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/ GUERRA DE CLASES / Publicamos aquí una contribución de un colectivo con sede en México, llamado “Instituto de Balística”. Aunque este texto aunque en realidad no toca el meollo del problema, denuncia sin embargo el antiimperialismo que vuelve a ponerse de moda, así como el “campismo” que lo acompaña, como falsa alternativa y respuesta burguesa al curso hacia la guerra generalizada que se desarrolla continuamente. Más que nunca, nuestra comunidad proletaria de lucha y de crítica necesita salir del aislamiento y establecer los contactos entre sus miembros militantes (grupos, colectivos, individuos, asociaciones, institutos, etc.) y reforzarlos, para desarrollar aún más nuestra respuesta de clase, nuestra perspectiva comunista (y anarquista) hacia y contra “lo existente”: es decir, este mundo de muerte que una vez más, como siempre, intenta engullirnos en sus proyectos de creciente explotación y guerra, sumisión y destrucción…
Este “breve” texto del “Instituto de Balística” obviamente no es “perfecto”, pero de todos modos ninguna contribución es perfecta. Incluso nos arrancamos los pelos cuando estos camaradas se refieren a una “bancarrota” de la segunda Internacional o a que los “partidos y sindicatos obreros” han sido “absorbidos” por la socialdemocracia, cuando siempre han sido su fuerza motriz.
También hemos decidido suprimir todas las notas a pie de página y los enlaces a otros sitios (a menudo y sólo en español, para una publicación que queríamos que fuera multilingüe). Además, uno de los enlaces remitía a un sitio trotskista de la “Cuarta Internacional” que afirma claramente en uno de sus últimos llamamientos: “¡Condenamos el ataque sionista-estadounidense contra Irán! ¡Defendamos Irán!” Amigos de la contradicción y de la confusión, hola otra vez… Evidentemente era impensable para nosotros publicar tales enlaces, así que los eliminamos todos de nuestra publicación.
Este problema suscitó entre nosotros un debate sobre nuestra posición respecto a las distintas “internacionales obreras” que han existido a lo largo de la historia de las luchas de clases. El internacionalismo y el asociacionismo proletarios no siguen el tempo marcado por los Ramones: ¡Uno, dos, tres, cuatro! Nos explicamos…
La “primera” internacional, la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), fue un intento (débil, pero genuino) de organizar y asociar a los proletarios de todo el mundo durante un periodo de crecientes luchas obreras, reuniendo a auténticos revolucionarios: marxistas, bakuninistas, etc., también aceptó en sus filas a toda una variedad de reformistas del capital y otros “aventureros”: mazzinianos, proudhonistas, mutualistas, sindicalistas, etc. El enfrentamiento entre las dinámicas de la revolución y de la contrarrevolución durante lo que comúnmente se conoce como “La Comuna de París”, y la derrota de nuestra clase, marcaron el final de este primer intento de reagrupamiento internacional de las fuerzas vivas del proletariado.
Las tres internacionales siguientes no fueron sucesivamente más que internacionales de la contrarrevolución en plena reestructuración y del desarme (tanto programático como “militar”) de nuestra clase.
¿Es realmente necesario demostrar cómo la “segunda” internacional – la llamada “Internacional Socialista” (IS) – no fue más que el ascenso al poder de todas las fuerzas organizadas de la socialdemocracia? ¡Es decir, del partido burgués dirigido contra el proletariado! Partidos “obreros”, sindicatos, cooperativas, sociedades mutualistas, ad nauseam, serán los carceleros y milicos de la clase obrera y las herramientas necesarias para la aniquilación de las capacidades subversivas de nuestra clase. Apoyándose en las debilidades de nuestras luchas, la socialdemocracia logrará interiorizar su proyecto de reforma del capital y movilizar así a cada vez más militantes de nuestras filas tras su bandera. Saludamos a los numerosos camaradas de nuestra clase que tuvieron el valor y la lucidez de romper con esta organización de la contrarrevolución y denunciarla por lo que era (y sigue siendo), desde sus primeros años de degeneración: Johann Most y Domela Nieuwenhuis, los Jungen en Alemania, los Tribunistas en Holanda, etc.
La “tercera”, que se conoce como la “Internacional Comunista” (IC), no fue más que una creación desde el principio del Estado capitalista en Rusia, repintado en rojo, reestructurado por el partido bolchevique, ¡que impuso la dictadura SOBRE el proletariado! Aquí también saludamos a los compañeros que se opusieron a esta expresión más radical de la socialdemocracia histórica y que dirigieron (con sus fortalezas y debilidades) la lucha por la auténtica dictadura DEL proletariado y contra esta internacional contrarrevolucionaria: el KAPD, las izquierdas comunistas búlgara, belga, inglesa, etc.
En cuanto a la “cuarta” (y su vástago relativamente reciente, la “quinta”), que representa sólo una pequeña fracción del “amplio” espectro del trotskismo internacional, no es más que la extensión lógica de la “tercera”: no es de extrañar que durante la guerra apoyara “críticamente” (¡¡sic!!) a un bando imperialista burgués contra otro, a la URSS estalinista (“Estado obrero degenerado”, ¡¡¡sic!!!) contra la Alemania de Hitler, lo que, por otra parte, no impidió que algunas de sus secciones en Francia colaboraran con el régimen de Vichy durante unos meses… En fin, el trotskismo sigue apoyando al “mal menor” en todos los conflictos actuales: Irán contra Israel, Ucrania contra Rusia, o al revés, Rusia contra la OTAN, ad nauseam. Y aquí, una vez más, saludamos a los compañeros del RKD, la OCR, etc., que desarrollaron una auténtica actividad internacionalista y dirigieron la lucha contra esta organización contrarrevolucionaria internacional al negarse a unirse a ella cuando se fundó en 1938 y durante toda la “segunda” guerra mundial…
La única otra Internacional que reconocemos como verdaderamente proletaria y comunista es, por desgracia, prácticamente nacida muerta: la KAI (en español: ICO, Internacional Comunista Obrera), fundada en 1922 por militantes que rompieron con la IC. Decimos “nacida muerta” porque surgió de un largo proceso de ruptura con todas las formas organizadas de la contrarrevolución con la pretensión de ser una Internacional “de las masas revolucionarias” (según el KAPD), cuando ya se había alcanzado y pasado la cima de la oleada de lucha y había un claro reflujo global en la dinámica revolucionaria. Es el comienzo de la llamada fase de “sectarización”: los grupos y partidos comunistas revolucionarios se debilitan numéricamente, se dividen en varias tendencias, luchan entre sí, etc. La mayoría de ellos desaparecerán mientras que otros se fosilizarán y presentarán una “alternativa” a los partidos bolcheviques: los “consejos obreros” y el consejismo. También aquí, como en todas partes, ¡la forma prevalece sobre el contenido del asociacionismo proletario!
Dicho esto, he aquí el texto del “Instituto de Balística”. Disfruten de su lectura, y no duden en enviarnos sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.
GdC.
¡Parar la guerra! ¿Anti-imperialismo o lucha de clases?
Fuente: https://insurgenciamagisterial.com/parar-la-guerra-anti-imperialismo-o-lucha-de-clases/
Una nueva guerra, otra vez…
1. La campaña militar israelita en Palestina no solo tiene un carácter salvaje, sino que también presenta cualidades racistas y de limpieza étnica, por lo cual no es exagerado llamarla una práctica genocida sin necesidad de entrar en debates estadísticos. Sin embargo, su naturaleza no corresponde a ninguna excepcionalidad, es una empresa social de destrucción como el resto de conflictos bélicos modernos, que tiene como objetivo final la conquista del territorio de la Franja de Gaza primero, y de Cisjordania después.
2. Por muy desgarradoras que resulten las imágenes, no cambia el hecho de que es una más de las guerras del capitalismo. Aunque las modalidades pueden cambiar, a veces por materias primas, a veces por expansión de mercados o como en este caso, por un espacio desde donde posicionarse en la guerra entre imperios.
3. Lo iniciado en octubre de 2023 ha desencadenado un reacomodo en la geopolítica de Oriente Medio y el mundo, pero la geometría tradicional no alcanza para explicarlo. El capitalismo ha tenido varias olas exitosas de globalización, desde el comercio marítimo del s. XVI hasta la conquista del telón de acero soviético a finales del s. XX, hoy podemos afirmar que domina todas las esquinas del planeta y que ya no hay oposiciones regionales, dado que la única oposición a la burguesía podría ser el proletariado insurrecto y ese no “gobierna” en ningún lugar del mundo (mucho menos en China).
4. Los regímenes a los que se les suele atribuir alguna diferencia, ya sea por su forma o por su cultura, no dejan de ser capitalistas. No existen “vacíos” a resguardar. La producción material de la vida en el lugar más apartado de la tierra ya forma parte de una cadena de valorización, y el producto de esta es forzosamente gestionado por la burguesía que domina ese territorio a través de su forma política, el Estado. Las imágenes de Rafah antes de la guerra lo demuestran, con su comercio de mercancías bajo el dominio policiaco no solo del ejercito sionista, también de la policía de la ANP o de Hamás.
¿Y nosotros?
5. Cómo posicionarse ante las guerras capitalistas es un tema que ha dividido a los elementos organizados del proletariado desde hace dos siglos, esto porque asumimos que no hay tal cosa como una lucha nacional, dado que ambas clases son mundiales, y los proletarios somos compañeros que luchan en cualquier parte del mundo. Consignas como “si luchas aquí, luchas allá” no son solo versos, expresan una realidad material.
6. Las formas de solidaridad se han adaptado a las condiciones históricas de cada guerra. En un inicio fueron forajidos románticos al estilo Bakunin cruzando el mundo para socorrer los levantamientos, llegando a Paris, a Bolonia o a Cuautla. Pero en tiempos de la II Internacional, partidos y sindicatos obreros le otorgaron un lugar central en sus discusiones. No participar de la guerra, sino parar su maquinaria era una obligación de los revolucionarios, y para ello se llamaría a una huelga general internacional. En la práctica todos estos esfuerzos fracasaron, ya que estas organizaciones fueron absorbidas por sus enemigos. No solo fue la socialdemocracia aprobando las declaraciones de guerra, incluso algunos patriarcas del anarquismo declararon que era preferible que la guerra la ganara el bando aliado (aquellas democracias que ejecutaban revolucionarios a la menor provocación).
7. Sin embargo, en 1918, en plena carnicería mundial, el primer asalto proletario comenzó con los motines y deserciones de conscriptos en ambos frentes. Lo que los bolcheviques y espartaquistas sintetizaron como “derrotismo revolucionario”, que no es otra cosa que los soldados volteando sus armas contra sus generales como forma de parar la guerra, fue la lección más importante del periodo.
8. Después de la 2ª guerra mundial, esta consigna mutó colosalmente. Al existir dos bandos, los países coloniales tendrían un carácter progresista y derrotar a las metrópolis abriría procesos revolucionarios en ambos lados. Esto aplicaba a los partisanos de Europa, a los maoístas en Asia, a los panarabistas, africanistas y latinoamericanos. El esquema de liberación nacional duró tres décadas.
9. La solidaridad fue una práctica generalizada del proletariado alrededor del mundo. Ya sea suministrando recursos (financieros o humanos) a través de sus respectivas burocracias militantes (comités en apoyo al tercer mundo), ya sea a través de una condena moral y pidiendo una paz abstracta (hippies y new age) o en algunos casos cuestionando el papel de la propia burguesía ya sea como agresora o como cómplice. La consigna “traer la guerra a casa” sintetiza la lección del 2º asalto.
10. Lo cierto es que estos procesos anticoloniales fueron rápidamente secuestrados, abriendo en algunos casos feudos despóticos para nuevas burguesías locales (muchas veces en su forma militar) o siendo nuevos eslabones para algún bando imperialista, ya sea la URSS o USA. En la mayoría de ellos, los grupos revolucionarios fueron liquidados y el proletariado desmovilizado para volver a la producción.
¿Y ahora?
11. Lo que el conflicto en Oriente Medio nos permite reflexionar es la limitante que presentan las actuales posiciones ante la guerra. Aunque existen algunas aberraciones como la izquierda alemana pro-sionista, sabemos que el rechazo de la población a esta guerra es masivo, pero se expresa en la forma de un moralismo sentimental (positivo pero insuficiente) y que en el seno de las organizaciones militantes aun abunda con fuerza una postura peligrosa: el defensismo, que significa tomar partido por alguno de los bandos estatales del conflicto.
12. Este antimperialismo, parte del supuesto de que existen naciones buenas y naciones malas, cuando en realidad solo hay fuertes y débiles. Ya sea en la guerra ——Ucrania VS Rusia o Israel VS Irán, o el próximo USA VS China—, sus respectivos gobiernos funcionan oprimiendo a su población y sus ejércitos en cualquier momento se vuelven verdugos internos. Los trabajadores de estas naciones pasan de ser bestias de carga a carne de cañón.
13. La ofensiva que desató el régimen criminal de Netanyahu sobre Teherán ha traído de nuevo esas voces a la arena. Los llamados a defender el régimen de los ayatolás olvidan tanto el origen como la función de dicha teocracia, la contrarrevolución islámica. En 1979 hubo un levantamiento popular de enormes dimensiones para derrocar al Sha, encabezado por los consejos obreros (shoras) que no solo buscaban un cambio político sino una revolución social, ante lo cual la burguesía tuvo que recurrir a Jomeini y su grupo político para encauzarla y mantener la estabilidad necesaria para el desarrollo capitalista en Persia. Su supuesto antimperialismo quedó desmoronado cuando iniciaron aquella guerra santa contra el Irak del partido Baaz.
14. Hoy en día, Irán ha construido una imagen de “resistencia” a Occidente a través de su conflicto con USA, pero en el fondo sólo es una guerra económica más, donde los ayatolás construyen un frente regional a través de su apoyo a milicias islámicas, como en Líbano y Palestina, además de masacrar poblaciones kurdas. Justo antes de este conflicto, el gobierno estaba siendo sumamente cuestionado por su población, incluyendo las protestas en contra de la policía moral a raíz de la muerte de Amini, lo cual ahora será sepultado en medio los llamados a la unidad nacional, igual que ocurrió con los opositores a Netanyahu de Tel Aviv.
Ninguna guerra, más que la de clases
15. Llamar a defender al país pequeño para quebrar al imperio ha sido una estrategia no solo absurda, sino inútil, que ha llevado incluso a enrolarse bajo la dictadura de Videla en Argentina o bajo el manto de los talibanes. Los estragos que ha dejado esta política en el movimiento revolucionario aún se siguen sufriendo, ya que la guerra no solo se libra en el frente, sino también la retaguardia, lo que implica aumentar los niveles de explotación para garantizar recursos al ejército, reforzar la vigilancia y la represión de la vida cotidiana.
16. Ahora, las críticas de todos estos grupos al derrotismo revolucionario son de tan bajo nivel que piensan que es un llamado a que los proletarios invadidos deben dejarse desarmar y abrir paso a las fuerzas de ocupación, pero eso es ridículo. Sabemos que los ejércitos no son de conscriptos, sino de mercenarios y profesionales y no esperamos que estos se conmuevan, dejen de disparar y den marcha atrás. No es 1917, las formas han cambiado, mantenemos este principio.
/ En el sitio de Proletarios Revolucionarios podemos encontrar un estado actual del debate, invitamos a su lectura /
17. Lo que aquí se está defendiendo no es un invento, sino es el espíritu de las acciones que tienen lugar ya en contra de la guerra: desertar del ejército, como hacían los refuzniks hebreos, frenar el envío de suministros como los estibadores de Francia, parar la fabricación de armamento como los obreros ingleses, o incluso las acampadas de los universitarios de Boston. Conocer los límites propios de estas acciones no impide reconocer su potencia. Pasar de la suplica de la sociedad civil y el boicot de los consumidores, a la ruptura y el bloqueo de las cadenas que hacen posible las acciones militares.
18. El llamado a “romper relaciones diplomáticas” que sigue imperando en las manifestaciones se debe convertir en una acción encaminada al corto circuito de las condiciones que hacen posible la guerra. Aumentar la reflexión, la discusión y la conspiración, esto hasta que las armas de la crítica puedan convertirse en la crítica de las armas, en todos los frentes, el de Trump y Netanyahu, pero también el de los Ayatolás, desde el Ártico, hasta la Antártida.
Instituto de balística – 26/06/2025