre a los millones de desempleados.
Así que el propósito no es el ahorro de las personas, sino obtener depósitos para ofrecer más crédito, para que así la gente consuma más y más y mucho más… ¿no importa qué? con tal de que los endeudados paguen.
Esta servidumbre «moderna» ha convertido a los banqueros en asociaciones criminalmente organizadas para estafar a la mayoría; pero beneficiar a sus socios; y chantajear, sobornar, acosar y avasallar a la mayoría de políticos en el mundo.
Ahorran; pero, más que eso, acumulan, unas pocas familias y personas. Menos de una por millón.
Por eso el ahorro, generado por el círculo estafador de acumulación capitalista (acumulación sin tregua) que descansa en manos de unos pocos, es una vil estafa continuada y, peor, una ilusión esperanzadora que hace que miles de millones de personas sueñen con tener las fortunas de los mayores multimillonarios.
Es una forma fácil y legal (pero injusta) de ganar dinero a costa del trabajo sacrificado de muchos.
En realidad la mayoría ignora cómo funciona la estafa; y se encuentran tan domesticados que no consideran posible otras formas de organización social.
La clase trabajadora al estar desorganizada, permite que una élite usurera controle el mundo entero.
El ahorro, pues, es la trampa sutil en que cae miles de millones de personas asalariadas, al depositar unos pocos pesos periódicamente en un banco, con la ilusión de que en 30 0 40 años, tendrán suficiente dinero para vivir, sin penalidades, de los puros ahorros (o del interés de esos ahorros) su vejez.
Nada más falso y, hasta hoy, uno de los mejores anzuelos para atrapar a las mentes humildes y desprevenidas.
Así que, el sector de la economía que más acumulación posee, y el que sufre menos altibajos en el capitalismo, es el de los banqueros. El Estado (en realidad el Gobierno de turno y los políticos corruptos e ineptos) sacrifican a los más pobres: obreros y profesionales asalariados.
Los banqueros y sus socios, con puros papeles o cuentas que se transfieren electrónicamente y con un escrito de respaldo, a través de las Corporaciones (Sociedades Anónimas que todo los vuelven invisible a la mayoría), se han adueñado de las mejores tierras agrícolas de muchos países de África o Latinoamérica, Australia, Asia; han dañado millones de hectáreas de suelos montañosos con sus explotaciones mineras, contaminado cuencas y acuíferos, han degradado los bosques tropicales, modificado el clima mundial y provocado no solo la extinción de especies animales y vegetales, sino de muchas etnias originarias en África, América y Australia.
Y los paraísos fiscales, pequeños países, resguardan la información (datos) más que riqueza tangible (porque no se trata de maquinaria, de fábricas, de extensas áreas de cultivo, de lingotes de oro y plata, son las bodegas (agujeros negros de la codicia y usura de los grandes capitalistas) que no existirían sin el beneplácito del Occidente hegemónico.
De ahí que también, se adueñan de economistas influyentes ( los obispos del mundo actual) de abogados (sus otros cortesanos, comunicadores sociales, porque son dueños de los medios de difusión y entretenimiento) y de todo el que les resulte útil para mantener el control.
Estos cortesanos modernos son los funcionarios de los organismos de crédito internacional, ministros de gobierno, magistrados de supremas cortes, diputados, y presidentes de las Repúblicas bananas, maquilas, burdeles, narco-Estados, etc.
La gran acumulación que existe en el mundo registra pocos nombres nuevos, la mayoría de las grandes fortunas provienen de herencias; así que para una persona normal es más probable ganarse una cantidad significativa en una lotería que lograr acumular, siquiera, lo devengado en 10 años de buenos contratos de un jugador de la élite del fútbol mundial o del baloncesto norteamericano.
En los países del tercer mundo, por ejemplo, ese mecanismo ha permitido a los bancos crecer, algunas veces, el 50% anual, en economías que normalmente no alcanzan un crecimiento mayor del 5%. Lo que significa que sectores como el agrícola, por ejemplo, permanecen estancados y así muchos otros pequeños emprendimientos; por eso, desde que se impuso el neoliberalismo en Latinoamérica, la migración forzada es uno de los fenómenos más notorios. En medio de la pandemia durante este 2020 con seguridad afirmamos que, de nuevo, el sector financiero incrementará sus utilidades en muchos sitios del planeta.
Concluyo con la siguiente cita de Adam Smith, tomada de LA RIQUEZA DE LAS NACIONES:
“Un terrateniente, un granjero, un industrial o un mercader, aunque no empleen a un solo obrero, podrían en general vivir durante un año o dos del capital que ya han adquirido.” (p 66)
Si reparamos bien, vivir dos años de lo que se acumuló en muchos, tampoco es de gran beneficio; sobre todo, sino se tienen reservas alimentarias reales.
Para entender mejor el mito del ahorro es necesario comprender el daño que provoca LA GANANCIA que tanto se promueve como legal y justa en las sociedades capitalistas.
Lo que debemos tener claro, y por eso lo reitero, es que no es lo mismo una reserva que la acumulación compulsiva de riqueza de una élite oligarca que se disfraza con el eufemismo de ahorro.
Europa y, especialmente, EEUU ha emitido más de $5 billones; pero sólo una cuarta parte ha ido directamente a manos de desempleados (más de 40 millones solamente en EEUU por cierre temporal de empresas) ; eso, de nuevo, favorecerá a los bancos y a la grandes corporaciones.
La gran mayoría, ya se vio, están necesitados de apoyo gubernamental. Palearán un poco su situación con ese mínimo vital o renta temporal; pero los beneficiarios principales serán los mismos: las élites financieras y corporativas a través, ya hemos dicho, de la Sociedades Anónimas.
El mundo necesita un nuevo orden, un nuevo tipo de relaciones productivas y de de distribución de bienes y prestación de servicios; un sistema que no genere la excesiva desigualdad actual.
Para ese fin hemos propuesto La Contribución Refleja: Eliminar impuestos, eliminar la banca de reserva fraccionaria y adoptar una nueva forma de emisión monetaria basada en el patrón productivo.
No faltan ideas, nos falta organización. Sin organización y sin ideas claras, lógicas seguiremos de espectadores y desigualados frente a las élites plutocráticas.
Fuentes:
https://agendacomunistavalencia.blogspot.com/2020/06/el-mito-del-ahorro.html