Algunas reflexiones sobre la teoría del valor trabajo

Arnulfo Alberto

En este artículo quiero hacer algunas breves reflexiones sobre la teoría del valor trabajo de Marx situándolo dentro de la marcha histórica del conocimiento, enlazándolo con la lucha política práctica, además de recalcar la necesidad de un estudio crítico y científico constantes de nuestra teoría y de la realidad.

Ninguna teoría está construida desconectada del avance histórico mundial del conocimiento. En este sentido, la teoría del valor de Marx se sitúa en una evolución constante de la ciencia que no puede detenerse en el siglo XIX o en el siglo XXI, sino que debe avanzar y correr paralela a los tiempos siempre cambiantes. Como él mismo reconoció en su momento, las ideas sobre los que se apoya su concepción teórica más general pertenecen a grandes rasgos a la tradición de la economía política inglesa, la filosofía idealista alemana y el socialismo francés de acuerdo con síntesis de autores posteriores. Esto significa que, para renovar la teoría en nuestros días, y no me refiero solo a la que emana de la “ciencia proletaria” o “burguesa”, si no de la ciencia a secas, es necesario apropiarse de las grandes tradiciones científicas, filosóficas y políticas de nuestro tiempo. De otra manera, estaremos cayendo en un dogmatismo y un pensamiento limitado que nos condenará al atraso teórico y la obnubilación práctica. Frases del tipo: “concéntrate en leer a los clásicos” o “concéntrate en la literatura proletaria” son una receta para la miopía política. Esas recomendaciones de buena fe son la fórmula para condenarnos a una visión lisiada de nuestro propio proyecto, que es la emancipación verdadera, en todos los sentidos, de las mayorías y minorías oprimidas. Lo que hay que hacer es leer a clásicos y a contemporáneos, a burgueses y a proletarios, sintetizar ambas visiones y superarlas dialécticamente. Del mismo modo obrar hay en el estudio científico: leer las obras canon del marxismo, pero también aprender de los avances de otras tradiciones teóricas incluso del satanizado posmodernismo. Quizá no haya ningún aprendizaje político de esta corriente teórica, pero incluso en ese caso servirá para hacer una crítica demoledora del posmodernismo con conocimiento de causa.

Marx [1] se propuso construir una nueva y más completa teoría del valor superando las ideas en torno al problema de sus predecesores, en particular, las construcciones teóricas de Adam Smith y David Ricardo, pero también la economía política de tradición francesa y alemana. Tanto Smith como Ricardo aceptaban que la riqueza era producto del trabajo, sin embargo, sus contribuciones presentaban lagunas y contradicciones lógicas que les hizo imposible reconciliar el origen último y real de las ganancias, rentas e intereses, es decir, la plusvalía. De acuerdo con Mazzucato (2019), Marx encontró un patrón invariable de valor por el que determinar el valor de todas las mercancías en el propio trabajador y, por tanto, hacer la teoría del valor consistente. Ricardo no pudo resolver este problema porque no distinguió la diferencia entre trabajo y fuerza de trabajo. En este sentido, cuando la realidad se complejiza, la teoría se complejiza de igual modo y surgen contradicciones que son difíciles de resolver, pero cuya superación es posible como lo demuestra el avance histórico de la teoría de Marx. Mazzucato afirma que las múltiples teorías del valor evolucionaron en Inglaterra aproximadamente de entre mitad del siglo XVII hasta la mitad del siglo XIX, un periodo de doscientos años, que ahora nos parecen pocos, pero que equivalen a varias generaciones de pensadores y de evolución teórica constante cada vez más sofisticada. En el camino quedaron mercantilistas, fisiócratas, la escuela inglesa, etc.

Marx logró ver que el capitalismo es un sistema dinámico en transformación constante; lo vemos ahora con tecnologías cada vez más sorprendentes, pero que al mismo tiempo vienen a dejar en la calle a millones de trabajadores que son remplazados con la automatización o los empobrecen al devaluar su trabajo cada vez más improductivo [2]. En efecto, la riqueza material de la sociedad crece año con año, aunque con una distribución de esta sumamente desigual y que, además, es fuente de inestabilidades para el propio sistema. La pregunta desmitificadora y simple que se hace el curioso científico es: si la riqueza no se produce en el intercambio, porque los economistas argüían que los intercambios son entre equivalentes, ¿entonces de donde surge este incremento de riqueza material? Está pregunta da lugar a décadas de investigación que culminan en los descubrimientos teóricos como la distinción entre los conceptos de fuerza de trabajo y trabajo que mencioné anteriormente y que reconcilia el intercambio entre equivalentes mercantiles con la explicación del origen de la plusvalía en la explotación del trabajador: energía humana que pone en movimiento todos los aditamentos necesarios para producir nuevas mercancías. Ahora bien, empezaba señalando que con el correr de los tiempos, el modo de producción imperante va mutando y con ella debe mutar también la teoría para que les hable a las masas en su propia lengua, pues con el avance del capitalismo, por ejemplo, se van creando subjetividades que no conectan con teorías decimonónicas. Y estas masas pueden conectar con la teoría, pero se requiere una teoría que hable su lengua, y a través de está que hable de su propia realidad, de sus preocupaciones, de sus intereses. Esa es la tarea. En este momento, suplen está necesidad de entender su propia realidad, infinidad de productos teóricos, culturales y políticos que no alcanzan a articular una visión profunda, abarcadora y verdaderamente científica que cale de manera profunda en la psique del pueblo. Se requiere pues un canto nuevo, una teoría renovada, para atrapar las especificidades actuales y llamar a la acción de manera más efectiva a las personas de hoy.


Arnulfo Alberto es maestro en economía por la UNAM e investigador del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.

[1] Es importante señalar que Marx pretendía que su obra El Capital fuera una crítica de la economía política, es decir, que esta contribución especifica se situara dentro de la disciplina económica y no en el terreno filosófico, aunque en su construcción se apoyara en el método o conocimientos filosóficos.

[2] Los empobrece al abaratar sus mercancías en el mercado cuando se vuelven menos productivos comparados a aquellos que se benefician de los avances técnicos.

Referencias:

Mazzucato, M. (2019). The Value of Everything: Making and Taking in the Global Economy. Penguin Books, Penguin Random House, UK. Pp. 358. ISBN: 978-0141980768.

Fuentes:

https://cemees.org/2025/01/09/algunas-reflexiones-sobre-la-teoria-del-valor-trabajo/

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