Estas ciencias son, contra los prejuicios, contra la pequeñez de espíritu, un remedio, si no más seguro, al menos más universal que la filosofía misma. Son útiles en todas las proporciones y es fácil ver cómo lo serían más si estuviesen más uniformemente extendidas. Los que siguen su marcha ven aproximarse la época en que la utilidad práctica de su aplicación va a alcanzar una difusión a la que no hubieran osado sus esperanzas y en que los progresos de las ciencias físicas deben producir una dichosa revolución en las artes, y el medio más seguro de adelantar esta revolución es el de esparcir estos conocimientos en todas las clases de la sociedad y facilitarles los medios de adquirirlas.
Nicolas de Condorcet