Nadie tiene la culpa de haber nacido esclavo; pero el esclavo que rehuye aspirar a su propia libertad y, encima, justifica y embellece su esclavitud (llamando, por ejemplo, a la estrangulación de Polonia, Ucrania, etc., "defensa de la patria" de los rusos), semejante esclavo es un miserable lacayo que despierta un sentimiento legítimo de indignación, de desprecio y repugnancia.
Lenin