De todos es conocido el decisivo papel desempeñado por Stalin a la cabeza del Partido, del Estado y los Ejércitos Soviéticos durante la II Guerra Mundial. Así, al acabar la II Guerra Mundial, la Unión Soviética contaba con un impresionante prestigio. Particularmente el nombre del camarada Stalin gozaba de un respeto y de una simpatía sin límites entre todos los pueblos y en particular entre los que habían luchado contra el fascismo. Cabe señalar que en España y pese a los viles ataques y calumnias por parte de la camarilla revisionista carrillista, de los trotskistas y otros contrarrevolucionarios pequeñoburgueses, y por supuesto por parte de toda la reacción, el nombre de Stalin era y sigue siendo venerado y querido por toda a clase obrera y por amplios sectores populares.
Elena Ódena