La guerra contra Stalin fue emprendida por los revisionistas jruschovistas para justificar el curso antimarxista que tomaron tanto dentro como fuera del país. No podían renegar de la Dictadura del Proletariado y transformar la Unión Soviética en Estado burgués capitalista, ni tampoco realizar regateos con el imperialismo, sin renegar de la obra de Stalin. Por esta razón la campaña de guerra contra Stalin se llevó a cabo bajo acusaciones extraídas del arsenal de la propaganda imperialista y trotskista que presentaba el pasado de la Unión Soviética como un periodo de “represalias en masa” y el sistema socialista como “represión de la democracia” como “dictadura a lo Iván el Terrible”. Pero, a pesar de los ataques y calumnias de los imperialistas, de los revisionistas y demás enemigos de la revolución, el nombre y la obra de Stalin son y seguirán siendo inmortales. Stalin fue un gran revolucionario, un eminente teórico que se coloca al lado de Marx, Engels y Lenin.
Enver Hoxha