Cada obrero, cada obrera ha de convertirse en un soldado de la revolución, dispuesto a entregar todas sus fuerzas para el triunfo del proletariado y el comunismo; en consecuencia, la tarea esencial de la obrera es la participación más activa en todas las formas y aspectos de la lucha revolucionaria, tanto en el frente como en la retaguardia, tanto en la propaganda y agitación como en la lucha armada directa.
Inessa Armand