La libertad de organizarse es concedida por los burgueses a los trabajadores sólo cuando tienen la seguridad de que los trabajadores están reducidos al grado de no poder servirse de ella más que para reanudar un trabajo elemental de organización, trabajo que ellos esperan que no tenga consecuencias políticas sino a largo plazo. En sustancia, la "democracia" ha organizado el fascismo cuando ha sentido que ya no podía resistir más, aunque sólo fuese en condiciones de libertad formal, a la presión de la clase trabajadora. El fascismo, disgregando a la clase obrera, ha devuelto a la "democracia" su posibilidad de existir. En la intención de los burgueses, la división del trabajo debería realizarse de modo perfecto; el alternarse de fascismo y democracia debería lograr excluir toda posibilidad de revancha obrera para siempre.
Gramsci