Basta mencionar las crisis comerciales, cuya periódica reiteración supone un peligro cada vez mayor para la existencia de toda la sociedad burguesa. Las crisis comerciales, además de destruir una gran parte de los productos elaborados, aniquilan una parte considerable de las fuerzas productivas existentes. En esas crisis se desata una epidemia social que en cualquiera de las épocas anteriores hubiera parecido absurda e inconcebible: la epidemia de la superproducción.
Karl Marx