La CIA desclasifica «sus papeles» sobre el conflicto del Sáhara

F. Alfil

«O entran en la OTAN, o propiciaremos la secesión del Archipielago canario»

La reciente desclasificación de documentos internos de la CIA sobre el Sahara Occidental, arroja nueva luz acerca de las relaciones entre Estados Unidos y Marruecos durante la presidencia de Ronald Reagan, especialmente en lo concerniente al conflicto del Sáhara Occidental.

Aunque una buena parte gran parte de la información ya era conocida, estos documentos confirman la naturaleza estratégica de esta alianza y el impacto que tuvo tanto en la política internacional durante la Guerra Fría, como en la operación de “recambio” político que se estaba produciendo en la España de la segunda mitad de la década de los setenta.

  ¿POR QUÉ  DESCLASIFICA LA CIA AHORA DOCUMENTACIÓN  REFERENTE AL SAHARA OCCIDENTAL?

La desclasificación de documentos por parte de la CIA, así como de otras agencias gubernamentales estadounidenses, responde a una serie de razones que suele obedecer a «motivos estratégicos», legales, políticos y de transparencia pública. En el caso específico de la documentación sobre el conflicto del Sáhara y de la relación entre Estados Unidos y Marruecos, los desclasificadores argumentan que CIA ha procedido a la actual desclasificación debido a que la Ley de Libertad de Información (FOIA) determina que ciertos documentos gubernamentales deberán ser desclasificados después de un período específico. Esto ocurre generalmente, – según ellos-, después de 25 a 30 años, aunque matizan que pueden haber excepciones y retrasos, dependiendo de «la sensibilidad de la información».

    EL CONTEXTO HISTÓRICO NORTEAFRICANO: EL «ALIADO CRUCIAL»

Como posiblemente es conocido por nuestros lectores, el conflicto del Sáhara Occidental tiene sus raíces en el proceso mismo de descolonización africana. Tras la retirada de España en 1975, Marruecos y Mauritania se repartieron el territorio de la excolonia española, enfrentándose al Frente Polisario,  el movimiento de liberación nacional autoctono que trataba de establecer una República Árabe Saharaui Democrática (RASD). El Frente Polisario, apoyado por Argelia, Libia y la Unión Soviética, libró y continúa librando una guerra   en contra las fuerzas marroquíes que ocuparon el territorio en contra del mandato de las Naciones Unidas.

Con la llegada de Ronald Reagan a la Casa Blanca en 1981, la política exterior de Estados Unidos se reorientó para apoyar más claramente a Marruecos en el conflicto del Sáhara. Este cambio estratégico se debió, en parte, a la percepción de que Marruecos podría ser un «aliado crucial» de los Estados Unidos y de la OTAN en el norte de África. Como así, efectivamente, ha fue.

LA INFLUENCIA DE HASSAN II Y LA ADMINISTRACIÓN REAGAN

En uno de los documentos ahora desclasificados, fechado en diciembre de 1982, se cita un artículo de la revista «The Atlantic», titulado “Marruecos: un amigo necesitado”, escrito por Pranay Gupte. El artículo describe cómo el rey Hassan II buscaba intensificar las relaciones con Estados Unidos y asegurarse de su apoyo en su lucha en contra el Frente Polisario.

Hassan II, en vísperas de su visita a Washington, expresó su deseo de fortalecer la economía marroquí y mantener relaciones estrechamente amistosas con Estados Unidos. Consideraba como esencial el apoyo militar y político del gobierno de Reagan para frenar al Frente Polisario, que veía como una amenaza existencial para la Monarquia marroquí, que estaba apoyada por sus enemigos regionales y por la Unión Soviética.

LA ESTRATEGIA DE ESTADOS UNIDOS EN EL SÁHARA OCCIDENTAL

Joseph Verner Reed, embajador estadounidense en Rabat, desempeñó un papel clave en el fortalecimiento de esta relación entre Marruecos y Estados Unidos.  Reed, que se describía a sí mismo como un entusiasta del gobierno de Reagan, trabajó arduamente para asegurar que Marruecos recibiera el apoyo necesario. Reed destacó en múltiples ocasiones la importancia estratégica de Marruecos, situándolo como un punto de presión crucial para los soviéticos en África del Norte.

  Reed no solo promovió intensamente la causa marroquí en círculos diplomáticos, sino que además incrementó significativamente las actividades de la CIA en toda la región. Fue el primer embajador estadounidense en visitar el Sáhara Occidental, enviando así un claro mensaje de apoyo a las reivindicaciones marroquíes sobre el territorio.

LA DINÁMICA INTERNACIONAL DEL CONFLICTO

El apoyo de la Administración Reagan a Marruecos estaba en aquellos momentos enmarcado en un contexto más amplio de la Guerra Fría, donde cualquier oportunidad de contener la influencia  ideológica  del contrario   era  considerada como vital. El conflicto del Sáhara Occidental se convirtió, pues, en un campo de batalla indirecto entre Estados Unidos y la Unión Soviética, con Marruecos representando los intereses occidentales y el Frente Polisario supuestamente los del bloque soviético.

Reed  no se recataba a la hora de describir públicamente al líder libio Muamar Gadafi como un «pirata», debido al apoyo de Libia al Frente Polisario. Esta retórica subrayaba la narrativa de la Guerra Fría, donde los afines a la Unión Soviética eran considerados como terroríficas amenazas a la estabilidad y a los intereses estadounidenses.

CRÍTICAS Y APOYO INTERNACIONAL

Aunque Reed era visto como un diplomático eficaz por muchos en Marruecos, no todos compartían esta opinión. Un embajador europeo señaló que Reed exageraba unas expectativas para Marruecos que Estados Unidos no iba a ser capaz de cumplir, debido a restricciones presupuestarias.

El diputado marroquí Mohamed Benaissa, quien más tarde se convertiría en Ministro de Cultura y Asuntos Exteriores, expresó su presunción de que las promesas de Reed sobre el apoyo estadounidense no se iban a materializar tal y como estaba prometiendo el embajador. Esta incertidumbre reflejaba las complejidades de la política internacional y las limitaciones de la ayuda exterior en tiempos de restricciones económicas.

Los documentos ahora desclasificados por la CIA han confirmado la importancia estratégica del triangulo Canarias- Sahara- Marruecos para Estados Unidos , y cómo esta alianza fue forjada en un contexto de rivalidad ideológica con la Unión Soviética.

Por otra parte, el conocimiento de esa documentación viene a confirmar la verosimilitud de las declaraciones formuladas por el ex ministro conservador del Gobierno de Suárez , José Otero Novas, que en su libro de Memorias  dejó constancia de  que los Estados Unidos había estado presionando durante la transición a su Gobierno, hasta llegar a alcanzar un «tercer grado» en la intensidad de las mismas,   con la amenaza explicita de promover la secesión del Archipiélago Canario, si el Ejecutivo de Suárez  continuaba negándose a que España ingresara en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

    Otero Novas describe aquella confidencia de esta forma: 

      «Me llama una tarde Adolfo Suárez para decirme que han conseguido la información de EEUU de que el MPAIAC es una creación suya, y que si no entramos en la OTAN lo activarán y provocarán la secesión de Canarias de España»

Aunque no resulta en absoluto verosímil de que el MPAIAC fuera una creación genuina de Washington, lo cierto fue que a Adolfo Suárez se le encogieron los esfínteres y se tragó a pie juntillas el embolado de los yanquis.

En cualquier caso, en aquel difícil contexto político, en el que tanto la burguesía española como la propia burocracia que había servido en el aparato de la Dictadura, se encontraban embarcadas en darle una «salida» al franquismo, sin ello supusiera que el andamiaje que la había sostenido sufriera mayores quebrantos, una secesión del Archipiélago canario del Estado Español podría haber malogrado una operación política que estaba siendo realizada por las clases hegemónicas  en base a auténticas  filigranas y  chalaneos.

Puestas las cosas en tan difícil tesitura, al Gobierno de Suárez le faltó tiempo para comunicar rápidamente a Washington su predisposición y compromiso con  la entrada de  Españ en la OTAN, aunque «un poco más adelante», porque en el país, en aquellos momentos,  no estaba el horno para bollos. 

Cabe suponer que algo similar le iba a suceder posteriormente al Gobierno de Felipe González, que como por arte de ensalmo pasó del ambiguo eslogan «De entrada, No«, al de «OTAN, SÍ».

Fuentes:

    – Gupte, Pranay. “Marruecos: un amigo necesitado”. The Atlantic, diciembre de 1982. The Atlantic.
– Documentos desclasificados por la CIA, 2024.
–  Entrevistas y artículos periodísticos de la época de Ronald Reagan.

Fuentes:

https://canarias-semanal.org/art/36567/la-cia-desclasifica-sus-papeles-sobre-el-conflicto-del-sahara

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