Qué les queda por hacer a los jóvenes, en este mundo de paciencia y asco, sólo grafitis, rock, escepticismo... También les queda no decir amén, no dejar que les maten el amor, recuperar el habla y la utopía, ser jóvenes sin prisa y con memoria, situarse en una historia, que es la suya, no convertirse en viejos prematuros.
Mario Benedetti