El cine nazi en la España republicana y franquista

Manuel Medina

¿ Por qué razones la II República española fue más beligerante con la cinematografía soviética que con la propaganda pronazi?

El Régimen nazi se distinguió, desde que se produjera su ascenso al Gobierno en 1933, por el uso estratégico y especializado de la propaganda con el objetivo de ensalzar y difundir la ideología nacionalsocialista. Joseph Goebbels, su ministro de Propaganda, entendió rápidamente la importancia del cine como un medio idóneo y persuasivo. Para ello, recreo y fortaleció la estructura cinematográfica heredada de la República de Weimar, promoviendo la producción de documentales, filmes y noticiarios que exaltaran la ideología nacionalsocialista, así como el concepto de la «supremacía» de la raza aria sobre todas las demás.

Películas como las de la directora cinematográfica pronazi Leni Riefenstahl, especialmente las filmadas durante los Juegos Olímpicos de Berlín, son una viva expresión de esta manipulación ideológica total. El cine, en pleno auge como industria durante aquellos años, se convirtió en un canal vital para la difusión a través de la imagen de una Alemania poderosa y superior, bajo el mando de Hitler.

Sin embargo, contrariamente a una opinión generalizada, el impacto del cine nazi en España no comenzó precisamente con la victoria de los militares franquistas en 1936, como pudiera suponerse. La difusión de la propaganda nazi en territorio español comenzó unos pocos años antes de que se produjera la derrota militar de la II República a manos de los militares sublevados. La realidad es que los nazis tuvieron manos libres para la difusión del grueso de su propaganda en España, sin que llegaran a tropezar con muchos inconvenientes a lo largo de los 6 años que duró el Régimen republicano.

Ya durante los pocos años que logró sobrevivir la II República, la Embajada alemana en Madrid podía distribuir sin inconvenientes noticiarios y películas con claros tintes propagandísticos pronazis, incluso en un contexto en donde lo que predominaba eran los informativos provenientes de los Estados Unidos o Francia. No deja de resultar curioso, y aparentemente paradójico, que la censura republicana actuara con mayor rigor contra las producciones cinematográficas soviéticas y americanas. Un hecho, este último, que permitió que el Régimen nazi lograra hacer sentir el peso de su presencia en las salas de cine españolas.

En general, las películas nazis se proyectaban en las salas de toda España, muchas veces en proyecciones privadas, en locales facilitados por la tupida urdimbre de Colegios alemanes esparcidos en toda la geografía española, y dirigidas a un público de habla alemana, ya que estas películas se presentaban en su versión original en alemán y sin subtítulos en castellano.

LA PROPAGANDA PRONAZI DURANTE LA II REPÚBLICA

En cualquier caso, no deja de llamar la atención, sobre todo atendiendo a lo que históricamente sucedería  unos pocos años después, que la censura del Gobierno de la II República se ensañara más en las películas de origen soviético que en el cine nazi proveniente de la Alemania  hitleriana. Son varias las razones que sirven para explicar que esto sucediera así. La censura republicana se centró en el cine soviético por el contenido marcadamente revolucionario de la filmografía de la URSS.

Y es que la mayor parte de los sucesivos Gobiernos republicanos, salvo aquellos posteriores a las elecciones de febrero de 1936, no se caracterizaron, ni mucho menos, por su escoramiento hacia posiciones de izquierda. Más bien sucedió todo lo contrario. El sesgo ideológico que dominó en los diferentes Ejecutivos republicanos hacía que estos estimaran  socialmente más peligrosa la filmografía soviética, en cuyos mensajes se proponía la Revolución social, la lucha contra los grandes terratenientes y la reforma agraria, que todo el grandilocuente aparataje de la propaganda nazi, que no solo garantizaba la preservación del «statu quo» social sino que, además, no iba a encontrar más que la escuálida adhesión de unos pocos miles de jóvenes y acaudalados falangistas, carentes de la más mínima influencia política en la sociedad española.

El cine nazi alemán, aunque resultara truculentamente propagandístico, no llegaba a representar un choque ideológico frontal con la mayoría de los sucesivos Gobiernos republicanos. Durante el llamado Bienio Negro derechista, -es decir, de gobiernos patrocinados por personajes tales como Gil Robles y Alejandro Lerroux-, estos tenían más afinidades ideológicas con los nazis que la que podían tener con los bolcheviques soviéticos.

  LA PRESENCIA NAZI DURANTE LA GUERRA CIVIL 

En el curso del conflicto militar, las proyecciones de películas alemanas se limitaron casi exclusivamente a su exhibición en la llamada “zona nacional”. Los territorios ocupados por los Ejércitos de Franco disponían de muy pocas salas de cine y, salvo excepciones, las que había estaban fatalmente acondicionadas. Eran sólo Madrid y Barcelona, así como otras grandes ciudades españolas, las que contaban con una  estructura cinematográfica medianamente aceptable.

En los primeros meses de la guerra, las autoridades nazis facilitaron un ingente aporte de películas de propaganda nacionalsocialista a través de la organización política de la Falange. Estas películas solían ser exhibidas en «actos patrióticos», destinados principalmente a un público integrado mayormente por soldados.

En el año 1938, ya cercana victoria del bando sublevado, los nazis detectaron una oportunidad idónea para relanzar la actividad cinematográfica alemana en España. El Régimen franquista necesitaba de manera urgente mejorar su deteriorada imagen exterior y recurrió a los nazis para la obtención de réditos en el ámbito propagandístico. Fue ese mismo año cuando Alemania se prestó a colaborar con el bando sublevado, tanto en lo que se refería a la producción como a la distribución de las pocas películas españolas que se realizaban.

LA PROPAGANDA NAZI EN ESPAÑA TRAS LA VICTORIA DE FRANCO

Tras la victoria de Franco en la Guerra Civil Española y durante los primeros años de la posguerra, la presencia del cine nazi en las pantallas españolas se manifestó de manera abrumadora. Los noticiarios alemanes que se exportaban a España formaban parte de una cuidada estrategia de propaganda del Tercer Reich. Estos Noticiarios constituían una herramienta destinada a la difusión de la ideología nazi, así como, también, de sus objetivos políticos. El Ministerio de Propaganda alemán centró sus esfuerzos en asegurar la exportación de estos noticiarios a España, considerando a este país como un punto clave para tratar de extender su influencia hacia Sudamérica.

No obstante, la presencia y el impacto de estos noticiarios en España tuvieron que afrontar algunas resistencias y limitaciones. Las autoridades españolas, mediante un decreto firmado el 26 de abril de 1941, impusieron censura a las películas y noticiarios alemanes. Esta censura, llevada a cabo por la Iglesia Católica, alteró significativamente el contenido de los Noticiarios nazis, generando quejas por parte el ministerio de propaganda alemán,   ya que la censura española exhibía estas cintas muy modificadas para tratar de contentar a diferentes sectores políticos del propio Régimen, que no coincidían totalmente con la cosmovisión ideológica nacionalsocialista.

 

En 1941, los representantes alemanes decidieron romper el acuerdo debido la resistencia que oponían los sectores más proclives al nacional-catolicismo a la hora de  tragarse todo el «paquete» ideológico de los documentales confeccionados y producidos en Alemania. De manera que por un decreto firmado el 26 de abril de 1941 se obligó a los alemanes a ajustarse a la nueva situación, permitiendo que la censura española  interviniese en las películas alemanas, tanto en las de ficción como en los documentales y noticiarios propagandísticos. En 1942, se negoció un nuevo convenio, pero ahora reduciendo ya el número de películas y documentales a exportar, pues ya no se consideraba tan imprescindible la presencia del cine alemán en España.

FIN DE LA PROPAGANDA CINEMATOGRÁFICA ALEMANA Y LA APARICIÓN DEL «NODO»

En la medida que los Ejércitos alemanes perdían batalla tras batalla en el frente del Este, acosados por los arrolladores avances del Ejército Rojo, el aparato de propaganda alemán no sólo fue derrumbándose poco a poco, como un castillo de naipes, sino que sus posibilidades de difusión resultaron considerablemente mermadas.

En España los noticiarios alemanes comenzaron a ser sustituidos, de manera paulatina, pero también implacable, por aquellos otros que la propia dictadura  empezó a producir.

Fue entonces cuando apareció en celebérrimo «NO-DO«, que se centró en destacar la figura de Franco y en la promoción de los valores clásicos del franquismo y de la derecha histórica española. En él se incluyeron temas como la paz, la victoria, las conmemoraciones patrióticas, la omnipresencia de la Iglesia Católica y las escasas visitas de personajes internacionales, que por entonces apenas se producían.

El NODO se encargó, igualmente, de abordar temas más ligeros como los deportes, los toros, y el folclore, evitando, naturalmente, cualquier tipo de referencias o mención a los horrores de la Guerra Civil y la posterior represión franquista.

La censura y la manipulación de la información pasaron a ser prácticas habituales en los noticiarios del NODO, que intentaron proporcionar siempre una imagen positiva del Régimen, omitiendo cualquier aspecto negativo que estuviera relacionado con la realidad española de la época. Y de esa manera continuó procediendo a lo largo de la friolera de casi cuatro décadas.

Fuentes:

https://canarias-semanal.org/art/35619/el-cine-nazi-en-la-espana-republicana-y-franquista

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