La oposición que se desarrollaba en la RDA y que se dirigía en su esencia contra el Estado y contra el socialismo, florecía bajo la protección de la Iglesia, persistiendo, sin embargo, las diferencias de actitud entre los dirigentes que honestamente defendían a la RDA y los que se orientaban contra el socialismo. Varios templos se convirtieron en locales políticos de la oposición. Dirigentes eclesiásticos eran algunos de sus portavoces; y no pocas manifestaciones contra el Estado fueron acompañadas e incluso dirigidas por pastores.
Margot Honecker