Jesús Lara
La teoría del valor de Marx constituye uno de los pilares de su crítica a la economía política y, por lo tanto, es también un elemento fundamental del socialismo científico. Por eso, y por conducir a una explicación científica de la explotación del trabajo asalariado como fuente fundamental de las ganancias de las clases no productoras, la teoría del valor trabajo (TVT) ha sido uno de los blancos favoritos de la crítica antimarxista. Estas críticas son de diverso tipo y provienen de muy variados campos intelectuales y políticos. Sin embargo, a grandes rasgos se pueden clasificar en dos tipos: por un lado, está la crítica seria, que parte del estudio sistemático del pensamiento económico, pasando por la economía política clásica de Smith y Ricardo y abarcando los tres tomos de El Capital de Marx. En el otro extremo, está lo que aquí catalogamos como crítica vulgar a la TVT. Creemos que este título es merecido porque la crítica se realiza a partir de una falsificación de los planteamientos básicos ya no digamos de Marx, sino de sus mismos predecesores; se trata de un ejemplo perfecto de la falacia del “hombre de paja”, y es retomada y difundida hasta el cansancio por representantes de las corrientes liberales más extremas (“libertarias”, en su propia concepción) como lo son Gloria Álvarez, Axel Káiser y el actual presidente de Argentina, Javier Milei, entre muchos otros. Por la enorme difusión de esta postura, y por resultar “atractiva” y “razonable” para el que la escucha sin conocimiento previo de los planteamientos originales de Marx y sus predecesores, merece la pena dedicar atención a refutarla y mostrar que se trata de un enorme fraude intelectual.
La crítica que planteamos refutar se puede resumir de la siguiente manera:
En el capítulo 1 de El Capital, Marx define a la mercancía como una unidad de valor de uso[1] y valor de cambio. El valor de cambio es la proporción en que se cambian unas mercancías por otras. Marx afirma que el valor de cambio es la forma que asume el valor[2], cuya sustancia es el trabajo abstracto[3]. La magnitud del valor es el tiempo de trabajo socialmente necesario[4] para la producción de la mercancía. Eso implica que el valor de cambio está determinado por el trabajo: dos mercancías se intercambian si contienen la misma cantidad de trabajo[5]. Sin embargo, argumentan, esto es falso: el intercambio depende fundamentalmente de factores subjetivos, como lo son las preferencias de cada uno de los participantes en el intercambio. Por eso, es falso argumentar que el valor proviene del trabajo necesario para producir las mercancías. Una implicación de esto, es que resultaría inútil tratar de explicar el origen de la ganancia a partir del trabajo no pagado a la clase trabajadora.
Ahora bien: vamos a ilustrar la “racionalidad” de este argumento y sus limitaciones construyendo un ejemplo muy sencillo. Imaginemos a la pequeña ciudad VillaArtesanos, un lugar en donde cada persona de cierta edad se convierte en un productor independiente de mercancías, que necesita venderlas en el mercado para, con el dinero obtenido, comprar el resto de mercancías que necesita para él y su familia. Esto quiere decir que, en VillaArtesanos y sus alrededores, no existe el trabajo asalariado, lo que la convierte en una sociedad basada en la “producción simple de mercancías”. La producción de calzado es, evidentemente, muy importante en VillaArtesanos. Centraremos nuestra atención en un artesano al que llamaremos “Zapatero”. Zapatero es talentoso, y solo unos cuantos productores más logran producir calzado con la misma eficiencia que él. En total, Zapatero requiere de 10 horas de trabajo para producir un par de tenis. Estas 10
horas incluyen el trabajo necesario para obtener las materias primas y hacer los tenis, así como el desgaste de sus herramientas. Todas estas etapas corren a cargo de Zapatero, pues en VillaArtesanos hay todavía una división del trabajo muy poco desarrollada.
Un día, Zapatero decide probar suerte y trata de vender sus tenis en la ciudad de VillaTalleres, que se ubica a dos días a pie de VillaArtesanos. Lleva consigo 10 pares de tenis que espera vender a buen precio durante su estancia allí. Tras un día de travesía, decide pasar la noche en una posada, que se encuentra exactamente a la mitad entre ambas villas. Allí, mientras bebe una cerveza, entabla una conversación con una mujer a la que nos referiremos con el nombre de “Relojera”. Ella es una productora de relojes de madera que se encuentra realizando un viaje con los mismos propósitos que Zapatero. Cuando Zapatero ve los relojes que trae consigo, queda totalmente sorprendido: nunca había visto relojes de tal calidad y belleza. Cautivado, le pregunta a Relojera por el precio de los relojes. Ella le responde que está dispuesta a darle un reloj a cambio de cuatro pares de tenis, que usará para calzar a los cuatro miembros restantes de su familia. Relojero sabe que producir esos cuatro pares de tenis le costó 40 horas de trabajo (10 horas por reloj X 4 relojes=40 horas) y, aunque no sabe a ciencia cierta el costo de producir un reloj, le queda claro que esa cantidad debe ser menor a esas 40 horas. Esta cantidad, que Relojera conoce, pero Zapatero no, es de 20 horas de trabajo por reloj. A pesar de que Zapatero sabe que los términos que ofrece Relojera son muy beneficiosos para ella, es tal su admiración por el reloj y su deseo de regresar a casa con él para colgarlo en su sala, que acepta el intercambio propuesto por Relojera. En ese intercambio individual, Zapatero entregó mercancías equivalentes a 40 horas de trabajo, y recibió una mercancía equivalente a 20 horas de trabajo, es decir, le “regaló” 20 horas de trabajo a Relojera. Pero ¿qué más da? Al final de su travesía en VillaTalleres, Zapatero regresará a casa feliz de haber vendido los seis pares de tenis restantes y de traer consigo un hermoso y exótico reloj que adornará su casa y ganará los elogios de las visitas.
Tabla 1. El Intercambio de la Posada. Zapatero da 4 pares de tenis a cambio de un reloj. El intercambio no se corresponde con el tiempo de trabajo
Tiempo de trabajo unitario por mercancía | Tiempo de trabajo intercambiado en el Intercambio de la Posada | ||
1 Reloj | 20 horas de trabajo | 1 Reloj | 20 horas de trabajo |
1 Par de tenis | 10 horas de trabajo | 4 Pares de tenis | 40 horas de trabajo |
Pues bien, casos como estos, de acuerdo con la crítica vulgar, son suficientes para refutar a la TVT: es claro, afirman, que para que haya intercambio, lo único que se requiere es que ambas partes quieran lo que la otra tenga, y la proporción en que intercambien (cuánto de una mercancía por la otra) dependerá de cuánto valoran subjetivamente la mercancía que poseen y la que posee el otro. El trabajo necesario para producir ambas pasa a un segundo término. De hecho, la crítica vulgar suele ignorar el importante hecho de que, para ser intercambiadas, las mercancías primero deben ser producidas. Sin embargo, afirman que sería absurdo tratar de construir una teoría del valor basado en el trabajo, por las razones ya mencionadas. La crítica vulgar abunda en ejemplos como el aquí mencionado, al que denominaremos “El Intercambio de la Posada”.
Un par de días después de regresar a casa, Zapatero se entera de algo sorprendente: que Relojera se ha mudado a VillaArtesanos. Se da cuenta porque ve a sus vecinos entrar a sus casas con relojes muy similares al que el adquirió en la Posada. En particular, entabla una conversación con Cerrajero (un artesano que produce candados), quien le cuenta que compró el reloj por un precio de 80 pesos. Zapatero y Cerrajero, evidentemente, quieren comparar las “ventajas” del arte dominado por Relojera en relación con el suyo.
Dentro de todos los aspectos, hay uno que les interesa por encima de los demás: este es el ingreso monetario que obtienen por hora de trabajo, que es igual al precio de la mercancía que producen dividido por el trabajo necesario para producirla. Esta medida sintetiza la capacidad de comprar otras mercancías que cada uno obtiene de su trabajo como artesano. Mientras mayor sea esta medida, más ventajoso es un oficio para el que lo practica. Por lo tanto, hacen las siguientes cuentas (también resumidas en la Tabla 2):
- Producir un par de tenis requiere 10 horas de trabajo, y Zapatero lo vende por un precio de 20 pesos. Esto quiere decir que obtiene 2 pesos por hora de trabajo (20 pesos entre 10 horas)
- Producir un candado requiere de cinco horas de trabajo, y Cerrajero lo vende por un precio de 10 pesos. Por lo tanto, también obtiene 2 pesos por hora de trabajo (10 pesos entre 5 horas)
- Tras días de pláticas y cálculos, estiman, acertadamente, que producir un reloj como los que vende Relojera requiere de 20 horas de trabajo. Como ella los vende a 80 pesos, eso quiere decir que obtiene 4 pesos por hora de trabajo (80 pesos entre 20 horas)
Así, llegan a una conclusión inquietante: que, con cada hora de trabajo, Relojera es capaz de adquirir el doble de mercancías que ellos.
O, en otros términos (menos relevantes para ellos en un sentido práctico), Zapatero necesita vender cuatro pares de tenis equivalentes a 40 horas de trabajo para obtener un reloj, equivalente a 20 horas de trabajo, lo que implica “regalar” 20 horas de trabajo en el intercambio (Cerrajero necesita vender 8 candados, iguales a 40 horas de trabajo para comprar un reloj, que equivale a 20 horas de trabajo). Una proporción que coincide casualmente con la que tuvo lugar en el Intercambio de la Posada.
Tabla 2. Tiempo de trabajo, precios, e ingresos monetarios por hora de trabajo tras la llegada de Relojera a VillaArtesanos
Mercancía | Tiempo de trabajo | Precio | Ingresos monetarios por hora de trabajo. Precio entre tiempo de trabajo |
Par de tenis | 10 horas | 20 Pesos | 2 Pesos por hora de trabajo |
Candado | 5 horas | 10 Pesos | 2 Pesos por hora de trabajo |
Reloj | 20 horas | 80 Pesos | 4 Pesos por hora de trabajo |
Zapatero y Cerrajero llegan a la conclusión de que el arte de Relojera es mucho más ventajoso que los suyos. Una vez más, esto parece confirmar la crítica libertaria según la cual las preferencias de los individuos involucrados en el intercambio es el factor más importante de todos. En este caso, a la población de VillaArtesanos le gustan tanto los relojes que está dispuesta a pagar 80 pesos por cada uno, y eso es lo único que importa. Pero, lamentablemente para Relojera, Zapatero y Cerrajero no son los únicos que han hecho estos cálculos: las ventajas extraordinarias de su oficio no han pasado desapercibidas para el resto de los productores de VillaArtesanos, ni para los jóvenes que se están educando y decidiendo en qué rama de la producción especializarse. Además, llegaron los rumores a otros relojeros y relojeras de pueblos de vecinos, que ya “se relamen los bigotes” pensando en los ingresos adicionales que podrían obtener de vender sus relojes en VillaArtesanos.
Así, con el paso de las semanas y los meses, comienzan a aparecer nuevos relojeros capaces de producir relojes prácticamente idénticos a los de Relojera. Estos nuevos productores son tanto los artesanos de otras villas, como los jóvenes aprendices que estaban eligiendo oficio, y otros viejos artesanos que trabajaban en oficios similares a la relojería. Y así, Relojera se da cuenta que ya no es la única en el juego, y que no puede seguir cobrando el precio de 80 pesos que cobraba anteriormente: la competencia con otros artesanos comienza a bajar el precio de los relojes. Pero ¿hasta cuándo dejarán de entrar nuevos productores al oficio relojero y el precio dejará de bajar? Si, por ejemplo, el precio de los relojes baja de 80 a 60 pesos, eso quiere decir que el ingreso por hora de trabajo será de 3 pesos por hora (60 pesos entre 20 horas). Aunque menor que al inicio, sigue siendo muy superior al que se obtiene en las otras ramas de la producción, como son el calzado y la cerrajería.
Así, este proceso continuará hasta que el ingreso monetario por hora de trabajo en la producción de relojes sea igual al ingreso monetario por hora de trabajo en el resto de oficios o ramas de la producción en VillaArtesanos. Esto sucederá cuando el precio de los relojes originalmente introducidos por Relojera llegue a 40 pesos. En esa situación, el ingreso monetario por hora de trabajo será igual a 2 pesos por hora (40 pesos entre 20 horas), exactamente igual que el que obtienen Zapatero y Cerrajero en sus respectivos oficios, y el mismo que se obtiene en el resto de los oficios. Esto queda resumido en la Tabla 3.
Tabla 3. Tiempo de trabajo, precios, e ingresos monetarios por hora de trabajo meses después de la llegada de Relojera a VillaArtesanos y la entrada de nuevos productores de relojes.
Mercancía | Tiempo de trabajo | Precio | Ingresos monetarios por hora de trabajo. Precio entre tiempo de trabajo |
Un par de tenis | 10 horas | 20 Pesos | 2 Pesos por hora de trabajo |
Candado | 5 horas | 10 Pesos | 2 Pesos por hora de trabajo |
Reloj | 20 horas | 40 Pesos | 2 Pesos por hora de trabajo |
Así, sin que nadie lo planeara, los nuevos precios de las mercancías de VillaArtesanos son tales que el ingreso monetario por hora de trabajo es igual entre ramas de la producción, y la proporción en que se cambian unas mercancías por otras (el valor de cambio) se corresponde exactamente con el tiempo de trabajo necesario para producirlas.
Tabla 4. Precio y tiempo de trabajo de las mercancías producidas en VillaArtesanos
Cantidad de dinero | Equivalente en mercancías | Equivalente en tiempo de trabajo |
2 Pares de tenis | 20 horas de trabajo | |
20 Pesos | 4 Candados | 20 horas de trabajo |
1 Reloj | 20 horas de trabajo |
Es decir, en esta nueva situación, es el trabajo el que regula la proporción en que se cambian unas mercancías por otras, o el valor de cambio de las mercancías es igual al trabajo contenido en ellas. Este escenario es muy distinto que el que obtuvimos en la Posada, lo que nos permite, finalmente, comparar ambos resultados y entender las diferentes condiciones bajo las que se obtienen unos y otros.
La diferencia esencial entre el Intercambio de la Posada y el intercambio meses después en VillaArtesanos es que el primero es un intercambio fortuito e individual. Y este tipo de intercambios, al estar influenciados por una cantidad infinita de factores, pueden dar a lugar a las más variadas proporciones del intercambio. En el ejemplo que pusimos, algunas de las circunstancias más importantes eran las siguientes: el Zapatero quedó cautivado por el reloj; nunca había visto un reloj así; no conoce a ningún otro productor de relojes similares; no sabe si se volverá a encontrar con Relojera, etc. En circunstancias así, no es sorprendente pues, que las “preferencias subjetivas” de los participantes en el intercambio desempeñen el papel central en la determinación de la proporción en que se cambian las mercancías. Pero incluso en escenarios menos extremos, siempre son posibles gran cantidad de arreglos en el intercambio: el vendedor puede “estar de buenas” y vender a mitad de precio su mercancía o regalarla, o puede anticipar la poca agudeza del comprador y vender la mercancía al doble del precio normal, etc.
Con esto, podemos expresar el argumento central de este artículo: la teoría del valor trabajo de la economía política clásica, y la de Marx, no se propone explicar cada uno de los intercambios individuales tomados aisladamente. Lo que sí le interesa es entender las condiciones de intercambio cuando este es generalizado. La diferencia central del Intercambio de la Posada con lo que sucede meses después es que la competencia entre productores de mercancías hace que el precio del Reloj descienda hasta que se corresponde con el tiempo de trabajo necesario para producirlo Y la libre concurrencia es una consecuencia lógica de la producción generalizada de mercancías. Así, de la producción generalizada de mercancías y de la concurrencia, emerge -sin que nadie lo planee- el trabajo como el regulador central de la producción y el intercambio, y la infinita variedad de preferencias, sentimientos y creencias de los individuos participantes en el intercambio son las que pasan a un segundo plano. Lo que sí importa, en términos generales, es que hay ciertas relaciones sociales fundamentales que “disciplinan” a las personas, dando lugar a patrones agregados (intercambio regulado por el tiempo de trabajo) que son independientes del comportamiento de cada uno de los individuos. Por eso, desde la economía política clásica, solo se puede hablar de valor propiamente dicho en el contexto de la producción generalizada de mercancías.
La producción de mercancías (o el intercambio generalizado) y la competencia son, por eso mismo, el punto de partida de Adam Smith y David Ricardo. Pero, a diferencia de Marx, ellos toman estas relaciones como algo natural y eterno. Marx, por el contrario, entiende que “la forma valor”, es decir la expresión del tiempo de trabajo en determinada cantidad de la mercancía dinero, corresponde a relaciones sociales delimitadas históricamente. En sus propias palabras:
“las masas de productos correspondientes a diferentes masas de necesidades, exigen masas diferentes y cuantitativamente determinadas de la totalidad del trabajo social […] la forma en la que esta distribución proporcional del trabajo se manifiesta en una sociedad en la que la interconexión del trabajo social se presenta como cambio privado de los productos individuales del trabajo, es precisamente el valor de cambio de estos productos.” (Marx, 1974)
En otras palabras: en una sociedad productora de mercancías, el valor de cambio “sirve” para coordinar la asignación del trabajo total con que cuenta la sociedad a la producción de los distintos bienes. En nuestro ejemplo anterior, que el precio de los relojes (valor de cambio) fuera igual a 80 pesos “dio la señal” de que una mayor cantidad de trabajo social debía asignarse a la producción de esa clase de relojes. Todo este se desprende, una vez más, de la producción generalizada de mercancías y la competencia. Marx entiende que esas relaciones sociales fundamentales explican el valor de cambio y muchas otras regularidades del modo capitalista de producción.
Por eso, Marx se distingue de la economía política clásica anterior por pasar el énfasis de su investigación a estas relaciones sociales. Marx pasó gran parte de su vida y dedicó gran parte de su obra a desentrañar tanto la génesis histórica como la lógica interna de estas relaciones sociales fundamentales del capitalismo: la relación capital-trabajo asalariado y la producción generalizada de mercancías, de la que se desprende la libre competencia entre capitales. Su teoría del valor es la piedra angular de este análisis.
Resumiendo: la crítica vulgar falsifica la TVT al analizar el caso del intercambio individual o fortuito, que, efectivamente, está atravesado por un sin fin de circunstancias dentro de las cuales la “valoración subjetiva” de los participantes desempeña un papel central. Cuando la economía política clásica habla de valor de cambio, no se refiere al resultado de un intercambio individual, sino a aquél que se impone y opera como centro de gravedad para los precios de mercado en el contexto de producción generalizada de mercancías y libre concurrencia entre productores. Mostramos cómo, en el caso meramente analítico de una sociedad con producción mercantil simple, es decir donde no hay trabajo asalariado, la tendencia a la igualación de los ingresos monetarios por hora de trabajo genera que el valor de cambio esté efectivamente regulado por el tiempo de trabajo necesario para producir cada mercancía.
Finalmente, es importante apuntar varias cosas. Primero, lo argumentado aquí no constituye una exposición de la teoría del valor de Marx[6]. Como se enfatizó varias veces, el argumento aquí desplegado se podría haber hecho utilizando solo los argumentos de la economía política clásica anterior a él. Del mismo modo, es importante recordar que aquí no se han abordado ninguna de las que se clasificaron como críticas “serias” a la teoría del valor de Marx. Considérese que el ejemplo que aquí mostramos consiste en una “sociedad de artesanos”, no una sociedad capitalista. Este supuesto es el que genera el resultado “limpio” según el cual el valor de cambio que regula los precios de mercado es idéntico al tiempo de trabajo. Una vez que se introduce la relación capital-trabajo, y en particular cuando se permiten diversas composiciones orgánicas de capital[7] entre las diversas ramas de la industria, este resultado limpio se deja de obtener. Entramos entonces al terreno del llamado “problema de la transformación de valores en precios”, en el que se suscriben la mayoría de las críticas serias a la TVT. La exposición de este “problema” y la refutación a estas críticas se realizará en una siguiente contribución.
El objetivo de este trabajo era mostrar al lector que las críticas libertarias a la TVT, que plantean refutar “en dos pasos lógicos” al corazón de la crítica marxista a la economía política, son una muestra de ignorancia, mediocridad, y deshonestidad intelectual. El socialismo científico abunda en armas para refutar a esos sicofantes de las clases parasitarias del capitalismo.
Jesús Lara es economista por El Colegio de México e investigador del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.
Notas
[1] Muchos críticos vulgares se saltan esta parte de la definición y ponen ejemplos de mercancías inútiles que contienen trabajo pero que nadie las quiere comprar.
[2] Los críticos vulgares generalmente no distinguen valor de cambio de valor, un aspecto central de la contribución de Marx.
[3] La mayoría de los críticos vulgares ignoran la cuestión del trabajo abstracto, que implica la reducción de trabajo complejo a simple, y argumentan cosas como que “el trabajo de un médico” no es igual a “el trabajo de un intendente”.
[4] La mayoría de los críticos vulgares ignoran el aspecto “socialmente necesario”, y argumentan contra la teoría considerando a un productor tremendamente ineficieneficiente. Argumentan, el hecho de que haya gastado mucho trabajo en esa mercancía no implica que la mercancía valga en proporción a ese gasto de trabajo.
[5] Gran parte de la crítica vulgar parte del siguiente error: equiparar precio de mercado con valor, y equiparar este último con “tiempo de trabajo”.
[6] Como apunta el economista marxista Maurice Dobb (1980: XVIII): “la teoría marxiana del valor representa algo más que una simple teoría del valor, tal como generalmente se la concibe; ella no solo tiene la función de explicar el valor de cambio o los precios en sentido cuantitativo sino también mostrar la base histórico-social del proceso laboral de una sociedad fundada sobre el intercambio o producción de mercancías en las que la misma fuerza de trabajo es reducida al papel de mercancía.”
[7] La composición orgánica de capital representa la relación entre el capital desembolsado en comprar medios de producción (capital constante, c) y en pagar salarios (capital variable, v), es decir coc=c/v. Esta variable mide cuán importantes son los medios de producción de producción en relación con el trabajo vivo para la producción de una mercancía particular. La divergencia de c/v entre ramas de la industria provoca que el valor de cambio que regula los precios de mercado difiera del valor, o tiempo de trabajo, en contraste con el ejemplo simple que presentamos en este artículo. Esto es desarrollado, aunque no completado por Marx en el tomo III de El Capital.
Referencias
C. Marx & F. Engels, Obras Escogidas, en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, 1974, t. II.
Dobb, Maurice. 1980. “Introducción.” in Contribución a la crítica de la economía política. Siglo XXI Editores.
Fuentes:
https://cemees.org/2024/09/22/refutacion-popular-a-la-critica-vulgar-de-la-teoria-del-valor-trabajo/