«Este documento pretende demostrar la influencia que tuvo el maoísmo en los partidos marxista-leninistas, y analizar como afrontar la polémica sino-albanesa y el desenmascaramiento general del maoísmo, y como, los partidos que rehabilitaron al maoísmo acabaron en el revisionismo.
1) Raíces y evolución histórica del revisionismo chino
El origen y desarrollo del revisionismo chino es muy complejo. Hay varias teorías y actos que pueden ser vislumbradas en las diferentes etapas del maoísmo, algunas son la evolución de las anteriores. He aquí un breve resumen, aunque no completo de todo ello:
Primera etapa (1935-1953)
En política interior se crea la teoría de la «nueva democracia», que bajo el lema de que «ningún partido o clase social puede hegemonizar la revolución», negaba el rol del proletariado y su partido en cualquier etapa de la revolución. En esta etapa se identifica el campesinado como clase social más revolucionaria, en detrimento del proletariado, siendo parte fundamental tanto en el partido como en el ejército. Se tiene una visión económica heredada de la vieja socialdemocracia de la II Internacional que bajo la teoría de las «fuerzas productivas» negaba la posibilidad de que China pasase al socialismo sin una etapa de un prolongado capitalismo, promoviendo pues el desarrollo del capitalismo durante un largo periodo, se identifica el «capitalismo como bueno para el pueblo». Se aplican teorías heredadas de la vieja filosofía china como el taoísmo, el budismo o el confucionismo que llevaban a análisis sobre la lucha de clases desde un prisma de mediación o conciliación entre clases explotadas y explotadora. Se adopta la estrategia militar de la Guerra Popular Prolongada (GGP) resumida en el lema «el campo debe cercar a la ciudad». Se crea un modelo de partido socialdemócrata basado en el reclutamiento masivo sin distinción del origen de clase ni de las habilidades personales, la condescendencia e inclusión de desviacionistas bajo el lema: «unidad-crítica-unidad», contrario a la lucha despiadada e intransigente con los oportunistas de los marxista-leninistas soviéticos llamado por los chinos «ojo por ojo», convierte el partido en un partido de tipo menchevique con la coexistencia de los revolucionarios al lado de los oportunistas, más adelante bajo excusa de que estos últimos son representantes de otras clases sociales y su presencia en el partido supone su adhesión al régimen, abiertamente se reconoce que existen «dos líneas» o incluso varias líneas en el partido y que Mao es un mediador en estas pugnas. Finalmente el binomio Mao Zedong-Liu Shao-chi se consolida con el dominio del poder, en las tesis del partido del VIIº Congreso de 1945 Liu será tipificado sucesor de Mao Zedong en los estatutos, donde se añadirá que el pensamiento guía del partido es el «Pensamiento Mao Zedong». Se identifica al partido con el «Pensamiento Mao Zedong» que lo califican de «adaptación del marxismo-leninismo a las características chinas», esto viene precedido de varias campañas contra el llamado «cliché extranjero» que según dice adopta un servilismo hacia las ideas y métodos del extranjero, con ello se pretende crear una versión asiática o chinificada del marxismo, que exageraba las particularidades nacionales y negación de los axiomas marxista-leninistas.
En política exterior los contactos se caracterizan por las sucesivas críticas de la Komintern –Internacional Comunista– a los dirigentes chinos por la política de frente, del ejército, de los soviets, del reclutamiento de militantes, las posturas en materia internacionales, el espíritu antisoviético de algunos miembros, etc. Tras la disolución de la Komintern se agudizan los sucesivos coqueteos con el imperialismo estadounidenses reflejadas en declaraciones, entrevistas y obras en que se apoyaba la visión pacifista, progresista, altruista del imperialismo estadounidense, donde se le plantea incluso como mediador de conflictos del imperialismo del mundo, y donde se ve la visión megalómano de China, como otra potencia que debe regir los destinos del resto de pueblos. Siguiendo los esquemas del browderismo se teoriza que China debido a su atraso deberá pedir créditos a los Estados Unidos para su desarrollo. Se crea en 1946 la teoría de la «zonas intermedia», que considera que el mundo estaba dividido en tres categorías: los Estados Unidos, la Unión Soviética y el resto del mundo, esta es por tanto la teoría de los «tres mundos», y rompe con el esquema marxista-leninista de análisis de los países y las fuerzas sociales que imperan en ellos. La dirigencia china debido a presiones como la formación de la Kominform y la lucha contra el revisionismo, la crítica al Plan Marshall, rectifica oficialmente las tendencias pro estadounidenses debido a la denuncia internacional del browderismo en 1945 y después del titoismo en 1948 como nuevas variantes del revisionismo. siguiendo las exigencias del mundo marxismo-leninismo y la Kominform, pero China adquiere una adhesión formal a la denuncia, además oculta sus pasadas posturas, declaraciones y obras en torno a estos dos temas. Se produce la participación en la Guerra de Corea (1950-1053) sólo en el momento que los estadounidenses se acercan a la frontera de China. Poco después se traiciona al pueblo de Corea y Vietnam en la Conferencia de Ginebra de 1954 en confabulación con los revisionistas soviéticos, permitiendo la división del país en dos y el establecimiento de presencia militar estadounidense en las zonas Sur.
Segunda etapa (1953-1966)
Este periodo se caracteriza por las críticas al pasado trabajo de la Komintern en China. Así mismo se produce unas reformas económicas apoyadas por campañas de crítica al modelo económico leninista-stalinista para lo cual se dedicaran varias obras en lo político, económico y cultural, algunas de ellas incluidas en las Obras Escogidas de Mao Zedong y otras sacadas a la luz a posteriori. Se crea la teoría de que la alianza con la burguesía nacional es permanente y que se la considera como «parte del pueblo» y la relación proletariado-burguesía ocupa contradicción no antagónica, esquema que también se mantiene intacto en la etapa de construcción del socialismo. Se alude que debido a las condiciones de China existe la «posibilidad del tránsito pacífico de la burguesía al socialismo». Se propone para transitar al socialismo la no expropiación de la burguesía nacional, sino el respeto a su propiedad y su promoción o su inclusión como rentistas en empresas mixtas, lo que avivara la nueva y la vieja burguesía nacional. Se apuesta por una teoría que afirma que «las clases explotadoras persisten como clase en el socialismo» para justificar el trato a la burguesía, todo ello quedó sancionado en el VIIIº Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) de 1956. Durante 1953 se prohibió por orden expresa de Mao Zedong la validez de todo documento del partido que no pase y sea firmado por él mismo antes. La permisión del multipartidismo y la «coexistencia y supervisión mutua» del resto de partidos con el partido comunista se alude también a las condiciones especiales de China. Se producen tras la muerte de Stalin purgas bajo falsos cargos del marxista-leninista Kao Kang y sus allegados debido a las críticas por los métodos bujarinistas de trato a la burguesía nacional. Se consolida una concepción filosófica opuesta a la dialéctica materialista y su desarrollo progresivo en forma de espiral, se propone un desarrollo en forma cíclica, premarxista. Se produce la campaña de las «cien flores y cien escuelas de pensamiento» que otorgaban el derecho de expresión política y cultural de la burguesía y pequeña burguesía bajo la excusa de que como parte del pueblo deben expresarse y resolver los conflictos sin métodos coercitivos. En lo económico bajo la teoría de «caminar sobre dos piernas», modelo que promueve mayor inversiones a la agricultura igualándolas a las de la industria se rompe con el modelo marxista-leninista, finalmente se expone a la agricultura como base de la economía, llevándose la mayoría de inversiones, imposibilitando así la industrialización del país. Se producen unas reformas salariales que aumentan la diferenciación salarial y de clase. Las reformas económicas descentralizadoras con la ley del valor como eje central; Se produce el fracaso y la crisis alimentaria causada por la campaña del Gran Salto Adelante de Mao, que es obligado a renunciar y ser sustituido por Liu Shao-chi como líder visible del partido. La idea de que «el campo debe cercar a la ciudad» se amplia al esquema mundial, de «los países subdesarrollados a los desarrollados». En etapa no existe una celebración regular de plenos ni congresos, etc.
La política exterior se caracteriza por la aceptación de las reformas políticas y económicas tomadas a toda prisa tras la muerte de Stalin en marzo de 1953 en la Unión Soviética, que sirven de inspiración. La rehabilitación de Tito y el revisionismo yugoslavo es impulsada por Jruschov en 1954 y es saludada por China, quién reconoce su adhesión formal a la denuncia de 1948. Se apoya y participación en la estafa neocolonial del Movimiento de los Países No Alineados en 1955. Se celebran y adoptan las tesis y resoluciones del XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética de 1956 para el congreso de ese mismo año. La posición china en la Conferencia de Moscú de 1957 es a favor del reciente golpe de Jruschov contra los elementos antijruschovistas. Primeras divergencias con los revisionistas soviéticos debido a las cuestiones de la bomba atómica, territorios, etc. Se crea la teoría china de crear el «frente antiimperialista» junto al revisionismo soviético. China boicotea la denuncia del revisionismo soviético con la constante postura de «intentar hacer cesar la polémica» contra los revisionistas soviéticos. El viaje en 1964 de Chou En-lai a Moscú como intento de reconciliación de los líderes chinos con el revisionismo soviético tras la caída de Jruschov albergando ilusiones sobre Brézhnev. Albania denuncia en 1964 la cuestión de basar la lucha de China contra el revisionismo soviético en meras reivindicaciones territoriales y azuzar a otros revisionismos a lo mismo.
Tercera etapa (1966-1970)
El inicio de la Gran Revolución Cultural Proletaria o simplemente Revolución Cultural, la cual es dirigida por Mao Zedong, este es el inicio de una lucha de Mao por recuperar el poder perdido. Al principio se empezó denunciando a Peng Dehuai –crítico con Mao Zedong por el Gran Salto Adelante– y a algunas obras teatrales donde dejaban en mal lugar a Mao. También Mao utiliza a los representantes de la facción más derechista del partido –muchos de ellos aliados suyos o antiguos aliados hasta el Gran Salto Adelante– para intentar desmarcarse de las políticas de hasta entonces, aunque inicialmente no se pasa de la denuncia en dazibaos. Ante la imposibilidad de recuperar el poder bajo los estatutos, Mao hace un llamamiento que arma a los jóvenes en la llamada «Guardia Roja», quienes disuelven los comités de partido con ayuda del ejército dirigido por Lin Piao y se reparten los puestos de los nuevos comités de partido, así mismo se arrestaron a varios de los líderes. Se promueve al estudiantado como vanguardia de esta «revolución». Tras el triunfo se reescribe la historia reciente del partido, negando que las tesis de los «derechistas» Liu-Deng son tomadas de Mao y que ellos mismos le encumbraron al poder en los años 30 y 40. Finalmente se produce el ostracismo político de Deng Xiaoping y la ejecución de Liu Shao-chi. Eufóricos, los maoístas extienden la idea de que el «Pensamiento Mao Zedong» era la «superación de las limitaciones del marxismo-leninismo o su etapa superior». Se hace tabla rasa con toda cultura progresista anterior y se presenta la nueva cultura proletaria como el equivalente al «Pensamiento Mao Zedong». Se produce una exaltación del culto a Mao Zedong que culmina con la creación del Libro Rojo de Mao, una recopilación de citas arregladas por Lin Piao para reforzar la idea un Mao combativo, multifacético, sabio e incluso poético. Se rechaza toda regla del centralismo democrático que hace operar con normalidad a un partido, en un esquema anarquista se anima a las masas a poner en duda a los miembros del partido y «liberarse solas» de la cultura precedente, ahora abiertamente es el mesianismo dirigente centrando en Mao quién dirige el partido. Ascenso de la «Banda de los cuatro» y consolidación de Lin Piao durante la Revolución Cultural y su tipificación como sucesor de Mao en el IXº Congreso del PCCh de 1969. Se exige a partir de ahora en la propaganda el exportar la estrategia militar de la «Guerra Popular Prolongada» («GPP») a cualquier país del mundo –sin tener en cuenta las condiciones específicas del país ni las condiciones objetivas para la revolución–. Se llega a decir que la Revolución Cultural es un hito sin precedentes, mayor que la Revolución de Octubre de 1917. La expresión idealista y voluntarista de que las ideas tienen primacía sobre la base económica –lo que servirá de excusa para introducir todo tipo de concepciones erradas sin justificar nada–. Se dice que Mao Zedong gracias a sus últimas teorías había descubierto la continuación la existencia de la continuación de la lucha de clases tras la toma de poder –aunque la Revolución Cultural como otros sucesos fuese una lucha entre facciones para mantener o recuperar el poder–. Se produce en condiciones misteriosas la defenestración de Chen Boda y la muerte de Lin Piao alrededor de 1970 y el inicio de una política abiertamente pro estadounidense retomando la senda de los años 40.
En la política exterior China se caracteriza por un aislamiento absoluto, apenas recibe delegaciones de ningún lado. Sus relaciones con otros partidos se basan en el reconocimiento de cualquier grupo como marxista-leninista siempre que sea adepto a la Revolución Cultural, de lo contrario no le interesa promocionar a ese grupo ni financiarlo. La tendencia de hacer concesiones y hablar bien de los regímenes capitalistas-revisionistas como Rumanía que tuvieran algunas contradicciones con el socialimperialismo soviético se agudiza con los choques fronterizos de 1968 y 1969. En la propaganda el culto a Mao y las expresiones y teorías tercermundistas en las publicaciones oficiales es la tónica común. La diferenciación entre verdaderos revolucionarios de contrarrevolucionarios, se hace a partir de quién aceptase la Revolución Cultural y las teorías que se acuñaron durante su desarrollo.
Cuarta etapa (1970-1976)
Aquí se produce la rehabilitación de gran parte de los cuadros derrotados en la Revolución Cultural durante estos años. Un periodo de varias luchas de poder, empezando por la existente entre Deng Xiaoping-Chou En-lai contra la «Banda de los cuatro». En medio de esto se da la celebración del Xº Congreso del PCCh de 1973 donde se glorifica la Revolución Cultural, se esconden la gran cantidad de métodos y actos antimarxistas producidos durante ella y se pasa por alto por otras políticas antimarxistas que no han cambiado nada, se incita a los pueblos a llevar una política basada en el tercermundismo donde se incluye a China, para captar la simpatía de estos países y tenderles un puente para su próxima política socialimperialista. En lo económico se llega la oficialización de las tesis económicas revisionistas del maoísmo recogidas en el Manual de economía de Shanghái de 1974. Chou En-lai anuncia la política de las «cuatro modernizaciones», abierta tendencia a convertir a China en una gran superpotencia socialimperialista apoyándose en los Estados Unidos en sus créditos, armas, comercio y tecnologías. De nuevo Deng Xiaoping es despojado de los cargos importantes en la lucha entre facciones. La muerte de Chou En-lai en enero de 1976 lleva a la designación de Hua Kuo-feng como sucesor de Mao Zedong. La muerte de Mao Zedong se produce en septiembre de 1976. Hua Kuo-feng se deshace gracias al ejército de la «Banda de los cuatro» –lo que amplía el historial del uso del ejército para resolver las cuestiones de lucha de poder– y poco después restituye en sus cargos a Deng Xiaoping y celebra el XIº Congreso del PCCh en 1977. Un año después en 1978, Deng Xiaoping dejaría a Hua en un segundo plano y se haría con el control absoluto del poder del partido.
En la política exterior se rechaza asistir al VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania (PTA) de 1971 debido a la crítica albanesa de la política exterior china. Ocurre la visita de Nixon a China en 1972 y el Comunicado sino-estadounidense donde se firma toda una serie de frases que embellecen y apoyan la política imperialismo estadounidense. La anunciación oficial de la «teoría de los tres mundos» en 1974 en el Congreso de la ONU, en un discurso pronunciado por Deng Xiaoping a petición de Mao Zedong. Se dice que existe el «primer mundo» con Estados Unidos y la Unión Soviética, en el «segundo mundo» con los países desarrollados aliados de éstos, y el «tercer mundo» con el resto de países subdesarrollados, finalmente se crea el esquema de un frente común de los Estados Unidos, el «segundo mundo» y el «tercer mundo» contra la Unión Soviética. De ahí se deriva la idea de que el «tercer mundo» es la «fuerza motriz de la humanidad». La teoría de que el imperialismo estadounidense «está en decadencia y solo desea el status quo» y que «el socialimperialismo soviético era la superpotencia más agresiva». El reconocimiento e incluso apoyo a países fascistas pro estadounidenses como el de Franco, Pinochet, Mobutu, Marcos o el Sha de Persia. El aumento del apoyo económico-militar a regímenes capitalistas-revisionistas con contradicciones con los soviéticos y tendencias pro estadounidenses como Tito en Yugoslavia o Ceaușescu en Rumanía. El aumento del apoyo a partidos revisionistas con divergencias con los revisionistas soviéticos, como el PCE de Carrillo, o el PCE de Berlinguer. El apoyo a países y líderes del «segundo mundo» como Francia. El apoyo a los movimientos pro estadounidenses del «tercer mundo» como el FNLA en Angola. La defensa abierta de la Comunidad Económica Europea (CCE) y la OTAN. Se sabotea de las relaciones económicas con Albania debido al no aceptamiento de la política exterior china de los «tres mundos». La negativa china a ayudar o celebrar reuniones multilaterales con los partidos marxista-leninistas para debatir las divergencias se agudiza mientras se ayuda cada vez más abiertamente a los gobiernos reaccionarios y los partidos revisionistas locales de cada país creando un hondo descontentos entre los revolucionarios. El lanzamiento en 1977 por Hua Kuo-feng del V Tomo de Obras Escogidas de Mao Zedong, que cubren el periodo de 1949-1957, retocadas pero que muestran perfectamente el carácter antimarxista del maoísmo.
Estas teorías, ideas y sucesos fueron decisivos para entender el origen, desarrollo y futuro del maoísmo como una corriente ajena al marxismo-leninismo, revisionista. Algunas teorías y actos fueron más evidentes que otros, algunos de ellos solo pudieron ser conocidos años o décadas después, compréndase la dificultad para estudiar al maoísmo en aquellos años para un marxista-leninista.
A mediados de los 60, el revisionismo chino no estaba desenmascarado tan abiertamente como se haría años después. Esto se debe a varios factores. El primero de ellos, es que en aquella época el marxista-leninista solamente se podía dar cuenta de la esencia del revisionismo chino agudizando sus sentidos a la hora de analizar la posición china en los acontecimientos mundiales y sin dejarse llevar por la masiva propaganda china de la época, algo de lo que era difícilmente posible de escapar, cuando algunos ni siquiera realizaban esos análisis, sino que confiaban ciegamente. Segundo, para estudiar la historia y desarrollo de China, los marxista-leninistas debían realizar un trabajo de investigación autodidacta que chocaba con una escasez de material de los chinos, y que cuando era hallado no pocas veces eran ediciones cuidadosamente manipuladas con cesura, párrafos amputados o capítulos totalmente suprimidos:
«Es arduamente conocido que el revisionismo chino tiende a manipular sus obras para cubrir sus vergüenzas. Uno de los casos más conocidos es el informe al VIIº Congreso del Partido Comunista de China de 1945 de Mao Zedong, llamado: «La lucha por la nueva China», con posterioridad reeditado y censurado en sus partes más browderistas con motivo de su inclusión en el tomo IV de Obras Escogidas, en que fue titulado: «Sobre el gobierno de coalición». Otro punto sería la obra «Resoluciones sobre algunas cuestiones de la historia del partido». (…) Este tipo de cambios, censura y reediciones en sus obras fue algo reconocido por los revisionistas chinos en la introducción de las Obras Escogidas de Mao Zedong. (…) Esta pose de fidelidad a Stalin, al marxismo-leninismo, dejando las críticas en formas indirectas o en pequeños círculos, duraría solo hasta la muerte del líder soviético. (…) Este ocultamiento apropósito de los sentimientos de Mao hacía Stalin [se comprueba] con los testimonios escrito del líder revisionista chino a la muerte de Stalin». (Equipo de Bitácora (M-L); Mentiras y calumnias de la historiografía burguesa-revisionista de Mao Zedong y el revisionismo chino sobre Stalin, 2014)
Para entender el maoísmo en el desarrollo europeo y americano, hay que tener en cuenta que las obras de Mao Zedong apenas fueron publicadas en la Unión Soviética salvo contados artículos, y que de hecho no fue hasta los años 50 cuando Stalin habló de traducirlas al ruso para poder estudiarlas, Mao Zedong reconocía que él ya hacía tiempo que las había estado revisando, y que necesitaría ayuda para reeditarlas:
«Camarada Stalin: Nos gustaría recibir de usted una lista de sus obras que pueden ser traducidas al ruso.
Camarada Mao Zedong: Actualmente, estoy revisando mis obras que fueron publicadas en varias casas editoras locales y que pueden contener una gran cantidad de errores y tergiversaciones. Planeo completar esta revisión en la primavera de 1950. Sin embargo, me gustaría recibir la ayuda de camaradas soviéticos: primero, para trabajar en los textos con los traductores rusos, y segundo, para editar los originales en chino.
Camarada Stalin: Eso puede hacerse. Pero, ¿usted necesita que sus trabajos sean editados?
Camarada Mao Zedong: Sí, y le pido que elija un camarada adecuado para esa tarea, digamos, por ejemplo, alguien del CC VKP (b).
Camarada Stalin: Podemos arreglarlo, si hay tal necesidad». (Conversación entre Stalin y Mao Zedong en diciembre de 1949)
En 1951 fue publicado su tomo I de las Obras Escogidas de Mao Zedong en la Unión Soviética. Las obras llevaban siendo revisadas durante años por Mao Zedong previamente, y valiéndose del filósofo soviético Yudin, le asistió para corregir sus errores antimarxistas y darle un toque más académico. En 1953 se publicaron el tomo III y IV respectivamente, que ocupan los escritos de 1941-1945 y 1945-1949 respectivamente Fue entonces cuando los jruschovistas dieron mucha publicidad a sus textos:
«En octubre de 1951 fue publicado el I volumen reeditado de la versión china de las Obras Escogidas de Mao Zedong –sus obras habían sido publicadas por primera vez en las bases de apoyo en 1944– fue publicado, seis meses después en 1952, el primer volumen en lenguaje ruso de la versión de las Obras Escogidas fue publicado en Moscú, los tres volúmenes de la versión en lenguaje chino de las Obras Escogidas de Mao Zedong fueron publicados en China, y en diciembre de 1953, los cuatro volúmenes en lenguaje ruso de la versión de las Obras Escogidas de Mao Zedong –la extensa traducción rusa requirió de un volumen más que el texto original chino– fueron publicados en Moscú. (…) Después de la muerte de Stalin, entre junio y diciembre de 1953, la propaganda soviética dio más publicidad a las obras de Mao en la Unión Soviética». (Hua-Yu Li; Mao Zedong y la stalinización económica de China 1948-1953, 2006)
El encargado fue Pavel Yudin como decimos, un gran filósofo marxista-leninista de la Unión Soviética durante los años 40, que luego sería embajador en China durante los años 50:
«Existen asimismo cuatro tomos escritos por Mao durante la guerra. Fueron recopilados, «arreglados y embellecidos», y presentados como basados en la teoría marxista-leninista. Dichos escritos aparecieron varios años después de la liberación de China y se dice que fueron arreglados por el filósofo soviético Yudin, que ha sido embajador en China. No existen otras obras de Mao. Se lucha con sus viejas citas eclécticas. ¿Qué ha hecho este «gran teórico» en el curso de todos estos años? ¿Ha expresado sus juicios, ha hablado, ha aportado soluciones a una serie de grandes problemas? Casi nada de todo esto ha sido editado». (Enver Hoxha; ¿Dónde está y a dónde va China?; Reflexiones sobre China, Tomo II,1 de abril de 1976)
¿Cómo era posible que Yudin que había sido un luchador incansable años antes contra el idealismo filosófico y un actor principal en la crítica al titoismo en Europa no fuese capaz de ver las desviaciones similares de Mao Zedong en China? Sin duda Yudin tiene una responsabilidad directa ya que tuvo la oportunidad de revisar parte de los artículos de Mao Zedong, que pese seguramente estar ya cambiados, contenían gran parte de un revisionismo evidente. A su vuelta a la Unión Soviética garantizó a Stalin que Mao Zedong se trataba de un verdadero marxista-leninista y que no había porqué seguir sospechando de sus artículos y sus acciones remarcadas y denunciadas por la Komintern, Dimitrov, y el propio Stalin en años previos:
«Mao Zedong: ¿Por qué Stalin mandó a un erudito a China para leer mis obras? ¿Fue por falta de confianza que tuviste que venir a leer mis obras? ¿O era porque yo no tenía nada que hacer? ¡De ninguna manera! La verdadera intención [la de Stalin] era enviarlo a China para ver con sus propios ojos si China practicaba realmente el marxismo o si sólo estaba medio inclinado hacia el marxismo. A su regreso a Moscú tú [Yudin] hablaste muy bien de nosotros. Su primer comentario a Stalin fue que «los camaradas chinos son verdaderamente marxistas». Sin embargo Stalin permaneció dudoso. Sólo cuando entramos en la Guerra de Corea cambió de opinión». (Minutos de Conversación, Mao Zedong y el Embajador Yudin, 22 de julio de 1958)
Esto se explica ya que Yudin para esos años había perdido su ímpetu y vigilancia revolucionaria, se había acomodado, había degenerado, y había permitido que el marxismo-leninismo fuese bastardeado:
«Habían perdido su espíritu revolucionario, eran cadáveres del bolchevismo, habían dejado de ser marxista-leninistas. Habían hecho causa común con Jruschov y permitieron que se cubriera de barro a Stalin y su obra; intentaron hacer algo, pero no por vía de partido, pues el partido no existía tampoco para ellos». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, 1980)
Hay dos pruebas: una está en que Thorez, Toglitatti usarían con especial vehemencia a partir de 1953 esas obras de Mao Zedong que Yudin pudo revisar personalmente en 1951 –recordemos sino las desmedidas loas de Carrillo en 1957 a las teorías de Mao en Zedong sobre la alianza con la burguesía nacional, su promoción económica y la transición pacífica– para conformar su vía específica; la otra prueba versa en que el propio Yudin en los años sucesivos sería un filósofo más del jruschovismo.
¡¡¡He ahí su responsabilidad histórica!!!
Muchos revolucionarios, decepcionados con el viraje revisionista que reinaba en el mundo del movimiento obrero, buscaban donde apoyarse para desarrollar su lucha antirevisionista, y en ese trayecto cayeron influenciados por la demagogia del revisionismo chino, quién ora si ora no se posicionaba a favor o en contra del revisionismo soviético y yugoslavo, pero que gracias a su potente propaganda y su lenguaje pseudomarxista podía pasar a veces entre los revolucionarios como la corriente verdaderamente marxista-leninista.
Mucha de esta gente que buscaba escapar de la órbita de partidos sumisos a la traición de Jruschov y los revisionistas soviéticos, fueron los que fundaron nuevos partidos marxista-leninistas a principios y mediados de los 60, pero muchos de ellos tampoco escapaban a la influencia del maoísmo y su mito como supuesta tendencia antirevisionista, con lo que las direcciones de estos partidos muchas veces en mayor o menor medida aplicaban en lo sucesivo diferentes conceptos y métodos ajenos al marxismo-leninismo lo que dificultaba notablemente su consolidación.
Estos partidos marxista-leninistas eran vistos por los revolucionarios como la forma de dar pie a las luchas antifascistas, antiimperialistas, antirevisionistas, socialistas, como las únicas organizaciones que tenían el valor de dar una herramienta a la clase obrera, donde poder agrupar a su destacamento más avanzado y donde poder dar combate al revisionismo moderno como el revisionismo soviético, que por entonces había desarticulado al movimiento marxista-leninista. Y realmente muchos partidos así lo hacían, pero para cumplir tal fin de forma correcta, cualquier partido marxista-leninista debe desde sus inicios excluir o expulsar en caso de encontrárselos a los elementos sin ningún tipo espíritu científico, a aquellos que están bañados en un apego sentimental hacia las figuras históricas o las acciones de la dirigencia china, estos elementos son vectores de las viejas costumbres que hicieron fracasar a las organizaciones de la clase obrera en el pasado, esta cuestión no debe de tomarse a la ligera, de otra forma ningún partido que los mantenga entre sus filas podrá cumplir los objetivos antirevisionistas.
El maoísmo supuso un grave problema para estos nuevos partidos, ya que los partidos que no fueron capaces de librarse de este lastre y adoptaron los conceptos y teorías del maoísmo como la «nueva democracia» en lo político-económico, la «lucha de dos líneas» en el partido o la «guerra popular prolongada» en lo militar no fueron capaces de tomar una forma organizativa eficiente, una línea ideológica de pensamiento y acción fuerte. Pero tampoco llegaban a comprender y refutar a las expresiones del revisionismo moderno de forma correcta y completa, ya que al seguir las directrices de la doctrina revisionista china o seguir a ciegas directamente cada orden del momento de Pekín, perdían toda estabilidad en su línea política, toda credibilidad, y confundían a la militancia. Y es que recordemos: al basarse fundamentalmente en otro revisionismo no se está en condiciones de tener un cuerpo teórico sólido y científico para refutar a ninguna otra corriente revisionista, para organizar un partido ni para asegurar su unidad ideológica. Algo que todavía no han aprendido muchos: criticar a un revisionismo desde una posición teórica y práctica alejada de los principios marxista-leninista, conduce a que puedas cometer esos mismos errores, basar tu partido en métodos organizativos revisionistas, no garantiza su unión, y basarse en una doctrina ecléctica, no garantiza la existencia de una sola línea de pensamiento.
Hubo por tanto varias teorías y actos que pusieron de sobre aviso a los marxista-leninistas sobre el verdadero carácter de China y sus dirigentes, e hizo revisar el origen de los viejos defectos y desviaciones vistas en el proceso:
«El desarrollo caótico de la «Revolución Cultural» y sus resultados reforzaron aún más nuestra opinión, todavía no bien cristalizada, de que en China el marxismo-leninismo no era conocido ni aplicado, de que, en el fondo, el Partido Comunista de China y Mao Zedong no sostenían puntos de vista marxista-leninistas, independientemente de su fachada y de los eslóganes que solían emplear. (…) A la luz de estos acontecimientos nuestro partido empezó a ver más profundamente las causas de las vacilaciones que se habían observado en la actitud de la dirección china hacia el revisionismo jruschovista, como por ejemplo en 1962 cuando buscaba la reconciliación y la unión con los revisionistas soviéticos en nombre de un pretendido frente común contra el imperialismo estadounidense. (…) O en 1964 cuando Chou En-lai, reanudando sus esfuerzos por reconciliarse con los soviéticos, fue a Moscú para saludar la llegada al poder del grupo de Brézhnev. (…) Estas fluctuaciones no eran casuales, reflejaban la ausencia de los principios y de la consecuencia revolucionaria. Cuando Richard Nixon fue invitado a China y la dirección china, con Mao Zedong a la cabeza, proclamó la política de aproximarse y unirse al imperialismo estadounidense, quedó patente que la línea y la política chinas estaban en completa oposición al marxismo-leninismo y al internacionalismo proletario. Después, comenzaron a ser más evidentes los objetivos chovinistas y hegemonistas de China. La dirección china empezó a oponerse más abiertamente a las luchas revolucionarias y de liberación de los pueblos, al proletariado mundial y al auténtico movimiento marxista-leninista. Desplegó la llamada teoría de los «tres mundos», que estaba esforzándose por imponer a todo el movimiento marxista-leninista como línea general. (…) Los actos antimarxistas de la dirección china, tanto en el interior como en el exterior, pasaron a ser más abiertos y evidentes. Todo esto obligó a nuestro partido, así como a todos los demás marxista-leninistas, a reconsiderar la línea del Partido Comunista de China, las concepciones políticas e ideológicas por las que se ha guiado, la actividad concreta y sus consecuencias. Debido a ello, vimos que el «Pensamiento Mao Zedong», que es el que ha guiado y guía al Partido Comunista de China, representa una peligrosa variante del revisionismo moderno, contra la cual es preciso desarrollar una lucha multilateral en el plano teórico y político». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
Para inicios de los 70, este tipo de cosas ya habían hecho que las relaciones entre China y Albania eran nulas, apenas manteniéndose relaciones diplomáticas y pocos formalismos más. Incluso los círculos reaccionarios registraron para la posteridad las grandes divergencias sino-albanesas en temas como el acercamiento sino-estadounidense, la Comunidad Económica Europea (CCE), el trato con los nuevos partidos marxista-leninistas, y otros temas candentes:
«Durante 1972, las posiciones de los dos cercanos aliados sobre su actitud hacia los Estados Unidos tendieron a distanciarles aún más. Paralelo a los divergentes puntos de vista sobre esta cuestión política fundamental, Pekín y Tirana empezaron a reaccionar de forma diferente ante algunos acontecimientos y políticas importantes en el escenario internacional: la crisis de Malta, la consolidación del Mercado Común, la Ostpolitik de Alemania Occidental y la reelección de Brandt, y el movimiento «marxista-leninista», para mencionar unos cuantos. Mientras los albaneses han demostrado un inflexible apego a la teoría revolucionaria, los chinos –en línea con su giro en las prioridades de política exterior– han demostrado una predilección por la Realpolitik: un cambio de la raison d’ideologue a la raison d’état. Muchos discursos e informes publicados recientemente por Tirana y Pekín atestiguan el hecho de que no existe completa unanimidad de puntos de vista sobre diversos desarrollos políticos internacionales de importancia». (Radio Europea Libre; El camino albanés, 21 de diciembre de 1972)
Enver Hoxha escribía en 1973 que la línea de los chinos era opuesta a la de los albaneses, que las relaciones eran puramente formales, diplomáticas:
«Respecto a los partidos comunistas marxista-leninistas y los grupos revolucionarios, los chinos actúan de la misma manera que los soviéticos. Tienen miedo al «descrédito», a perder la «buena reputación» que han adquirido entre la burguesía estadounidense y la mundial. Por eso los chinos no pueden estar de acuerdo con la línea marxista-leninista revolucionaria de nuestro partido. Tampoco están de acuerdo con nuestra política interior y exterior. Y lo manifiestan. Chou En-lai, Li Sien-nien y Mao Zedong han roto los contactos con nosotros, y los existentes son puramente formales, diplomáticos. (…) ¿Cómo podría estar de acuerdo China con nuestra política exterior, cuando concluye acuerdos con los Estados Unidos, con Japón, con Alemania Federal, con la España de Franco, en unos momentos en que nosotros no sólo no los establecemos, sino que desenmascaramos de continuo su política imperialista y fascista?». (Enver Hoxha; Las «avispas» burguesas recogen la miel del jardín de las «cien flores»; Reflexiones sobre China, Tomo II, 20 de abril de 1973)
A estas divergencias sino-albanesas, unas de ellas de la línea de la política interior, se le sumaban muchas otras divergencias que partían en que los marxista-leninistas albaneses no aceptaban varias de las teorías y prácticas de los revisionistas chinos concernientes a la política exterior. Poco a poco los albaneses se convencieron que estas desviaciones no eran ocasionales como hemos visto.
Esto ponía a los verdaderos marxista-leninistas en la tesitura de tener que hacer una evaluación de todos estos temas y de muchos de los anteriores: donde a la fuerza tenían que ir dándose cuenta de las aberraciones del revisionismo chino como ya empezaban a analizar el Partido del Trabajo de Albania (PTA) y otros partidos marxista-leninistas.
El Partido del Trabajo de Albania y su líder Enver Hoxha ya criticaron varias de estas desviaciones. He aquí un repaso histórico para los maoístas y filomaoístas quienes niegan tal evidencia histórica:
«En los años 60 a la llamada «Revolución Cultural» china, se le dedicaron fuertes críticas como muestra el informe de Enver Hoxha: «Algunas opiniones previas sobre la «revolución cultural proletaria» china», del Tomo IV de sus Obras Escogidas; esta obra consta precisamente de un informe de Enver Hoxha presentado ante el XVIIIº Pleno del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania el 14 de octubre de 1966 para estudiar y poner de preaviso al partido de los errores en la línea china y tomar precauciones para no cometer los mismos errores que los revisionistas chinos. (…) El «Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania» del 1 de noviembre de 1971 –donde se atacaba la visión china sobre el imperialismo estadounidense–; el «Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania» del 1 de noviembre de 1976 –donde se oponían a la visión china de la teoría de los «tres mundos» y la desviación de tomar a los países del «tercer mundo» como «fuerza motriz de la época» y otros conceptos pequeño burgueses–. Pese a la poca información que los albaneses podían obtener sobre la situación interna china –ya que los revisionistas chinos tenían su mejor baza en el desconocimiento para el resto de marxista-leninistas de sus congresos, documentos, obras de sus figuras y demás–, existen varias críticas de los albaneses no sólo a las posturas chinas en el ámbito internacional, sino también de cara al ámbito interno de China. (…) Finalmente la publicación en 1977 del Tomo V de obras de Mao Zedong, ayudaría en gran medida a clarificar para los albaneses el porqué de las posiciones de los chinos durante los últimos años, y entender que estos errores no eran coyunturales, producto del difícil contexto, de un proceso de aprendizaje o de simple desconocimiento, sino que eran posiciones arraigadas en un pensamiento que claramente revisaba todos y cada uno de los axiomas del marxismo-leninismo y tenía unas raíces claramente incompatibles con el marxismo-leninismo. Precisamente gran parte de la evolución de las críticas de los marxista-leninistas albaneses a los revisionistas chinos, quedaría registrado en la obra de Enver Hoxha: «El imperialismo y la revolución» de 1978 donde tiene un capítulo entero para exponer al teoría de los «tres mundos». Por otro lado la obra: «Reflexiones sobre China», publicada en 1979, obra de dos Tomos que contienen reflexiones del albanés: el primero sobre 1962-1972 y el segundo sobre 1972-1977 expondría toda la evolución de la política interna y externa china, incluida también la teoría de los «tres mundos». Estas reflexiones respecto a China, incluían tanto posiciones de la dirigencia china de cara al interior como al exterior, y aunque se nota el carácter casual, en caliente e «informal» de muchos de los análisis, debe ser considerado como una de las mayores fuentes para estudiar el revisionismo chino durante esos años. (…) Los marxistas-leninistas albaneses así pues, estaban extrayendo las últimas conclusiones respecto al revisionismo chino y su naturaleza real. El Comité Central del Partido del Trabajo de Albania enviaría sucesivas cartas al Comité Central del Partido Comunista de China: como la de 1962 –sobre el concepto oportunista de formar un frente antiimperialista con el revisionismo soviético–, la de 1964 –advirtiendo el error de presentar reivindicaciones territoriales en la lucha ideológica contra el revisionismo soviético–, la de 1971 –sobre la reconciliación del revisionismo chino con el imperialismo estadounidense– o la de 1978 –haciendo un resumen del desarrollo de las divergencias sino-albanesas y exponiendo los sabotajes económicos chinos desde inicio de los 70 a causa de la no aceptación de la política exterior china–. En todas estas cartas se ve como de modo camaraderil los albaneses van desbrozando el camino oportunista que los chinos estaban tomando, pero los revisionistas chinos jamás respondieron a las cartas y las críticas, y conforme a ello, y la continuación de políticas oportunistas, los marxista-leninistas fueron sacando conclusiones». (Introducción de Bitácora (M-L) al documento de Enver Hoxha; La teoría y la práctica de la revolución de 1977, 9 de mayo de 2014)
Aunque algunos marxista-leninistas cayeron preso de las trampas de los revisionistas chinos bajo su charlatanería y demagogia, llegó el momento en que despertaron. El tiempo, como siempre, hizo que los revisionistas se mostrasen tal y como son cuando el desarrollo político interno y externo les puso a prueba sucesivas veces, y así la palabrería de los chinos quedó evidenciada con su propia práctica antimarxista multitud de veces. Esto provocó primero los recelos de los marxista-leninistas del mundo sobre las teorías y prácticas chinas, y seguidamente cuando las voces de denuncias eran clamorosas y la actitud china de arrogancia y provocación, en vez de aclaración y autocrítica, se tipificó que estas desviaciones, junto al estudio de otras precedentes, constituían una desviación además consciente del marxismo-leninismo. Esto demuestra que los revisionistas no se pueden camuflar eternamente, tarde o temprano salen a la luz con una práctica cada vez más evidente, y sus palabras de fidelidad a los principios marxista-leninistas quedan en papel mojado.
El origen, desarrollo y esencia del revisionismo chino solo se pudo discernir con claridad a finales de los 70. Una de las causas de tan tardía exposición es el desconocimiento y la falta de información de muchos hechos –de hecho los revisionistas chinos intentaban ocultar esto al mundo alterando sus obras, reduciendo el número de delegaciones o negándose a participar en los eventos internacionales de los partidos marxista-leninistas para confrontar las divergencias, etc.–.
Pero tampoco podemos pasar por alto que hecho de que muchos partidos marxista-leninistas incluido el Partido del Trabajo de Albania tuvieron demasiada paciencia e hicieron demasiadas concesiones durante el proceso cuando ya conocían varios de estos hechos. En el caso de los marxista-leninistas soviéticos y albaneses, el hecho de haber detectado algunas desviaciones –aunque no todas– desde un inicio tan temprano, tendrían que haberles puesto en alerta y ser más cautos y duros –como luego fueron los albaneses en su etapa final cuando eran conscientes de muchas más cosas–. En general muchas figuras y partidos marxista-leninistas pecaron claramente de regalar en sus cartas y declaraciones de felicitaciones de cumpleaños y aniversarios hacia los revisionistas chinos epítetos de un carácter exaltado, exagerado y formal donde se daba una idea distorsionada del partido y la dirección china, lo que ayudaba a los revisionistas chinos en sus fines propagandísticos de país socialista e internacionalista, de partido marxista-leninista, y de Mao Zedong y sus actos como una gran figura marxista-leninista, cuando lo cierto era que muchas veces se colaboraba en esto por apariencia pública y formalismo, y en gran parte de las veces sin conocer –o al menos muy poco– la realidad que se decía exaltar. Los marxista-leninistas no se deben precipitar nunca y dejarse llevar regalando este tipo de epítetos, sobre todo al conocer ya ciertas desviaciones en una figura o partido, o al no tener la seguridad de elevar por los cielos lo que no se conoce, la propaganda y la historiografía ya ha tipificado dentro del comunismo a suficientes figuras, países y partidos históricos antimarxistas, los marxista-leninistas no debemos engordar la lista de falsos mitos, sino sopesar las cosas sabiendo donde se pisa. Los marxista-leninistas de la época deberían haber investigado más a fondo la historia del Partido Comunista de China (PCCh), sus actos recientes, y deberían haber valorado a sus figuras y a su país en su justa medida, jamás por encima, para luego arrepentirse de lo escrito o dicho. Estos errores –mezcla de seguidismo, formalismo, sentimentalismo, cobardía, etc.– fueron unos errores colectivos de todos los individuos y partidos marxista-leninista que costó muy caro a todo el movimiento marxista-leninista internacional, ya que dio alas y tiempo al revisionismo chino a consolidar su influencia e influenció gravemente a los partidos marxista-leninistas, e incluso como ya sabemos, su tardía exposición hizo que muchos partidos e muchos no pudieran superar esta herencia, y acabaran naufragando. ¡¡Que grandes beneficios hubiera tenido el movimiento marxista-leninista si el revisionismo chino hubiera sido investigado y expuesto desde los epítetos mencheviques, browderistas y pro estadounideses de Mao Zedong en los años 30!!
Si bien los primeros textos de los marxista-leninistas soviéticos o de la Komintern pueden servirnos para entender los inicios del revisionismo chino, pero en esta época el revisionismo chino no salió abiertamente con sus eslóganes ni sus actos más antimarxistas, digamos que era la época en que más se camuflaba, por su miedo a ser denunciado como el titoismo, como Mao Zedong confesaría en 1956 ante la delegación yugoslava en el VIIº Congreso del PCCh de 1956. Cuando el revisionismo chino empezó a mostrarse más abiertamente fue tras la muerte de Stalin en marzo del 1953, ahí los chinos se mostraron sin pudor tanto en su teoría como en sus actos.
Quienes mejor aprovecharon esto y realizaron un análisis completo y exacto del origen y evolución del revisionismo chino fueron los marxista-leninistas albaneses. Tanto en el inicio como en el final de la exposición del revisionismo chino a nivel mundial, los marxista-leninistas albaneses fueron los que más méritos cosecharon tanto por número de materiales como por su calidad. En especial hay que decir que las obras de Enver Hoxha fueron de una relevancia especial, fundamental, para desmontar al revisionismo chino a escala mundial:
«La publicación del libro: «El imperialismo y la revolución» de 1978, así como otras como: «Reflexiones sobre China» de 1979, estuvieron determinadas por la directa aparición en escena de una peligrosa variante de revisionismo, el revisionismo chino. (…) La publicación del libro: «El imperialismo y la revolución» tuvo un gran eco en la opinión pública mundial. Dicho libro se convirtió en objeto de cientos de comentarios y conoció de numerosas publicaciones en diversos países y variadas lenguas del mundo. Fue altamente apreciado por los auténticos marxista-leninistas de todos los continentes, por varias organizaciones y movimientos revolucionarios, especialmente en América Latina, África y Asia. Junto algunas otras obras del camarada Enver Hoxha y otros documentos de nuestro partido, el libro: «El imperialismo y la revolución» jugó un rol primordial, en tanto que base ideológica y teórica de la nueva diferenciación que se operó entre las filas del comunismo mundial y revolucionario tras la aparición abierta del revisionismo chino y su denuncia. Esta diferenciación condujo a la creación de nuevos partidos marxista-leninistas y a la purificación de las influencias negativas del maoísmo entre los ya existentes. A este respecto, el libro del camarada Enver Hoxha fue especialmente importante para disipar las ilusiones difundidas por los revisionistas chinos en torno al «pensamiento Mao Zedong», al que supuestamente denominaron el marxismo-leninismo de nuestro tiempo y la fase superior de su desarrollo». (Agim Popa; Obra de gran valor todavía actual para la causa de la clase obrera y de los pueblos amantes de la libertad; A ocasión del décimo aniversario de la publicación del libro del camarada Enver Hoxha «El imperialismo y la revolución», 1985)
Existen varios partidos como Reconstrucción Comunista (RC) o el Partido Comunista de Chile (Acción Proletaria) que se declaran críticos contra el maoísmo pero al cometer sus desviaciones y conciliar con las organizaciones maoísmo siguen perpetuando y justificando su revisionismo. Es un falso antimaoísmo. Ese es el típico caso que demuestra que uno no puede fiarse de lo que una persona o grupo diga de sí mismo, sino que hay que mirar lo que dicen sus acciones:
«¿Quién, excepto los burócratas incurables, puede fiarse sólo de documentos escritos? ¿Quién, excepto los ratones de biblioteca, no comprende que a los partidos y a los líderes hay que comprobarlos, ante todo, por sus hechos, y no sólo por sus palabras? La historia conoce a no pocos socialistas que suscribían complacidos cualquier resolución revolucionaria, con tal de zafarse de los críticos importunos. Pero esto no significa, ni mucho menos, que llevaran a la práctica estas resoluciones. La historia conoce, además, no pocos socialistas que exigían a voz en grito a los partidos obreros de otros países las acciones más revolucionarias que pueda haber. Pero esto no significa, ni mucho menos, que no cediesen en su partido o en su país ante sus oportunistas, ante su burguesía. ¿No nos enseñó por esto Lenin a comprobar los partidos revolucionarios, las tendencias, a los líderes, no por sus declaraciones y resoluciones, sino por sus hechos?». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre algunas cuestiones de la historia del bolchevismo, 1931)
Como explicamos en su momento, esta prueba de verificación es lo que el tiempo y el desarrollo dialéctico impone a los oportunistas, y lo quieran o no es inevitable:
«Para fortuna nuestra, el transcurrir histórico destapa las carencias de los revisionistas poco a poco viendo como exige el método marxista-leninista del conocimiento de la verdad, que la teoría llevada a la práctica es donde se comprueba si realmente las teorías de los supuestos «marxista-leninistas» son ciertas, por ello el tiempo y la actividad práctica de los revisionistas van dando muestras y pruebas evidentes a las masas de su propia falsedad e inconsistencia». (Equipo de Bitácora (M-L); Diferencias entre unidad entre marxista-leninistas y la unión ecléctica de pretendidos o simpatizantes de dicha doctrina, 2013)
¿Y qué nos enseñan los clásicos del marxismo-leninismo sobre la unidad? Primero crear un partido que asegure la unidad ideológica marxista-leninista en oposición a las corrientes antimarxistas:
«Como hemos dicho, la unidad ideológica de los socialdemócratas [así se llamaban los marxistas revolucionarios, hasta que tras la Primera Guerra Mundial se autodenominaron comunistas, para diferenciarse de la socialdemocracia de la II Internacional – Anotación de Bitácora (M-L)] rusos está aún por crear, y para ello es, en nuestra opinión, necesario tener una discusión abierta y global de las cuestiones fundamentales de principios y tácticas planteadas por los «economistas», bernsteinianos y «críticos» de hoy en día. Antes de que podamos unir, y con el fin de que podamos unirnos, debemos en primer lugar, trazar líneas firmes y definidas de demarcación. De lo contrario, nuestra unidad será puramente ficticia, la cual ocultará la confusión reinante, por ello es necesario aglutinarnos para su eliminación radical. Es comprensible, por tanto, que no tenemos la intención de hacer nuestra publicación un mero almacén de diversos puntos de vista. Por el contrario, vamos a llevar a cabo esta labor en el espíritu de la tendencia estrictamente definida anteriormente. Esta tendencia puede ser expresada por la palabra marxismo, y no hace falta añadir que defendemos el desarrollo coherente de las ideas de Marx y Engels y enfáticamente rechazamos las equivocadas, imprecisas, y oportunistas «correcciones» que Eduard Bernstein, Peter Struve, y muchos otros han puesto de moda». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Declaración del Consejo de Redacción de Iskra, 1900)
Por tanto:
«¡La unidad es una gran cosa y una gran consigna! Pero la clase obrera necesita la unidad de los marxistas y no la unidad de los marxistas con los enemigos y los falseadores del marxismo». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Unidad, 1914)
Resulta de esto, que la unidad entre los miembros de un partido comunista sólo será factible pues, en base a una unión ideológica basada en el marxismo-leninismo y en la lucha para defender su ideales contra distorsionadores de todo pelaje, lucha que debe aplicarse sin piedad rechazando las ofertas de unidad del revisionismo y el cese de la polémica, ¿leen bien?:
«La experiencia muestra que solo sobre la base de una lucha sin piedad contra el oportunismo y revisionismo de toda huella es posible preservar, fortalecer y continuar temblando la unidad marxista-leninista. Desde esta concepción, los «argumentos» de aquellos que quieren sofocar y extinguir la lucha contra el oportunismo y el revisionismo bajo el pretexto de «evitar polémicas» y preservar la «unidad» carecen de fundamento; de hecho, son centristas, antimarxistas y estafadores. El Partido del Trabajo de Albania y los demás partidos marxista-leninistas hermanos rechazan firmemente tales intentos. Ellos han librado y están librando una lucha de principios sin compromisos contra todos aquellos que han traicionado el marxismo-leninismo y dividen así la unidad revolucionaria, sean soviéticos, yugoslavos, italianos, franceses, españoles, chinos u otros». (Agim Popa; Los partidos marxista-leninistas; la fuerza motriz del movimiento revolucionario actual, 1978)
¿Cómo reaccionan los revisionistas ante tal principio marxista-leninista de mantener la unidad dentro y fuera del partido sin piedad hacia el revisionismo?
«Pero, ¿cuál es la actitud que mantienen con respecto a esta cuestión los revisionistas modernos? Ellos no solamente han renunciado a la lucha contra los escisionistas del movimiento obrero, los cabecillas derechistas socialdemócratas, sino que además están por la unidad «a toda costa» y «a cualquier precio» con estos escisionistas y traidores. Los revisionistas se lanzan asimismo contra todos los que combaten a los cabecillas derechistas socialdemócratas y desenmascaran su traición considerando esta lucha como actitud «sectaria» y «dogmática», como «insultos», «ofensas» y «ataques dañinos», etc. (…) Independientemente de las consignas demagógicas que emplean para engañar a las masas, los revisionistas modernos están, en efecto, no sólo por la «unidad a toda costa» con los socialdemócratas, incluyendo también a sus cabecillas traidores, sino que han ido más lejos al expresarse por la unidad y la colaboración con aquéllos «sobre cualquier base». (Enver Hoxha; Los revisionistas modernos en el camino de la degeneración socialdemócrata y su fusión con la socialdemocracia, 1964)
¿Cuál es la actitud de los revisionistas en cuanto a la cuestión de establecer las bases ideológicas para constatar la adhesión al marxismo-leninismo que garantice la unidad a nivel de partido primero, y a nivel de relaciones internacionales, segundo? Evitar la polémica sobre los principios ideológicos:
«Los maoístas y sus abogados revisionistas desean evitar la polémica y luchan por conseguirlo. La polémica marxista-leninista siempre ha atemorizado a los revisionistas, tanto a los jruschovistas como a los maoístas. Precisamente en su última carta, en la que nos atacan, los revisionistas maoístas dicen que «no les responderemos, porque no queremos polemizar». No hemos polemizado, lo único que hemos hecho ha sido decir abiertamente lo que pensábamos. Los chinos y sus abogados hubieran querido que no expresásemos nuestros puntos de vista, esto es, que los maoístas expresaran, los suyos y nosotros los aprobáramos si chistar como verdades universales. ¡¡Muy sutiles!!». (Enver Hoxha; El «abogado» charlatán de la podrida línea china; Reflexiones sobre China, Tomo II, 14 de febrero de 1977)
Esta es su reacción, ya que:
«Es sabido que el objetivo del revisionismo moderno es asegurar su unidad en la diversidad, para liquidar la unidad de los marxista-leninistas». (Enver Hoxha; Las manifestaciones de los partidos marxista-leninistas y la actitud de China; Reflexiones sobre China, Tomo II, 28 de abril de 1977)
¿Hay cabida para las vacilaciones, la colaboración, las sonrisas y buenas palabras con el revisionismo? No, de hecho hay que hostigar a quienes tituben contra la lucha del revisionismo, sepan de paso, que no combatir al revisionismo –en la teoría y la práctica– presupone el facilitar que un individuo –a título individual– y un partido –a nivel colectivo– caiga conscientemente o inconscientemente en las desviaciones de dicha corriente:
«La lucha heroica y consecuente de los marxistas-leninistas arrancará muchas máscaras. Si no es hoy, en un futuro próximo serán indudablemente desenmascaradas las maquinaciones de quienes quieren jugar el papel de centristas –alusión al Partido Comunista de Rumanía, al Partido Comunista del Japón y al Partido del Trabajo de Corea–, de quienes de palabra defienden los principios, pero de hecho los deforman al socaire de la «independencia», de las «condiciones específicas», y todo para disimular su alejamiento progresivo del marxismo-leninismo y de la unidad internacionalista de los marxista-leninistas en el mundo. Es necesario que los marxistas-leninistas refuercen su unidad sin prestar atención a las calumnias y las consideraciones de los revisionistas. Respecto a las formas de organización que debe tomar esta unidad, es preciso meditarlas y concretarlas. (…) Es necesario que todos los comunistas revolucionarios, todos los partidos marxistas-leninistas auténticos superen con coraje y sin vacilación y eliminen definitivamente todos los obstáculos que los revisionistas modernos han puesto en nuestro camino hacia la unidad marxista-leninista». (Enver Hoxha; El golpe fascista en Indonesia y las enseñanzas que extraen de el los comunistas, 11 de mayo de 1966)
Por tanto para los marxista-leninistas queda claro que:
«Nuestro partido piensa que la polémica pública es indispensable, es una escuela para todos los comunistas, ya que les ayuda a distinguir la verdad de la mentira. Los revisionistas estarían encantados si se hablara de ellos de forma general, si no se les golpeara abiertamente y si no se llamara a las cosas por su verdadero nombre. Pero el revisionismo y la traición no son sombras, sino una realidad viva, están socavando el socialismo y la lucha de los pueblos. Por tanto, se debe combatir esta realidad y no su sombra, si es que los marxistas no desean caer en posiciones quijotescas. Nuestro partido sostiene que en ningún caso se debe permitir que los revisionistas jruschovistas aprovechen una situación de tranquilidad para consolidar sus posiciones y para continuar sin obstáculos su obra traidora. Debilitar, por poco que sea, la lucha contra el revisionismo moderno, con el pretexto que sea, significa alejarse de los principios. Y los principios no se pueden ni se deben sacrificar jamás a cambio de intereses y beneficios momentáneos, de carácter económico o de cualquier otro carácter. Nuestro partido opina que la situación es de tal naturaleza que ningún partido ni persona que se llame comunista o revolucionario, puede permanecer indiferente, esperando el ataque revisionista y limitándose exclusivamente a saludar la lucha que los demás libran contra el revisionismo. El tiempo no espera. Los marxista-leninistas deben estar a la ofensiva y no a la defensiva, al ataque y no en retirada. No han temido ni temen a los revisionistas, a sus amenazas ni a sus presiones. El temor es ajeno a los marxista-leninistas, tanto en la lucha contra el imperialismo como en la lucha contra el revisionismo. Sólo los revisionistas le tienen miedo al imperialismo y al marxismo-leninismo. Tener miedo a los revisionistas significa temer aún más al imperialismo y no confiar en la fuerza ni en el triunfo del marxismo-leninismo. (…) En la lucha contra el revisionismo moderno, al igual que frente a todos los demás problemas, la única posición correcta es la posición de principios. Con los principios no se puede traficar, cuando se trata de la defensa de los principios no hay que detenerse a mitad del camino, no hay que mantener jamás una actitud vacilante y oportunista». (Enver Hoxha; Informe en el Vº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1966)
Como a estas alturas conocerá cualquiera que haya estudiado algo la obra teórica y sobre todo práctica de Mao Zedong, una de las características del revisionismo chino fue su eclecticismo teórico-práctico:
«El «pensamiento Mao Zedong» es una amalgama de concepciones que mezcla ideas y tesis tomadas de prestado del marxismo con otros principias filosóficos, idealistas, pragmáticos y revisionistas. (…) Cuando se habla del «pensamiento Mao Zedong», es difícil definir una línea única y clara del mismo, porque, como decíamos al principio, es una amalgama de ideologías, comenzando por el anarquismo, el trotskismo, el revisionismo moderno titoista, jruschovista, «eurocomunista», y acabando por el empleo de algunas frases marxistas. En toda esta amalgama, un lugar de honor ocupan las viejas ideas de Confucio, de Mencio y de los otros filósofos chinos, los cuales han influido directamente en la formación de las ideas de Mao Zedong, en su desarrollo cultural y teórico. Incluso algunos aspectos de las concepciones de Mao Zedong, que aparecen bajo la forma de un marxismo-leninismo desnaturalizado, llevan el sello y presentan las particularidades de un cierto «asio-comunismo» con fuertes dosis nacionalistas, xenófobas y hasta religiosas, budistas, que cualquier día se opondrán abiertamente al marxismo-leninismo». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
Son conocidos los variados intentos de los revisionistas de hacer pasar el maoísmo como marxismo-leninismo a fin de neutralizar este último:
«Las citas de Mao estarán al orden del día, porque son pensamientos de un dirigente oportunista, pseudocomunista, pragmático, soñador e idealista. Los puntos de vista de Mao han sido bautizados «pensamiento Mao Zedong», y la propaganda china, de forma intencionada, creó la fórmula «marxismo-leninismo igual a pensamiento Mao Zedong». Estamos ante una fórmula antimarxista, tanto en lo teórico como en lo práctico, porque el «pensamiento Mao Zedong» no sólo no es el marxismo- leninismo, sino que además está en oposición a él en muchas cuestiones teóricas fundamentales y en su aplicación práctica. ¿Por qué se hacía esto? Se hacía para combatir el marxismo-leninismo como teoría y práctica revolucionaria, para conservarlo como una fórmula muerta, a imagen y semejanza de lo que hacen los revisionistas modernos. En su lugar, los chinos sacaron el «pensamiento Mao Zedong», que es una teoría y una práctica no revolucionaria. Esta forma de actuar es antimarxista, contrarrevolucionaria y revisionista. (…) La derecha conservará el «pensamiento Mao Zedong» para propagar el anticomunismo por el mundo». (Enver Hoxha; Una dirección inestable; Reflexiones sobre China, Tomo II, 6 de diciembre de 1976)
¿En especial, que supuso la corriente del revisionismo chino, una corriente tan camaleónica y ecléctica para la unidad de los marxista-leninistas? Un duro trabajo, por ser una doctrina que lo mismo utilizaba unas frases disfrazadas de marxismo que unas frases que sonaban a anarquismo, lo que le viniera bien:
«Mao Zedong y el «maoísmo» se han convertido en uno de los obstáculos más serios para la unidad del proletariado mundial y de los nuevos partidos comunistas y obreros marxista-leninistas. Por eso, a este nuevo mal camuflado es preciso oponerle en toda la línea nuestra infalible teoría, el marxismo-leninismo». (Enver Hoxha; El «Pensamiento Mao Zedong»; Reflexiones sobre China, Tomo II, 28 de mayo de 1976)
Otro ejemplo:
«El «Pensamiento Mao Zedong» es contrarrevolucionario, esquirol, ha asumido la tarea de escindir el movimiento revolucionario marxista-leninista que apareció y se consolidó en la lucha contra el moderno revisionismo jruschovista y los otros partidos revisionistas, y trabaja activamente por conseguirlo. Las divergencias entre los jruschovistas y los maoístas no son de principios; ambas corrientes son antimarxistas, revisionistas. Las divergencias que tienen su raíz en estos puntos de vista, se basan en las rivalidades entre dos grandes potencias imperialistas, una formada y la otra en ascenso. De la misma forma que desenmascaramos a los revisionistas jruschovistas, debemos desenmascarar a los maoístas». (Enver Hoxha; La teoría del «tercer mundo» ignora la lucha de clases; Reflexiones sobre China: Tomo II, 26 de enero de 1976)
De hecho los marxista-leninistas registraron que se enfrentaron con varios casos de personas que en base al subjetivismo o el sentimentalismo les costaba enormemente deshacerse de los mitos creados por el revisionismo chino y su propaganda:
«Llegamos a la conclusión de que entre algunos partidos comunistas, marxista-leninistas, de los países latinoamericanos, existen algunos problemas actuales sobre el comunismo internacional, en particular respecto a la desviación de los revisionistas chinos. (…) Condenan toda la actividad política, económica y militar de la China actual y sobre todo la teoría de los «tres mundos». Respecto a esta teoría, así como otros problemas, pero especialmente en esto, estos partidos están de acuerdo totalmente con nuestro partido. (…) Así que podemos decir que la lucha en contra de esta teoría hasta cierto punto ha sido bien comprendida y se está luchando contra esta teoría. Sin embargo, estos partidos no profundizan, o no tienen suficientes datos para profundizar más y para encontrar el verdadero origen de esta desviación antimarxista del Partido Comunista de China, por lo tanto, creen que la traición del periodo actual ha caído como un rayo, que nació de repente un día y no deriva de ninguna fuente anterior». (Enver Hoxha; Sobre cómo sopesan los partidos comunistas de América Latina los errores y culpabilidad de Mao Zedong, 29 de septiembre de 1978)
a) Por ejemplo los que condenan los encuentros con Nixon y Kissinguer, pero no entienden las razones que llevaron a ellos, ni las declaraciones, comunicados y consecuencias prácticas de ellos:
«Los líderes de varios partidos de América Latina reconocen algunos errores de Mao Zedong, pero de forma superficial y no profundizan en el origen de ellos. Por ejemplo dicen que Mao Zedong cometió un error al recibir a Nixon de un modo cortés, pero no encuentran en este encuentro el hecho de que se profundizó el cambio de estrategia de Nixon o que impulsó con mayor fuerza la estrategia de Mao y el Partido Comunista de China de acercamiento al imperialismo estadounidense». (Enver Hoxha; Sobre cómo sopesan los partidos comunistas de América Latina los errores y culpabilidad de Mao Zedong, 29 de septiembre de 1978)
b) Los que condenan el tercermundismo y el apoyo a organismos del «segundo mundo» como la Comunidad Económica Europea (CEE) o la OTAN, pero no entienden que esa fue la teoría y política practicada en vida por Mao:
«Con respecto al tercer mundo» y la alianza con este mundo con el «segundo mundo», los líderes de varios partidos de América Latina no tienen la suficiente perspicacia para ver que ha sido Mao quién ha predicado esta teoría, y dicen que fue Deng Xiaoping. Si admitimos que Mao cometió un error al acoger a Nixon pero no reflexionamos sobre las razones por las que le recibió, ni de los eventos y resultados que trajeron esos encuentros, entonces podemos decir que la teoría de los «tres mundos» corresponde a otros y no a Mao. Pero de hecho, esta teoría es de Mao, no sólo porque ha predicado esta teoría y esta alianza, sino porque la expectativa de Nixon y el acuerdo alcanzado con los Estados Unidos son la evidencia de que esta era la teoría de Mao Zedong». (Enver Hoxha; Sobre cómo sopesan los partidos comunistas de América Latina los errores y culpabilidad de Mao Zedong, 29 de septiembre de 1978)
c) Los que condenan la constante lucha fraccional en el partido revisionista chino, pero no entiende las teorías de Mao que permitieron y dieron pie no solamente a ese liberalismo y pluralismo dentro del partido, sino también la cuestión cultural o la cuestión de le negación del rol del partido comunista en la sociedad:
«Otra cuestión: los dirigentes de estos partidos condenan la existencia de las «dos líneas» en el Partido Comunista de China. Pero antes de que se condene la existencia de estas dos líneas en el partido entonces deberían, analizar a fondo esta cuestión y rastrear las raíces de lo que significa dejar dos líneas en el partido. Pero la cuestión aquí no es sólo las llamadas «dos líneas». Aquí hay muchos interrogantes, las «muchas flores», y «muchas escuelas» que Mao Zedong predicó que tenían que florecer. Es el tema del pluralismo de partidos y la igualdad de derechos de los partidos burgueses respecto al partido comunista en el poder, después de la liberación China, etc». (Enver Hoxha; Sobre cómo sopesan los partidos comunistas de América Latina los errores y culpabilidad de Mao Zedong, 29 de septiembre de 1978)
d) Los que reconocen los errores de Mao en cuanto a la construcción del partido, en cuanto a nombrar a los sucesores, pero eso no les hace reflexionar:
«Algunos camaradas de partidos de América Latina dicen que Mao Zedong hizo mal al nombrar a Lin Piao como su sucesor y tipificarlo en los estatutos del partido. Es decir, saben que esto fue un error teórico y organizativo, que no cumple la democracia proletaria de un partido comunista. (…) Precisamente esto debe hacer profundizar a algunos partidos marxista-leninistas de América Latina y no sólo contentarse con decir que fue un error». (Enver Hoxha; Sobre cómo sopesan los partidos comunistas de América Latina los errores y culpabilidad de Mao Zedong, 29 de septiembre de 1978)
Entonces visto lo visto. ¿Qué decían los marxista-leninistas entonces sobre el maoísmo? ¿Era una cuestión baladí?:
«Hoy en día, la cuestión de la lucha contra el Pensamiento Mao Zedong es una labor de primer orden para nuestro partido en la lucha por la defensa del marxismo-leninismo contra el revisionismo moderno en nuestro partido, y en nuestra opinión para todo el movimiento comunista mundial. (…) Sin la lucha decidida contra el Pensamiento Mao Zedong en realidad no puede haber una lucha victoriosa contra el revisionismo moderno, la unidad del movimiento comunista internacional sobre la base del marxismo-leninismo y el internacionalismo proletario no puede forjarse si se renuncia a una lucha contra el Pensamiento Mao Zedong, no puede ser una unidad sólida e indestructible como requiere la lucha común contra el imperialismo, las dos superpotencias, el capitalismo, la reacción y el revisionismo». (Ernst Aust; Informe en el IVº Congreso del Partido Comunista Alemán/Marxista-Leninista; Recopilación de citas de Ernst Aust sobre la cuestión alemana y sobre el revisionismo alemán, diciembre de 1978)
Es más, concretemos un poco. Por aquel entonces existía el Partido Comunista de España (marxista-leninista) de la memorable Elena Ódena. ¿Que recomendaba Enver Hoxha a los marxista-leninistas españoles respecto a los partidos revisionistas chinos? ¡Que con aquellos partidos revisionistas chinos –que por aquel entonces hacían una gran apología del tercermundismo–, lejos de formar un frente con ellos, debían oponerse a ellos!:
«Otra cuestión es la creación del frente en contra de la burguesía capitalista, contra el imperialismo estadounidense, contra el socialimperialismo soviético, contra el partido revisionista de Carrillo-Ibárruri, contra cualquier partido revisionista pro-chino, y contra cualquier otro de los partidos del capital». (Enver Hoxha; Sobre la situación en España, 2 de diciembre de 1977)
Por ello debemos persistir en tener paciencia con los que aún tienen reminiscencias con esta corriente, sin que ello suponga relajar la lucha contra el mismo, fustigando cualquier defensa infantil y sentimental del maoísmo:
«Sabemos que todavía hoy muchos camaradas, por ejemplo Kabd –que condenó la teoría de los tres mundos como revisionista, y la actual política de China como socialchovinista– que les es difícil quitarse de encima las ideas de Mao Zedong. Y debemos reconocer que hemos ayudado más o menos a bastante gente que todavía hoy día sigue a Mao Zedong como los adoradores del nuevo Buda. (…) Estamos seguros que, las personas que tienen dudas hoy considerando a Mao Zedong como «marxista-leninista», llegará bajo un análisis minucioso de los hechos –no sólo sus escritos, sino también de la realidad China– a los mismos resultados que nosotros. El único argumento de los defensores de Mao Zedong sigue siendo prácticamente: él no conocía nada, él estaba prácticamente prisionero, él siempre estaba con sus puntos de vista en minoría, el desarrollo de China se ha llevado a cabo en contra de su voluntad etc., y así sucesivamente. Esta argumentación es infantil y frívola». (Ernst Aust; Informe en el IVº Congreso del Partido Comunista Alemán/Marxista-Leninista, diciembre de 1978)
¿Que enseña la historia del movimiento marxista-leninista internacional sobre la vacilación, el sentimentalismo y demás lacras hacia las reminiscencias o corrientes revisionistas? ¿Qué significa en especial la condescendencia con el maoísmo? Que efectivamente esos individuos y partidos degeneraron tarde o temprano:
«Así, desde la década de los 60, cuando comenzaron a surgir los nuevos partidos marxista-leninistas, se han producido dentro de muchos de esos partidos intentos de fracción y división, basados en general en desviaciones y posiciones oportunistas y revisionistas, encubiertas con posiciones izquierdistas o derechistas, incluso socialdemócratas; pero por lo general, el trotskismo no ha desempeñado, por lo menos en Europa, un papel importante. Sí lo ha desempeñado el maoísmo en todas sus variantes, el eurocomunismo, y el revisionismo prosoviético –baste recordar como casos extremos los desaparecidos Partido Comunista de Italia (marxista-leninista), que dirigía Dinucci, y el Partido Comunista Francés Marxista-Leninista de Jurquet, en tanto que partidos marxista-leninistas–». (Elena Ódena; El internacionalismo proletario y el trotskismo, 8 de noviembre de 1984)
¿Que decía Enver Hoxha entonces sobre la actitud a tomar sobre el revisionismo chino, era permisible permitirse el lujo de vacilar aunque sea un poco hacia sus representantes?
«No debemos alimentar ninguna ilusión acerca de que los revisionistas chinos puedan corregirse, ni debemos tener la menor vacilación en lo que se refiere a nuestra actitud hacia ellos». (Enver Hoxha; El «padre» y sus «hijos» bastardos; Reflexiones sobre China, Tomo II, 1 de agosto de 1977)
Finalizando, recordemos para los más duros revisionistas maoístas, lo que significa la lucha contra el revisionismo:
«La lucha entre el marxismo-leninismo y el revisionismo es una manifestación de la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía, entre el socialismo y el capitalismo. En esta lucha no puede haber una línea intermedia. La línea del «término medio», como ha demostrado durante largos años la experiencia histórica, es la línea de la conciliación de los contrarios, que jamás pueden conciliarse, es una posición inestable y momentánea. La línea intermedia no puede servir ni siquiera para enmascarar la desviación de los principios marxista-leninistas, puesto que la lucha contra el revisionismo, si no se inspira en motivos ideológicos, sino únicamente en ciertas contradicciones económicas o políticas, sobre bases nacionalistas y chovinistas, es un bluff y no llegará muy lejos. Quién se atiene a esta línea en su actitud hacia los renegados del marxismo-leninismo, tarde o temprano, corre el peligro de caer, él mismo, en las posiciones de éstos». (Enver Hoxha; Informe en el Vº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1966)
Por tanto, por mucho que grupos como Reconstrucción Comunista (RC) lleven en su simbología a figuras como Marx, Engels, Lenin, Stalin, Hoxha en realidad están pisoteando su obra y legado, ya que al aceptar juntarse con diferentes corrientes del revisionismo chino, ayudan a difundir la distorsión, violación y denigración de los principios del marxismo-leninismo que estas figuras inauguraron. Tampoco uno se puede autodenominar defensor de una figura marxista-leninista como Stalin, cuando se concilia con el maoísmo, que ha sido y sigue siendo una de las corrientes del revisionismo moderno que más le ha atacado, cuando el propio Mao Zedong tuvo abiertamente encontronazos y dedicó gran parte de su vida a alimentar el mito antistalinista. Tampoco nadie se puede autodenominar defensor del legado de Enver Hoxha, el principal desenmascarador del maoísmo en su época, quién observó y denunció la evolución de Mao Zedong, cuando contraes alianzas con partidos y corrientes maoístas a nivel nacional e internacional. ¡¡¡No se puede defender el marxismo-leninismo ni a sus figuras sin estar en contra de Mao, el maoísmo y todas sus expresiones!!!
Después de la captura de la mayoría de partidos marxista-leninista por el revisionismo soviético, y a partir de ahí las variantes que se fueron creando en base al triunfo de los jruschovistas, los marxista-leninistas tuvieron como deber separarse de estos partidos carcomidos por el oportunismo. El maoísmo fue el arma preferida de la burguesía por aquellos años para causar teorías fraccionalistas y liquidacionistas en el partido, o para crear teorías pequeño burguesas en el terreno militar, cuando no mero aventurerismo en la cuestión de la lucha armada y la toma de poder:
Estos que nacían tuvieron grandes dificultades para consolidarse como partidos verdaderos marxista-leninistas debido a que como ya hemos explicado, el revisionismo chino como corriente no fue expuesto en su plenitud hasta finales de los años 70, lo que hizo que dañara seriamente la médula de la estructura de muchos partidos hasta que se dieron cuenta:
«El «pensamiento Mao Zedong» ha creado una gran confusión en las filas del proletariado chino y del proletariado mundial». (Enver Hoxha; El «Pensamiento Mao Zedong»; Reflexiones sobre China, Tomo II, 28 de mayo de 1976)
Un ejemplo de un partido que sufrió el proceso de inoculación de teorías, concepciones y métodos maoístas hasta su rectificación fue el Partido Comunista de Colombia (Marxista-Leninista) (PC de C-ML). Su historia demuestra como arrastró todo tipo de desviaciones, y como los verdaderos marxista-leninistas lucharon contra las tendencias maoístas porque estaban viendo sus nefastas consecuencias en la praxis, lucha llevada a cabo incluso antes de que el maoísmo fuera destapado oficialmente a nivel global, lo que le honra a los camaradas colombianos de aquel entonces:
«Por supuesto viendo lo que vemos desde su fundación el partido padeció el defecto de caer en la influencia del revisionismo chino: sufrió un enfoque maoísta desde sus inicios que afectó a su programa social, militar, a la estructura de partido, concepciones que en algunos periodos se limitaron o eliminar pero que en otras se impusieron hasta nada más y nada menos que finales de los 80. Se apoyo en tesis y conceptos maoístas como la «nueva democracia», la «guerra popular prolongada» o la «lucha de dos líneas» que pueden ser vistos en el IIIº Pleno del Comité Central de 1967. De hecho en esa época y hasta los 80, en el PC de C-ML quién o quién menos se consideraba admirador de Mao Zedong cuando no directamente maoísta. Esto duró nada más y nada menos que hasta el XIº Congreso del PC de C-ML de 1980. (…) Se ve entonces que hasta los años 80 el PC de C-ML no se desligó de dos corrientes abiertamente revisionistas como son el castro-guevarismo y el maoísmo, lo que no podía dejar de influir en una serie de cuadros que fueron formados durante décadas en base a formulaciones erradas. Creer que un partido puede echar a andar, esgrimir una línea correcta en lo nacional e internacional con estas dos desviaciones a sus espaldas, es igual de necio que creer que el PCC era un partido revolucionario y marxista-leninista cuando en los 40 y 50 llevaba a sus espaldas el virus del browderismo y el jruschovismo, así que fuera de sentimentalismos, en estos casos es necesario rescatar sus aciertos –que puede que superen a sus errores– pero no negar que bajo la estela de estos lineamientos e influencias hubo –como no podía ser de otra forma– graves distorsiones de los principios marxista-leninistas. (…) En el lapso de las décadas de los 70 y sobre todo 80 cayeron varios de los cuadros que parecían mejor preparados y que mejor habían entendido el marxismo-leninismo incluyendo la nociva influencia del guevarismo y el maoísmo en los inicios del PC de C-ML y el EPL, hablamos del caso de Libardo Mora Toro, Oscar William Calvo, Ernesto Rojas, etc». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)
Eso no evitó que EL PC de C-ML degenerara aunque no netamente bajo desviaciones maoístas sino socialdemócratas, con un marcado carácter a favor del revisionismo cubano en cuanto a relaciones internacionales, lo que vuelve a demostrar que la lucha contra el revisionismo debe llevarse contra todas las corrientes, no contra unas cuantas.
Camino similar fue el seguido por el Partido Comunista de España (marxista-leninista):
«En España si bien es cierto que el Partido Comunista de España (marxista-leninista) nació como tantos otros nuevos partidos marxista-leninistas con la carga del maoísmo todavía no destapado a nivel internacional –suponiendo para él la fuente de gran parte de los errores–: adopción de la Guerra Popular Prolongada, dogmatismo al no apreciar la posibilidad de que la burguesía se reciclase del fascismo a la democracia burguesa, etc. Para inicios de los 70 el PCE (m-l) ya se había distanciado de forma crítica con Pekín, a diferencia del Partido Comunista de España (reconstituido) que pretendía ocupar su lugar. Durante la disputa sino-albanesa el PCE (m-l) se posicionó con Albania. Nosotros somos los primeros que pensamos que fue un grave error para el PCE (m-l) haberse fundado bajo conceptos e ideas maoístas, y no haber roto relaciones y denunciado abiertamente a China cuando recibía a Carrillo como aliado en 1970 y cuando en 1973 restableció relaciones con Franco, prefiriendo alejarse en silencio». (Equipo de Bitácora (M-L); Sobre la adquisición de las obras de Elena Ódena y unas reflexiones sobre el actual PCE (m-l), 4 de marzo de 2016)
Pero tras la muerte de Elena Ódena que era la figura más formada del PCE (m-l) el partido fue languideciendo bajo la dirección absoluta de Raúl Marco, que rehabilitó el revisionismo cubano y basó su política en un republicanismo pequeño burgués. A finales de los 80 el partido se dividió entre dos fracciones degeneradas, la que ganó liquidó el partido, la otra refundó el PCE (m-l) en 2006 castrando todo el eje de su historia revolucionaria en la cual apoya desde SYRIZA, Cuba, Corea del Norte, alianzas con los brezhenvistas del PCPE, los maoístas de Unión Proletaria y una larga lista de traiciones. ¡¡¡Hace poco el nuevo PCE (m-l) del renegado Raúl Marco llegó a decir China alguna vez hubo socialismo reivindicando la época maoísta!!!:
«El papel de Estados como China o Rusia que en su día encabezaron procesos de construcción del socialismo». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº87, El papel de los comunistas para superar la confusión en la izquierda, 2015)
Con razón el actual PCE (m-l) no ha publicado ni un solo documento de la época en que el partido realizó una autocrítica maoísta entre 1978 y 1979. Se arrepienten de su crítica al maoísmo, porque ven en sus esquemas un modelo a seguir como Carrillo en su día.
En general, como estamos comprobando con este breve repaso y análisis histórico, los defectos aparecidos en los nuevos partidos comunistas marxista-leninistas, provenían de albergar en su seno a miembros que habían estado acostumbrados a trabajar anteriormente en partidos revisionistas junto a las viejas desviaciones provenientes del revisionismo estadounidense de tipo browderista, del revisionismo soviético jruschovista-brézhnevista, del revisionismo chino maoísta y demás:
«En la actualidad existen dificultades y peligros para los nuevos partidos marxista-leninistas que emergieron después década de los 60, y especialmente que fueron creados bajo la influencia de la Revolución Cultural china. En algunos de estos nuevos partidos marxista-leninistas, especialmente en ciertos países de Europa y Latinoamérica, su aparición en escena, la organización y unidad entre sus filas fue hecha no por sanos elementos de la clase obrera, sino por elementos aislados, quienes tenían una débil experiencia, antimarxista, de trabajo reformista de los partidos revisionistas». (Enver Hoxha; El movimiento marxista-leninista y la crisis mundial del capitalismo, 1979)
¿Qué ocurrió cuando se empezó a destapar al maoísmo a mediados y finales de los 70 en estos nuevos partidos?
1) Algunos partidos como el Partido Comunista de Italia (marxista-leninista) de Dinucci o el Partido Comunista Francés Marxista-Leninista de Jurquet, estaban plagados de líderes oportunistas en la dirección de este tipo, a la denuncia internacional del maoísmo se adhirieron a las posiciones de Pekín por mero oportunismo, miedo y/o seguidismo. Estos partidos al seguir a una corriente ecléctica y pragmática por las razones que tuviera cada uno, se metieron en un cenagal, ya que en lo sucesivo el cambio de políticas de la dirección china o simplemente el descaro de sus políticas –del todo incompatibles con una apariencia mínimamente revolucionaria–, hacía que fomentara las riñas en las ya de por sí variadas facciones internas de cada partido;
2) Muchos otros partidos en cambio se sumaron a la denuncia en coro del revisionismo chino por la evidencia de las pruebas históricas y presentes del revisionismo chino, pero negaron en cambio otra evidencia histórica: que el revisionismo chino había penetrado en su propio partido durante años, que muchos de sus miembros habían estado influenciados por sus conceptos y teorías –y eso incluía una denuncia superficial del revisionismo–. A veces no negaban pero si infravaloraban este pasado: con ello se logró que la incompleta incluso a veces falsa «autocrítica» maoísta de estos partidos, y en parte significó un factor que a la postre influenciaría en la degeneración de estos partidos e incluso en su liquidación, ejemplo de esto sería el Partido Comunista de Canadá (Marxista-Leninista) de Hardial Bains, el Partido Comunista de Gran Bretaña (marxista-leninista) de Reg abedul, el Partido Comunista Revolucionario de Gran Bretaña (Marxista-Leninista) de David Williams o el Partido Comunista Brasileño de João Amazonas o Bandera Roja de Gabriel Ponte, conocidos por su adhesión coyuntural y oportunista a la denuncia del maoísmo mientras se ocultaba y distorsionaba la relación histórica de su partido con el maoísmo. El primero acabaría defendiendo el revisionismo cubano, el segundo acabaría defendiendo al revisionismo soviético, el tercero acabaría reconciliándose con el revisionismo coreano y cubano, el cuarto directamente acabaría incluso reconciliándose con el revisionismo chino y el quinto conocido como el mamporrero y furgón de cola de la burguesía proestadounidense y bajo conceptos y una abierta rehabilitación del revisionismo chino.
Esto demuestra que el seguidismo incluso en cuanto a posiciones revolucionarias, no sirve de nada, coloca al partido o individuo en una posición correcta, sin ser consciente de porqué se ha llegado allí, el mismo fruto de azar que hoy le ha colocado allí le pueda mañana hacer desplazar a otra posición, ya que no sabe qué principios salvaguardar para seguir ahí;
3) Hubo otros partidos que son el ejemplo perfecto de cómo se debía realizar la completa autocrítica de los errores pasados influenciados por el revisionismo chino, ejemplos de una predisposición para analizar a dicha corriente revisionista para solventar las posibles reminiscencias. Así fue el caso del Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista liderado por Ernst Aust, quién tras los últimos acontecimientos y los últimos debates a nivel internacional decidió abrir un proceso interno en el partido para debatir que era exactamente el maoísmo y hasta que punto había influenciado en el PCA/ML. Así en su VIº Congreso de 1978 hizo un análisis exhaustivo del maoísmo como corriente revisionismo y su influencia en el partido y en el panorama exterior de la lucha de clases. Esto hizo que la dirección exigiera un examen de conciencia a todos los miembros del partido incluidos los del Comité Central, para vislumbrar en qué grado se había estado influenciado por esta corriente, para ver qué directivas del partido habían sido infectadas por este revisionismo, e incluso para analizar y debatir si la línea ideológica del partido con la que se fundó el partido estuvo fundada sobre bases sanas o no, en definitiva un trabajo profundo de autocrítica para reconocer y llevar a cabo sin miedo alguno las rectificaciones pertinentes en caso de ser necesarias, como exige el marxismo-leninismo.
Existió entonces un número de partidos marxista-leninistas que llegaron a comprender lo nocivo del maoísmo tanto a nivel particular en la historia de su partido como a nivel global en la expresión de la lucha de clases, pero diversos factores como la represión, la falta de cuadros, la infiltración de oportunistas, la no elevación del nivel ideológico, la relajación en la lucha contra otras corrientes revisionistas, o el golpe moral del fin régimen socialista a finales de los 80, acabarían por acelerar la liquidación o degeneración de la gran mayoría de partidos marxista-leninistas. Estos fueron los casos del Movimiento de Acción Popular Marxista-Leninista (MAP-ML), el Partido Comunista de Argentina (Marxista-Leninista), el Partido Comunista de España (Marxista-Leninista), el Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista, el Partido del Trabajo de Irán (Toufan), el Partido Comunista Portugués (reconstituido), el Partido Comunista Marxista-Leninista de Colombia, el Partido Comunista Brasileño y muchísimos más.
Es más como hemos visto y seguiremos viendo, los partidos marxista-leninistas que no sabían desligarse completamente de su herencia revisionista en materia de pensamientos y prácticas, volverían tarde o temprano al redil del desviacionismo, y finalmente al revisionismo más completo, rehabilitando a las corrientes que antes decían combatir. A finales de los 80 este proceso se cristalizó claramente.
Más allá de la no comprensión o no del revisionismo chino, que pudo influenciar en mayor o menor medida en algunos casos: en la no superación de todo este tipo de defectos están las causas de la degeneración o desaparición de todos estos partidos a finales de los 80:
1) Debido a su permisión de fracciones y líneas sufrieron toda una serie de disputas internas entre la que incluyeron tendencias, expulsiones y escisiones, algo que llevó a estos partidos a desangrarse poco a poco, ya que no aplicaba el centralismo democrático; no existiendo una sola línea monolítica de pensamiento y acción, la dirección sólo se veía obligada a combatir a los desviacionistas cuando ponían en peligro su hegemonía y aún así no se sacaban las conclusiones necesarias:
«Por estas razones, entonces, en algunos pequeños partidos, desde el inicio aparecieron fricciones y se produjeron escisiones, no se tomaron medidas contra los facciosos, porque los miembros y dirigentes del partido no estaban familiarizados correctamente con las formas de organización leninista-stalinista de partido en las peligrosas y complicadas condiciones de sus países. Por otra parte, ellos no proveyeron que la reacción tendría la actividad del partido y sus miembros bajo permanente vigilancia y que se infiltrarían dudosos elementos, sus agentes, o simpatizantes vacilantes entre sus filas». (Enver Hoxha; El movimiento marxista-leninista y la crisis mundial del capitalismo, agosto de 1979)
2) La mayoría los dirigentes de estos partidos caerían del debido nivel ideológico, tampoco promovían el estudio concienzudo para avanzar en este defecto, era un apego más sentimental que real a la doctrina marxista-leninista combinado con un seguidismo a otros partidos, de ahí hechos como no detectar a tiempo los acontecimientos nacionales e internacionales o detectarlas tarde –incluyendo los peligros que suponían para el partido aplicar estas desviaciones antimarxistas–, lo que poco a poco iba minando la credibilidad de la organización y sus líderes, y anclaba a sus cuadros en el liberalismo, la parsimonia, y un bajo nivel ideológico en general:
«De hecho, desde la formación de algunos de estos partidos era bien aparente que entre sus miembros había elementos que no estaban perfectamente templados con las ideas marxistas-leninistas o cuyo dominio de ellas era superficial y más bien por razones sentimentales. Por ejemplo, muchos de ellos no hicieron ningún esfuerzo para obtener un profundo conocimiento sobre el rol principal del partido como el destacamento de vanguardia de la clase obrera y de las principales dificultades que encontrarían en su lucha y trabajo bajo las salvajes condiciones de opresión y explotación del régimen capitalista, un régimen hostil, en primer lugar, para los marxistas-leninistas». (Enver Hoxha; El movimiento marxista-leninista y la crisis mundial del capitalismo, agosto de 1979)
3) Las ilusiones sobre los derechos y libertades sobre todo en la democracia burguesa, les hacía ser blancos fáciles para ser víctimas de la represión:
«Estos partidos fueron formados y desarrollados, por así decirlo, en completa legalidad. (…) Por ejemplo, muchos de ellos no hicieron ningún esfuerzo para obtener un profundo conocimiento sobre el rol principal del partido como el destacamento de vanguardia de la clase obrera y de las principales dificultades que encontrarían en su lucha y trabajo bajo las salvajes condiciones de opresión y explotación del régimen capitalista, un régimen hostil, en primer lugar, para los marxistas-leninistas. (…) Así en el ámbito de la organización, algunos de estos nuevos partidos marxista-leninistas que se separaron de los partidos revisionistas, se organizaron, por decirlo así, en las mismas formas legales que los partidos revisionistas y socialdemócratas, así la entera opinión política e ideológica del país no podía fallar en ejercer una influencia dentro de sus filas. Hasta a día de hoy, hay miembros de estos partidos que piensan que ellos pueden militar en las formas legales como comunistas marxista-leninistas sin que ser molestados por el capitalismo y sin sufrir su aparato de represión. En estas circunstancias, entonces, difícilmente se puede decir que allí existe ese núcleo sólido tan fuerte como para poder estar en condiciones de ilegalidad, siendo capaz de resistir un ataque repentino de la reacción, ataque que seguramente se realizará contra el partido. (…) En resumen, algunos de estos partidos marxista-leninistas se diluyeron debido a que no tenían una adecuada comprensión de su papel en la revolución, porque no se organizaron para una feroz lucha contra la reacción organizada y armada y los partidos revisionistas y socialdemócratas, los cuales tienen gran experiencia y numerosos medios para combatir a cualquier oponente que emerge, para lucha y socavar su trabajo, como las herramientas del capital que son». (Enver Hoxha; El movimiento marxista-leninista y la crisis mundial del capitalismo, agosto de 1979)
Lo que ha venido abundando desde inicios de los 90 debido a la falta de partidos de vanguardia del proletariado que defiendan su doctrina de clase, el marxismo-leninismo, ha sido un intento constante de rehabilitación del revisionismo chino en todas sus variantes.
1) Los que reivindican el legado de la obra de Mao Zedong como «marxista-leninista» y pese algunas discrepancias con su obra agradecen su base ideológica para conformar la actual China socialimperialista, que según ellos es un gran país «socialista» e «internacionalista». En especial le agradecen sus tesis sobre la «convivencia con la burguesía nacional», el «tránsito pacífico al socialismo», el «multipartidismo en el socialismo» y otras tesis. Este es el caso de conocidos agentes de la burguesía china como José Antonio Egido, que a su vez es formador ideológico de las juventudes del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) y del Partido Comunista de Venezuela (PCV);
2) Los que aceptan que hubo una división entre el marxismo-leninismo y el maoísmo en el siglo pasado. Pero han creado o reactivado teorías del tipo «hay que superar la nefasta polémica entre Enver Hoxha y Mao Zedong» como proclama Eduardo Artés, líder del Partido Comunista de Chile (Acción Proletaria), tratando así de justificar su eclecticismo ideológico y la conciliación con todo tipo de corrientes antimarxistas;
3) Los partidos que parece que no se enteraron de que hubo una polémica y ruptura abierta entre del marxismo-leninismo con el maoísmo a finales de los 70, pero pese a ello siguen presentando la fórmula «maoísmo igual al marxismo-leninismo» como hace el Partido Revolucionario Marxista-Leninista (PRML) de Argentina. Estos partidos se caracterizan por reivindican a Stalin pero siguen sosteniendo sin ningún sonrojo una postura crítica sobre él basada en calumnia y propaganda maoísta, llamando a Stalin «dogmático», «metafísico», «paranoico», etc.;
4) Los antiguos fanáticos maoístas como Manuel Arenas que antes rechazaban a cualquiera que no reconociera el maoísmo como la ideología más progresista de la humanidad. Ahora, con el acceso a cada vez información más evidente que dificulta la defensa del maoísmo y junto a la propia exposición del maoísmo y sus fraudes en las últimas décadas, han pretendido realizar una pretendida «autocrítica» sobre sus antiguas posiciones «radicales» sobre el maoísmo, pero igualmente finalizan sus exposiciones rogando que pese los graves errores que le reconocen hay que mantener a Mao Zedong como una figura marxista-leninista. Ejemplificante en esto es como decimos el Partido Comunista de España (Reconstituido), que intenta con esto meter con un calzador a Mao Zedong y sus teorías con el mundo marxista-leninista, para que así sus pasadas desviaciones sean pasadas por alto, y para parecer que las presentes no son tan graves. Algunos como Juan Manuel Olarieta salen de vez en cuando a marcar bien clara la línea de defensa de Mao Zedong del PCE (r), dando a entender que nunca de desharán de esa bandera;
5) Los idealistas como Vijay Singh, que se quejan de algunos aspectos del maoísmo y lo consideran en rasgos generales como una corriente revisionista, pero especulan con que una vez existió un Mao Zedong marxista-leninista antes de 1953 bajo la excusa de que algunos de «los escritos se publicaron en los países socialistas de Europa a principios de los 50», esto en realidad tiene el mismo sentido que decir que las figuras y los escritos de Gomułka, Nagy, Tito, Thorez o Voznesensky eran marxista-leninistas cuando se publicaban en la Unión Soviética, cuando la realidad indica que dichas figuras habían sido duramente criticadas antes y después de dichas publicaciones realizando una autocrítica –como Thorez–, y que muchas de ellas serían expuestas como abiertos revisionistas debido a que se negaban a rectificar –como Tito– el contenido revisionistas de sus obras. Bajo esta excusa Vijay dice que concepciones maoístas como la nueva democracia y la guerra popular prolongada son leninistas, dice que «el camino de Mao fue el camino de Stalin». Disimula las críticas de Stalin y Dimitrov, la Komintern y el resto de de los marxista-leninistas del mundo a las desviaciones de Mao durante 1935-1953. Se niega los nuevos documentos y las nuevas evidencias históricas que existen desde hace décadas y demuestran que el revisionismo y la tendencia pro estadounidense de Mao Zedong es temprana y solo pudo salvarse al ser disimulada, Vijay Singh además es un defensor de la CIPOML, así que actúa como un ecléctico que intenta rescatar al revisionismo que se ahoga en su océano de contradicciones;
6) Los que como el Partido Comunista Marxista-Leninista –conocido por sus siglas en turco como (MLKP) o Reconstrucción Comunista (RC), quienes –dependiendo de la ocasión– declaran: «Mao es un revisionista, somos abiertamente antimaoístas», otras veces que «valoramos aspectos positivos en Mao pero no es un referente para nosotros», y otras que «lo reconocemos como un marxista-leninista pero no como un clásico del marxismo-leninismo»–. Pero en la práctica se ve en sus actos, conceptos, metodología, simbología e incluso una participación internacional en colectivos e internacionales maoístas –como la ICOR–. Es decir más allá de lo que digan de boquilla, se parapetan en la práctica bajo el maoísmo, como unos revisionistas más.
Todo esto no es más que un intento desesperado de recalar apoyos o justificar líneas ideológicas eclécticas y antimarxistas. Sofismas al fin y al cabo que son un absurdo:
«Llega por tanto a ser ridículo querer eclécticamente unir figuras tan dispares como Lenin y Rosa Luxemburgo, Iósif Stalin y León Trotski, o Enver Hoxha y Mao Zedong, y ponerlos a todos sobre la base de que «todos eran grandes revolucionarios» de los que «se pueden extraer cosas buenas», o equiparar los presuntos errores cometidos por los primeros a los errores de gran calado de los segundos, que obviamente no son errores casuales, sino errores que tocan los principios más elementales del tesoro de la teoría y praxis de nuestra doctrina. El comunista que acepta el materialismo dialéctico como tal, debe tener un pensamiento crítico científico y a consecuencia de ello, tampoco debe cubrir los errores de las figuras a estudiar; sean estas marxistas o no, no debe de hacer esto por más que guarde un sentimentalismo hacia esa figura para llegar al núcleo de la verdad histórica y objetiva. Es por ello que quién realiza tal acción de idealizar a las figuras que tiene en simpatía y disimula u oculta sus errores cae en el antimarxismo. Quién hace esto cae en el idealismo; pues idealiza positivamente a esa figura en su cabeza, estigmatiza al resto y evita ponerla en evidencia, y en la metafísica; a la hora de separar y ocultar su teoría errónea y no compararla con el marxismo-leninismo. No hace falta mencionar tampoco a ese tipo de pretendidos materialistas que dicen que el marxismo-leninismo –con la andadura que tiene a estas alturas– no tiene paradigma a seguir, que no puede diferenciarse lo que es o no es marxista, la tesis que está dentro de sus patrones o no, en consecuencia de este pensamiento, no consideran al marxismo-leninismo como una ciencia». (Equipo de Bitácora (M-L); Diferencias entre unidad entre marxista-leninistas y la unión ecléctica de pretendidos o simpatizantes de dicha doctrina, 2013)
Como dijimos además:
«La categorización de marxista-leninista del revisionista chino [Mao Zedong] solo pueden ser sostenido por maoístas y filomaoístas disfrazados de marxista-leninistas. Teorías de diversa índole que solo sirven para reforzar el mito del revisionismo chino, aunque a estas alturas como decíamos no tenga ya ningún sustento existiendo tanto documento que desmonte tales afirmaciones». (Equipo de Bitácora (M-L); Algunas cuestiones económicas sobre la restauración del capitalismo en la URSS y su carácter socialimperialista, 2016)
El movimiento naxalita surge como muchos otros levantamientos campesinos debido al problema de la tierra sumado a otros problemas específicos de la India. Pero en esencia no se diferencia en nada de la lucha de por ejemplo de grupos liberales y la cuestión de la tierra en los países Latinoamericanos, donde también utilizaron las armas para defenderse o intentar lograr sus reivindicaciones.
El máximo referente ideológico del movimiento naxalita en sus inicios, Charu Majumdar, llegó a declarar que:
«Quienes sueñan con la revolución en la India por el camino de la Revolución de Octubre, aunque son revolucionarios, no pueden dirigirla eficazmente debido a su actitud doctrinaria. No entienden el significado de las luchas del campesinado y como resultado, sin darse cuenta, se convierten en propagandistas del economicismo entre los obreros. (…) La experiencia de la lucha de clases debe ser verificada a través de la luz del Marxismo-Leninismo Pensamiento Mao Zedong». (Charu Majumdar; Es luchando contra el revisionismo que la lucha campesina tendrá que llevarse adelante, 1967)
Es decir, que según él, su movimiento se acomoda a la visión de la lucha de clases de los bolcheviques y adopta la del revisionismo chino, conocida por su óptica conciliadora con la burguesía nacional, conocida por renegar del proletariado como clase social que lidera la lucha contra la burguesía, etc.
Debido a que el movimiento naxalita está dirigido y es sostenido por una infinidad de grupúsculos revisionistas, en su mayoría de corte maoísta, sería un caos explicar la línea política de cada uno de ellos, pero para mostrar una prueba del tipo de partido y programa que tienen, veamos lo que dice el Partido Comunista de la India (Marxista-Leninista) formado en 2005 de la unión de varias organizaciones maoístas:
«Los desarrollos históricos de las condiciones concretas de nuestro país en el presente estado de la revolución es la nueva democracia. El PCI (M-L) sostiene el Marxismo-Leninismo Pensamiento Mao Zedong como su ideología guía». (Partido Comunista de la India (Marxista-Leninista); Informe del Comité Central, 2007)
En la declaración del Partido Comunista de la India (Maoísta), se dice:
«El objetivo inmediato y el programa del partido maoísta será continuar y completar la revolución de nueva democracia en la India, que ya se está desarrollando y avanzando, como parte de la revolución proletaria mundial, mediante el derrocamiento del sistema semicolonial y semifeudal bajo la forma neocolonial de gobierno indirecto, explotación y control». (Partido Comunista de la India (Maoísta); Comunicado de prensa, 21 de septiembre de 2004)
Es decir todos los maoístas de la India, de una corriente u otra, apuestan por lo mismo. Para quién no lo haya entendido aún, el concepto y programa de «nueva democracia» supone:
a) La negación de la clase obrera en la revolución:
«¿Qué es el régimen constitucional de nueva democracia? Es la dictadura conjunta de las diversas clases revolucionarias sobre los colaboracionistas y reaccionarios. Alguien dijo una vez: «Si hay comida, que la compartan todos». Me parece que esto puede servir de metáfora ilustrativa de la nueva democracia. Puesto que la comida debe ser compartida por todos, es inadmisible que un solo partido, grupo o clase ejerza la dictadura». (Mao Zedong; Sobre el régimen constitucional de nueva democracia; Obras Escogidas; Tomo II, enero de 1940)
b) La promoción del capitalismo nacional:
«Reconocer que el modo capitalista de producción es el método más progresista en la China actual, y que la burguesía, sobre todo la pequeña burguesía, representa los elementos sociales y la fuerza política comparativamente más progresistas en la China actual. (…) Así, la política del partido no es el debilitamiento del capitalismo y la burguesía, o el debilitamiento del campesino rico y sus fuerzas productivas, sino el fortalecimiento de la producción capitalista». (Partido Comunista de China; Decisión del Comité Central sobre las políticas de las tierras en las bases de apoyo antijaponesas, 28 de enero de 1942)
La estrategia de toma de poder para los naxalitas indios que precisamente ha incapacitado la toma de poder, es la conocida dentro del maoísmo como «Guerra Popular Prolongada» («GPP»). Su líder Majumdar decía sobre ello:
«El Presidente Mao Zedong ha enriquecido más este camino señalado por Lenin. Ha enseñado las tácticas de la guerra popular. (…) De este modo, es su responsabilidad organizar el movimiento campesino y elevar esa lucha a la etapa de la lucha armada. El sector avanzado de la clase obrera tendrá que ir al campo a participar en la lucha armada. Esta es la principal tarea de la clase obrera. (…) No entienden el significado de las luchas del campesinado y como resultado, sin darse cuenta, se convierten en propagandistas del economicismo entre los obreros. Es luchando contra el revisionismo que la lucha campesina tendrá que llevarse adelante». (Charu Majumdar; Es luchando contra el revisionismo que la lucha campesina tendrá que llevarse adelante, 1967)
Si bien atacaba a los marxista-leninistas indios anteriormente llamándolos «doctrinaristas» y «esquemáticos» de la Revolución de Octubre de 1917, por querer básicamente organizar a la clase obrera en las ciudades y lanzarse a la insurrecciones en ellas, en otros escritos curiosamente elevaba la estrategia militar del maoísmo de la GPP a axioma general. ¡¡¡Proponiéndola como único camino para todos los países!!!:
«Después de la segunda revolución —la Gran Revolución China— la revolución en todos los países sólo puede triunfar tomando el camino de la guerra popular». (Charu Majumdar; Avanzar evaluando las experiencias de la lucha revolucionaria del campesinado en la India, 1969)
El Partido Comunista de la India (Maoísta) también se atiende a esto:
«Se librará y se completará la revolución mediante una guerra revolucionaria agraria armada, es decir, una guerra popular prolongada, en que la toma del poder por la fuerza de las armas es la tarea principal y central, cercando las ciudades desde el campo y al final capturándolas. El campo y la guerra popular prolongada seguirán siendo el «centro de gravedad» del trabajo del partido, y el trabajo en las ciudades será complementario». (Partido Comunista de la India (Maoísta); Comunicado de prensa, 21 de septiembre de 2004)
La llamada «GGP es una estrategia militar que hemos analizado en varias ocasiones para explicar las estrategias militares de diferentes movimientos en varios conflictos:
«¿Qué fenómenos se pueden observar en la famosa «GPP»? 1) Se relega a la ciudad a ser en la práctica mero espectador de los acontecimientos o en el mejor de los casos el furgón de cola de los acontecimientos de pugna por el poder, que se desarrollarían según el maoísmo en zonas más favorables para la guerrilla como la montaña, la selva o el campo, a esto se suma la visión de que el «cerco de las ciudades desde el campo» también tiene que ser a escala universal, que la revolución transitará de los países agro-industriales a los países desarrollados; 2) La guerrilla controla toda la actividad política, económica y cultural de las regiones liberadas inclusive por encima del partido –si es que se ha llegado a crear–; 3) Se apela que en sus movimientos defensivos iniciales, las masas se sumen a la revolución a partir de sus acciones, esperando que este destacamento de «héroes» guerrilleros cree la chispa que «prenda toda la pradera» y haga participar a toda la población con sus acciones; 4) Se nota el carácter putschista de la toma de poder en que un destacamento armado actúa unilateralmente en una zona, el campo; 5) se niegan las condiciones objetivas y subjetivas de cada revolución imponiendo el dogma de que la revolución será larga y prolongada; se niega que según el desarrollo particular de la revolución en cada país esta puede ser una acción súbita y rápida o una pugna prolongada». (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?: Un análisis de la historia del FSLN y sus procesos, 19 de julio del 2015)
Esta estrategia además ya fue refutada por Stalin al hablar con los comunistas indios:
Uno: Señalando la diferencia primero entre una guerra de guerrillas –también llamada guerra partisana–, y una lucha armada en todo su sentido, que incluyera guerra de guerrillas de campesinos en el campo, montaña o monte y levantamientos de obreros, es decir en ciudad y campo a la vez. Y la consiguiente limitación de la primera a marcos más estrechos:
«Stalin: Con respecto a la lucha armada, debe decirse que los chinos no hablan de la lucha armada. Ellos hablan de la revolución armada. Ellos la ven como una guerra partisana con regiones liberadas y con un ejército de liberación. Esto significa que es necesario hablar de una revolución armada y de una guerra partisana, más no de una lucha armada. La expresión «lucha armada» fue mencionada primeramente en el diario Kominform. La lucha armada significa más que una guerra partisana, significa la combinación de guerra partisana del campesinado con las sublevaciones y huelgas generales de los obreros. En su escala, la guerra partisana es más estrecha que una lucha armada». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Grabación de las Discusiones de Iósif Stalin con los Representantes del Comité Central del Partido Comunista de la India, Camaradas Rao, Dange, Ghosh y Punniaiah, 9 de Febrero de 1951)
Dos: señalando las desventajas e inconsistencia de una guerra de guerrillas campesina sino es asistida por un Estado vecino amigo:
«Stalin: ¿Qué es una región partisana liberada? Es enteramente una isla en el Estado. No existen bases en ésta región. Puede ser rodeada, bloqueada. No tiene bases sobre las cuales apoyarse. (…) Cada comunista en un país donde los campesinos constituyen entre un 80 a un 90% de la población; está obligado a aplicar este método [la guerra de guerrillas – Anotación de Bitácora (M-L)] en su arsenal de sus luchas. Esto es indiscutible pero también a partir de esta experiencia de los camaradas chinos, se deduce que las guerrillas partisana de las regiones liberadas presentan grandes desventajas. Estas desventajas son que las regiones partidistas son islas que siempre están expuestas a un bloqueo. Es posible romper este anillo victoriosamente solamente creando una base estable, ligada y apoyada a Estados amigos vecinos; cambiado este Estado en la propia base estable. Los chinos tomaron este paso sensible de asentarse en Manchuria. Si no hubiesen hecho esto no sé como habrían terminado las cosas. En la guerra partisana, uno no tiene la fortaleza suficiente para alcanzar la victoria. La guerra partisana conlleva a una victoria sin fallos solamente si se basa en lazos con Estado vecinos amigable. Es altamente característico que hasta que los camaradas chinos alcanzaron Manchuria, no deseaban atacar, temiendo que fueran cercados; fue sólo hasta después de esta situación que comenzaron a planificar su avance y comenzaron a obtener victorias en contra de las tropas de Chiang Kai-shek. Necesitamos considerar estas desventajas de las guerras partisanas». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Grabación de las Discusiones de Iósif Stalin con los Representantes del Comité Central del Partido Comunista de la India, Camaradas Rao, Dange, Ghosh y Punniaiah, 9 de Febrero de 1951)
Tres: señalando que con la más que obvia inconexión con la ciudad de la teoría maoísta de toma de poder, Iósif Stalin recomendaba a los comunistas indios, que a diferencia de la guerra de guerrillas campesinas del revisionista Mao Zedong, desarrollaran lazos entre los campesinos y los obreros, entre la ciudad y el campo, desarrollando no una simple lucha de guerra de guerrillas en la que tomaran parte los campesinos, sino una lucha armada completa, una insurrección armada en todo su esplendor desarrollada en el campo y la ciudad:
«Stalin: Ustedes tendrán tales regiones y posiblemente también tal ejército pero esto es insuficiente para obtener la victoria. Necesita combinar la guerra partidista con las acciones revolucionarias de los obreros. Sin ello, la guerra partisana por sí sola no tendrá éxito. Si los camaradas indios pueden organizar seriamente huelgas generales de los trabajadores ferroviarios, eso paralizará la vida del país y el gobierno podría probarse como una ayuda enorme para la guerra partisana. Tomen al campesino, por ejemplo; y díganle ésta es tu guerra partisana y tienes que lucharla. Entonces, el campesino preguntará: ¿por qué debe esta lucha agotadora recaer solo en mí? ¿Qué harán los obreros? Él no estará de acuerdo en que debe tomar solo todo el peso de la revolución. Él es lo suficientemente inteligente. Él está consciente y sabe que todo lo malo proviene de las ciudades, de los impuestos, etc. Él querrá un aliado en la ciudad. (…) El camino chino fue bueno para China pero no es suficiente para la India donde es necesario combinar la lucha proletaria en las ciudades con la lucha de los campesinos. (…) Mao Zedong hubiese estado feliz si los obreros ferroviarios hubiesen realizado una huelga laboral y Chiang Kai-shek hubiese sido privado de la posibilidad de recibir proyectiles pero hubo una ausencia en las relaciones con los trabajadores: fue una necesidad dolorosa más no ideal. Sería ideal si ustedes se esforzaran por lograr lo que no pudieron hacer los chinos: unir la guerra de los campesinos con la lucha de la clase obrera.
Dange: Casi cambiamos la teoría de la guerra partisana en una teoría que no requiere de la participación de la clase obrera.
Stalin: Si Mao Zedong se enterase de esto, los maldeciría. (Risas)». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Grabación de las Discusiones de Iósif Stalin con los Representantes del Comité Central del Partido Comunista de la India, Camaradas Rao, Dange, Ghosh y Punniaiah, 9 de Febrero de 1951)
Por tanto todos aquellos maoístas y filomaoístas que vienen diciendo que la «GPP» es la prueba de la superioridad del maoísmo frente al marxismo-leninismo o que es un aporte estratégico-militar al marxismo-leninismo, viven en mundos irreales. La «GPP» ni es una estrategia militar proletaria exitosa, ni es un aporte al marxismo-leninismo, ni mucho menos fue aprobada por Stalin como método recomendable para el resto de países que desearan un contacto.
Más allá de esto. Cualquier revolucionario no intoxicado por la propaganda maoísta conoce de sobra a estas alturas el carácter de la guerrilla maoísta de los naxalita como para afirmar que ese grupo no es que no sean ya marxista-leninistas, sino que ni siquiera se les puede considerar como revolucionarios, ya que llevan décadas practicando métodos terroristas que como en otros movimientos se cobran más vidas de civiles ajenos al conflicto que miembros de los cuerpos represivos, lo que les aleja sensiblemente de las masas populares. Según siempre el gobierno indio en 2006, 11.575 personas han muerto desde el inicio del conflicto, 6.377 civiles; 2285 eran miembros de las fuerzas de seguridad y 2.913 miembros guerrilleros. Si vemos la actividad del año siguiente:
«Las actividades terroristas han costado la vida a 949 civiles y 346 miembros de las fuerzas de seguridad en la India entre enero y octubre de 2007, según datos gubernamentales». (Listin Diario; Terrorismo causa 949 muertes civiles y 346 de fuerzas de seguridad en 2007, 28 de noviembre de 2007)
Según datos más recientes:
«Según un informe presentado en el Senado indio, al menos 1.922 personas han muerto en los últimos tres años por la violencia maoísta, entre ellas 1.179 civiles, 432 miembros de las fuerzas de seguridad y 311 guerrilleros». (EFE; Cuatro muertos en el cuarto ataque maoísta en dos días en la India, 15 de abril de 2015)
Los clásicos del marxismo-leninismo ya debatieron con variadas corrientes las inconsistencias del terrorismo y lo que produce:
«Los socialistas-revolucionarios se afanan por defender el terrorismo, cuya inutilidad ha demostrado de modo tan patente la experiencia del movimiento revolucionario ruso, declarando que lo admiten solo junto a la labor entre las masas y que, por ello, no les atañen los argumentos que los socialdemócratas rusos han esgrimido para refutar la conveniencia –y la han refutado para largo– de este método de lucha. Se repite algo muy parecido a su actitud ante la «critica». No somos oportunistas, gritan los socialistas- revolucionarios; pero, al mismo tiempo, relegan al olvido el dogma del socialismo proletario, tomando por base únicamente la crítica oportunista, y ninguna otra. No repetimos los errores de los terroristas, no distraemos a nadie de la labor entre las masas, aseguran los socialistas-revolucionarios; pero, al mismo tiempo, recomiendan celosamente al partido actos como el asesinato de Sipiaguin por Balmashev, aunque todo el mundo sabe y ve muy bien que este acto no ha tenido –ni podía tener, por la forma en que ha sido realizado– ninguna relación con las masas, que quienes lo han cometido no confiaban ni contaban con ningún apoyo o acción concreta de la multitud. Los socialistas-revolucionarios no advierten ingenuamente que su inclinación al terrorismo está unida con el más estrecho vínculo causal al hecho de haberse encontrado desde el primer momento, y de seguir encontrándose, al margen del movimiento obrero, sin tratar siquiera de convertirse en el partido de una clase revolucionaria que sostiene su lucha de clase. Los votos fervorosos obligan con mucha frecuencia a ponerse en guardia y desconfiar de la veracidad de lo que necesita un condimento picante. Y cuando leo las aseveraciones de los socialistas-revolucionarios de que con el terrorismo no relegan la labor entre las masas, recuerdo con frecuencia estas palabras: ¿cómo no se cansan de jurar? Porque quienes hacen esas afirmaciones se han apartado ya, y siguen apartándose, del movimiento obrero socialdemócrata –que de veras pone en pie a las masas–, asiéndose a fragmentos de teorías, cualesquiera que sean». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Aventurerismo revolucionario, 1902)
En países como la India está inclinación fue refutada personalmente por Stalin sobre todo en torno a asesinatos selectivos:
«Camarada Stalin: Ustedes preguntan si la organización del partido puede hacerse responsable de la sentencia de muerte de un miembro del partido sobre el cual han surgido dudas sobre su devoción. No puede. Lenin siempre pensó que la más alta forma de castigo el cual el Comité Central del partido puede aplicar es la expulsión del mismo. Pero, cuando el partido llega al poder y algunos de sus miembros rompen las leyes de la revolución, entonces el gobierno ejerce la fiscalización como su responsabilidad. Uno puede deducir a partir de algunos de sus documentos que los camaradas frecuentemente se inclinan al lado del terror individual en relación con el enemigo. Si nos preguntan sobre esto a nosotros, los camaradas rusos, entonces nosotros debemos decirles que entre nosotros el partido siempre está entrenado en aras de negar el terror individual. Si nuestra propia gente lucha en contra de los dueños de las tierras y éste es asesinado en una escaramuza, nosotros no consideraríamos eso como terror individual ya que las masas participaron en el hecho. Si el partido mismo organiza grupos terroristas para que éstos asesinasen al propietario de la tierra y esto se hace sin la participación de las masas, entonces nosotros siempre estaremos en contra de esto ya que no apoyamos el terror individual. Tales operaciones activas de terror individual cuando las masas están en condición pasiva, mata el espíritu de la actividad misma de las masas y aún más, juzgaran los asuntos de la siguiente manera: no nos podemos adentrar en esta actividad cuando son los héroes quienes trabajarán en nuestro nombre. Por lo tanto, hay unos héroes por un lado y por el otro lado la muchedumbre quien no participa en la lucha. Desde el punto de vista del entrenamiento y la organización de la actividad de las masas, tal punto de vista es peligroso. En Rusia existió tal partido, el Partido Social-Revolucionario, que tuvo grupos especial para aterrorizar a los principales ministros. Siempre nos mantuvimos en contra de este partido. Este partido perdió todo crédito entre las masas. Nosotros estamos en contra de la teoría de los héroes y la muchedumbre». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Grabación de las Discusiones de Stalin con los Representantes del Comité Central del Partido Comunista de la India, Camaradas Rao, Dange, Ghosh y Punniaiah, 8 de febrero de 1951)
Entonces si vemos el programa político-económico como las tácticas y métodos para llegar al poder de los naxalitas, es fácil ver que no sólo están en las antípodas del marxismo, sino que no son revolucionarios.
Ciertamente varias organizaciones del maoísmo son conocidas en todo el mundo por el reformismo y las ilusiones basadas en el parlamentarismo y el legalismo burgués, suelen participar o apoyar a facciones de la burguesía nacional en lo que llaman gobiernos «antiimperialistas y progresistas» y también se les suele ver ir dentro de las coaliciones electorales de la «izquierda constitucionalista» –es decir la «izquierda domesticada»–. Pero por encima de esto, suelen tener más notoriedad a causa de la propaganda de sus seguidores, o la publicidad de los medios de comunicación, las organizaciones maoístas que practican el revisionismo armado, aunque finalmente lo más sonado son sus actos terroristas o sus claudicaciones finales y su aceptación e introducción de la democracia burguesa. Nepal es el ejemplo más reciente de esta última expresión, por ello el maoísmo en cualquier parte del mundo –dependiendo de la corriente maoísta y su idiosincrasia propia– no aspira ni siquiera a cumplir un rol revolucionario:
«Recordamos cuando hace unos pocos años algunos maoístas y filomaoístas sacaban pecho por la guerrilla del PCUN (M) en Nepal cuando todos los marxista-leninistas habían dicho entonces –y como siempre– que una guerrilla de tipo maoísta a lo sumo que puede aspirar es a desarrollar o colaborar en una guerra de liberación nacional de tipo anticolonial, y que si llega a tomar el poder o entrar en coalición realizar algunas reformas antifeudales y antiimperialistas –aunque para acabar ligándose a otro imperialismo–, pero nunca una revolución antiimperialista completa y la revolución socialista.
Tiempo después cuando se empezaron a ver las típicas vacilaciones maoístas que se concretizaban en este proceso –con su idiosincrasia propia– achacaban que la no resolución ni siquiera de las cuestiones anticoloniales y antifeudales, y la no transición al socialismo era debido a una traición de Prachanda –el líder del partido–.
Hay que ser o muy iluso o un gran sofista para afirmar eso en serio. ¿Qué era lo que propagaba Prachanda para su país y su «revolución» desde el principio? Promoción de la propiedad privada, ligazón a otros imperialismos –como la China socialimperialista– para desarrollar las fuerzas productivas, renuncia al papel de vanguardia del partido comunista –en una coalición con multitud de organizaciones burguesas y pequeño burguesas– sumado a un multipartidismo y coexistencia con las clases explotadoras; ¡¿y acaso en qué se diferencia esto con el programa de Mao Zedong de la «nueva democracia»?! En nada, y cualquiera que haya estudiado las obras de Mao Zedong y el desarrollo en la práctica de China, se puede dar cuenta de esto.
Esto demuestra de nuevo, que el hecho de que un grupo tome las armas no significa que este grupo sea marxista-leninista, ni siquiera revolucionario. La burguesía o la pequeña burguesía –al igual que otras clases en el pasado– ha tomado las armas en varias ocasiones, a veces con fines revolucionarios y otras contrarrevolucionarios, quién no comprenda esto no comprende el materialismo histórico. Igualmente la clase obrera puede cometer actos como huelgas e incluso actos insurreccionales, pero si no está pertrechada de su ideología: el marxismo-leninismo, bajo el espontaneísmo o directamente bajo la influencia de ideologías burguesas jamás llegará a buen puerto en sus propósitos. Sobra decir, que si como en el caso de Nepal, el movimiento tiene un origen social pequeño burguesa y está fundado en una ideología pequeño burguesa como el maoísmo –que tiene muchas variantes y expresiones–, este movimiento ni siquiera es garantía de cumplir la resolución de tareas de carácter colonial, antifascista, antiimperialista, antifeudal, etc. La única garantía absoluta de que esto se cumpla es un movimiento marxista-leninista que reúna al núcleo de la clase obrera del país y que en alianza con otras capas sociales trabajadoras conduzcan el proceso, el resto es ser irresponsable». (Equipo de Bitácora (M-L); Unas reflexiones sobre la «revolución» en Nepal y la hipocresía de los maoístas y filomaoístas, 3 de junio de 2015)
Es más, volvamos a traer aquí nuestro análisis sobre la influencia del revisionismo chino en el continente asiático para dar a conocer a los que desconocen de esta nociva influencia, y así mismo para refrescar la memoria a quienes saben de esto pero prefieren ignorarlo:
«En Asia, el revisionismo chino influyó tempranamente a la mayoría de partidos comunistas asiáticos durante los 40, pero fue con la libre «vía al socialismo» propagada por el jruschovismo tras la contrarrevolución en la Unión Soviética y el movimiento comunista internacional de los 50, sumado a la desenfrenada propaganda china lo que supuso el aumento real de la influencia y consiguiente contagio del revisionismo chino en la mayoría de los partidos asiáticos.
El pensamiento arraigado en estos líderes asiáticos maoístas o filomaoístas se manifestaban en conceptos como: (1) La idea de mantener una alianza inmutable con la burguesía nacional tanto en la etapa de liberación nacional como en la construcción del socialismo o la posibilidad del «tránsito pacífico» de las clases explotadoras al socialismo; (2) La confusión de conceptos entre lo que es frente y lo que es partido, y los roles y funciones de cada uno; (3) La lucha coyuntural contra el revisionismo yugoslavo y soviético y yugoslavo mediante cuestiones nacionalistas-oportunistas y no bajo principios ideológicos con la consiguiente la conciliación e incluso contagio de las tesis de estos revisionismos; (4) La aceptación de la teoría de la «lucha de dos o más líneas» en el partido, con el consiguiente surgimiento de fraccionalismos y líneas internas; (5) La aceptación de la teoría de que el «campo debe cercar a las ciudades» descuidando o abandonando el trabajo en estas últimas y poner la «agricultura como base de la economía» usando la ley del valor en la economía y tomando al campesinado como la «clase revolucionaria y dirigente del proceso»; (6) Juntar el pensamiento de las religiones nacionales con el marxismo-leninismo y poner al ejército por delante del partido; (7) El hecho de propagadas los mitos de los «errores de Stalin» creados por la propaganda maoísta para colocar a Mao Zedong por delante de Stalin; o el hecho de (8) Apoyar las teorías internacionales revisionistas yugoslavas, chinas y soviéticas de los «no alineados» y los «tres mundos» o la «división internacional del trabajo». Todas estas desviaciones burguesas y pequeño burguesas maoístas que pueden ser vistas en líderes asiáticos como (1) Lê Duẩn, (2) Hồ Chí Minh, (3) Võ Nguyên Giáp, (4) Aidit, (5) Pol Pot; (6) Kim Il Sung y (7) Armando Liwanag, (8) Kim Jong Il, en realidad han sido el denominador común entre estos jefes de partidos comunistas asiáticos, conceptos que como era inevitable han hecho degenerar a dichos partidos, consiguiendo o bien no se consiguiera derrotar a las fuerzas reaccionarias locales y extranjeras o que una vez derrotadas no se empezara la construcción del socialismo.
Como era inevitable eso hizo desorientar y degenerar ideológicamente a dichos partidos comunistas y convertirlos en partidos revisionistas, consiguiendo sonadas derrotas en los movimientos de liberación nacional como fue el caso en la India, Filipinas o Malasia. E incluso en los casos de un triunfo de movimientos influenciados aunque fuera mínimamente por el revisionismo chino como el caso de la propia China, Corea, Camboya, y Vietnam hay que tener en cuenta los factores externos favorables: 1) Como la ayuda permanente territorial y material de Estados vecinos; la amplia alianza a base de concesiones con las clases explotadoras locales; 2) La debilidad de los gobiernos proimperialistas locales y el contexto desfavorable para el imperialismo en dichos países. Pese a todo la revolución anticolonial, antiimperialista y antifeudal que pretendían estos movimientos no se llevó hasta los últimos términos, se estancó y por descontado no hubo un avance hacia una revolución socialista, sino que se perpetuó la burguesía nacional y floreció el capitalismo nacional, e incluso condujo a dichos países a un estatus neocolonial dependiente de diferentes imperialismos. El maoísmo ha sido pues un caballo de Troya en los movimientos de liberación nacional, una agencia de la burguesía nacional en los partidos comunistas en los países coloniales y neocoloniales». (Equipo de Bitácora (M-L); La histórica influencia negativa del revisionismo chino en los movimientos de liberación nacional y los partidos comunistas en Asia, y los deberes de los nuevos partido marxista-leninistas asiáticos, 2015)
Dependiendo del grado con el que se disfracen de «críticos del maoísmo» sus seguidores o simpatizantes tienen diferentes posiciones sobre el maoísmo. Algunos afirman que el maoísmo no es marxismo-leninista pero que es revolucionario, otros dicen que el maoísmo promueve la unidad del proletariado, otros hasta que es sinónimo del marxismo-leninismo aplicado a las condiciones chinas –y así cada vez enunciando frases más conciliadoras con el maoísmo dependiendo del grado de afinidad y valentía que tengan–, pero la realidad es que ni es marxista-leninista ni revolucionario ni busca la unidad de la clase obrera:
«[En China] Domina el «pensamiento Mao Zedong», que no es la aplicación consecuente del marxismo-leninismo. En él existen ideas fundamentales erróneas, oportunistas, e incluso ideas revisionistas enmascaradas. El «pensamiento Mao Zedong» por el cual se guía China, no lucha por la revolución, por la unidad del proletariado». (Enver Hoxha; El «pensamiento Mao Zedong»; Reflexiones sobre China, Tomo II, 28 de mayo de 1976)
¡¡¡Pero nada, se ve, que pese a toda esta pila de evidencias de lo nocivo que es el maoísmo, algunos o desconocen todo esto o siendo conscientes de todo esto prefieren ignorarlo e ir de la mano con sus pérfidos movimientos!!
Finalizamos este documento, con la siguiente proclama:
«Si alguien considera nuestra lucha contra el revisionismo como dogmatismo o sectarismo, le decimos que se quite los anteojos revisionistas, porque así verá mejor». (Enver Hoxha; Discurso pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1961)
Esperemos que con este análisis se haya podido comprender la necesidad de la lucha sin cuartel contra el revisionismo chino, fuera de toda excusa y justificación barata». (Equipo de Bitácora (M-L); Las luchas de los marxista-leninistas contra el maoísmo: el caballo de Troya del revisionismo durante los 60 y 70 en el movimiento marxista-leninista, 2016)
Fuentes:
http://bitacoramarxistaleninista.blogspot.de/2017/06/las-luchas-de-los-marxista-leninistas.html