La Inquisición: ¿un instrumento de represión religiosa o una herramienta de la lucha de clases?

Máximo Relti

¿Qué factores hicieron posible que Inquisición mantuviera su influencia en España durante tantos siglos?

Frecuentemente, la Inquisición y sus tribunales han sido presentados como exclusivos instrumentos represivos utilizados por la Iglesia Católica en contra de sus propios disidentes o en sus campañas de exterminio de sectas o religiones que osaban poner en cuestión la autoridad de Roma y del Papa.

Si bien esa percepción es correcta, sólo lo es parcialmente. La Inquisición fue creada originalmente en el siglo XII en el Languedoc (sur de Francia). Aunque su creación obedeció a la necesidad de combatir la herejía de los cátaros o albigenses, esta institución se mantuvo en España como el Tribunal del Santo Oficio.

Inicialmente, sirvió como arma en las guerras feudales contra los musulmanes andalusíes. Pero, en la medida que transcurría el tiempo, fue desempeñando cada vez más la función de instrumento represivo de la nueva Monarquía absolutista. Con la unificación de España, Austria y Alemania bajo Carlos V (1519-56), la Inquisición terminó  transformándose en una suerte de  agencia de represión paneuropea.

El «Santo Oficio» de la Inquisición disponía del poder y de la autoridad para detener y torturar a los herejes, confiscar sus propiedades y entregar a los condenados a los torturadores o al verdugo para que procediera a su ejecución. El Santo Oficio dispuso también de la autoridad necesaria para que, a partir del año 1564, pudieran ser incluidos en el Índice de Libros Prohibidos la lista de textos que debían ser pasados por las llamas de la hoguera.

Aunque resulte difícil de creer, resulta interesante que el lector conozca que esas listas no fueron derogadas hasta el cercano año de 1966 del pasado siglo. Ni que decir tiene que dondequiera que llegara la mano de la Inquisición, el arte, la ciencia y la libertad de pensamiento e investigación quedaban gravemente amenazados. Aunque también contribuyeron a ellos otros muchos factores, muchas de las actuales penurias españolas en el campo de la Ciencia se las deben a la Inquisición y a la influencia que esta irradió durante siglos sobre la Historia y la  sociedad española

LA INQUISICIÓN: EXPRESIÓN DE UN CONTEXTO SOCIAL Y POLÍTICO

En el contexto de la Península Ibérica, la clase terrateniente feudal mantuvo durante siglos en España un dominio apenas cuestionado. El comercio y las ciudades permanecieron durante siglos en una situación de total   subdesarrollo y miseria. La Ciencia y la Cultura fueron víctimas de la presión del absolutismo de la dinastía de los Habsburgo, cuyo brazo represor doméstico estuvo siempre manos en manos  de la Inquisición.

Estas puntualizaciones nos sugieren que la Inquisición, más allá de ser simplemente una herramienta religiosa, funcionó también como un idóneo instrumento de control y de represión política y social. En términos actuales podríamos afirmar que en el contexto histórico al que nos referimos, la Inquisición desempeñó en la lucha de clases que se libraba entonces, un papel claramente represivo en relación con todos aquellos movimientos y corrientes de pensamiento  que desafiaban el orden establecido, impidiendo  cualquier tipo de conquistas y avances sociales.

La Inquisición, como Tribunal del Santo Oficio, tuvo una larga permanencia en España. Las circunstancias que permitieron que ello fuera así tienen que ver, ciertamente, con hechos históricos multifactoriales que persistieron hasta el siglo XIX.  Pero, ¿qué fue lo que hizo posible que su existencia, -a diferencia de lo que sucedió en otros países-, se mantuviera en la vida social y política española durante tantos siglos?

En el contexto de la península Ibérica, donde la clase terrateniente feudal continuó dominando, y el comercio y las ciudades tuvieron un escaso desarrollo, la Inquisición fue utilizada como un  poderoso  instrumento de  poder y represión en manos de las clases sociales hegemónicas para quebrar cualquier tipo de resistencia o tentativa de cambios sociales.

El Santo Oficio de la Inquisición, dirigido desde Roma, se convirtió en una especie de tribunal contrarrevolucionario permanente. Los inquisidores disponían de la posibilidad de moverse a través de cualquier país católico, disponiendo de la autoridad para detener, torturar y ejecutar a los «herejes». Entre estos últimos se encontraban todos aquellos que planteaban dudas acerca de la ortodoxia cristiana, la Ciencia o la interpretación del mundo a través de la óptica de la teología católica.

La cultura humanista del Renacimiento fue sustituida por la alabanza de la autoridad tradicional. El arte y la arquitectura se fosilizaron en la glorificación barroca del poder, la riqueza y el misticismo. Sobre los investigadores científicos de la época permanecía la amenaza de poder ser quemados en la hoguera junto con sus libros.

Durante la Europa de la Contrarreforma podía ser peligroso pensar en voz alta. A pesar de los logros artísticos, arquitectónicos y científicos del Renacimiento en lugares como Italia, el capitalismo mercantil embrionario fue sofocado y el Renacimiento artístico quedó al servicio de la Contrarreforma.

Es ampliamente conocido como figuras de la talla de Galileo Galilei enfrentaron problemas con la Inquisición debido a sus ideas. Galilei fue juzgado como «hereje» por mantener que la Tierra orbitaba  alrededor del sol.

Giordano Bruno, un filósofo astrónomo y matemático, fue arrastrado hasta los tribunales  y quemado en la hoguera en Roma, por el delito de «herejía» en 1600. Bruno tuvo el atrevimiento de defender la hipótesis de que el Sol era una simple estrella y que el Universo contenía un número infinito de mundos.

    Michael Servetus, un científico anatomista, descubrió la circulación la sangre a través del cuerpo humano. Fue quemado en la hoguera por una secta protestante calvinista.

Tommaso Campanella, un filósofo y poeta, que había escrito «La Ciudad del Sol», un libro al que se describía una utopía basada en la comunidad y el conocimiento, fue   arrestado y torturado por la Inquisición por sus «ideas heréticas», permaneciendo 20 años en prisión por sus reflexivos atrevimientos.

 

A pesar de las profundas crisis y desafíos bélicos, como la crisis de 1640, la estructura de Poder de la dinastía, los Habsburgo españoles y la Inquisición pudieron resistir todo tipo de embates. Y es que  el Santo Tribunal de la inquisición constituía un firme baluarte, que representaba a los intereses de las clases feudales y aristocráticas del reino de España, que se oponían a las corrientes burguesas que se empezaban a pronunciar por las libertades mercantiles y políticas.

En realidad, la permanencia de la «Santa Inquisición» en la península ibérica no fue más que la expresión del escaso desarrollo económico, social y político del que, durante siglos, había adolecido la sociedad peninsular. La existencia de la Inquisición pudo matenerse porque demostró ser un instrumento extraordinariamente eficaz en la erradicación no sólo de cualquier  disidencia religiosa, sino sobre todo de cualquier forma de rebelión política o social en los confines de la monarquía española.

Mientras que en Inglaterra, Francia y Alemania ya avanzaba impetuosa la Revolución industrial, los españoles, en cambio, tuvieron que esperar hasta el año 1834 para que la Inquisición fuera definitivamente abolida. Y decimos «definitivamente», porque ya había sido suprimida por José Bonaparte, después de la invasión francesa de la Península. No obstante, en cuanto fueron expulsados los ejércitos de Napoleón, y  se produjo el retorno de Fernando VII al trono de España, este restableció, la Inquisición en 1814.

Resulta importante subrayar que aunque la Inquisición fue oficialmente abolida en España en 1834, su influencia y legado en la cultura y en sociedad española perduró durante mucho más tiempo, proyectándose sus efectos durante una buena parte del siglo XX.

Y habría que preguntarse hoy, en pleno siglo XXI, si ese nefasto legado cultural y político ha desaparecido totalmente del mapa sociológico español.

Fuentes:

https://canarias-semanal.org/art/35180/la-inquisicion-un-instrumento-de-represion-religiosa-o-una-herramienta-de-la-lucha-de-clases

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