Al decidirse la entrada en vigor del Pacto Anglo-italiano el gobierno reaccionario de Inglaterra se ha quitado definitivamente la máscara con la cual había intentado, durante algún tiempo, esconder sus verdaderas intenciones y planes acerca de la guerra de España y la situación de nuestro país. Hoy, está claro que lo que la parte más reaccionaria de la burguesía de Inglaterra quiere es que nuestro país deje de ser libre e independiente. Quiere que España sea una colonia de los fascismos italiano y alemán y, para facilitar a los invasores extranjeros la dura empresa de sujetar a nuestro pueblo, está dispuesta a pisotear los compromisos contraídos por el mismo gobierno inglés, sus palabras, su honor y el interés de su propio pueblo. Y está claro también por qué lo hace. Quiere, ante todo, y sobre todo, ayudar al fascismo a dar un nuevo paso adelante en su lucha contra la clase obrera, contra la independencia de los pueblos. La parte más reaccionaria de la burguesía inglesa es aliada directa de Hitler y de Mussolini; el señor Chamberlain es el animador de la ofensiva que tiende a someter al fascismo Europa entera. Y ello, porque la burguesía reaccionaria inglesa y los dictadores sangrientos de Italia y de Alemania, no solamente pertenecen a una misma clase sino que son los agentes directos de los mismos grupos de capitalistas imperialistas, representantes de las capas más reaccionarias de la burguesía europea. Detrás de ellos, están las grandes empresas monopolistas, las grandes asociaciones financieras, los grandes trusts de Alemania, de Italia, de Inglaterra, y los de Francia también, que inspiran y dirigen la actuación política de los señores Daladier y Bonnet. Las conquistas sociales de la clase obrera y los principios de democracia e independencia nacional, que permiten al proletariado y al pueblo luchar para que existan en el mundo más libertad y más justicia, son incompatibles con los intereses de estos piratas del gran capitalismo monopolista. Los intereses de esta parte más reaccionaria de la burguesía sólo pueden encontrar satisfacción en un mundo donde las masas obreras y campesinas vivan condenadas a la esclavitud y al hambre y todo el pueblo reducido a un pueblo de esclavos.
José Díaz Ramos