El histórico «plan Marshall»: punto de arranque de la hegemonía mundial de los EE.UU.

Aday Quesada

El histórico «Plan Marshall» de la post Segunda Guerra Mundial es frecuentemente descrito con intencionada ambigüedad, como si se hubiera tratado de un proyecto gigantesco de «ayuda» financiera desinteresada para Europa, por parte de los Estados Unidos de América.

Hasta tal punto esa errónea creencia ha llegado a calar en las sociedades europeas, que hace tan sólo un par de meses, el Presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, en un artículo publicado en más de una decena de rotativos europeos, exhortaba con vehemencia A sus colegas de la Unión Europea a que desarrollaran un «nuevo y potente Plan Marshall», que fuera capaz de inyectar liquidez a las economías de ese continente, después del colapso económico sufrido por los efectos de la pandemia del coronavirus.

A decir verdad, hay que precisar que las referencias que acompañan las intervenciones del presidente del gobierno español, suelen llevar aparejados garrafales desaciertos de precisión histórica . Por ejemplo, sucedió así cuando el mandatario español se empeñó en bautizar con la denominación de «Pactos de la Moncloa» a su «Proyecto de reconstrucción económica» postpandémica, olvidando la tragedia que supusieron esos «consensos» para las clases trabajadoras españolas, que tuvieron que cargar, en solitario, los efectos heredados del sistema económico de la dictadura franquista.

EL «MARSHALL» NORTEAMERICANO, ¿FUE UN PLAN SALVADOR PARA EUROPA?

Pero, ¿en qué consistió en realidad el histórico «plan Marshall» impuesto en forma de «ayuda» por los Estados Unidos, país apenas lesionados por la guerra, a un Europa devastada?

Para el brillante historiador canadiense Jacques R. Pauwels, el Plan Marshall no fue más que una suerte de «tarjeta de crédito colectiva» creada por ese país para ganarse a la derrotada Europa Occidental como cliente fiel y permanente de la industria americana. Ese eficaz proyecto no sólo supuso para los norteamericanos poder ejercer un control económico omnímodo sobre el viejo continente, sino también someterlo a su dominio político. Con el exitoso «experimento» del Plan Marshall, los Estados Unidos inauguraron lo que hoy es una práctica común en las llamadas «ayudas al desarrollo» que los países industrializados a aquellos que no lo son.

El «Plan Marshall» estadounidense desempeño el papel de fuerza motriz y movilizadora para la gran industria americana, convirtiendo a Europa en un continente altamente dependiente de los Estados Unidos, tanto en el campo militar, económico como político.

Las dependencias económicas urdidas por el «plan Marshall» en Europa sirvieron para asegurar en él el dominio del sistema económico capitalista. Diríase que con este proyecto los estadounidenses lograron «americanizar» de manera profunda al conjunto del continente europeo que había quedado bajo su influencia, incluso, desde una perspectiva cultural.

El historiador Pauwels, en su libro «El mito de la guerra buena», mantiene que políticamente el «Plan Marshall» supuso la integración de la Europa occidental en el bloque antisoviético, hegemónizado por los propios Estados Unidos. Y en el caso específico de Alemania, «el plan» representó que ese país terminara alineándose de manera indubitable al lado de los Estados Unidos, y extendiendo en el tiempo, como consecuencia, su propia división como una realidad geográfica nacional unitaria.

Aunque los Estados Unidos ofrecieron también créditos a la Unión Soviética, las condiciones que estos contenían eran absolutamente inaceptables para un país que pretendía construir una economía basada en principios claramente diferenciados con los del sistema capitalista. La cúpula dirigente estadounidense era plenamente consciente de que los créditos del «plan Marshall» no iban a ser aceptados por los soviéticos, porque eso hubiera supuesto una renuncia explícita a sus principios ideológicos.

Y es que los créditos ofrecidos por el «plan Marshall» entonces, se asemejan como dos gotas de agua a los que hoy concede el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que obliga a sus receptores a observar escrupulosamente unas reglas que premian siempre a los prestamistas y castigan duramente a la dependencia perpetua a los deudores.

El Plan Marshall supuso, pues, el principio de la hegemonía mundial estadounidense, durante toda la segunda mitad del siglo XX.

Fuentes:

https://canarias-semanal.org/art/27914/el-historico-plan-marshall-punto-de-arraque-de-la-hegemonia-mundial-de-los-eeuu

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