Carlos Rafael Rodríguez
“Chávez dijo que dejáramos actuar a las instituciones, que no nos pusiéramos nosotros al frente”
El ex vicepresidente de Venezuela y militante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Elías Jaua, aseguró, durante una entrevista concedida a BBC Mundo, que los gobiernos chavistas se equivocaron al no combatir a fondo la corrupción desde los primeros momentos del proceso bolivariano, dejando intacta en el país toda una estructura marcada, históricamente, por esta lacra social.
Según el dirigente chavista, una de las razones que más influyó para que esto sucediera fue el temor a que el difunto Hugo Chávez fuera señalado como un «dictador».
«En el año 1999 -apuntó Jaua – el comandante Chávez llegaba con toda una matriz de opinión que aseguraba que iba a ser un dictador. Hubo hasta fake news, como las llaman ahora, sobre eso. En el interior del proyecto bolivariano debatimos entonces si había que iniciar una especie de operación manos limpias, pero se consideró que eso afectaría a la estabilidad política del nuevo gobierno y que nuestra prioridad en esa primera etapa era atender la emergencia de pobreza que había en el país».
Según Jaua, se optó por dejar trabajar a las instituciones estatales.
“Chávez dijo que dejáramos actuar a las instituciones pero que no nos pusiéramos nosotros al frente de algo que iba a parecer en el mundo una cacería de brujas contra los dirigentes del pasado…” .
Elías Jaua relacionó directamente esta falla del proceso bolivariano con la decisión de «dejar intacta la propiedad privada, por decisión estratégica».
«Yo creo que fue un error -afirmó- porque precisamente el sector privado es el gran corruptor en Venezuela»
«Toda la estructura de corrupción del sector privado quedó intacta y sus contactos dentro del Estado rápidamente corrompieron a funcionarios débiles. Ahora estamos pagando las consecuencias de esas desviaciones»– reconoció.
Sin lugar a dudas, la multifacética guerra que se hace al proceso bolivariano de Venezuela es la principal responsable de la situación que atraviesa el país; y los errores y desaciertos de la dirigencia chavista no son ajenos al peso constante de esta agresión.
Sin embargo, resulta más que acertada la advertencia del ex vicepresidente Elias Jaua sobre los efectos devastadores de la corrupción para cualquier proceso que pretenda ser realmente transformador.
La corrupción constituye un fenómeno consustancial al capitalismo y puede convertirse en un veneno mortífero para el proceso bolivariano si no es combatida de forma decidida y sin ninguna dilación. Pero luchar realmente «a fondo» contra la corrupción será imposible sin proponerse destruir el sistema que la genera y alimenta, como una práctica que es funcional para su reproducción. Y para ello queda aún pendiente en Venezuela la expropiación de los expropiadores de la riqueza social, sin la cual tampoco es realista hablar del desarrollo de una auténtica revolución.
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