Guerra de Clases 05/2016: Sobre la muerte de Fidel Castro

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La televisión nacional cubana anunció el pasado 26 de noviembre de 2016 la muerte de Fidel Castro, a la edad “venerable” de 90 años. Este viejo chapado a la antigua contra-revolucionario será célebre tanto en Cuba, donde un luto nacional de nueve días fue decretado, así como en el mundo entero por la izquierda internacional burguesa, de izquierda y de extrema izquierda.

Aportamos aquí nuestra pequeña piedra al edificio de la crítica comunista reproduciendo un texto (que hemos igualmente traducido al inglés y checo) publicado en 1990 en la revista central de Grupo Comunista Internacionalista (GCI) que denuncia la naturaleza y el carácter inminentemente contra-revolucionario del partido “Comunista” Cubano, los “barbudos”, y su “Líder Máximo”: Fidel Castro…

Al mismo tiempo queremos reafirmar que nunca han existido los “países comunistas” en el mundo y en la historia. La URSS así como sus países satélites de Europa del Este, China o Vietnam, Albania o Nicaragua, Corea del Norte o Camboya y en la actualidad Venezuela, Bolivia, Ecuador o Rojava, no han hecho más que representar y representan en los comienzos del siglo XXI el mito grosero del “socialismo en un solo país”, queridos por los marxistas-leninistas y por los stalinistas de todo pelaje ¡Todos son capitalistas de pies a cabeza! Porque ahí donde existe el trabajo asalariado, está también inevitablemente el Capital y no puede ser de otra manera porque existe una vestidura ideológica “marxista”, una reorganización de la burguesía a través de un partido político y un Estado y sus esfuerzos (sin ninguna oportunidad real de tener éxito) para dar otra forma a los capitalistas de mercado, de la competencia y el valor.

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Después de leer el segundo texto que presentamos “Carta a los amigos rojavistas”, algunos dirán que no aporta nada de nuevo al debate. Es posible. Pero desde nuestro punto de vista, representa un excelente resumen del argumento desarrollado hasta el presente. Publicado en mayo de 2016 bajo la firma de TKGV, llamó nuestra atención por su claro razonamiento y su vista crítica bien estructurada contra el apoyo actual a la moda con la “región autónoma de Rojava”. Como compartimos las posiciones que aquí son desarrolladas, y como no es el primer texto critico que publicamos sobre esta cuestión, ni la primera introducción que escribimos de este tema, probablemente no es necesario explicar a más detalle nuestra posición. Referimos a los lectores a las entradas más antiguas en nuestro blog que les darán una idea más compleja acerca de esta problemática.

En lugar de eso, queremos poner en cuestión dos puntos del texto, dos temas ligados a la “cuestión de Rojava”, pero más generales y entonces de cierta manera más importantes.

El primero concierne a los “amigos rojavistas”, es decir a aquellos a quienes la carta está dirigida. Los autores presuponen que hay en el movimiento revolucionario algunos grupos donde los militantes se engañan con la cuestión de Rojava, mientras que en otros temas sus posiciones son de carácter comunista/anarquista.

Y bien, no es exactamente eso que vemos a nuestro alrededor. En realidad, la mayor parte de esos grupos o individuos que apoyan la cuestión de Rojava no están ni mal informados ni se equivocan en su evaluación de esta cuestión particular. Al contrario, su apoyo a Rojava sigue la lógica de sus posiciones como un todo. Es su incomprensión de las cuestiones esenciales del movimiento revolucionario – qué es el Capital y el Estado y entonces cuál es el objetivo de la revolución – que les hace apoyar el proyecto de Rojava.

En el cuerpo ideológico de la mayor parte de los “amigos rojavistas” (algunas excepciones nos excusaran), el Estado es en el mejor de los casos el equivalente de un Estado nacional moderno en lugar de ser la manera en como el capital se organiza en fuerza, lo que evidentemente permite describir a Rojava como un no-Estado. La democracia está asociada a la manera por la cual el “pueblo” puede participar en las tomas de decisiones (y entonces el problema es que nuestra sociedad no es “suficientemente democrática”) en lugar de ser la manera en que el capital nos mantiene alienados a través de la falsa comunidad de ciudadanos, lo cual permite a los partidarios de Rojava admirar la “democracia participativa” como modelo para la sociedad futura. Y así podríamos seguir sin acabar…

El segundo punto que queremos remarcar, es la observación de los autores según la cual “no hay sino la revolución en la vida”, y que habría sólo algunos casos escapando hacia la lógica de la comprensión comunista del mundo, algunos casos donde sólo podemos hacer a un ciudadano elegir ente lo “malo” y aquello “menos malo”, donde debemos aceptar la lógica del capital, tomar parte en el juego de uno u otro lado.

Camaradas ¿de qué casos hablan? ¡No nos hagamos ilusiones! El capital controla la totalidad de nuestras vidas (empezando por la manera en cómo nos ganamos la vida y hasta llegar a nuestras relaciones íntimas), no hay ningún lugar donde podamos escapar del doble rol que tomamos en su juego: por un lado siendo sus esclavos condenados a alimentar su maldita ganancia con nuestra propia carne y sangre, y por el otro lado siendo sus enterradores, aquellos que le destruirán con la abolición del trabajo asalariado y estableciendo una verdadera comunidad humana.

En tanto que individuos, proletarios, obreros, así como en grupo, en efecto estamos confrontados a varias situaciones, en las luchas locales o internacionales a veces etiquetados de ecologistas, sindicalistas, humanistas o cualquier otra cosa ¿En qué momento nos preguntamos cómo actuar, cómo posicionarnos, qué o quién debe ser apoyado, qué debemos hacer? Y a pesar de que nuestra respuesta pueda variar en los detalles concretos según tal o cual caso particular, la esencia es siempre la misma. No estamos ni en el campo de los pobres, ni en el de los oprimidos o de los proletarios como tal. Nosotros apoyamos la causa comunista, aunque débil, confusa, oculta o indecible cuya expresión pueda ser en ésta o aquella lucha, intentaremos sostenerla, desarrollarla y llevarla hasta sus últimas consecuencias… Donde sea que los proletarios luchen por mejores condiciones de vida, por la disminución de la explotación, donde sea que ellos traten de hacer valer sus reivindicaciones reales y organizarse fuera y contra las estructuras del capital…

# Guerra de Clases – Diciembre 2016 #

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Contra-revolucionarios de ayer, de hoy y de siempre: el partido “Comunista” cubano, con Machado, Batista, Castro
(Grupo Comunista Internacionalista, 1996)

El Partido “Comunista” cubano, partido único del régimen castrista no comenzó su acción contrarrevolucionaria a partir de que Fidel se declaró “marxista leninista”, sino mucho antes, desde que en 1923 funcionaba como “Agrupación Comunista” a las órdenes del stalinismo internacional. Como en todas partes del mundo, esos “marxistas leninistas” estuvieron en todos los momentos decisivos contra los intereses inmediatos e históricos de los proletarios. En particular en Cuba hubo tres momentos decisivos en donde la dictadura general del capital se concentró tiránicamente y el terrorismo de Estado contra el proletariado llegó a niveles supremos: la tiranía de Machado, la tiranía de Batista, la tiranía de Castro. En esos tres momentos históricos los “marxistas leninistas” cubanos abandonaron las luchas obreras y se plegaron a las tiranías de turno.

La tiranía de Gerardo Machado y Morales se caracterizó por la persecución, el encarcelamiento y el asesinato de militantes obreros, como Alfredo López (secretario de la Federación Obrera de La Habana), Enrique Varona, Duménico, Cúxar,… Contra ésta tirania, la clase obrera en Cuba desencadenó una enorme batalla siendo su momento culminante la huelga general comenzada el 28 de julio de 1933, generalizada de inmediato al conjunto del país. En esas circunstancias, y a cambio de la legalización por el propio Machado del Partido “comunista” y sus organismos sindicales, los stalinistas, éstos dan la orden general el 7 de agosto, de “volver al trabajo”. Los documentos firmados en nombre de la Confederación Nacional Obrera de Cuba (agencia de la Confederación Sindical Latinoamericana de Montevideo) por el stalinista Cesar Villar, serán publicados por la propia policía de Machado en las columnas de los edificios, los postes de alumbrado y los árboles de los parques de las ciudades. A pesar de ello la huelga y la acción directa del proletariado continuó llegándose el 12 de agosto a una verdadera situación de guerra civil, culminando con la caída y fuga de Machado y varios jefes ministeriales, policiales y militares responsables directos de la represión. Cabe destacar que Machado contó en sus 8 años de tiranía con el apoyo norteamericano, apoyo que en el momento culminante de la huelga se concretizó en que la isla se encontraba rodeada de acorazados norteamericanos, pero como en otras ocasiones el poder Ejecutivo del norte, logró cambiar a tiempo y el enviado de Roosvelt, Sumners Wells terminó apoyando la oposición democrática como fórmula de recambio que a la postre se impuso.

Luego, también a la tiranía de Batista le chuparon las medias. Primero a cambio de una colaboración velada, Batista permite a Juan Martinello la organización del Partido de Unión Revolucionaria; luego se autoriza la salida del vocero stalinista “Hoy”. A mediados de 1938, el partido en plenario declara que Batista “ya no es el punto focal de la reacción, sino el defensor de la democracia”. Ello es el resultado de la estrategia stalinista internacional del Frente Popular aplicada abiertamente en la Isla. Como resultado de aquella declaración se reúne Blas Roca ya entonces secretario del PCC con Batista y éste legaliza en setiembre de 1938 al “comunismo”; por lo que el Partido de Unión Revolucionaria se disuelve, al desaparecer su razón de ser, en beneficio del “comunismo”, que para borrar ante los ojos del proletariado su colaboracionismo con las distintas dictaduras decide cambiar de nombre por el de PSP: Partido Socialista Popular. Se llega así a la campaña electoral de 1940 en donde Batista, beneficia del apoyo total de los stalinistas cubanos que aplican a la letra la política frentepopulista dictada desde Moscú; a cambio de lo cual tendremos ya algunos ministros stalinistas como Juan Marinello y Carlos Rafael Rodríguez.

La posición de los stalinistas cubanos ante las elecciones de 1940 era la siguiente “Fulgencio Batista y Zaldívar, cubano ciento por ciento, celoso guardador de la libre patria, tribuno elocuente y popular… prohombre de nuestra política nacional, ídolo de un pueblo que piensa y vela por su bienestar… hombre que encarna los ideales sagrados de una Cuba nueva y que por su actuación demócrata identificado con las necesidades del pueblo, lleva en sí el sello de su valor…” Es importante tener en cuenta que son estos mismos personajes del stalinismo que loaban a Batista, los que como Blas Roca o Carlos Rafael Rodríguez, cantarían luego loas a Fidel Castro y serían los ministros de la tiranía de este último. El 28 de enero de 1941 el propio Blas Roca escribía: “Nos mantenemos fieles a la plataforma de Batista por todas sus partes”. Juan Marinello declaraba unos días después: “Los únicos hombres leales a la plataforma de Batista son los que militan en la Unión Revolucionaria Comunista”. Pero este amor entre stalinistas y el dictador Fulgencio no era en un solo sentido; el milico sabía reconocer los extraordinarios servicios del Frente popular. Así el propio Batista declaraba por ejemplo: “Querido Blas… me es grato ratificarte mi convicción sobre la eficaz y leal cooperación que del Partido Socialista Popular y de sus dirigentes y masas ha venido y viene recibiendo mi gobierno.”

El hecho de funcionar no solo legalmente, sino como verdadero partido sindical de Estado, le permitió al Partido Socialista Popular contar con todo tipo de medios, lo que en última instancia redundó en el desarrollo de su fuerza. Batista le había permitido por primera vez en plena legalidad, publicar un diario, dotarse de todos los mecanismos legales para el control del movimiento obrero, elegir senadores y diputados y decenas de funcionarios municipales, tener una presencia permanente en todas las instancias oficiales de publicidad y hasta formar parte del Gabinete. Ello los convirtió en una fuerza nacional de primera importancia: el número de afiliados al partido subió espectacularmente de 2.800 en enero de 1938 a más de 5.000 en setiembre y a 23.000 en enero de 1939.

Esa posición de constante apoyo de la dictadura burguesa centralizada en Batista fue mantenida por los stalinistas cubanos, que luego proporcionarían los cuadros fundamentales de la reorganización estatal castrista, hasta último momento. Incluso cuando su posterior jefe Fidel Castro, en abril de 1958, ordenaba la huelga general contra Batista, la misma no fue seguida porque la CTC (Central de Trabajadores Cubanos), dirigida por los stalinistas la desautorizó. Los argumentos para no apoyar la huelga del 12 de abril de 1958 contra Batista, fueron los mismos utilizados para intentar liquidar la huelga del 1933 que terminara con Machado. Incluso los funcionarios stalinistas que trabajaban en el aparato estatal de Batista siguieron haciéndolo, desconociendo totalmente los llamados de Fidel, al que calificaban de aventurero pequeño burgués; mientras que “Novedades de Moscú” afirmaba que las insurrecciones armadas solo eran chispas, que en nada debilitaban el poder de Batista. El propio movimiento 26 de Julio condenó en agosto de ese año, la “traición” del Partido Socialista Popular. Pero estos trapos sucios de la historia una vez conciliados todos en el poder a la sombra de Fidel, fueron escondidos y se llegó al extremo de declarar en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética que “los comunistas cubanos estuvieron en primera fila de combate” (declaración de Severo Aguirre).

Solo cuando a fines de 1958 el derrumbe de Batista se hizo evidente e inminente, los stalinistas cubanos, jugaron con ambas cartas. Así Carlos Rafael Rodríguez, ministro de Batista en el período 40-44 y ministro sin cartera de toda la dictadura de Batista, se desplaza a la Sierra Maestra para concluir un acuerdo oficial con Fidel Castro, que preconiza los acuerdos futuros que lo harían un personero decisivo también del régimen castrista y que hará que uno de los primeros actos gubernamentales de Fidel sea, el 10 de enero de 1959, el legalizar nuevamente al Partido Socialista Popular. No es este el lugar para analizar los innumerables forcejeos internos entre las fracciones de ese partido, las diferentes purgas y luchas entre las mismas, así como las distintas oscilaciones y giros de 180 grados, que llevaron a Fidel Castro, visceralmente anticomunista y además formalmente opuesto al PSP a someterse a los dictámenes del Partido de Moscú.

Solo a título recordatorio, para los lectores que no tengan ni idea de la trayectoria de Fidel recordemos que Fidel era admirador y miembro del partido “ortodoxo” de Eduardo Chibás enemigo implacable del PSP (Partido Socialista Popular) y citemos a Fidel denunciando como enemigos y traidores a sus futuros colaboradores gubernamentales del Partido “comunista”.

A Blas Roca, Fidel lo llamaba “Nuestro Daladier” y agregaba “Cambia tanto de nombre como de color político y varía más la línea táctica que la camisa. Es un camaleón político. Un día ataca al militarismo y al otro lo defiende…” No dudaba pues en llamar traidores a la causa del proletariado a todo el partido y a su futuro colaborador Blas Roca “Los que pregonan izquierdismo y su amor al pueblo… dan la espalda a los trabajadores y se sitúan sumisamente a las órdenes de la bota militar de Batista… Nadie puede impedirme que les grite la verdad en la cara a los aprovechadores mercaderes del proletariado…” Lo que tampoco nos impide a nosotros sostener que no fueron estos últimos que dejaron de ser mercaderes del proletariado por ponerse a la sombra de Fidel; sino que al contrario fueron estos Blas Roca, Carlos Rafael Rodríguez,… y en última instancia hasta el permanente complotador del “comunismo” moscovita, contra el régimen de Fidel, el mismísimo Anibal Escalante y en general, todo el partido pro-ruso quienes terminaron, a pesar de las apariencias, haciendo de Fidel un verdadero vasallo de Moscú y otro mercader más del proletariado.

Para terminar reproducimos otra declaración de Fidel cuando, detenido en México tiempo después de su famoso alegato “La Historia me absolverá”, adonde fuera acusado, a instancias de la policía de Batista, de ser miembro del “partido comunista” declaró:

“… ¿Qué moral tiene, en cambio, el señor Batista para hablar de comunismo si fue candidato presidencial del Partido Comunista en las elecciones de 1940, si sus pasquines electorales se cobijaron bajo la hoz y el martillo, si por ahí andan las fotos junto a Blas Roca y Lázaro Peña, si media docena de sus actuales ministros y colaboradores de confianza fueron miembros destacados del Partido Comunista?”

Estos son los antecedentes fundamentales de ese matrimonio histórico que ha hecho del partido “comunista”, el partido fundamental del Estado capitalista cubano.

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Carta a los amigos “rojavistas”
(TKGV, Mayo 2016)

“Sin embargo incluso entonces, a lo largo de mis años de aprendizaje sobre la vida y la revuelta, las raras noticias que nos llegaban (de Rusia) a veces contenían noticias inquietantes.”
Ngo Van

Esta carta no está dirigida a los militantes que navegan por la red de un movimiento o lucha a otro, de acuerdo a la dirección de los medios, con el objetivo de construir un partido u organización. Está dirigida a ustedes, amigos y camaradas de diferentes ciudades, con quien compartimos posiciones y cuyo sentido crítico y reflexivo apreciamos, pero, sin embargo con quienes a veces podemos estar en desacuerdo[1].

En particular es el caso de Rojava a quien queremos referirnos. Contrariamente a ustedes, después de año y medio, tenemos más que simples dudas acerca del uso de la palabra “revolución” para describir la situación que sucede en esta región. Nuestras dudas igualmente conciernen a la manera en la cual el “proceso” es presentado y apoyado por Occidente.

Esta carta no tiene por objetivo ser exhaustiva en la cuestión, ni “apagar” vuestras posiciones o tratar de convencerles (sobre todo no mediante la alineación de fuentes y referencias a las que se ya se tiene acceso, ni usando los ejemplos de la Rusia de 1917 o de la España de 1936). Se trata más bien de colocar lo postes y las pistas para un debate, evitar que algunos lectores se enlisten o se encierren en una guerra de posiciones, lo cual sería lamentable.

Lo que queremos poner en cuestión aquí es la forma en que percibimos un movimiento o posición particular y la manera en la cual les juzgamos y les tratamos a través de diferencias en análisis y distancia geográfica, diferencias entre discursos y situaciones concretas. Justo como nuestro compromiso en las luchas inmediatas (siempre parciales y a menudo reformistas o defensivas), nuestro posicionamiento sobre las luchas que toman lugar a miles de kilómetros no debe depender de ninguna o particular norma o del sentido de “pureza” revolucionaria, ni de la aplicación de modelos preestablecidos[2]. No queremos rechazar tal o cual movimiento porque éste no parezca suficientemente radical, sino examinar su contenido, sobre todo desde el punto de vista de las relaciones de clase.

La experiencia en Rojava no debe ser tratada diferente. Como todas las situaciones sociales en el mundo capitalista, esta experiencia está envuelta en contradicciones de clase. Aunque estas situaciones sean difíciles de medir, de conocer exactamente las dinámicas y los actores, ciertas cuestiones se imponen: ¿Cuáles son las transformaciones en curso? ¿Dónde se cristalizan las contradicciones y quiénes son los principales actores envueltos? ¿Cuáles son las relaciones de poder que se han establecido? ¿Qué diferencia existe entre discursos y genuinos intereses? ¿Entre nuestros deseos de revolución y las limitaciones que se presentan? ¿Qué del proletariado? ¿Cuál es nuestra visión de la revolución? Etc.

¿Solos contra todos?

La “experiencia revolucionaria” de Rojava es a menudo presentada como siendo confrontada a la hostilidad general y a las amenazas de los “fascistas” e imperialistas de la región, cuando no, del planeta entero.

Vamos a recordar, primero que nada, el acuerdo de no agresión de 2012 que confirmó que las fuerzas armadas de Rojava y aquellas de Damasco conviven pacíficamente (excepto algunos enfrentamientos), e incluso algunas veces colaboraron tácticamente (Al-Hasakah en 2015, Alepo y el corredor de Azzaz en 2016) y además la quasi coadministración de ciertas áreas (Al-Hasakah o Qamichli). Un acuerdo que alimenta tanto debates como polémicas.

En 2014, algunos militantes revolucionarios protestaron en Francia para que las fuerzas militares occidentales llevaran apoyo aéreo al YPG y les proporcionaran armas. En ese entonces ellos proponían colectar algunos miles de euros en apoyo al YPG, particularmente para la compra de armas. Desde entonces los Estados Unidos, seguidos por otros estados, les han enviado toneladas de armas y municiones. Los militantes revolucionarios son conscientes de ello pero reprochan ahora a occidente por no suministrar armas pesadas al YPG[3].

Sobre este terreno, la campaña militar crea una continuidad territorial entre los cantones de Kobane y Jazira (de octubre de 2014 a junio de 2015) lo cual ha demostrado la cercana colaboración entre el YPG y las fuerzas aéreas occidentales (así, inevitablemente también con fuerzas especiales estadounidenses de base). El YPG entonces ha reagrupado a su alrededor una alianza política y militar (conocida como “FDS”: Fuerzas Democráticas Sirias) de muchos grupos armados árabes cuyo carácter libertario es dudoso.

Los combates de febrero-marzo alrededor del cantón de Afrin nos muestran que ahí existe al menos una coordinación operacional entre el YPG, el “Syrian Loyalist Army” y la aviación Rusa. Habiendo dicho eso, en esa ocasión, algunos grupos rebeldes hasta entonces aliados con Al-Nusra (el brazo Sirio de Al-Qaeda) decidieron unirse también a las Fuerzas Democráticas Sirias. Con tales alianzas, un territorio muy grande ha sido tomado bajo control, además de la gran y diversa población. El pragmatismo del comando Kurdo no está en peligro de caer.

En cuanto a la agenda diplomática, los representantes (sic) del YPG son regularmente enviados a países occidentales con el fin de establecer nuevos contactos. Ya han pasado los días en los que fueron presentados como totalmente aislados o como víctimas de sus posicionamientos revolucionarios, a pesar de que su comandante fuera recibido en el Palacio d’Élysée. Su presencia en las negociaciones en Ginebra fue impedida por los esfuerzos de Turquía, mientras ahí la presencia de Rusia fue favorable. Desde entonces el gobierno de Rojava inició una representación diplomática en Moscú en febrero pasado (2016), la cual fue la ocasión de una celebración hermosa y modesta (ídem abril, Praga).

Desde un punto de vista político, diplomático y militar, la dirección del PYD/YPG, cortejada tanto por Estados Unidos como por Rusia con oportunismo, ha logrado elevar las apuestas y sacar partido del juego, es decir, ha reforzado su influencia política y ganado apoyo militar y un reconocimiento casi internacional.

Con respecto al apoyo mediático cabe decir que es extenso y particularmente positivo. En Francia los combatientes del YPG (pero sobre todo del YPJ) son representados como modelos de coraje, de democracia y de tolerancia. Tal es el caso de “Arte en Francia 2” pasando por “LCP” y lo mismo sucede con la radio, dónde en “Radio Libertaire” y hasta en “Radio Courtoisie” y “France Culture” uno puede escuchar las virtudes de los combatientes por la libertad.

Es lógico que el PYD busque apoyo y se soporte eficientemente de los servicios de comunicación y propaganda, sin embargo esto plantea preguntas. En efecto el PYD se presenta al mundo como una fortaleza de la democracia, como un colaborador responsable y como un campeón de la lucha contra el terrorismo islámico ¿Es un camuflaje? ¿Los diplomáticos y militantes de los países imperialistas se han engañado sabiamente durante estos años? ¿Tiene el imperialismo tan poca consciencia de los intereses que tolera, incluso apoya en Kobane a un “proceso revolucionario” en construcción, con democracia directa, “igualdad” de sexos, “autogestión” de los recursos, etc., todas las cosas que evidentemente prohíbe en Londres, Paris o Chicago? ¿No hay otra opción para Occidente?

¿De la Guerra?

La resistencia de los Kurdos en las ruinas de Kobane ha tocado al planeta entero y provocado una ola de apoyo internacional. Como resultado, el YPG ha alcanzado, gracias a las fuerzas aéreas de Estados Unidos y Rusia, una larga lista de victorias ofensivas, permitiendo el control Kurdo a lo largo de un vasto territorio.

¿Combates entusiastas o voluntad política? El YPG no puede escapar a la crítica general que uno puede hacer a cualquier ejército en campaña en varios aspectos: ciudades arrasadas, poblaciones desplazadas, casas árabes incendiadas, policía detestada, conscripción, jóvenes sin identidad legal enviados forzosamente a cuarteles para hacer servicio militar, etc. Las organizaciones sirias oponentes al PYD (algunas veces Kurdas también, generalmente miembros del CNS[4]) denuncian regularmente esos abusos y errores. Las organizaciones internacionales de defensa de derechos humanos han confirmado algunos de estos abusos pero reconocen que entre los beligerantes de la región, son los militantes Kurdos a los que menos les podemos reprochar este tipo de actos. En cuanto a las autoridades de Rojava, estas reconocen una parte de estos “abusos” o “fallas” y han prometido o hecho consultas y tomado medidas correctivas (por ejemplo en el enrolamiento de niños en la milicia) con el fin de satisfacer los estándares occidentales en términos de democracia, derechos humanos y conducta de guerra. De paso, la creación de un ejército “genuino” ha sido anunciado (las Fuerzas de Protección Autónoma, FPA).

Es difícil para nosotros ver en esos “equivocados actos” el trabajo de proletarios confrontando las dificultades de una lucha concreta… son más bien las necesidades de la guerra las que explican los “errores” de los combatientes del YPG.

¿Nacionalismo?

La situación actual en el Kurdistán Sirio remonta sus orígenes a la derrota de las revueltas sirias de 2011, en la evolución de una situación de la región marcada por un caos militar y en las dinámicas de partidos nacionalistas kurdos a los intereses específicos y a las alianzas contradictorias. El PYD, organización Kurda, es la fuerza política que se impone en esta zona. Su discurso no es aquel del nacionalismo de antaño, ese del PKK; el lenguaje cambió. Los cuadros y militantes del PYD-YPG no parecen ser muy consientes porque el patriotismo Kurdo, se jacta de las cualidades especiales de su “gente”, de la cultura “milenaria” rebelde “por naturaleza”, etc.[5]

El hecho es que la cuestión de la gente y de la identidad Kurda (lengua, cultura, historia, costumbres, etc.) es inseparable del proyecto político de Rojava. Al igual que su territorio, Kurdistán, es decir, las zonas definidas en alguna época por una población mayoritariamente Kurda. Incluso si los dirigentes Kurdos fueran muy insistentes en la protección de sus minorías étnicas y religiosas (en el discurso y en su Contrato social[6]), lo harían como representantes de la mayoría.

El proyecto del PYD esta así presente por un lado como no específicamente kurdo y por el otro siendo aplicable tanto a Siria como a Medio Oriente en conjunto. De paso el YPG ha conquistado zonas alrededor de los cantones de Kobane y Jazira, donde los kurdos son la minoría. Sin embargo persisten las tensiones entre la población Árabe y los militantes kurdos.

Esta extensión territorial, además de las necesidades de reclutamiento, de la guerra o de la propaganda, explican porque el YPG ha integrado Árabes a sus filas, fomentando la creación de unidades étnicas o religiosas especificas (siriacos, yezidis), pero sobre todo que se hayan aliado desde octubre de 2015 con la milicia árabe (en el seno de las FDS).

Autoridad y democracia

Vamos a señalar de paso que el funcionamiento del PYD, el brazo Sirio del PKK, fue conocido anteriormente por su carácter autoritario, pero ahora aparece superficialmente cambiado. Por el momento, lo aceptaremos. Sin embargo debemos apuntar que este tipo de organización, que normalmente puede padecer ataques de ira antiautoritaria, se ha beneficiado de un extraño fondo de buena voluntad. Quizá sea porque el PYD ha anunciado su deseo de desafiar el poder del estado y asistir a un tipo de modernización de la vieja teoría del “marchitamiento del estado”[7], de su policía y de su ejército.

Como el mismo PYD argumenta, la organización está en el proceso de construir en Rojava la estructura política-administrativa de una región autónoma cuya inspiración filosófica se encuentra en el trabajo de Murray Bookchin, y su inspiración jurídica en los tratados internacionales sobre derechos civiles y políticos. Esta estructura en última instancia podría coexistir con el Estado Sirio, que reconocería la legitimidad y la integridad de sus fronteras.

Esto es lo que anuncian el Contrato Social y los líderes de Rojava, es lo que están discutiendo actualmente las grandes potencias y que parece concretamente acomodarse en su lugar. Desde 2012 y 2013, la administración de Rojava se fortaleció y se normalizó, su sistema de justicia, policía y ejército se perfeccionaron (notablemente en los cantones más protegidos, Jazira y Afrin), asumiendo así una serie de tareas que hasta entonces estaban reservadas para el Estado Sirio.

Sin embargo se observa que en el caso de una ruptura definitiva con Siria o de una declaración de independencia, la estructura puesta en marcha en Rojava será casi completamente un Estado (lo que faltaría, por su puesto, sería una soberanía monetaria).

Evidentemente, Rojava no es simplemente esto. La palabra “revolución” o al menos el adjetivo “revolucionario” ha estado en muchas bocas y muchos teclados para describir el proceso en curso cuya base es dual:

  • Por un lado lo que nos ocupa es un movimiento popular de revuelta, de resistencia, de autodefensa y de sobrevivencia en una situación de guerra.
  • Por otro lado hay una construcción del proyecto del PYD, que en teoría combina poder centralizado (basado en modelos democráticos occidentales) y la auto-administración local de las tareas diarias.
  • Falta saber cómo realmente se articularan estos dos aspectos y lo que concretamente está sobre el terreno[8].

No ha habido escasez de visitantes occidentales, así más tarde los enérgicos testimonios aparecen en los periódicos y blogs militantes. Uno puede ver generalmente descrito allí:

  • Un ambiente simpático y caluroso con grandes detalles, discusiones espontáneas en completa libertad (extrañas cosas de ese mundo).
  • Pocas cosas sobre economía, pero por otra parte la ruptura de las relaciones sociales capitalistas ha sido pospuesta y la propiedad privada ha sido santificada por el Contrato Social. En el mejor de los casos, un puñado de cooperativas agrícolas se han creado[9].
  • La información del funcionamiento democrático en Rojava, tal como lo podemos leer en Wikipedia: casi nada, sólo uno o dos modestos ejemplos del actual funcionamiento de cientos o miles de asambleas populares que supuestamente cubren el país (en las aldeas y los suburbios). Pero digámoslo más simple: si en un barrio los habitantes se reúnen cada semana para discutir y decidir crear una huerta colectiva o reparar una calle o construir un espacio de encuentro y pueden encontrar apoyo y financiamiento dentro de una administración municipal comprensiva, esto es una cosa estupenda para ellos. Remarcamos sin embargo, que no es de esta manera como se toman las decisiones políticas, diplomáticas y militares.
  • La instauración de una igualdad formal entre hombres y mujeres. El hecho de que las mujeres participen en las discusiones y combates puede ser un choque y podría conducir a modificaciones inevitables de las relaciones sociales entre ambos sexos. En este punto nos podemos preguntar cuál es el alcance real de este fenómeno más allá de la propaganda (particularmente fuerte en esta cuestión), de donde parecen escapar grandes sectores de la sociedad. Ídem en la visión caricaturizada de la situación de las mujeres en Siria antes de 2012.

Sería particularmente sorprendente si el PYD o la organización administrativa de Rojava emprendieran su propia desaparición en favor de una asamblea de asambleas populares, considerando que la dinámica de una organización es por sobre todo, asegurar su propia supervivencia, su rol y poder.

Si al final un régimen democrático se establece en ese territorio, inspirándose en modelos occidentales pero con una dosis de asambleas locales de consulta, sería una novedad para la región y un mal menor para sus habitantes. El PYD podría ser sin duda hegemónico por un largo periodo de tiempo en la región, pero con el paso de los años las cosas podrían cambiar ¿Esta es una visión optimista o pesimista?

¿Mañana?

Nos hablan de una dinámica popular, ciertamente paralizada por la guerra, pero que podría resurgir nuevamente, más tarde. Haría falta mantener la esperanza y sobre todo creer que la humanidad (o el proletariado) se emancipara haciendo la guerra primero y justo después la revolución. Parece una locura para nosotros. Esta es la elección supuestamente hecha por el PYD y que corresponde al viejo esquema “revolucionario”, la clásica fase de transición que se limita a una “revolución política”.

No creemos que la revolución, la gran convulsión que abolirá la sociedad de clases, pueda resultar de una lista de elecciones estratégicas seguidas en un orden correcto. No sabemos qué apariencia tendrá, pero sin negar su carácter fuertemente violento, nos permitimos hacer una afirmación: la revolución no será una confrontación militar, una serie de victorias del proletariado armado (posponiendo para mañana las transformaciones radicales de la sociedad) sobre aquellas de los capitalistas. La revolución no es la guerra. Y si a veces periodos de guerra pueden conducir hacia una desestabilización política, generando tensiones y descomposición social, por el contrario, este no es el caso aquí.

No nos parece adecuado usar la palabra “revolución” para describir la situación en Rojava, a menos que nos refiramos al sentido inocuo y carente de significado, que está nuevamente de moda. No es un “proceso revolucionario” tampoco, incluso si este tiene “potencial”… ya que ¿por qué habría más potencial aquí que en China o Argelia? En Rojava es la guerra la que domina, guerra popular si ustedes quieren, pero guerra a pesar de todo.

Así nos enfrentamos a la cuestión del apoyo[10] ¿Qué estamos apoyando? (Más allá de la gente “milenaria” supuestamente libre ¿de la división de clases y por naturaleza revolucionaria?).

¿Vamos a apoyar al movimiento, a la lucha, al proletariado? ¿Cómo podemos traducir esto concretamente? Lo más pertinente sería, como en muchos casos, luchar localmente contra nuestra propia burguesía, pero ya sabemos de qué se trata todo esto. Entonces, más allá de lo simbólico ¿qué tipo de solidaridad es posible a 4000 km de distancia?

Hasta ahora, los militantes revolucionarios más implicados y entusiastas han alabado en su mayoría los méritos y las acciones del YPG-YPJ, brazo armado del PYD (algunas veces omitiendo los acrónimos). Si ha habido algún apoyo, poco crítico y sobre todo financiero, es hacia la organización que ha desaparecido (o eventualmente a las estructuras que ésta controla). Es aquí donde creemos que hay una gran preocupación[11].

Este partido que domina la escena política de la región y pretende representar los intereses del “pueblo” Kurdo, es la fuerza que actualmente estructura a la sociedad. Sería completamente ilusorio apoyar una tendencia radical contra otra moderada en el seno del PYD. Sería igualmente ilusorio apoyar un régimen con la esperanza de que la acción autónoma proletaria lo destruya.

Como ustedes saben, como comprenderán y para decirlo fríamente: pensamos que la administración que se encuentra hoy en el norte de Siria, garantiza en esta zona las tareas de un Estado fallido, preservando desde el caos, los fundamentos de la sociedad capitalista (el valor, el salario, las clases, la propiedad privada, la producción). Mañana, sobre las bases negociadas entre Rojava y los otros Estados, esta sociedad asegurará el orden y gestionará a la población y las clases. Tan progresista como una sociedad puede ser, sin duda, esta administración es la que se enfrentará a los proletarios Kurdos y Árabes[12]. Las fuerzas que les reprimirán serán las Asayish y, si es necesario, el YPG.

En este final es probablemente abrupto, pero en espera de sus comentarios les enviamos saludos fraternos.



[1] “Nosotros” y “tu” se refiere también a un conjunto libre de organizaciones, más o menos formal de individuos anarquistas, libertarios, marxistas (no bolcheviques), autónomos, etc. que se forman en el “medio” llamado “radical” o “revolucionario” del cual nosotros de alguna manera tomamos parte.

[2] Nosotros no tenemos los planos o esquema del proceso revolucionario “puro” y créanlo o no tampoco la posibilidad de tal cosa.

[3] Los Estados Unidos se opusieron, argumentando que ellos podían ser usados por el PKK contra el ejército de Turquía.

[4] Consejo Nacional Sirio, notablemente apoyado por Turquía y Arabia Saudita.

[5] Uno estaría tentado a decir que quizá esas palabras no tienen el mismo significado en todas partes. En Francia, este discurso al menos puede ser calificado como “reaccionario”.

[6] El Contrato Social es la constitución de Rojava, adoptada el 29 de enero de 2014.

[7] David Graber informó el testimonio del director de la Academia de Policía de Rojava, el Asayish: “el objetivo a largo plazo fue dar a cada ciudadano en el país seis semanas de entrenamiento policial, con el fin de que la policía desapareciera.

[8] Otra cuestión crucial es esta: ¿el proceso sigue el mismo de las protestas de la Primavera Árabe de 2011, o por el contrario, pone fin a estas, sustituyéndolas por un proyecto policial del PYD el cual desciende de las montañas después de la salida de las tropas de Assad?

[9] El funcionamiento en autogestión de una sola fábrica de Rojava ya ha sido el objeto de docenas de artículos y la primera plana de muchos periódicos militantes.

[10] No hay por tanto sino la revolución en la vida. Es cierto que nuestras posiciones nos llevan a ver en cada lucha las cuestiones de la lucha de clases. Pero si esto es teóricamente siempre posible ¿es siempre necesario? Hay “causas” que no tienen nada revolucionario, que son humanitarias o humanistas pero que pueden ser apoyadas; luchas ecológicas o reformistas en las cuales debemos tomar parte sin avergonzarnos; necesidades inmediatas que, a veces, pueden encontrar las respuestas, no siempre marxistas o anarquistas. Y esto no es gran cosa.

[11] De paso, pensamos que si una organización hace mañana su aparición en Francia, con el mismo programa, nosotros estaríamos (ustedes y nosotros) entre los primeros en denunciar su peligro (y sufrir su represión).

[12] Y sobre los desertores ¿insumisos al servicio de Rojava? De hecho, encontramos a algunos de ellos entre los migrantes que vemos hoy refugiados en Europa ¡Es improbable que encuentren apoyo en aquellos que apoyaron al mismo ejército del que huyeron! Un sitio de oposición Siria, igualmente opuesto al PYD, proclamado en otoño de 2015 la primera manifestación contra la conscripción en una localidad de Rojava.

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