En lugar de acudir a la lucha abierta, directa y basada en principios, contra las tesis fundamentales del socialismo, en nombre de la absoluta intangibilidad de la propiedad privada y de la libertad de la competencia, la burguesía de Europa y América, representada por sus ideólogos y políticos, acude, cada vez con mayor frecuencia, a la defensa de las llamadas reformas sociales, oponiéndolas a la idea de la revolución social. No se trata ya de liberalismo contra socialismo, sino de reformismo contra la revolución socialista: ésta es la fórmula de la burguesía instruida y «avanzada» de nuestros días. Y cuanto más elevado es el nivel de desarrollo del capitalismo en un país, cuanto más puro es el dominio de la burguesía, cuanto mayores son las libertades políticas, tanto más amplio es el terreno para la aplicación de la «novísima» consigna burguesa: reformas contra la revolución, remiendos parciales el régimen que sucumbe, a fin de dividir y debilitar a la clase obrera, a fin de mantener el poder de la burguesía contra el derrocamiento revolucionario de este poder.
Lenin