María Ruipérez
Pese a haber quedado relegada a un segundo plano en la mayoría de las historias del Movimiento obrero en el siglo XX, la figura de Clara Zetkin tiene una considerable importancia, derivada de su participación decisiva en la organización del movimiento socialdemócrata y en la integración de las mujeres proletarias en la lucha de clases.
Desconocida prácticamente entre nosotros, la antología de sus escritos políticos publicada por Anagrama —bajo el título de La cuestión femenina y la lucha contra el reformismo— puede representar un interesante punto de partida para el conocimiento de la trayectoria teórica y política de esta significada revolucionaria.
Clara Zetkin nació el 5 de julio de 1857 en Widerau, en la modesta familia de un maestro rural de Sajonia. Estudió Magisterio en un instituto privado de Leipzig, y entró al mismo tiempo en contacto con un grupo de emigrados rusos, a través de los cuales recibiría las primera s nociones de la’ ideología socialista.
En 1880 se trasladaría a Zurich, convirtiéndose allí en una de las más valiosas colaboradoras del grupo teórico creado en torno a Bernstein. Dos años después, se trasladaba a París, y en la capital francesa comenzaba su participación activa en la vida política, que la llevaría a colaborar con los principales dirigentes del movimiento socialista francés, como Guesde o Lafargue.
En la preparación del Congreso fundacional de la II Internacional, a cuyas sesiones asistió como delegada de las mujeres socialistas de Berlín y como corresponsal del órgano de prensa de la socialdemocracia alemana. El informe pre sentado por ella ante dicho Congreso sería e punto de partida de su futura labor de organización del Movimiento femenino internacional.
En 1891, Clara Zetkin comenzó la publicación del periódico femenino de la socialdemocracia alemana, Die Gleichkeit, en el que su colaboración sólo se interrumpiría en 1917, al ser acusada de oponerse a la línea dominante e aquel momento en el Partido. Sus artículos estaban dirigidos fundamentalmente a la denuncia de la marginación de la mujer en la vida política, reflejada en la limitación del derecho de sufragio a los varones, y en la falta de participación femenina en los Partidos y organizaciones políticas. La posición de Zetkin, desde finales de siglo, en contra del reformismo de Bernstein, anticipaba sus actitudes políticas del periodo de la primer a guerra mundial y la revolución rusa.
En 1915 se unió a la izquierda socialdemócrata alemana; y tras participar en el grupo Spartakus, en 1919 se afilió al recién creado Partido Comunista Alemán, y se convirtió en una de las figuras más representativas de la III Internacional, de cuyo Comité Ejecutivo formaría parte en representación de las organizaciones femeninas de la Internacional Comunista.
Los rasgos principales de su actividad quedan reflejados con rigor en la Antología que comentamos. Mientras la primera parte de la misma corresponde a los artículos y discursos sobre el problema de la mujer, la segunda está dedicada a la crítica a las actitudes de la socialdemocracia frente al capitalismo y a la guerra.
En el primero de estos campos, la actitud de Zetkin, claramente distinta de las posiciones actuales del movimiento feminista, se centraba en el desarrollo de la conciencia de clase entre las mujeres pertenecientes al proletariado, y en la diferenciación entre el movimiento feminista burgués y el proletario :
«Ninguna agitación específicamente feminista —diría en un discurso en el Congreso de Gotha de la socialdemocracía alemana , el 16 de octubre de 1896—,sino agitación socialista entre las mujeres (…).
La tarea principal consiste en la formación de la conciencia de clase de la mujer y su compromiso activo en la lucha de clases». Para concluir: «La inclusión de las grandes masas de mujeres proletarias en la lucha de liberación del proletariado es una de las premisas necesarias para la victoria de las ideas socialistas, para la construcción de la sociedad socialista».
Aunque se puede criticar —como, hace en su Introducción a esta antología Luisa Passerini— a Clara Zetkin de un cierto sectarismo por no considerar el problema específico de la mujer en cuanto sexo oprimido y reducirlo a la lucha de las mujeres trabajadoras , al lado del resto del proletariado , contra el capitalismo, conviene no olvidar la época en que fueron redactados estos textos, y el gran esfuerzo realizado por la revolucionaria alemana para integrar a la mujer en la lucha política.
Esfuerzo que la llevó en ocasiones a enfrentarse a sus propios compañeros de partido en puntos tan decisivos como el derecho al voto femenino, y cuya culminación correspondió a su proyecto de realizar un Congreso Internacional de mujeres, en el que participarían no sólo las mujeres integradas en partidos obreros, sino también las no partidarias.
Tras el conjunto de textos dedicados a los problemas de la mujer, el resto de la antología está dedicado a la crítica del viraje de la socialdemocracia alemana a raíz de la publicación de la obra de Bernstein «Los principios del socialismo y las tareas de la socialdemocracia», en 1899.
En estos escritos, redactados en su mayoría a fines de siglo, el análisis de Clara Zetkin no contiene argumentos originales, sino que se limita a la denuncia política ante el abandono de los principios marxistas por los principales teóricos revisionistas. La trayectoria política de la autora fue coherente con sus posiciones teóricas, hasta desembocar en la III Internacional, para cuyo Comité Central redactaría, en marzo de 1922, el último texto incluido en el libro sobre la lucha de los partidos comunistas contra el peligro de guerra y contra la guerra, y que representa la síntesis de toda su trayectoria ideológica.
Fuentes:
https://canarias-semanal.org/art/32566/clara-zetkin-revolucion-y-derechos-de-la-mujer