«Mercado de las ideas»: ¿estamos perdiendo la batalla?

Máximo Relti

¿Quiénes son los verdaderos dueños de las ideas que consumes a diario?

Imagine por un momento el lector que las ideas, opiniones y pensamientos pudieran comprarse o venderse como productos en un supermercado. Atendiendo a la lógica de los parámetros actuales, a este espacio le llamarían e«mercado de las ideas», donde, teóricamente, las mejores ideas deberían triunfar.

Sin embargo, como ocurre en cualquier mercado, no todas las ideas tienen las mismas oportunidades ni pueden competir en igualdad de condiciones. En este mercado existen actores poderosos que controlan la distribución y promoción de ideas, favoreciendo aquellas que refuerzan sus intereses. Lo que parece un libre intercambio de ideas es, en realidad, un campo de batalla encarnizado, dominado por quienes tienen el poder económico y mediático.

Este concepto del «mercado de las ideas» ha sido defendido históricamente como un espacio abierto donde, supuestamente, las mejores ideas prevalecerían. Sin embargo, en la realidad capitalista, este mercado está profundamente distorsionado. No todas las ideas tienen la misma oportunidad de ser escuchadas o de influir en la sociedad, y quienes dominan este mercado son aquellos con el control de los medios y los recursos.

El término «mercado de las ideas» tiene su origen en el pensamiento liberal clásico. Filósofos como John Milton y John Stuart Mill defendían la libertad de expresión como una manera de que las ideas compitieran entre sí. Estaban convencidos de que la verdad siempre prevalecería si se permitía un intercambio abierto. Pero esta visión está basada en la ilusión de igualdad, como si todas las ideas tuvieran las mismas condiciones para ser escuchadas y aceptadas.

En las sociedades capitalistas actuales, las ideas no circulan libremente. Están controladas por aquellos que tienen el poder económico. El «mercado de las ideas» no es un espacio neutral; está estructurado para mantener la hegemonía de las clases dominantes, que controlan los medios de comunicación y las plataformas digitales más grandes y poderosas. Esto les permite decidir qué ideas tienen visibilidad y cuáles deben ser marginadas​.

¿QUIÉNES SON LOS QUE  DOMINAN ESE MERCADO?

Los principales actores que controlan el mercado de las ideas son los grandes grupos mediáticos y las plataformas tecnológicas. Corporaciones tales como GoogleFacebook y Amazon tienen un poder gigantesco en la distribución de la información. Estos actores deciden qué noticias o ideas son promovidas y cuáles quedan en segundo plano. El hecho de que un pequeño grupo de multimillonarios controle gran parte de los medios de comunicación significa que ellos determinan qué ideas son aceptadas por el público.

En España, el control de los medios de comunicación está principalmente en manos de unos cuantos grandes grupos empresariales y fondos de inversión internacionales. Entre los conglomerados mediáticos más influyentes se incluyen Planeta y Mediaset, que controlan una parte significativa del panorama televisivo y editorial del país. Por ejemplo, Planeta tiene una participación mayoritaria en Atresmedia, que gestiona canales como Antena 3 y La Sexta. Por su parte, Mediaset España, propiedad de la empresa italiana MFE (MediaForEurope), controla canales como Telecinco y Cuatro

En el ámbito de la prensa de papel, «El País», uno de los diarios más influyentes, está bajo el control del fondo de inversión angloamericano Amber Capital, lo que revela la influencia del capital extranjero en la orientación editorial de los medios españoles. De hecho, este mismo fondo ha reconocido que ajusta la línea editorial de acuerdo con sus intereses, lo que refuerza la idea de que los medios de comunicación responden más a objetivos comerciales y políticos que a un verdadero pluralismo informativo.

Pero este poder no se limita a los medios tradicionales, como la televisión o la prensa, sino que también afecta a las plataformas digitales, donde millones de personas consumen información a diario. Estas plataformas, a través de algoritmos, priorizan contenidos que generan más ganancias, como aquellos que provocan emociones fuertes, dejando en la sombra las ideas que promueven un cambio social profundo​.

LA EVOLUCIÓN DEL MERCADO DE LAS IDEAS EN LA ERA DIGITAL

Con la llegada de la era digital, muchos pensaron que Internet democratizaría el acceso a las ideas. Se creía que las redes sociales y los blogs abrirían un espacio donde cualquiera podría compartir sus opiniones. Sin embargo, la realidad ha sido bien distinta.

Las grandes plataformas digitales, en lugar de democratizar el acceso a la información, han concentrado aún más el control. A través de algoritmos, estas plataformas deciden qué contenido es más visible. Y dado que estos algoritmos están diseñados para maximizar las ganancias, priorizan el contenido que genera más interacciones, sin importar si es falso, sensacionalista o divisivo. Esto ha creado un entorno donde las ideas más extremas o que fomentan el miedo y la ira son las que dominan, mientras que las ideas críticas y reflexivas son relegadas​. 

Existen varios actores en el «mercado de las ideas»:

– Clases dominantes: Son los dueños de los medios de comunicación y las plataformas digitales más grandes. Controlan la agenda informativa y moldean la percepción de la realidad del público. Su objetivo es mantener el status quo, promoviendo narrativas que beneficien sus intereses.

– Movimientos sociales y medios alternativos:         Aunque tratan de introducir ideas críticas en el debate público, su capacidad está limitada por la falta de recursos y la falta de acceso a grandes plataformas. Utilizan redes sociales, blogs y medios independientes, pero en comparación con el de los grandes conglomerados multimillonarios, su alcance no deja de ser mínimo.

Las clases dominantes utilizan herramientas como la publicidad masiva, los algoritmos de las plataformas digitales y el control de los medios tradicionales para asegurarse de que sus ideas sean las predominantes. Mientras tanto, los medios alternativos y movimientos sociales dependen de herramientas más limitadas, como las redes sociales y los medios comunitarios, pero su capacidad de llegar a alcanzar a las grandes audiencias es muy reducida​.

La correlación de fuerzas en el «mercado de las ideas» está claramente inclinada a favor de las clases dominantes. Los grandes conglomerados mediáticos y las plataformas tecnológicas tienen los recursos para imponer sus ideas y su narrativa, mientras que las voces disidentes o críticas quedan relegadas. Esta dinámica no es diferente de lo que ocurre en otros ámbitos del capitalismo, donde aquellos que poseen los medios de producción dominan a las clases trabajadoras.

COMPARACIÓN HISTÓRICA: ¿HA SIDO SIEMPRE ASÍ?

Para no pocos, la correlación de fuerzas actual en la comunicación es tan favorable a los propietarios de los medios que todo parece indicar que ellos ya han ganado la batalla. No obstante, si analizamos la historia, podremos constatar que a lo largo de la misma siempre se ha producido una correlación de fuerzas similar a la que hoy conocemos. 

En la Edad Media, por ejemplo, los púlpitos de las iglesias eran el principal medio de comunicación de masas. Los sermones reflejaban los intereses de la nobleza y el clero, manteniendo a la población en la ignorancia y el miedo. El poder ideológico de la Iglesia era, ciertamente, abrumador, pero eso no impidió que se produjeran revoluciones y convulsiones sociales que alteraron radicalmente el curso de la historia.

Al igual que sucede hoy, esas ideas dominantes de entonces parecían inquebrantables, imbatibles y, sin embargo, pudieron producirse acontecimientos de la envergadura de la Revolución Francesa en el siglo XVIII, que derrocó a la Monarquía. A pesar del monopolio ideológico de las clases dominantes, las condiciones materiales de las masas generaron un descontento que finalmente condujo a la revolución​.  Del mismo modo, un siglo más tarde, la Revolución Rusa desafió el poder del zar y del capitalismo, demostrando nuevamente que, aunque el poder de las ideas dominantes es inmenso, no es absoluto.

Un ejemplo más reciente y próximo a las generaciones actuales fue la dictadura franquista en España. Durante cuarenta años, los medios estaban completamente monopolizados por un régimen, que no daba resquicio a la discrepancia, y en el que las ideas de libertad parecían sofocadas. Sin embargo, a pesar del férreo control de los medios, las ideas de libertad y democracia comenzaron a extenderse entre las generaciones más jóvenes. Pese a la dureza de la represión y la censura, estas no lograron impedir que, décadas después, la dictadura desapareciera de la vida española. Ello demuestra que, incluso bajo regímenes totalitarios, las ideas de cambio terminan filtrándose subrepticiamente a través de múltiples entresijos y abriéndose camino​.

La historia nos enseña, pues, que aunque las élites controlen el «mercado de las ideas», no podrán sofocar para siempre el flujo de las ideas, el descontento social ni las demandas de justicia.

El mercado de las ideas está controlado por los poderosos, es verdad. Pero ello no significa que las ideas transformadoras y revolucionarias no puedan abrirse camino. Aunque la apertura de ese camino no sea una tarea fácil, las condiciones materiales de la vida cotidiana y el descontento social siempre concluyen abriendo insólitos senderos a las ideas, que terminan generando movimientos capaces de desafiar el dominio ideológico de las clases dominantes.

Fuentes:

https://canarias-semanal.org/art/34113/mercado-de-las-ideas-estamos-perdiendo-la-batalla

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